SUSANA TRIMARCO / ACTIVISTA CONTRA LA TRATA
“Nunca bajé los brazos. Siempre exigí justicia"
Rebeca Mateos Herraiz 7/05/2015
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La argentina Susana Trimarco lleva 13 años buscando a su hija. Su desaparición se relacionó con la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Su tenacidad durante todo este tiempo ha conseguido la aprobación de una Ley de Trata de Mujeres en Argentina y rescatar a unas 6.400 mujeres.
Trimarco es una mujer hecha a sí misma. Se nota. La vida no le ha dejado otro remedio. Hace 13 años su hija María de los Ángeles Verón -más conocida por Marita Verón- fue secuestrada a los 23 años en la provincia argentina de Tucumán. Una desaparición relacionada con la trata con fines de explotación sexual. Marita dejó tras de sí una vida en libertad y a una hija de 3 años, Micaela, hoy convertida en una adolescente, cuya forma de escuchar y observar a su abuela, demuestran admiración.
El pasado 8 de abril de 2014 el caso de Marita Verón dio un giro judicial cuando la Corte Suprema de Justicia de Tucumán condenaba a 10 personas a penas de prisión de entre 10 y 22 años por su desaparición. Se acababa así con la impunidad del fallo emitido por la Cámara Penal de Tucumán, que dictaminó en diciembre de 2012 la absolución de los 13 imputados por el caso de la desaparición de Marita.
Estaré satisfecha el día que encuentre a mi hija, pero un poquito de justicia está bueno”, comenta Susana Trimarco al respecto. Sin embargo, que la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Tucumán y la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina le hayan dado la razón, le da "muchas más fuerzas para seguir luchando", asegura. Conseguirlo no ha sido fácil: “Lidiar con la policía, la justicia...presentarme todos los días con mi nieta en brazos golpeando mostradores y ellos diciéndome: “Espere, espere, espere”. Antes de firmar mis declaraciones tenía que leer lo que había escrito la policía y ,a veces, les hacía corregir porque ponían en duda cosas que había dicho, como que el juez dijera que yo estaba inventando”. Asegura Trimarco que la primera denuncia de la desaparición de su hija la lograron poner porque su marido fue a comprar tinta y papel para imprimirla. “La policía decía que no les quedaba y que no tenían gasolina para ir a comprar”.
A base de insistir consiguió sacar la primera orden de allanamiento en la provincia de La Rioja (Argentina) para entrar a cuatro prostíbulos a buscar a su hija. Pasó una semana desde la desaparición de Marita hasta que eso fue posible. “Cuando entramos ya no encontramos a mi hija, pero rescatamos a otras chicas”. Una de ellas es la que les dio información sobre matrículas, coches, cómo se movían, a dónde iban... “De ahí encontrábamos otra pista e íbamos a otra casa cuando conseguíamos la orden de allanamiento”. Así fue como Susana comenzó a rescatar a las jóvenes y a conocer las horribles historias que contaban después de tanto tiempo encerradas y explotadas contra su voluntad, como por ejemplo, la de una joven de 24 años a la que secuestraron a los 15. Sus padres la buscaron durante 2 años y luego la dieron por muerta. “Estos delincuentes la hicieron adicta a la droga; de tanto que le pegaron le quebraron una costilla. Además de prostituirla la hacían limpiar el piso, lavar la ropa, que robara a los propios clientes...”. Entre los casos que recuerda, Susana relata la historia de otra joven menor de 15 años que provenía de una familia de clase media de Buenos Aires.“Como lloraba porque no se quería prostituir la violaron entre dos chicos. Le ataban una soga al cuello, se la apretaban hasta que estaba al límite y se la volvían a quitar para preguntarle si iba a dejar de llorar”. Otra de las chicas que rescató Susana le contó cómo a una de sus compañeras, por no querer prostituirse, le echaron un balde de agua helada desnuda en pleno invierno y la dejaron morir a la intemperie.
"Al principio era una época en la que yo no me daba cuenta del grado de peligrosidad que existía. Yo iba impulsada por las ganas de encontrar a mi hija. Me metía en esos lugares y no me importaba lo que me pasara. Yo quería que me dijeran algo de mi hija, saber dónde estaba y cómo estaba”.
Susana cree que muchas de las familias no buscan a las jóvenes por miedo. “A mí no me pudieron aterrorizar”., Y eso que asegura que tanto su nieta como ella hasta día de hoy están amenazadas, por lo que siguen viviendo bajo custodia. “Nunca bajé los brazos. Nunca tuve miedo. Siempre exigí a la justicia que hiciera justicia”.
