El bádminton es un deporte de clara preponderancia asiática. En Asia hay en la actualidad unos 2 millones de practicantes y es uno de los deportes que más pasiones levanta. En España este deporte apenas tiene 7.000 licencias federativas, pero el 16 de agosto la onubense Carolina Marín, zurda, de 22 años, se proclamó campeona del mundo por segunda vez en dos años. Marín iba para bailaora pero cambió la bata de cola por la raqueta liviana y así conquistó Asía. Hoy es imagen de grandes almacenes y comercios, firma autógrafos y es reconocida como una celebrity. Sin embargo, a Marín no le gusta su condición de estrella en Asia y de amarga resignación impuesta en España. 

Si en fútbol femenino las jugadoras españolas pidieron con éxito la marcha de un entrenador machista, Marín solicitó la dimisión del presidente de la federación de bádminton de manera contundente en junio pasado, cuando expresó su descontento con la federación: “No imaginaba que un oro mundial pudiese dar tantos problemas. He llegado a pensar que me da igual la medalla, que casi prefería no ganarla. Llevamos ocho meses de conflictos y me preguntan cómo hago para sacar títulos adelante. Pues gracias a mi fortaleza mental, pero en los entrenamientos uno lo lleva muy mal, porque quienes están alrededor lo llevan mal. Esa negatividad afecta. He llorado muchas veces. A las 12 de la noche he llamado llorando a mi entrenador. Cuando debía descansar estaba llorando. He tenido pesadillas...".

Esas pesadillas las olvida Carolina Marín cuando compite. Su entrenador, Fernando Rivas, destaca la resiliencia como su principal baza en el juego. El concepto de resiliencia proviene de la física y, según el entrenador de fútbol Marcelo Bielsa, es la principal virtud de un deportista. Se trata de la capacidad que tiene un cuerpo de recuperar o mantener la forma original después de haber sido golpeado. El técnico argentino considera que los grandes deportistas son los que superan inmediatamente el dolor de la derrota o cualquier dolor que le produzca el juego.

Mientras otros deportistas se vuelven vulnerables frente a la adversidad, Marín siempre se crece, olvida los problemas físicos, recobra el estado natural y entra en estado de gracia. Es una especialista en remontadas épicas. Sabe sufrir, tolera grandes picos de dolor, es capaz de transformar la adversidad (miedo para la gran mayoría) en un medio para ganar. Mentalmente se asemeja a Rafael Nadal, nunca piensa en la jugada que pasó sino en la que está por venir.

El secreto del éxito de Carolina Marín es salir fortalecida de las situaciones hostiles. Así está cambiando la jugadora onubense la historia del bádminton desde un país con tan solo 6.900 licencias federativas y una prensa que recurre a desafortunados titulares, como el que publicó El Mundo de que se había echado novio.

Los periodistas deportivos siempre recurrimos a títulos honoríficos como guerreras, sirenas, princesas y reinas para las deportistas, dando a entender que el título conseguido es fruto de un obsequio y no del esfuerzo del talento. La profesora Juana Gallego, especialista en temas de género, explica que los medios de comunicación son como los hombres: no saben tratar a las mujeres.

Las deportistas españolas son aquella "España implacable y redentora/, España que alborea/ con un hacha en la mano vengadora/ España de la rabia y de la idea". La España que don Antonio Machado exponía contra la España de charanga y pandereta. Aunque le pongan el himno con letra de Pemán, Carolina Marín desafía esa idea caduca de país con un juego iconoclasta que está revolucionando el bádminton. 

Fonsi Loaiza es periodista. http://twitter.com/fonsiloaiza