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El fútbol femenino ha sido, probablemente, el deporte de equipo al que más le ha costado seguir la estela de los éxitos que en los últimos años han protagonizado las españolas en disciplinas como el baloncesto, el balonmano o el waterpolo. Hasta hace poco tiempo, no estaba bien visto en algunos sectores de la sociedad que las chicas se dedicaran a una actividad que era mayoritariamente realizada por hombres y tanto en los colegios como en el seno de las familias se prefería que una niña hiciera otro tipo de ejercicio. Pero era inevitable que antes o después la mujer entrara con fuerza a disfrutar y a participar del deporte más seguido en nuestro país. Primero como espectadora en los estadios, donde su presencia se ha multiplicado en los últimos años, y después queriendo practicarlo. Basta comprobar que el número de licencias se ha triplicado en poco más de una década: si en 2003 había 13.583 entre todas las categorías, a final de 2014 se habían alcanzado ya las 44.873 (según datos del CSD).
La lenta pero constante progresión de nuestro fútbol femenino ha permitido que por primera vez la selección esté disputando la Copa Mundial que alberga Canadá hasta el 5 de julio. Se trata de la séptima edición de un campeonato que presenta como novedad la participación de 24 naciones y que hasta el momento tan sólo han conseguido ganar Noruega, Japón y, en un par de ocasiones, Estados Unidos y Alemania. En estos dos últimos países, que andan por el millón y medio de licencias, es, junto a Suecia, donde el fútbol femenino goza de un mayor reconocimiento y aceptación, siendo algunas de las jugadoras que militan en sus ligas tan famosas como los futbolistas masculinos. Es el caso de las norteamericanas Alex Morgan, que tiene más de 1.740.000 seguidores en Twitter o la guardameta Hope Solo, con casi 900.000. Hablando de jugadoras mediáticas no podemos dejar de mencionar a la brasileña Marta, una celebridad en su país y designada hasta en cinco ocasiones como la mejor jugadora del mundo.
El nivel de la futbolista española ha aumentado mucho en los últimos años, como demuestra que algunas de ellas estén jugando en equipos punteros de Europa y Estados Unidos. Quizá la más conocida sea Vero Boquete, incluida por la UEFA el año pasado entre las 10 candidatas al Balón de Oro y que este año ha ganado la Champions con el Frankfurt. Lo cierto es que España hace años que cosecha buenos resultados en categorías inferiores. De hecho, ha sido dos veces campeona en el Europeo sub 17, una vez en el Europeo sub 20 y tres veces subcampeona. Pero muchas de estas chicas que brillaban en estos torneos optaron por abandonar a la hora de dar el paso a senior por la falta de respaldo económico.
Ahora, 23 españolas han vivido el sueño de ser las primeras en defender la camiseta de la selección en el torneo más importante a nivel mundial. De ellas, cuatro pertenecen al Atlético Féminas: la guardameta Lola Gallardo, las centrocampistas Amanda Sampedro y Silvia Meseguer y la delantera Priscila Borja. Especialmente significativo es el caso de Amanda, que se puede decir que ha llegado a Canadá directamente desde Majadahonda. La madrileña ha alcanzado la élite sin haber salido del Atlético Féminas, donde ha desarrollado toda su carrera. Es lo que se podría denominar una “one woman club”, ya que ingresó en el club con apenas 9 años y a los 14 ya debutó con el primer equipo, del que es actualmente la capitana. Ahora, a los 21 años, tiene la oportunidad de vivir un Mundial tras haber logrado numerosos éxitos con los equipos canteranos de España.
Amanda declara desde Montreal para La Colchonería: "Para mí, que desde pequeñita ya estaba con un balón en los pies, es muy gratificante poder estar entre las 23 mejores de España y defender a tu país por todo el mundo. No tengo palabras para describirlo”. ¿Y cómo están viviendo las jugadoras este momento especial? ¿Supone una mayor presión afrontar unos partidos históricos para el fútbol femenino nacional? "Es una presión especial. Una presión que lleva el equipo encima pero teniendo al mismo tiempo la cabeza muy fría. Y eso hace que el equipo juegue intentando disfrutar de este momento, como no puede ser de otra manera cuando lo haces en campos de 60.000 espectadores, que es una de las experiencias más bonitas de esta cita para mí”.
Claro que a través de la televisión, son muchas más las personas en nuestro país que están siguiendo los partidos de la selección. En concreto, el duelo ante Costa Rica fue visto por casi un millón de personas mientras que el que midió a las nuestras frente a Brasil lo siguieron 823.000 espectadores. Audiencias que nunca había tenido el fútbol femenino en España, más que nada porque pocas veces se han televisado partidos en abierto. Sampedro reconoce que son conscientes de la oportunidad que tienen para enganchar a la gente. “Está claro que es muy importante este papel que tenemos para dar a conocer mucho más el fútbol femenino. Nuestros objetivos son cortos pero sin límite alguno”.
A pesar del avance experimentado por el fútbol femenino español, las diferencias con las principales potencias siguen siendo grandes. La capitana del Atlético Féminas explica que para acercarse a ellas deben ir “poquito a poco. Hay varias ligas de otros países que nos superan en licencias y en presupuesto. Es increíble lo que viven en esos campeonatos pero el Mundial nos ha dado una oportunidad de oro para dar un paso hacia adelante. También es verdad que cada vez hay más nivel en la liga española y hay que valorarlo. Lo que tenemos que hacer es poner todo de nuestra parte, sobre todo nosotras, ser lo profesionales que debemos para estar a esa altura”. El hecho de no haber tenido la oportunidad de saltar al campo en los partidos disputados en el Mundial, como sí han podido hacer sus compañeras en el conjunto colchonero, Priscila Borja y Silvia Meseguer, no le deja un sabor amargo a Amanda. “No tengo ninguna frustración por ello, al final aquí estás ganando en muchas otras cosas que te hacen crecer y seguir hacia delante mejorando muchos aspectos para cumplir luego en mi equipo en las mejores condiciones”.
La implicación de esta estudiante de Fisioterapia con su club de toda la vida es tal que no sólo se dedica a jugar en el primer equipo, sino que también emplea parte de su tiempo en entrenar al alevín B del Atlético Féminas y a una escuela de integración en el fútbol. Es una faceta que le encanta porque de alguna manera revive en esas niñas su propia historia. “Tienen mucha ilusión y eso es lo que cuenta. Al final a esa edad tienes que saber por qué estás ahí y para qué, pero sobre todo disfrutar y hacer que disfruten tus padres que son los que sacrifican su tiempo para llevarte a entrenamientos, partidos…”. Con toda una carrera aún por delante a pesar del largo camino que ha recorrido, ese que empezó en Majadahonda y que le ha llevado a la importante cita de Canadá, Amanda tiene claro que mira al futuro “con muchas ganas de seguir creciendo en todo lo que hago y poder llegar muy lejos en el futbol y ser buena en lo que me dedico”.
El fútbol femenino ha sido, probablemente, el deporte de equipo al que más le ha costado seguir la estela de los éxitos que en los últimos años han protagonizado las españolas en disciplinas como el baloncesto, el balonmano o el waterpolo. Hasta hace poco tiempo, no estaba bien visto en algunos sectores de la...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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