¿Qué hay en una cabeza que no lee?
Juan Tallón 7/05/2015
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Hace años que me intriga saber qué hay exactamente en la cabeza de una persona que no lee. ¿En qué se apoya un cerebro así para perdurar en el tiempo y sobrellevar las 24 horas del día, durante una existencia entera? ¿De qué están hechos sus muros? ¿Cómo se alimenta? Una vez le escuché decir a Fernando Savater que la cabeza de alguien que no lee, o que apenas lee, debe ser algo muy parecido a «un desván vacío», en el que en silencio y lentamente se deposita un polvo espeso y anochecido. Tal vez.
Existe una carta de Kafka a Max Brod en la que el autor de La metamorfosis golpea aún más duro y mejor, cuando observa que «Si el libro que estamos leyendo no nos espabila de un mazazo en la cabeza, ¿para qué lo leemos? [...] Necesitamos que los libros nos afecten igual que una catástrofe, que nos duelan en lo más hondo, como la muerte de alguien a quien queremos más que a nuestra propia vida, como ser desterrados a un bosque alejados de todos, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha para el mar helado de nuestro interior». Kafka, como Savater muchos años después, asimila un cerebro sin lecturas a un lugar frío, inhóspito, alumbrado por una luz mortecina.
Pero ¿y si no es así? A veces uno está tentado a pensar que el cerebro anulado y enfermo puede ser precisamente el que lee. Después de todo, no conozco cabezas que estén tranquilas, en paz, después de leer un buen libro. Hay algo en esa mente, llamado curiosidad, que causa una tribulación continua, que ni siquiera duerme entre libro y libro. La persona que hace vida en contacto diario con la literatura, acumula inquietudes, boquetes, noches rotas, preguntas desconocidas… Tarde o temprano acaba por no estar segura de nada, columpiándose en las dudas y abocada al ostracismo personal que la condena a trasladarse a un nuevo título, y así un día y otro. Este movimiento es perpetuo, y el lector queda siempre derrotado frente a él, porque los libros son, en cierto sentido, enemigos demasiado poderosos.
En abril de 2000, durante su última visita a Chile, Roberto Bolaño le confesó a un periodista de Las últimas noticias que «los escritores no sirven para nada. La literatura no sirve para nada. La literatura sólo sirve para la literatura». Y a continuación añadía que «para mí eso es suficiente». En su teoría, uno decidía ser escritor «en un instante de locura total», y un buen día su obra acababa en manos de alguien que la leía, también en otra maniobra de locura absoluta. La literatura, dijo el autor chileno en otro momento, se instala en el territorio de las colisiones y los desastres. Y ahí es feliz, rodeado de su enfermedad, que ofrece mucha compañía. Nada más incómodo que la comodidad que cree sentir el que nunca lee.
El lugar del lector es la incomodidad, el vendaval, el trastorno, el malestar. Iñaki Uriarte relata en sus diarios que tiene un amigo lector, de esa clase de lectores enfermizos, terminales, que siempre llega tarde a sus citas. El escritor bilbaíno recuerda que una vez estuvo hora y media esperando por él, y cuando llegó, justificó su impuntualidad alegando que «Kafka siempre acudía tarde a las citas». Uriarte le recriminó que eso acababa de inventarlo, que no podía ser verdad, pero entonces su amigo le respondió que «Faulkner también fue un gran mentiroso». Quizás leer sirve para establecer esta clase de diálogos. Efímeros pero luminosos.
Hace años que me intriga saber qué hay exactamente en la cabeza de una persona que no lee. ¿En qué se apoya un cerebro así para perdurar en el tiempo y sobrellevar las 24 horas del día, durante una existencia entera? ¿De qué están hechos sus muros? ¿Cómo se alimenta? Una vez le escuché decir a Fernando...
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Juan Tallón
Juan Tallón (Ourense, 1975) es periodista y escritor. En la actualidad colabora en El País, El Progreso, la Cadena Ser, Ctxt y Jot Down. Licenciado en filosofía por la Universidad de Santigo, es autor de las novela 'El váter de Onetti' (2013) y 'La pregunta perfecta' (2011). En el ámbito del ensayo, ha publicado 'Libros peligrosos' (2014) y 'Manual de fútbol' (2014).
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