1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

La galería global del artista-marca

Luis Felipe Torrente 7/05/2015

OVNIculada Concepción II
OVNIculada Concepción II Rebeca Khamlichi

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Para una nueva generación de pintores ya no existen ni galerías, ni galeristas, ni marchantes, ni exposiciones. Ellos crean su propio relato de principio a fin: pintan, se relacionan con su público y con los patrocinadores, y venden directamente. Sin intermediarios y sin moverse del taller. Sin subvenciones. Crean su marca personal a través de las redes sociales. Está revolucionando el mercado del arte.

Son firmas como Paula Bonet -112.000 seguidores en Instagram-, Gary Baseman -78.000-, Gustavo Rimada -153.000-, Ramón Maiden -36.000-, o Rebeca Khamlichi -26.000-. CTXT ha hablado con esta última para que nos ayude a aclarar el nuevo panorama. Pero antes, el contexto.

 


Paula Bonet es quizá la artista española más conocida de este universo social y comercial paralelo. Ilustra libros propios y ajenos, carátulas de discos, portadas de revistas, carteles, cierres de establecimientos comerciales… hasta etiquetas para botellas de horchata o el bombo de una batería. En su página web vende chapas, postales, bolsas y láminas con sus creaciones. Recientemente ha publicado su cuarto libro, titulado 813, una obra dedicada a uno de sus inspiradores, el cineasta francés Francoise Truffaut.  

 

Sus herramientas sociales y comerciales como ilustradora freelance son Twitter (16.000 seguidores), Instagram (112.000) y Facebook (más de 200.000), además de su página web (tienda incluida).

 

 

Su obra es inconfundible. No es extraño encontrar en las redes imágenes de mujeres con rostros lánguidos, coloretes desvaídos y largas melenas imposibles. Pueden ser de Paula Bonet o de su legión de imitadores. Porque los replicantes abundan. Tanto que mucha gente conoce y sigue antes a la copia que al original. 

El arma del también barcelonés Ramón Maiden es el bolígrafo.

 

 

Close up

Una foto publicada por Ramon Maiden (@ramonmaiden) el2 de Abr de 2015 a la(s) 10:59 PDT

 

Con él tatúa postales, fotografías, ilustraciones y calendarios de época, y piezas de madera, y navajas de barbero, y figuras religiosas, y lo que le echen. Y dispersa su obra por casi todas y casi cada una las redes sociales: Instagram, Facebook, tumblr, etc.

Hay más nombres, como el del mexicano residente en Los Ángeles Gustavo Rimada.

 

 

Gypsy Woman #staythecourseartshow #trekellartsupplies #steadfast

Una foto publicada por Gustavo Rimada (@arte_de_gustavo) el1 de Abr de 2015 a la(s) 4:29 PDT

 

Rimada aúna en sus obras el culto a la muerte de su México natal con la herencia iconográfica de Frida Kahlo y Walt Disney, asaeteado todo por ojos coloridos, alas mariposas y vírgenes barrocas (Web, Instagram -153.000 seguidores- y Facebook).

 

O el ya clásico del surrealismo pop Gary Baseman.


 

Lo mismo hace dibujos animados para Disney que figuritas para Lladró, o diseña ropa y complementos para la marca Coach, todo con sus cuentas de Twitter, Instagram o Facebook como puntas de lanza sociocomercial.

Otro nombre-marca es el de la canadiense hija de italianos Camilla d’Errico. 

 

 

Esta autora de un anime inocentón y preadolescente, siempre vigilada de cerca por su bulldog francés de nombre Loki, tiene casi 300.000 amigos en Facebook; en Twitter casi 12.000, y en Instagram 55.000. 

Para tratar de entender el ecosistema artístico de las redes sociales acudimos a la madrileña Rebeca Khamlichi, partidaria de los galgos, que pinta vírgenes ovniculadas, corazones estacionales, cuerpos musculados, bichos animados y que, últimamente, aplica sus rotuladores superpop a carteles de las guerras civil española y segunda mundial. 

 

 

En su taller pinta sobre una mesa de cristal mientras con el móvil graba los trazos. Veinte segundos y a Instagram. Sus seguidores -más de 26.000- siguen sus creaciones en tiempo real, desde el principio, paso a paso. “Me dicen lo que les gusta y lo que no. Me ayudan a saber si he acertado o si en algún momento del proceso la he fastidiado. Me critican en tiempo real. Pero no influyen en lo que hago porque me volvería loca. Respeto lo que me dicen pero no puedo dejar que me afecte ni cambiar en función de sus reacciones, porque sería el triunfo del absurdo. Cuando tengo muchos halagos muy seguidos pienso que algo estoy haciendo mal”.

No ve a los seguidores como clientes. Porque tendría que plegarse a sus gustos y dejaría de pintar la mitad de lo que pinta. “¿Quién va a comprar un cartel de guerra con la cara de Doraemon? Nadie. A no ser que esté tan tarado como yo”.

