"Grecia no es España", ni España es el mundo de los Targaryen, ni su vida política es solo un Juego de Tronos. 

No sabemos si acabará ganando Kalheesi. Millones de fans esperan con angustia el ultimo libro de George R. R. Martin que tarda en aparecer, tal vez porque justamente la batalla titánica final es incierta o quizás imposible de resolver para el narrador. Y, si miramos la correlación peso/altura y las estadísticas de enfermedades coronarias norteamericanas, la probabilidad de que el colesterol del autor se lleve consigo el desenlace final es importante. No tendremos claves librescas para ayudarnos entonces, no las tendremos antes del otoño, ni sabremos si habrían sido pertinentes; ni sabremos si los Stark habrán tenido una suerte de venganza o si sus tropas dispersas aportarán algún empuje final necesario a la victoria al lado de la Madre de los dragones; ni sabremos si ésta podrá, con o sin la ayuda de las viejas casas aristocráticas, desatar la gran ola popular que presenciamos en las ciudades liberadas. 

Si todo esto solo fuera un juego de tronos, todo el mundo tendría razón desde su visión del tablero; sobre todo Khaleesi y los suyos quienes se protegen de tropas residuales dispersas, desorganizadas, viejas fuerzas atascadas en sus burocracias, viejas tradiciones y valores identitarios. Saben que esto puede llevar a lo de siempre, que éstos son los que caen en las trampas del sistema, como Ned Stark en King’s Landing o su hijo en la Boda Roja. Cuando eres un Stark, es difícil de cambiar, pero no eres un inútil si te ponen una espada en las manos. Vales mucho. Sabes mucho de las amenazas terribles que vienen del Norte con el invierno, en este mundo que se transforma tan rápidamente y tan duramente para los más débiles. Los Stark o lo que queda de ellos, así como otros clanes a veces nuevos y dinámicos en algunos territorios periféricos están en el mapa, en minoría y fragmentados, pero están. Como muchos, ellos piensan que en la terrible batalla final no se puede contar únicamente con la capacidad de federar algunos pueblos de Khaleesi y de sus tropas jóvenes e ilusionadas. Pero ellos mismos, por la experiencia que tienen de los golpes terribles de las grandes familias que ocupan el Trono de Hierro, saben que Daeneris Targaryen necesitará a muchos más, necesitará producir «hegemonía» mas allá de las banderas, saben que les necesitará a todos y que sus jóvenes tropas fanatizadas no serán suficientes.

Y están sobre todo, los pueblos, todos los pueblos que esperan algo nuevo, por fin, y pueden despertarse y federarse en « un Pueblo », una gran ola detrás de la figura que ha acumulado poder y legitimidad. 

En este mundo convulso, todos coinciden en una cosa: tiene que ganar la hija de los Targaryen, porque si no los de siempre volverán a hacer lo de siempre. No solo los débiles seguirán sufriendo como siempre si no que todos tendrán que vivir con la terrible amenaza que llega de mas allá del Muro. 

Es difícil, tal vez imposible que se unan todos a ella. Por lo menos, parece que es lo único que da miedo de verdad a los Lannister, que todos lleguen a entenderse porque luchan en contra del mismo enemigo y para el mismo pueblo. ¿Quien puede propulsar esta gran ola? ¿Khaleesi, ella misma con sentido de la historia? ¿Las antiguas casas aristocráticas o las más jóvenes de la periferia con sus estandartes? ¿Un soplo nuevo que surja de « abajo », desde todos nosotros ? 

Todos deben intentar generar esa ola popular, la que conquista ciudades, la que conquistó Grecia. No se debe de hacer como las viejas alianzas de los abuelos, con acuerdos sellados con cera, con reparto de feudos e impuestos porque no es lo que quieren los pueblos. No se ganará a los Lannister con sumas de estandartes y menos todavía con « Frentes de izquierdas » como los que hemos construido y visto morir en mi país, Francia, por su falta de línea y coraje político. Pero siempre se puede encontrar una síntesis porque la política no es solo un tablero y teorías de juegos. Es también la capacidad de escuchar, juntar, modelar y avanzar, la capacidad de producir síntesis, o si se prefiere poiesis, como se creó Podemos, un relato nuevo.

Khaleesi es joven pero segura y creativa, firme en sus decisiones y sabe ser generosa con todos. Kalheesi es consciente de que ella no es solo la fuerza de un único territorio ni la de de sus seguidores, sino que ella sabe que es de todos. Se tiene que construir alrededor de ella un movimiento « Kahleesista » que sepa escuchar, federando un gran pueblo dispuesto a cambiarlo todo hasta el final, como acaba de pasar en Grecia.

Ella sabe que si no gana será una más en la sala del trono de Hierro donde seguirá reinando un Lannister. Y nosotros, los que no tenemos banderas y queremos estar con ella, volveremos a nuestra casa o nos mandarán al Muro hasta que llegue el invierno.