No están muertos
Rafa Cabeleira 18/03/2015
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"A mí me gusta enfrentarme a los mejores equipos del mundo, a los mejores jugadores del mundo, a los mejores entrenadores… Y el Real Madrid lo tiene todo".
Esto es lo que decía Pep Guardiola, la temporada pasada, después de conocer el nombre de su rival en las semifinales de la Champions League. Dos o tres semanas más tarde, ya eliminado, goleado y vapuleado en su propio estadio por el Real Madrid de Ancelotti y un Sergio Ramos desencadenado, Guardiola se negaría a calificar la derrota como un fracaso, lo que provocó un enorme revuelo entre el circo mediático que rodea al fútbol en este país, no en Alemania, por curioso que esto pueda parecer a quien sepa sumar dos más dos y no esté pendiente en exceso de lo que se cuece en algunas cloacas de la prensa deportiva.
Lo de conceder el crédito y respeto merecido a cada rival es otra de las batallas perdidas de Guardiola, al menos en este país capaz de reducir al rey de copas de la competición, y orgullo máximo de la nación, el Real Madrid, a un club de tercera regional entrenado por una cabra, o por un mono, en ambos casos sin pianola y por el mero gusto de señalar al entrenador catalán como el gran derrotado del curso futbolístico pasado, sin necesidad de juicio previo ni de atender a números ni títulos cosechados, como si se tratase de pruebas contaminadas.
El aficionado culé se siente fuerte y dominante camino del Bernabéu, y para que no falte ilusión ni buenas perspectivas ante la previsible matanza, la prensa afín se ha llenado estos últimos días de noticias negativas y oscuros augurios para el Madrid, como si el propio aficionado blanco no se ocupase ya de tal cosa, por otro lado. Mi querido amigo @Mercutio, por ejemplo, que es madridista añejo por fecha de nacimiento, cópula y omisión, dice que el Madrid es favorito para el partido porque no se imagina al club blanco sin tirar, una vez más, la Liga. Así de innecesario resulta el escarnio ajeno que tan a menudo practicamos los aficionados al fútbol con nuestros rivales, especialmente cuando cuentan estos entre sus tropas con genios del mal y archienemigos de monóculo y bastón, agridulces y elegantes como mi estimado: el Sr. Merc.
De pequeño, cuando alguno de los clientes del bar del abuelo se ponía faltón y se empeñaba en menospreciar al club de mis amores, un Barça al que arrastraban por la ceniza que cubría el suelo del local y luego lo estampaban contra una de aquellas enormes hojas de bacalao que se colgaban de vigas del techo, a la venta, yo me revolvía sin grandes aspavientos ni altas voces, y apenas dejaba caer lo triste que resultaba ver a la realeza tan preocupada por una hormiga. Esto dejaba muy descolocado al madridista en cuestión, acostumbrado a combatir escaramuzas dialécticas en nombre de Franco, el robo de Di Stéfano o la RFEF y de la JONS, pero incapaz de reaccionar ante la filosofía infantil de un culé hablando correctamente el castellano, para más inri. El abuelo se reía mucho con todo aquello, recuerdo, y me decía algo así como: Anda, hormiga; pasa para merendar. Y luego me despeinaba. Y me lanzaba por encima de la barra, camino de la cocina, como si fuésemos gimnastas soviéticos en plena competición por aparatos.
Yo quiero ganarle al mejor Madrid posible, como Guardiola, no a un equipo entre mediocre, abatido, destruido y casi enterrado, como algunos lo pretenden pintar. La historia nos da lecciones y demuestra que el Madrid es una auténtica hidra, una especie de monstruo mitológico que es capaz de resucitar en las situaciones más complejas: en su ADN quizá no haya un gusto innato por el buen juego, como sucede en el Barça, pero en cambio sí tiene grabado un instinto de supervivencia casi sobrenatural, escribía Ernest Folch en columna preventiva y siempre necesaria, publicada por el diario Sport y titulada ‘No están muertos’. Y aunque así fuese, estimado Folch: con los muertos siempre hay que tener caridad.
La muerte no era algo tan malo. Quiero decir que todos mis amigos están muertos.
El libro del cementerio, Neil Gaiman.
"A mí me gusta enfrentarme a los mejores equipos del mundo, a los mejores jugadores del mundo, a los mejores entrenadores… Y el Real Madrid lo tiene todo".
Esto es lo que decía Pep Guardiola, la temporada pasada, después de conocer el nombre de su rival en las semifinales de...
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Rafa Cabeleira
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