Un vaso de agua por 20.000 euros, obra y gracia de Wilfredo Prieto. La nuera de la Baronesa Thyssen participando con uno de sus cuadros en un homenaje a Adolfo Suárez. Dos imágenes que permanecen en la retina (más la primera que la segunda) y un escueto resumen para los poco iniciados de lo que ha sido la última edición de Arco. “Una de las mejores de los últimos años” con más de 100.000 visitantes, estiman los organizadores. De cifras de ventas, por el momento, y como es habitual, ni rastro.

El mercado del arte es complejo; salvo algunos anuncios, jaleados a bombo y platillo por los medios, de récords estratosféricos en las subastas internacionales, compradores y vendedores prefieren soslayar las cuestiones económicas frente a extraños y centrarse en los valores estéticos y artísticos. La European Fine Art Foundation estima que el sector movió durante el año 2013 más de 47.400 millones de euros y generó más de 2,5 millones de empleos en todo el mundo.“El mercado está en un muy buen momento, con precios adecuados”, afirma Aurora Zubillaga, consejera delegada de Sotheby´s en España. Lejos de mostrar temor por el futuro, se muestra confiada porque, afirma, “en las primeras subastas de 2015 se han vuelto a batir marcas de todos los tiempos”.

Sólo en 2014, Sotheby’s alcanzó un volumen de ventas superior a los 6.000 millones de dólares. Pero tras el relumbrón de los datos internacionales, en España las cifras esconden una realidad mucho menos glamurosa. “Las subastas y los récords son puro espejismo, la punta de un iceberg en el que apenas tres casas mueven el negocio (Christie’s, Sotheby’s y Phillips), junto a una decena de galerías importantes”, cuenta Mercedes Basso, directora general de la Fundación Arte y Mecenazgo.

A pesar de que 2013 fue otro año de crecimiento para el mercado español, con ventas en galerías y casas de subastas que la fundación cifró en 336 millones de euros, al sector aún le queda lienzo por pintar. España sigue siendo un mercado pequeño, según el estudio de Clare McAndrew para la Fundación Arte y Mecenazgo. Representa menos del 1% de las ventas globales de arte y antigüedades. Pinta poco, y Madrid no tiene peso suficiente para entrar en una ruta cuyos destinos son Nueva York, Londres, Basilea y Hong Kong. Los datos demuestran que España se está perdiendo el festín del mercado a nivel global. Y aunque en la última década las ventas aumentaron un 68%, ese incremento supone la mitad de lo que lo hicieron en el resto del mundo.

¿A qué se debe? Es evidente que la elevada carga fiscal, en manos de Cristóbal Montoro, y la inexistente Ley de Mecenazgo, en manos de José Ignacio Wert, no ayudan. Pero también es cierto que la figura del coleccionista español es una rara avis -la Fundación Arte y Mecenazgo ha elaborado un registro con apenas tres centenares de personas-. Faltan coleccionistas porque faltan compradores, y no hay compradores porque falta cultura. Es la ecuación de María Porto, directora del Espacio de las Artes de El Corte Inglés y con amplia experiencia como marchante de arte en otros países. “En España queda mucho por hacer porque la gente aún tiene miedo al arte”, dice. “Sin ir más lejos, aquí la gente siempre pregunta si puede entrar en una galería, cosa que no ocurre, por ejemplo, en Nueva York”.

En España hay más coleccionistas de arte clásico y moderno que contemporáneo. “En los últimos años han surgido aficionados de entre 35 y 55 años que no son necesariamente ricos”, cuenta Isabela Mora, una profesional del sector que tiende puentes entre coleccionistas, galeristas y museos. Pero seguimos muy lejos de Estados Unidos, el gran mercado, y también del resto de Europa. “En Estados Unidos hay un coleccionismo comprometido, que va mucho más allá de las ventajas fiscales y que está arraigado. Es fundamentalmente sajón y judío, y lleva en el ADN la idea de devolver a la sociedad parte de lo que recibe. Se apoyan en museos, en universidades, en fundaciones… Para ellos es puro vínculo emocional. Y ese modelo no existe en Europa”.

Por eso, para dar un impulso sostenido a las ventas a largo plazo, es necesario sacar la cultura a la calle. “Algo tan simple como poner el precio en las obras podría acercar la compra al gran público porque hay piezas de gran calidad que son asequibles”, dice Porto.

El estudio de Clare McAndrew estima que en 2013 las galerías en España consiguieron incrementar sus ventas un 2% con respecto al año anterior. El dato no esconde un panorama poco alentador y un sector muy estancado. El raquítico crecimiento se debe en gran medida a unas pocas ventas importantes, y sobre todo, al enfoque internacional que muchas galerías han adoptado para tratar de burlar el parón doméstico. Isabel Mignoni, de la Galería Elvira González es un ejemplo. “El 70% del negocio viene de fuera de España. De Latinoamérica, Norteamérica y Europa”. Mignoni menciona una figura que ha ganado peso en los últimos tiempos, la del comprador: “Viene, adquiere una pieza y es bastante probable que no vuelvas a verle jamás”.

Aunque los organizadores de la feria madrileña han calculado que en la edición de este año se han hecho ventas por 100 millones, Isabel Mignoni afirma que el termómetro más fiable del sector no es Arco, sino el trabajo de las galerías durante las seis o siete exposiciones que se organizan al año. “Arco casi es el espejismo de una semana. No refleja ni mucho menos el montante total de las ventas”, dice.

La crisis económica y una fiscalidad más restrictiva que en el resto de países cercanos pueden explicar en parte la fragilidad del mercado español.

“Si un galerista alemán viene a Arco con un Tàpies y yo tengo otro al lado, mi precio será superior porque los impuestos son territoriales, el 21% de IVA es insostenible”, se quejan los galeristas. “Llevamos tiempo pidiendo la armonización fiscal europea. Un IVA al 21% destroza a las galerías y, sencillamente, los números no salen”, explica Mercedes Basso. Y eso que a finales de enero el Gobierno aflojó el corsé del sector y bajó el IVA de las transacciones en el arte hasta el 10%.

Los negocios que conforman el tejido empresarial del arte se parecen mucho al censo que elabora el INE. Mucha microempresa y poco músculo. Un mercado que Basso define como “joven y frágil, en el que los empresarios señalan que su máximo reto es aguantar”. Y una Ley de Mecenazgo que, a juicio de las fuentes consultadas, se ha limitado a cuatro aspectos relacionados con la reforma fiscal. "He seguido el tema de la ley de mecenazgo con decepción. Ha sido algo muy frustrante. Hay abandono y desidia en todo lo que tiene que ver con la cultura, el arte y la educación. ¿Será por mala fe? Cada vez, por ejemplo, se enseña menos arte en las escuelas", declaró Miquel Barceló durante un encuentro organizado en Caixaforum Madrid en octubre de 2014. 

Todos coinciden en que hace falta mejorar la educación y modernizar de los canales de venta. Las ventas online de las galerías españolas apenas suponen el 1% del total, aunque cada vez juegan un papel más importante, sobre todo, en el negocio de las subastas. Sotheby´s, que empezó a operar en 1774, ha puesto en marcha BidNow, una herramienta que permite a los clientes seguir las subastas en vivo y pujar en tiempo real desde cualquier rincón del mundo.