Nadie podía imaginar en el verano de 2011 que Raúl García iba a completar la carrera que posteriormente ha desarrollado en el Atlético de Madrid. En aquel momento se marchó cedido a su club de origen, el Atlético Osasuna, después de cumplir una primera etapa de cuatro años en el conjunto colchonero que empezó bien, pero que se fue torciendo hasta el punto de sufrir los reproches y la incomprensión de una buena parte de la afición. Parecía que su futuro se encaminaba hacia otros derroteros. Pero su testarudez de buen navarro, unida a la presencia de un técnico que confió en él desde su vuelta un año después al Calderón, le ha llevado ´en el partido que disputó hace unos días ante el Bayer Leverkusen- a convertirse en el futbolista que más veces se ha vestido la camiseta rojiblanca en partidos internacionales, empatado con el mítico Adelardo.

Si en el pasado mes de noviembre ya igualaba los 66 encuentros en torneos europeos que disputó durante su trayectoria el centrocampista extremeño, ahora ya ha alcanzado los 68 que resultaban de sumar los dos de la Copa Intercontinental de 1975. Si el próximo 17 de marzo juega un solo minuto en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el conjunto alemán, Raúl García podrá decir que nadie en toda la historia del club habrá jugado los 69 partidos oficiales a nivel internacional en los que él ha participado. Además de ostentar también la marca de ser el atlético que más encuentros ha disputado en la competición continental más importante, la Copa de Europa o Liga de Campeones, con 32 presencias, en las que ha anotado siete goles.

El éxito de Raúl García se sustenta en el mérito que tiene haber aguantado tantos años en un club que ha vivido en los últimos tiempos un constante ir y venir de futbolistas. Es significativo el dato de que es el único que se mantiene en la entidad de la plantilla que había en la temporada 2007-2008, cuando recaló en el Manzanares a cambio de 13 millones de euros. Y lo ha conseguido teniendo que superar numerosas dificultades a base de esfuerzo y trabajo en silencio, sin un mal gesto hacia la grada y sin ninguna protesta pública, hasta el punto de convertir las lanzas en cañas, ganándose el aplauso de los que antes le pitaban. Sin las cualidades futbolísticas de otros, pero dominando todas las facetas del juego como muy pocos lo hacen, ha llegado a lo más alto siguiendo las más puras directrices del cholismo: "Si se trabaja y se cree, se puede".

Una de las virtudes que le ha ayudado en su trayectoria ha sido su reconversión en un futbolista polivalente. "Raúl es un todocampista. Nos da la posibilidad siempre de utilizarlo en distintos lugares y siempre lo hace bien". Así definía hace unos días Simeone al pamplonica, que cuando llegó al Atleti lo hizo jugando de medio centro, posición en la que había destacado en Osasuna. Pero el técnico argentino ha preferido utilizarle más cerca de la portería, bien como segundo delantero o interior derecho, la mayoría de las ocasiones, o incluso de único punta en momentos determinados de algunos encuentros. Así ha sacado partido de su extraña facilidad para ver portería en un hombre que no tiene un perfil de delantero nato. Bien en poderosos remates de cabeza, en los que es un especialista, aprovechando su buen disparo con ambas piernas, o rematando al primer toque tras aparecer en el área llegando desde segunda línea, ha conseguido 35 goles en los dos años y medio que lleva con Simeone, mientras que en sus cuatro primeras campañas en el club apenas anotó nueve.

Jugador incómodo para el rival, capitán en el campo y fuera de él, se ha ganado el respeto de sus rivales y cierta fama de duro entre la prensa del duopolio. Lo cierto es que no duda a la hora de ir al choque y que si tiene que cortar una jugada de peligro cometiendo una falta no tiene reparos en hacerlo. Siempre dispuesto a defender a un compañero en apuros, es de los que les gusta hablar y discutir en el campo pero también de los que termina dando la mano y olvidando lo sucedido cuando llega el final. Si hay algo que no lleva bien son aquellos gestos que él considera como una falta de respeto hacia su equipo. Como aquella espaldinha que hizo Cristiano Ronaldo en los últimos minutos de un derby que el Madrid ya ganaba por 2-0. "Eso no lo haces con 0-0, ¿eh? Te pego una hostia", le soltó Raúl al portugués. 

Fuera del césped parece tímido y callado pero su ascendencia sobre el vestuario ha crecido hasta tal punto en los últimos años que Simeone le convirtió primero en tercer capitán de la plantilla y esta temporada ya es el segundo. Raúl García habla y da ejemplo sobre el terreno de juego. Y en su compromiso con la camiseta que viste no le gana nadie. "He crecido a base de palos. Por eso siempre digo que en ese sentido, aunque no es positivo porque yo lo he pasado y es complicado, agradezco esos palos. La madurez te llega más rápido, aprendes de situaciones. Puedes hundirte o aprender y salir adelante, como ha sido mi caso. Me gustaría que no hubiera pasado, pero la crítica me ha servido de mucho", afirmó un día Raúl. Por seguir esta filosofía lleva a sus 28 años más de 300 partidos con el Atleti, ha ganado seis títulos de colchonero y ha llegado a la selección española. Por eso ha batido la marca de partidos internacionales en el club. No se hundió cuando la grada le culpó de males que no eran suyos, y hoy es, como lo fue Adelardo, El Paleto, un ejemplo de honradez, amor a la camiseta, garra y goles decisivos.