“A mí no me pudieron aterrorizar”
Susana solía salir por las noches al parque cerca de su casa -al principio con su nieta Micaela envuelta en una manta cuando era pequeña y luego sola- para ver si las chicas a las que había rescatado de los prostíbulos estaban de nuevo en la calle. Fue así como conoció la historia de Blanca, una joven a la que Susana rescató de un prostíbulo, pero a la que su propia familia -después de ser rescatada- volvía a enviar a las calles a prostituirse. “Hasta que no tenga 200 pesos [unos 18 euros], no puedo volver a casa”, le dijo a Susana una noche. Blanca pertenecía a una familia muy humilde de 16 hijos. Susana fue hablar con su madre para ofrecerse a buscar ayuda económica para la familia, con la condición de que no enviara más a Blanca a la calle. A pesar de que la madre aceptó la ayuda que le brindó Susana, Blanca siguió prostituyéndose obligada por su familia, hasta que la secuestraron por segunda vez. Consiguió escapar ella sola y en lugar de ir a su casa, se refugió en la de Susana.
Por chicas como Blanca, Susana crea en Tucumán en 2007 la Fundación María de los Ángeles donde a las jóvenes que no tienen donde ir tras ser rescatadas, se les ofrece un techo, se las capacita y se les ayuda a conseguir trabajo. “Después del rescate comienza otra lucha”, comenta Susana. “Fue tal el maltrato que recibieron, que se les crea un trauma tan terrible que creen que no valen nada”. Un equipo de profesionales formado por psicólogos y psiquiatras, las ayudan a superar los traumas.
Hoy Blanca sabe leer y escribir. Antes no sabía. Tiene un hogar, un trabajo y sigue con asistencia psicológica. “Cuando la mamá, al ver que a Blanca las cosas le iban bien, quiso acercarse a ella se lo impedí. Su familia era una mala influencia para ella”. Descubrieron que a Blanca fue su padre, además de violarla, la persona que la vendió.
Para llegar hasta aquí Susana ha tenido que recorrer un largo y arduo camino que bien le ha merecido -aunque todavía no haya conseguido su objetivo- la pena. La lucha personal emprendida hace 12 años para encontrar a su hija la ha llevado a rescatar a 6.400 mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en Argentina, junto con la oficina de rescate del Ministerio de Justicia de la Nación con quien la Fundación que dirige firmó un convenio. “El Ministerio tiene jurisdicción por todo el país, de tal modo que si recibimos un pedido de auxilio en cualquier parte de la Argentina, agarro un teléfono, hablo con quien tengo que hablar y esa persona baja las órdenes a las bases de la provincia que sea hasta que se hace el rescate de las víctimas”.
A los rescates junto con la policía acude un equipo de profesionales especializados para ofrecer cobertura de acompañamiento y contención a la víctima, que una vez rescatada es trasladada a un lugar seguro en el que pueda estar tranquila. Cuando está preparada denuncia. “Hay chicas que demoran una semana o 10 días. Depende del ánimo y del grado de afectación que tenga la persona”.
Esto no fue siempre así, tal y como comenta Susana: “En el año 2002 cuando salí a buscar a mi hija, nadie hablaba de esto. Ni yo sabía que existía. Comencé a investigar y yo decía esto es un delito federal, sin ser abogada” (…) “Y cuando empecé a descubrir y a saber toda esta trama como se manejaba, cómo secuestran a las personas en un lugar y las trasladan a distintos lugares con distintas jurisdicciones y veía como esto nos complicaba a nosotros la búsqueda, empecé a hablar que se tenía que tipificar como un delito federal”.
La tenacidad de Susana Trimarco aportó a Argentina que se creara dentro de los distintos Ministerios (el de justicia, el de seguridad, el de interior, el de desarrollo social... ) oficinas especializadas sobre el delito de trata de personas y la creación de una ley de trata en 2007, dentro de la cual, está el caso testigo de Marita Verón. “Y por el caso de mi hija los delincuentes de estos delitos son condenados a penas mayores en Argentina”.
La causa de su hija estaba calificada como desaparición de personas, promoción de la prostitución y privación ilegitima de la libertad. El juicio fue ante los tribunales ordinarios no antes los federales, al no existir la ley. “Ahora la Fundación tienen varias causas elevadas a juicio en las cuales los delincuentes serán juzgados en el juzgado federal con la ley federal”, afirma.
Susana Trimarco ha recibido más de una veintena de premios y distinciones por su trabajo contra la trata y ha alzado la voz en distintas tribunas como el Parlamento Europeo. La ONU cifró en un informe publicado en 2009 que el 79% de las personas víctimas de trata en el mundo lo son con fines de explotación sexual y que las dos terceras partes de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo son mujeres y niñas.
La argentina Susana Trimarco lleva 13 años buscando a su hija. Su desaparición se relacionó con la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Su tenacidad durante todo este tiempo ha conseguido la aprobación de una Ley de Trata de Mujeres en Argentina y rescatar a unas 6.400 mujeres.
Trimarco es...
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Rebeca Mateos Herraiz
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