LA Felicidad, jajajaja
Salvans y la costa mediterránea
Joan Fontcuberta / Pepe Baeza 31/07/2015
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Durante el mes de agosto, CTXT va a publicar una serie de 15 fotografías que el reportero y artista Txema Salvans realizó en distintos parajes insólitos de la costa mediterránea española.
Quince firmas de CTXT --Barbara Celis, Gerardo Tecé, Guillem Martínez, Ángeles Caballero, Moe de Triana, Gloria Crespo, Alain Paul Mallard, Pilar Ruiz...-- comentarán las imágenes que Salvans lleva años tomando, en una serie titulada La felicidad JA, JA, JA, JA.
Como aperitivo, publicamos hoy sendos textos de Joan Fontcuberta y de Pepe Baeza sobre Salvans y su trabajo, y una imagen inédita, tomada por el fotógrafo catalán hace unos días.
LO QUE QUEDA DEL PAISAJE (BASADO EN HECHOS REALES)
Mientras la cultura popular nos inculca el mito de una naturaleza salvaje a la que huir de una cotidianidad penosa, la experiencia más habitual nos mantiene vinculados o bien a un turismo de masas o bien a fugaces evasiones hacia esos lugares que no son sino lo que queda del paisaje: vestigios de lo que otrora fue campaña y hoy se ven sometidos por la industria, el desarrollo urbano y las grandes superficies comerciales. Apropiados por la necesidad y transformados por la resiliencia, esos parajes pierden su dimensión inhóspita para convertirse en opciones plausibles que aún permiten disfrutar del tiempo libre a pleno sol y lejos del trasiego de la ciudad.
Esas escenografías del ocio en la sociedad postindustrial son las que justamente interesan a Txema Salvans, que las capta enfatizando su banalidad surreal y agudizando el sentimiento de divertida extrañeza que nos producen. Para ello se vale de dos recursos retóricos. Por un lado, manteniendo un punto de vista lo suficientemente alejado para priorizar la escena y su entorno por encima de los personajes individuales y de sus expresiones. Pero en segundo lugar, y sobre todo, recurriendo a un dispositivo de elipsis. La mayoría de las tomas se ha realizado en la playa o en las cercanías del mar: el mar es pues lo que justifica la presencia de los bañistas, de los pescadores o de los juegos en la arena. Y sin embargo el mar nos resulta siempre invisible porque Salvans se sitúa entre el agua y los personajes, invirtiendo la dirección de su mirada. Por tanto lo que la cámara nos muestra es ese fondo degradado al que los personajes quieran dar la espalda. Darle la espalda significa ignorarlo, significa incluso pretender que no existe.
El trabajo de Salvans por tanto nos habla de este autoengaño colectivo que lleva a fantasear con esos reductos transitorios de paraíso. Como que no sabemos si otro paraíso es posible, nos contentamos con esos momentos de felicidad y descanso en medio del hormigón y las fábricas. Pero nos habla también de una paradoja que atañe a las políticas de la visión. La paradoja es que a nosotros espectadores–de–las–fotografías nos está vedado ver lo que los actores–en–las–fotografías quieren ver, y en cambio se nos restriega por los ojos aquello que no quieren ver. Es Salvans quien gestiona las instancias de esa dialéctica y al hacerlo demuestra, como Nietszche sostenía, que no hay hechos, sólo interpretaciones.
Joan Fontcuberta
EL LOGRO DE LA FELICIDAD
Cada noche antes de dormir, Txema se pega un manguerazo al interior del cráneo y así lo deja limpito de las angustias del día y duerme como un niño. Ningún psico-mago le recetó este condicionamiento positivo; se lo fabricó él solito cuando todavía era pequeño como fórmula de higiene mental, y asegura que le ha servido también para llegar a los treinta y cinco sin saber lo que es el dolor de cabeza.
Alguien que orquesta con tanta determinación su propia felicidad tiene más mérito que Obélix, que simplemente, aunque no de forma menos gloriosa, recibió un espaldarazo del destino al caer en la marmita de la poción mágica que le dio fuerza de por vida. Txema también tiene fuerza, la del optimismo; hace ya unos años encontró escrita la frase que siempre había inspirado su vida: “Ten cuidado cómo miras el mundo porque el mundo será como lo mires”, y aunque no aprendió nada nuevo supo decir de otra forma lo que ya estaba contando con sus fotos: que la plenitud del ser se conforma ahora mismo si somos capaces de cortar las roídas cadenas del estupor y que la alegría es la mayor compensación que podemos darnos frente a nuestro mortal destino.
Experimentar así la existencia día a día necesita unos anclajes que son diferentes en cada maestro de felicidad, y Txema adoptó la fotografía, que es una de las maneras más intensas de mirar. Hacer fotos es también una gran manera de relacionarse y para alguien tan sociable como lo es un optimista, la relación con seres vivos, sean personas o perros, es algo tan necesario como respirar; pero ha de ser una relación positiva. Y ya tenemos a Txema dando cuenta de los aspectos que más le interesan de la existencia, aquellos que nos reservamos para buscar el logro incierto de la felicidad: los espacios físicos y mentales del ocio entendido como ámbito vital arrancado a la esclavitud del esfuerzo y la renuncia remunerados.
Hay que decir que su mirada ha ido pasando de la sorpresa, la ironía o la celebración a una amable aceptación de las manifestaciones de los otros, cada vez más exenta de juicio, cada vez más recíproca, cada vez más madura.
Pepe Baeza
Durante el mes de agosto, CTXT va a publicar una serie de 15 fotografías que el reportero y artista Txema Salvans realizó en distintos parajes insólitos de la costa mediterránea española.
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