Este relato creativo en tiempo real también tiene, para Khamlichi, cierta función terapéutica: “Esto es como una carrera de fondo y hay gente a los lados que te aplaude o te dicen que por ahí vas mal. La gente creativa tiene muchos bajones de ánimo, inseguridad. Y que haya gente que lo valore durante el proceso de creación es una ayuda".

¿Cómo empezó todo?

“Pinto, por obligación, desde pequeña, porque mi padre es pintor y mi madre escultora. Y en mi casa no había tele. Me tenían todo el día sacando sombras a las manzanas, encajando caras, haciendo perspectivas. No me hacía nada de gracia y lo dejé. Pero crecí y volví a pintar.  A los 18 hice mis primeras exposiciones. Y me fue muy bien. Pero no me gustaba tener que ser el centro de atención. Quería hacer algo que me permitiera pasar inadvertida. Y guardé las pinturas en un altillo. Y me dediqué al maquillaje. Hasta que descubrí que las redes sociales me permitían no tener que relacionarme directamente con personas. Podía trabajar encerrada a solas con mis perros. Aposté por eso y me va bien, aunque nunca creí en esto como una opción laboral real. Lo empecé a ver como un trabajo serio cuando, antes de que ninguno de mis cuadros estuviese en ninguna galería, comencé a vender a través de internet por todo el mundo.

¿Qué opinas de la exposición como escaparate físico de la obra del artista?

Las exposiciones son una fiesta para invitar a vinos a tus amigos y pasar un rato majo. Mi público ya no compra ahí. Lo buscan y lo compran por Internet porque es mucho más fácil. Y pueden hablar conmigo por correo electrónico. Además, yo que soy muy antisocial lo agradezco. Todo lo que sea no tener que relacionarme me va bien. Cuando me preguntan cuándo expuse por última vez solo tengo que abrir el móvil y actualizar. En Instagram tengo veintiseismil seguidores. Nunca en una exposición mía han entrado más de tres mil personas. Instagram es la exposición más grande posible, porque además se ve en tiempo real en todas partes.

Hay quien os reprocha que os hayáis convertido en soportes publicitarios, en artistas-anuncio.

Cuando eres joven e idealista y no sabes cómo funciona el mundo crees que puedes vivir del arte sin venderte nunca. Yo lo único que quiero es poder seguir pintando mañana. No me importa si a la gente le parezco una marca o un producto comercial. No me preocupa nada mientras pueda seguir siendo fiel a lo que quiero hacer. Lo que sería un sinsentido sería querer estar al margen del sistema, no ser una marca, no ser comercial… Y no poder pintar porque tengo que estar vendiendo ropa en una tienda. Sería un absurdo. Me preocupa lo mismo que triunfar. O sea, nada. Lo que me preocupa es pintar mañana, y pasado y al otro. Seguir pintando.

¿Pero no recibes reproches por citar marcas comerciales, o por mostrarlas?

No. Solamente “anuncio” cosas que me gustan. Por ejemplo, la marca de pinturas que más me gusta, y que uso desde que la descubrí, la nombro con naturalidad, porque es lo que mis seguidores más me preguntan. Lo que no haría sería anunciar cosas en las que no creo. Me han ofrecido cantidades muy locas por hacerme una foto con tal producto y he dicho que no. De todos modos, lo que me permite seguir pintando son los cuadros, no la publicidad que hago en las redes. 

Al margen de ese uso comercial, ¿qué otras ventajas tienen las redes sociales para una artista como tu?

Hay muchos artistas que me encantan a los que veía como algo lejano e inaccesible. Ahora puedo mantener con ellos una relación podríamos decir que laboral, de igual a igual, como compañeros de gremio. Que alguien a quien admiras te siga y te de consejos es la bomba. Además, las redes sociales te permiten tener todas las referencias de lo que se está haciendo, todo junto y a la vez. Nadie ha tenido esto antes. Para conseguir algo parecido Bacon visitó el Prado, Velázquez visitó Italia, Picasso se fue a Francia. Eso que tuvieron ellos en pequeño nosotros lo tenemos de forma masiva. Cultura colmena a lo loco. Pero hay que saber lo que te interesa y desechar lo no.

¿Y qué pinta Khamlichi? A partir de aquí, algunas obras y sus porqués.

 

 

Penita dice: "No trabajes y dame besitos, mami" 😍

Un vídeo publicado por Rebeca Khamlichi (@rebecakhamlichi) el3 de May de 2015 a la(s) 6:09 PDT

 

Lo de versionar carteles de guerra se debe a que soy un poco obsesiva. Ahora me ha dado por los documentales de guerra. Me alucinan, la estética bélica es lo mas, sobre todo la de Guerra Civil Española, mezcla cartelismo ruso e imaginería rural. Lo que hago es pasar esos carteles al superpop. Este es Doraemon, el dibujo animado que más le gusta a los niños, y que yo más odio porque sus valores son una mierda. Es un gato que saca de líos a un niño egoísta, egocéntrico, mala persona… Hay una chica que o enseña las bragas o hace galletas. Es su función. Y todos los personajes tienen envidia al que tiene más dinero de la pandilla. He hecho este cartel para pedir ayuda para Doraemon, que se supone que es el único que tiene cordura dentro de esa pandilla.

