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La Teoría de los Juegos es un conjunto de variables matemáticas utilizadas en diferentes ámbitos de la vida para obtener una ventaja estratégica en función de lo que hace su rival. A Kasparov le funcionó en su duelo contra Karpov por el título mundial de ajedrez de1985 y lo hundió en la miseria. También durante la Guerra Fría sirvió a los estadounidenses para laminar la economía de los soviéticos y en la actual crisis griega ha sido el recurso utilizado por el jugador más débil, Grecia, para demoler los argumentos planificados por su poderoso rival en la mesa de negociaciones. Al menos así fue hasta que el lunes Yanis Varoufakis presentó su dimisión. Decirle a Wolfgang Schäuble y a Jeroen Dijsselbloem lo que millones de ciudadanos piensan para anunciar acto seguido un referéndum y ganarlo por aplastamiento pareció el brillante final que necesita todo combate del siglo para pasar a la historia. Pero después de ver el debate de la Eurocámara, la Troika ha lanzado un inesperado contraataque contra las posiciones griegas con unas consecuencias aún por determinar.
El único resultado que parece incuestionable es que el factor planteado por Grecia con la consulta no ha sido tan decisivo como muchos creían. O al menos, no del todo. La premisa de que la victoria del No fortalecería la posición del Gobierno heleno en las negociaciones, como sostenía Tsipras, ha encontrado su apoyo en millones de ciudadanos europeos pero no en los destinatarios reales del mensaje, la Troika. Es decir, si Varoufakis pensó que la voluntad popular sería suficiente para doblar el brazo de quienes tratan como sea de prolongar el calvario en Grecia se ha confundido.
¿Cómo ha logrado el triunvirato europeo resistir semejante apuesta democrática? Es bien sencillo. En la clase política española tenemos sobrados ejemplos. Se consideran los propietarios legítimos del poder. La suya es, por tanto, una lucha a muerte por la supervivencia y, por lo tanto, el fin justifica cualquier decisión, por traumática que sea, incluida la salida helena del euro. Es la aplicación al mundo real del encuentro de Alicia con Humpty Dumpty.
La cuestión no es la viabilidad del programa que se intenta aplicar, ni siquiera se valora la voluntad de la ciudadanía, convertida en carne de cañón. Lo que el neoliberalismo gobernante en Europa ha dicho a Tsipras es quién manda aquí.
Y lo ha hecho empleando una retórica agresiva, repetitiva hasta el exabrupto, destinada a provocar un incendio. La concatenación de bajezas escuchadas en el Parlamento de Estrasburgo llegó al paroxismo dialéctico con la actuación de Manfred Weber, quien pidió al primer ministro heleno que saque a su país del euro sin dilación, regrese al dracma y aplique “el marxismo con el dinero de los millonarios griegos”. Algunos dirán que fue una manera educada de devolverle a Tsipras el humillante calificativo de “terrorista” empleado por Varoufakis contra ellos.
Quizá sea cierto pero quienes apelan a que el destino manifiesto de Europa está sólo en sus expertas manos mostraron cuál es su verdadera talla política y, de paso, también la de su proyecto de convivencia. Es decir, da igual lo que digan los especialistas en economía más destacados del mundo y, sobre todo, la propia realidad. Para ellos, son los griegos los culpables porque no hacen lo suficiente para mejorar su situación. Ahora queda la duda de si, en realidad, entienden de la misma manera que los ciudadanos helenos los efectos perniciosos que sus recetas han tenido sobre la economía griega en los últimos cinco años, mientras la deuda que reclaman no se reduce sino que aumenta.
De hecho, es recomendable, para entenderlos mejor, observar con detenimiento a políticos como Martin Schulz y economistas como Mario Draghi en situaciones dramáticas como la actual. Viene esto a cuento por que no tardarán mucho en comprobar que cuanto más acorralados se encuentran y más obligados se sienten a hacer gala de su impresionante arsenal de poderes, mañas y destrezas, más intolerantes se vuelven, llegando al extremo de golpear el atril de pura ira, como le ha sucedido a Jean-Claude Juncker.
Pero aún más inquietante es la habilidad innata de todos ellos para variar de táctica según las circunstancias, desde la imitación de la avestruz a la visión estereoscópica del camaleón, desde el mimetismo con el sillón del despacho a la tanatosis o capacidad de hacerse los muertos para despistar a sus depredadores.
Son unos artistas inigualables, y quieren aprovechar esta ventaja para neutralizar tanta sinceridad griega. Yanis Varoufakis, es de justicia reconocerlo, no contaba con esa destreza que sólo se aprende con el tiempo. La Teoría de los Juegos olvidó advertirle de que, además del cálculo previo que requiere cualquier movimiento realizado en una situación límite como la actual, hay rivales que hacen trampas.
La Teoría de los Juegos es un conjunto de variables matemáticas utilizadas en diferentes ámbitos de la vida para obtener una ventaja estratégica en función de lo que hace su rival. A Kasparov le funcionó en su duelo contra Karpov por el título mundial de ajedrez de1985 y lo hundió en la miseria. También durante...
Autor >
Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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