El aplomo de Snowden, la altivez de Assange, el retraimiento de Swartz
Andrea Morán 26/03/2015
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Lunes, 3 de junio de 2013. 10 de la mañana. Hong Kong. En un pasillo exterior del Hotel Mira un joven de pelo corto y gafas trata de resolver un cubo de Rubik. Una mujer --melena oscura, unos cuantos años mayor que él-- se acerca a su mesa y le pregunta si conoce el horario del restaurante. El hombre contesta que no está seguro y se ofrece a acompañarla al hall, donde podrán aclararle la duda. A ojos de cualquiera una escena tan corriente pasaría desapercibida, pero estas dos personas, algo nerviosas en su comportamiento, nunca llegan a pasar por recepción. En su lugar, cogen el ascensor hasta el octavo piso y se encierran en un cuarto los próximos siete días. Él, Edward Snowden, 29 años, está a punto de revelarle a dos periodistas los secretos que esconde el Gobierno de Estados Unidos. Ella, Laura Poitras, se dispone a grabarlo todo.
https://www.youtube.com/watch?v=ArpUtSFJ950 ]
La mayor virtud de Citizenfour, el documental resultante de aquellas intensas jornadas, es la tensión que consigue transmitir a pesar de contar una historia que ya sabemos en qué desembocó. Pocos días después de ese primer encuentro el rostro de Snowden abría los telediarios: una filtración destapaba que el control sobre las comunicaciones privadas que se había intensificado tras el 11 de Septiembre en realidad ocultaba una vigilancia masiva sobre millones de ciudadanos. Dos años después, aun teniendo interiorizada la idea de este espionaje doméstico por parte de nuestros propios Estados, como espectadores nos volvemos a sorprender ante la cuantiosa información desplegada por Snowden, que se mantiene sereno durante casi todo el metraje, convencido de estar haciendo lo correcto a pesar de que en televisión su cara ya aparezca junto a nombres como el de Julian Assange, enclaustrado todavía en la embajada de Ecuador en Reino Unido.
https://www.youtube.com/watch?v=WUjA_hcYzzI]
También la cabeza visible de Wikileaks ha sido protagonista de varios documentales, entre ellos, We Steal Secrets (Alex Gibney, 2013), película que reconstruye la historia de este portal, poniendo el foco en la soledad y el desamparo que pueden vivir estos whistleblowers, los que desde dentro se atreven a dar la voz de alarma aunque suponga acabar desterrados o con una condena de cárcel. Le ocurrió también a Aaron Swartz, activista de internet de fuertes convicciones políticas que se enfrentaba a una posible sentencia de 50 años por haber descargado millones de archivos académicos protegidos por copyright. En The Own’s Internet Boy (Brian Knappenberger, 2014) se compone un retrato emocional de este brillante programador que acabó suicidándose en enero de 2013, al mismo tiempo que se invita a reflexionar acerca de la criminalización que pesa sobre estos hackers.
https://www.youtube.com/watch?v=vXr-2hwTk58 ]
Acostumbrados a que los titulares y los comunicados de prensa eclipsen cierta humanidad, estos tres documentales descubren la intrahistoria y la personalidad tras cada filtración (el aplomo de Snowden, la altivez de Assange, el retraimiento de Swartz) y recuerdan la complejidad de una red en la que vivimos a diario y que, a pie de calle, se nos antoja incontrolable. Tal y como muestra Citizenfour, puede que en un presente en el que una máquina descarga más de 100gb de notificaciones por segundo, la forma más segura de comunicarse sea el viejo método de escribir las cosas en un papel y romperlo después en mil pedazos.
Citizenfour, Oscar al mejor documental, se estrena en cines el viernes 27 de marzo.
Lunes, 3 de junio de 2013. 10 de la mañana. Hong Kong. En un pasillo exterior del Hotel Mira un joven de pelo corto y gafas trata de resolver un cubo de Rubik. Una mujer --melena oscura, unos cuantos años mayor que él-- se acerca a su mesa y le pregunta si conoce el horario del restaurante. El hombre...
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Andrea Morán
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster en Dirección y Realización audiovisual. Ejerce la crítica cinematográfica desde su blog Filmin 365. Escribe también en “Caimán Cuadernos de Cine” y en revistas online como “Magnolia” y “Détour”.
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