 

 

OVNIculada concepción II. FINISHED !!! #acrylic #canvas

Una foto publicada por Rebeca Khamlichi (@rebecakhamlichi) el22 de Abr de 2014 a la(s) 10:54 PDT

 

Mi padre fue criado como musulmán, aunque no es practicante. Mi madre es cristiana, aunque no católica. Y mis abuelos, con los que viví buena parte de mi infancia, son supercatólicos. Y de pequeña me bombardeaban. Cada uno me contaba su verdad absoluta sobre Dios. Y cuando eres pequeño no te planteas que pueda ser mentira lo que te dicen los mayores. Pero yo decía: Algo falla. Si todos me están contando lo mismo, que es la verdad absoluta, y cada uno tiene una, igual es que están equivocados y no hay nadie. De la religión me hacía gracia la iconografía de las señoras preciosonas superafligidas. Me encantan, porque no tienen para mi la connotación negativa que tienen para los que han estudiado en un colegio religioso. Para mi no son más que muñequicos majos. Como las vírgenes ovniculadas. Si la historia de la paloma hubiese sucedido hace unos años, en los 70 por ejemplo, en vez de paloma el Espíritu Santo habría sido un alien: baja un platillo, deja embarazada a la virgen y nace un superhéroe bondadoso. Es reversionar la historia para adaptarla a nuestros tiempos.

 

 

"La verdadera identidad de Peter Parker " in progress

Una foto publicada por Rebeca Khamlichi (@rebecakhamlichi) el13 de May de 2014 a la(s) 9:23 PDT

 

Con las vírgenes ha habido reacciones negativas. En un mercadillo en el que exponía mis vírgenes, una señora le tapó los ojos a un niño y le dijo que eran dibujos de una niña enajenada.. Pero también han venido viejicas que me han dicho que les encanta mi sentido del humor. Yo respeto las creencias de la gente, pero yo creo en las cosas sin mensaje, nada profundas. Solo es necesario que me hagan gracia. Y ya está. Yo les respeto a ellos y ellos deberían respetarme a mi. Al fin y al cabo, no son vírgenes, porque no tienen ningún poder. Son señoras y nadie les reza. Si para mi Alá significara lo mismo no tendría problema en usarlo en mi iconografía. Pero lo que me resulta atractivo estéticamente son las vírgenes, que no dejan de ser Barbies castizas: la misma señora todo el rato con diferentes situaciones vitales, diferentes peinados y diferentes vestidos. Está Barbie Malibú y está Santa María de las Penurias.

 

 

Me canta La Niña de los Peines, me toca Melchor de Marchena #flamenco #bien

Un vídeo publicado por Rebeca Khamlichi (@rebecakhamlichi) el5 de Mar de 2015 a la(s) 4:24 PST

 

Mi afición al flamenco, a la copla y a la canción española en general es culpa del Central Hispano. De pequeñita vivía con mis abuelos, que eran gente trabajadora, que había vivido la guerra y entre cuya prioridades en la vida no estaba gastarse el dinero en música. Pero en una promoción para clientes del Central Hispano, en vez de coger las maletas cogieron un lote de cintas de música. Concha Piquer, Juanita Reina, María Dolores Pradera… Era un pupurrí. Me pareció lo más maravilloso del mundo. Me las ponía en bucle durante toda la infancia, me las sabía todas, pero no entendía nada. Ya de adolescente las empecé a entender y me parecieron todavía más maravillosas. Si no hubiera sido por el Central Hispano, la copla no hubiera llegado a mi, porque soy mitad de Zamora y mitad árabe. Creo que además de ser canciones muy bonitas, hablan sobre la España que éramos y que a ratos todavía somos.

 

 

Amores imposibles // work in progress // Go 🐤🐣

Un vídeo publicado por Rebeca Khamlichi (@rebecakhamlichi) el4 de Abr de 2015 a la(s) 9:32 PDT

 

Empecé a ver la tele a los siete años. Hay cosas de mi generación que ignoro. Nunca he visto Los Goonies. Me reprochan que no he tenido infancia. Pero veo dibujos animados todos los días de mi vida desde los diez años. No he parado. Y siempre pienso en qué momento a los adultos les dejan de hacer gracia. Yo, como los niños, me sé los diálogos. 

Para una nueva generación de pintores ya no existen ni galerías, ni galeristas, ni marchantes, ni exposiciones. Ellos crean su propio relato de principio a fin: pintan, se relacionan con su público y con los patrocinadores, y venden directamente. Sin intermediarios y sin moverse del taller. Sin subvenciones....

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Luis Felipe Torrente

Nacido en Albany (EE. UU.) pero criado entre Galicia, Salamanca y Madrid, donde vive. Es guionista del programa Ochéntame otra vez de RTVE. Antes trabajó en Canal +, CNN+, Telemadrid y Cuatro. Ha hecho varias películas documentales con su socio Daniel Suberviola, entre otras, el libro+documental Manuel Chaves Nogales: El hombre que estaba allí, finalista de los Goya en 2014.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí