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Una de las facetas menos ponderadas de Simeone a lo largo de sus más de tres años de liderazgo en el Atlético es su constante desafío para mejorar. La historia rojiblanca está trufada de entrenadores que, tras lograr pasar a los anales del club por la consecución de algún trofeo, optaron por caminos que eran buenos para su carrera y malos para el club. Unos murieron de éxito, otros creyeron tener patente de corso para perpetuarse, otros se acomodaron paulatinamente y la mayoría salió por la puerta de atrás después de aceptar, de manera sumisa, que la directiva vendiese a los buenos para poder pagar a los malos. Simeone no se mueve en esas arenas movedizas. Él, lejos de detenerse a contemplar el paisaje, a años luz de recrearse en los títulos cosechados, quiere más. Comprende el delicado momento del mercado y sabe cómo se encuentra la tesorería del club, pero exige a la directiva que trabaje en consecuencia con la línea que el hincha merece. Entre otras cosas, porque siente como un hincha y está convencido de que lo mejor está por venir.
La receta es básica: que no le desmantelen la plantilla y que el club le traiga poco, pero caro y bueno
Simeone está dispuesto a reciclar su apuesta, a cambiar el juego del equipo con la llegada de nuevas piezas y, si resulta necesario, incluso a renovar su método. En el escaparate, los cromos del verano: Tévez (esa sangre en el ojo que reclama el Cholo), Vietto (al que hizo debutar en Racing de Avellaneda y al que ya pidió cuando el club vendió a Falcao para que el fondo de inversión hiciese negocio) o Kranevitter (un potencial mini-Mascherano al que sigue desde hace tiempo), nombres que colmarían las expectativas del entrenador y, a buen seguro, del aficionado colchonero. El Cholo desea tocar lo menos posible la base del grupo e incorporar nuevos elementos que hagan crecer al equipo. A eso habrá que añadir el rediseño del sistema del equipo, con Koke como armador de juego. La receta es básica: que no le desmantelen la plantilla y que el club le traiga poco, pero caro y bueno. Y por descontado, que lo que tenga que llegar, llegue cuanto antes, para poder trabajar en los automatismos del grupo y cuajar el sistema cuanto antes. Para Simeone, el ecosistema fútbol no tiene presente, se nutre de resultados y se alimenta de un estado de ánimo.
“Si se trabaja y se cree, se puede”. Para los que desdeñan al Atlético, que son legión, y para los que esperan que se despeñe, cada día más, la frase es un eslogan de cartón piedra. Para el Cholo es su realidad. Su espejo. El que le recuerda que solamente en el diccionario la palabra éxito está por delante de la palabra trabajo. Quizá por eso, ha dado un paso al frente. Y ha lanzado un mensaje nítido: “Si vienes pensando que sólo por ser talentoso vas a jugar en el Atlético, no vengas”. Declaración de intenciones, lapidaria. Aquello de “el esfuerzo no se negocia” tampoco era un eslogan, sino una cuestión de principios.
Simeone sabe que los entrenadores son mejores cuando tienen futbolistas mejores pero, independientemente de lo que le venda y compre la directiva, entiende que el perfil que necesita el club es el de jugadores que, con más o menos clase, derrochen actitud y energía. Muchas estrellas juegan bien, pero no todas llevan, inoculado de serie, el gen competitivo que exige Simeone. En su Atlético no caben talentos sin capacidad de sacrificio y el que no entienda que el equipo está por encima de todo, no sirve, por mucha calidad y clase que atesore. Comprometidos, sanguíneos, ambiciosos y programados para cualquier guerra. Y si encima tienen calidad, mejor. Así los quiere el Cholo.
Una de las facetas menos ponderadas de Simeone a lo largo de sus más de tres años de liderazgo en el Atlético es su constante desafío para mejorar. La historia rojiblanca está trufada de entrenadores que, tras lograr pasar a los anales del club por la consecución de algún trofeo, optaron por caminos que eran...
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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