Info / Intox
Objetivo: odiar a Grecia y a los griegos
Félix Soria 1/07/2015
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Ahora y aquí, en Europa, el gran reto comunicacional del sistema es conseguir que la mayoría de los ciudadanos odiemos al Gobierno griego, a Grecia y, si es preciso, también a los griegos.
Lo que está en juego no es el euro, que también, sino algo mucho más valioso y sustancial: la credibilidad de la llamada economía de libre mercado tal como la conciben el FMI y la gran banca.
Tampoco preocupa en exceso la Unión Económica y Monetaria, entre otras cosas porque la dejaron premeditadamente a medio construir para que sea más rentable —lo que a su vez comporta que renquee, están preparados para ello—. Lo que más les inquieta es el lento pero constante aumento del número de ciudadanos que dejan de creer…
—¿En Dios?
—¡Quia!, eso cada vez les importa menos. Llegados a este punto, lo que no se pueden permitir es que la mayoría dejemos de creer en su libre economía.
En ese escenario los medios de comunicación juegan un papel fundamental. ¡Como siempre!, cierto, pero en coyunturas como la actual, más. Desde hace cinco años los medios informan de la debacle helena y desde hace cuatro y once meses evitan reseñar que todo empezó porque el Gobierno de Nueva Democracia (el PP griego) recurrió a créditos en negro para cumplir los famosos requisitos de Maastricht con el objetivo de que la banca y las grandes empresas del país se beneficiaran de la eurozona.
Ocultar el origen de las graves dificultades presupuestarias del Estado heleno ha sido el mayor éxito comunicacional del FMI, del BCE y de la Comisión Europea que preside Jean-Claude Juncker… ¿qué?, sí ese señor, el coautor de que el gran paraíso fiscal intracomunitario, Luxemburgo, perfeccionara tanto y tan bien la evasión fiscal que en un solo edificio del barrio luxemburgués de Gasperich estén domiciliadas 1.600 empresas europeas para evadir a los fiscos de sus respectivos países, tal como ha probado el equipo de periodistas de investigación que ha elaborado el informe Louxemburg Leaks.
Plan Northwoods, el mejor ejemplo de intoxicación extrema
Tras la Segunda Guerra Mundial, no ha dejado de mejorar la eficacia de los gobiernos y del poder económico para fomentar la opacidad y la intoxicación informativas.
Los estudiosos de ese fenómeno acostumbran a citar como ejemplo del no va más la operación Northwoods, diseñada en 1962 por la CIA para satisfacer los criterios y objetivos políticos que planteaba la Casa Blanca para justificar la invasión de Cuba. El proyecto nunca se llegó a ejecutar, pero muy probablemente es la más clarificadora demostración de las perversiones a las que el poder es capaz de llegar para que la población apoye barbaridades, desde conculcar principios democráticos hasta desencadenar una guerra.
De muestra, un simple párrafo del plan Northwoods: “Es posible crear un incidente que demuestre de manera convincente que un avión cubano atacó y derrumbó un vuelo charter civil procedente de Estados Unidos y con destino a Jamaica, Guatemala, Panamá o Venezuela”.
Alguien razonó —según la mayoría de historiadores, John F. Kennedy o, alternativamente, su hermano Robert— y el derribo de un avión civil fue descartado. Pero conviene no olvidar ese plan como espejo de las decenas de intoxicaciones y manipulaciones que sí han sido y son ejecutadas.
Ignoro cómo se denomina la operación de acoso y derribo informativo contra el actual Gobierno y también contra el pueblo griegos; pero es evidente que la campaña arrecia desde hace cinco años, cuando los poderes del libre mercado y los gobiernos cómplices dieron orden (o recomendaron) silenciar que la bomba de relojería financiera fue colocada por el ejecutivo de Nueva Democracia con la complicidad de Goldman Sachs, el banco trasnacional que más dinero en negro “invirtió” en que el Estado heleno entrara en el euro.
Más papistas que los alemanes
La campaña es tan chusca, por lo menos en España, que han llegado a difundir la estupidez de que los españoles hemos regalado miles de millones a los manirrotos griegos; y lo que es peor: hay periodistas que han escrito y dicho esa aberración pese a que saben (si no lo saben es peor) que esos millones no eran regalados, sino un préstamo y para colmo tampoco eran para el pueblo ni para el Estado griego, sino, en su gran mayoría, para los bancos acreedores que amenazaban con estrangular el país.
Y ahí siguen instalados numerosos medios convencionales españoles, que por lo general son más papistas que los germanos a pesar de que el Deutsche Bank es la entidad europea que más dinero se juega en el éxito o fracaso del Northwoods anti-griego, con el que ya han logrado vilipendiar a la población griega en su conjunto.
Ser periodista es uno de los oficios más hermosos —para mí, el que más— y también puede ser uno de los más denigrados y denigrantes.
NOTA: Si usted es periodista, sabe perfectamente lo que hay. Exceptuados un ciento de “estrellas” y su corte de “famosillos”, todos los periodistas trabajamos para comer y todos sabemos cómo guardar las distancias (y la firma) para no ser cómplices de la ignominia.
Ahora y aquí, en Europa, el gran reto comunicacional del sistema es conseguir que la mayoría de los ciudadanos odiemos al Gobierno griego, a Grecia y, si es preciso, también a los griegos.
Lo que está en juego no es el euro, que también, sino algo mucho más valioso y sustancial: la...
Autor >
Félix Soria
Nací en Lugo (1953), me crié y formé en Barcelona. Estudié en la UB la "vieja" Filosofía y Letras. Trabajé desde los 17 años en un poco de todo: barrendero, traductor, mozo almacén para carga-descarga, administrativo, comercial o funcionario municipal. Fui corresponsal de La Voz de Galicia en Bélgica. Mi primer empleo en información fue como colaborador de Reuters y de AFP. He colaborado con distintos medios en Catalunya y Andalucía. Vivo en A Coruña, escribo en mi blog, y hago colaboraciones esporádicas que me piden desde Sudamérica sobre asuntos comunitarios.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí