A Luis de Guindos le han dicho que no (más bien nein) a lo de presidir el Eurogrupo y las hordas tuiteras (porque en los bares se sigue hablando de otra cosa), expertas en todo lo que se les ponga por delante, hacen mofa y befa. Se ríen de la escasa influencia española en los puestos institucionales de altura (no olvidemos a Javier Solana ni a Amancio Ortega, que en el fondo y en la forma es el dueño de tres cuartos de la humanidad) y algún que otro malvado cree que ese OXi es la cura de humildad que necesita el ego del ministro. A mí no me parece una buena noticia, me parece mejor que haya un español dirigiendo el Eurogrupo aunque solo sea porque se escribe a la primera, no como Dijsselbloem. Y porque De Guindos, con su acento de pijo madrileño con pulseras de cuero que veranea en Sotogrande, me sigue pareciendo bastante más estiloso que Varoufakis. Sí, soy una mujer de periferia que lleva una burguesa en su interior.

Ada Colau no es burguesa ni parece que quiera serlo, pero ha dicho OXI a más hoteles en Barcelona durante un año y alguno ha vuelto a proclamar el apocalipsis, ese sitio donde todo va mal y no hay postporno. Pero la vida es a veces un constante desmentido y cuando dije apocalipsis digo que solo un poco, ya que ha prorrogado el Mobile World Congress hasta 2023. A ver en qué quedamos, querida, que así no se puede pontificar y canalizar la bilis en condiciones.

A Manuela Carmena, con tal de insultarla, le recuerdan la edad que tiene. Jaime Peñafiel, que no es uno de los padres de la Constitución sino del periodismo rancio zarzuelero, la denomina “la vieja alcaldesa de Madrid”. Ahora resulta que tener 71 años es un problema, cuando es más peligroso tener una portavoz de 27 años que habla muy deprisa, como si lo tuviera todo memorizado para no meter la pata. Todo lo contrario que Carmena, que habla despacio, midiendo sus palabras, con ritmo propio pero impropio para una asmática como yo. La alcaldesa lleva una racha convulsa, caso Zapata aparte, y ha tenido que decir dos veces que no: a la tasa para el turismo y a la de los cajeros. Pero esa racha convulsa no es sino política: se suelta el globo sonda y se sondea al personal. En un alarde de I+D desconocido en un país como éste, ha decidido lanzar una web en la que se desmiente a los periodistas (sin derecho a réplica, por cierto). Y vuelven los expertos: los que dicen que es una medida inteligente y los que hablan de delación, de vuelta al 36 y de comer niños por las noches.

Pero no todo en la vida es NO. Albert Rivera --llevamos tiempo sin saber de él, que alguien le entreviste o algo-- ha dicho que sí a ejercer de copiloto con Jesús Calleja en el rally Baja Aragón. Que el líder de ‘Siudatans’ (un beso, Carlos) haga de segundo de alguien debe ser cosa de la tele, que tiene estas mágicas licencias. La erótica del poder, la erótica de la tele… a eso pocos le dicen NO.