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Luna: 15 años de rock neoyorquino
Marta Castro Berthelin 7/05/2015
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España ha sido el lugar privilegiado para acoger el regreso de los neoyorquinos Luna en una gira que comenzó el 17 abril en el Festival Gijón Sound, diez años después de su último concierto en el Bowery Ballroom de Nueva York en 2005.
En octubre de 2004, cansados de las vicisitudes de llevar una vida de banda, que no de estrellas de rock, hacían pública su separación, a sólo unos días del lanzamiento de su último disco. El documental Tell me do you miss me (Matthew Buzzell, 2006) pretendió hacer más comprensibles esas razones. La más poderosa: un éxito tan modesto que ya no era capaz de compensar tanto esfuerzo y más años juntos en la carretera y en los estudios.
El líder del grupo, Dean Wareham, no ha dejado de visitarnos en todo este tiempo, presentando sus dos discos en solitario, los de Dean & Britta, e incluso los clásicos de Galaxie 500. Sin embargo, el público ha demostrado una gran expectación ante la reunión de Luna y la gira, que inicialmente contaba con siete conciertos, acabó doblando las fechas.
Desde sus orígenes como trío en 1991, la evolución del sonido de Luna ha sido un claro reflejo de la historia del pop-rock independiente. Bebiendo aún del dream pop de Galaxie 500, su primer disco, Lunapark (1992), es primo lejano del ruido etéreo del Just for a day de Slowdive o del She hangs brightly de Mazzy Star. La participación de Grasshopper, guitarrista de Mercury Rev, en dos temas del disco es una buena muestra de lo que pretendían decir las guitarras en esos primeros noventa.
A partir de ahí, los dejes velvetianos se hacen cada vez más evidentes. El primer indicio de esa influencia es su versión del Ride into the sun en su EP Slide (1993).
Es sólo una pista de cuánto bien le haría la huella de la Velvet Underground a sus siguientes discos. De hecho, a propuesta de Lou Reed, ese mismo año fueron los teloneros de la mítica banda en su gira europea de reunión. Para confirmar su estela, Bewitched (1994), además de un sonido más limpio y de preciosas melodías pop, tiene el respaldo de la guitarra del propio Sterling Morrison.
Video de Friendly advice en directo en la MTV con la formación original.
Otra banda neoyorquina, Television, es la segunda razón de ser del sonido de Luna.
La publicación de Penthouse (1995) confirmó su impronta y la inconfundible maestría de la guitarra de Tom Verlaine se deja sentir en Moon Palace y en 23 minutes in Brussels. La combinación entre pasado y presente se materializa en la versión de Bonnie and Clyde de Gainsbourg, donde Laetitia Sadier, de Stereolab, contribuye con su sugerente voz.
En los últimos noventa Luna no dejaban de cosechar alabanzas. Sin embargo, el éxito comercial no llegaba y el sello Elektra decidió no renovar su contrato. Pup Tent (1997), preferido de muchos, incluido Wareham, supuso la confirmación de que el sonido Luna iba más allá de la influencia de la Velvet y de Television. El disco tiene un arranque más rockero que los anteriores pero siguen predominando las melodías intimistas y los riffs perfectos para canciones pop.
A pesar de que no hay disco malo de Luna, los siguientes The days of our nights (1999), Romantica (2002) y Rendezvous (2004) no suponen grandes cambios con respecto a lo anterior. Wareham, aunque lejísimos de ser un cantante virtuoso, mejoró su voz con los años, y siguió convirtiendo la literatura en canciones, ayudado de buenas melodías y del lirismo propio de su guitarra y de la de Sean Eden.
Lovedust en 2002 con la formación actual
En la segunda mitad de su existencia, el grupo no se reinventó pero defendió muy bien su legado. Y así lo ha seguido haciendo en esta gira. Independientemente de una ejecución correcta, la respuesta del público ha sido directamente proporcional a sus ganas de volver a escucharles en directo. Seguramente, la máxima virtud de este reencuentro ha sido recordar una discografía de altura. Sus canciones han envejecido bien y, como prueban los aplausos de los asistentes, no han caído en el olvido.
Cuando en 2004 Wareham argumentaba las razones de la disolución de Luna, esgrimía también las de desarrollar otros proyectos que tenía en mente y no eran sólo musicales. En 2008 publicó Black postcards, autobiografía editada en castellano como Postales negras (Libros de ruido, 2012), en las que detallaba las subidas y bajadas por los abruptos territorios del rock con Galaxie 500 y Luna. Sus canciones siempre han demostrado un universo lleno de referencias literarias. Un ejemplo son Moon palace o Great Jones Street, que toman sus títulos de las novelas de Paul Auster y Don DeLillo, respectivamente.
El cine también se coló en sus discos, como en la canción de Bobby Peru, que está basada en el personaje de la película Corazón salvaje de David Lynch. Pero la influencia no va sólo en una dirección. El director Olivier Assayas utilizó su música en Irma Vep y en Clean, y Phillips y Wareham han compuesto músicas para películas como Una historia de Brooklyn o la reciente Mistress America (2015), ambas del neoyorquino Noah Baumbach. Además, Dean Wareham ha hecho sus pinitos en el cine como actor y no sólo en papeles secundarios. Es coprotagonista de Piggie (2003) un drama independiente dirigido por Allison Bagnal. Y tiene un papelón en el corto Pumpkin Hell (2007) cuyo trailer puede cambiar vuestra percepción de Wareham para siempre.
Trailer de Pumpkin Hell
Tras el periplo español, las canciones de Luna sonarán en los escenarios de Reino Unido donde ya tienen fechas confirmadas para el verano, y la vuelta a las salas de Estados Unidos también está en el horizonte. Ante las expectativas que su regreso podía provocar, la banda ha dejado claro que no tiene ninguna intención de grabar un nuevo disco. Por si a alguien le quedaba alguna duda, en el primero de sus dos conciertos en el Teatro Lara de Madrid, Sean Eden respondió a esa misma pregunta con una guasona mueca de fastidio y un contundente "Whaaaaat?"
España ha sido el lugar privilegiado para acoger el regreso de los neoyorquinos Luna en una gira que comenzó el 17 abril en el Festival Gijón Sound, diez años después de su último concierto en el Bowery Ballroom de Nueva York en 2005.
En octubre de 2004, cansados de las vicisitudes de...
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Marta Castro Berthelin
Documentalista y enamorada de la música.
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