Controversias CTXT
Los relatos de la crisis en la prensa
Miguel Álvarez (dir.) / Pablo Gómez-Pan 6/08/2015
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Conviven en la plaza pública muchos relatos de esta crisis económica que desde 2008 constituye el telón de fondo de toda controversia política. Cada versión pone el foco en unos u otros factores, y sitúa el origen, puntos clave y posibles proyecciones futuras en función de intereses estratégicos que, reflexiva o instintivamente, recurren a construcciones discursivas acordes.
Grosso modo, la actual crisis puede interpretarse a través de dos narrativas excluyentes: como excepción, como bache en el camino de redistribución de riqueza y crecimiento económico ilimitado que el libremercado proporciona (versión neoliberal pro-mercado libre); o como norma, como fenómeno recurrente de las dinámicas de acumulación en el capitalismo moderno, que obligaría a una permanente intervención regulatoria en economía para compensar ciertas tendencias inherentes al mercado libre (versión heterodoxa, pro-mercado regulado).
¿Qué visión se ha dado de ella en los principales medios? El investigador Miguel Álvarez Peralta ha analizado el caso español en La crisis en portada. Representaciones de la crisis económica en la prensa española de referencia (2008-2012). En ella estudia el tratamiento de la crisis en las portadas de El País y El Mundo, dos diarios escogidos como principales fuentes primarias por ser los periódicos generalistas de mayor tirada a nivel nacional, sólo superados por diarios gratuitos o deportivos, y que además cuentan con la mayor proyección internacional.
El resultado principal de la investigación es la descripción detallada de las estrategias discursivas seguidas por cada diario ante cada evento –la quincena negra, la reforma de la constitución y las políticas de rescate–, y el análisis de las matrices de opinión favorecidas con motivo de una crisis cuyo impacto global ha supuesto un giro sociopolítico de consecuencias todavía imprevisibles.
Entre las conclusiones generales de la investigación, se confirma la hipótesis de la construcción de representaciones en favor de los intereses directos del sector bancario compartidas entre ambos medios, manifestadas en marcos metafóricos que describen la crisis como un desastre natural inevitable y sin responsables o presentan el uso de fondos públicos para el rescate bancario como única solución posible, según la metáfora de una intervención médica urgente. Se ha fomentado por ejemplo la aceptación social de la reforma urgente de la Constitución Española mediante la representación despectiva de los agentes que se han opuesto a la misma, recurriendo a estrategias sensacionalistas.
A lo largo de los tres eventos analizados, estos medios adoptan un punto de vista siempre funcional a los intereses del capital financiero, con el cual se hayan crecientemente integrados, haciendo equivaler las demandas e intereses del sector bancario con los de toda la población e infrarrepresentando las perspectivas críticas con las políticas de gestión de la crisis. Los dos diarios se diferencian entre sí principalmente en sus estrategias de erosión y defensa de los partidos políticos en gobierno y oposición, las cuales reproducen alternativamente coincidiendo con los cambios de partido.
La mejor forma de apreciar hasta qué punto las líneas de estos diarios son construcciones discursivas sesgadas es contrastarla con la información científica e institucional publicada pero silenciada en los medios, o con los diversos relatos que a partir de esa misma realidad generan otros medios minoritarios. Por ejemplo, periódicos como Público (ahora exclusivamente online) y el quincenal Diagonal ofrecen un relato contrapuesto según el cual la clase política, antidemocráticamente, accede a las exigencias de las respectivas patronales para pagar con fondos públicos la quiebra de sus empresas a pesar de los beneficios anteriormente obtenidos por éstas.
En otra investigación del mismo autor, en la esfera digital se pudo comprobar que redes como Twitter –espacio privilegiado para la crítica y la denuncia, hoy cada vez más indispensable en la esfera pública– ofrecen entre sus mensajes más retuiteados una perspectiva crítica o irónica, bastante más próxima a estas narrativas contrahegemónicas.
A qué llamamos crisis
Algunos economistas críticos y varios premios nobel en economía como Joseph Stiglitz o Maurice Allais habían caracterizado a la economía global en el momento anterior a la crisis como una “economía de casino”: la llamada financiarización de la economía, en la que se produce una generalización de la actividad especulativa que nos aboca a la “sociedad del riesgo”.
En esta nueva economía global el dinero puramente virtual, no respaldado materialmente, pasa a representar la inmensa mayoría del dinero en circulación. Este excedente de dinero ha llevado a la búsqueda de inversiones puramente especulativas, haciendo crecer la economía financiera hasta desvincular sus ritmos expansivos de los de la economía productiva. Evidentemente, la ruptura del vínculo entre economía productiva y financiera no está exenta de peligros. En general, se suele aceptar como lógico que toda inversión ofrezca más beneficio potencial cuanto más riesgo entrañe. Así ocurre en la economía financiera por oposición a la productiva. Por ello los capitales excedentes en busca de beneficio rápido han tendido a acumularse en la compra de derivados antes que en la industria.
En los flujos económicos globales, hoy apenas se compran y venden productos: sobre todo se compran y venden títulos, papel virtual, en la esperanza de que su valor aumente. Opciones de compra, titulaciones de créditos, apuestas sobre pérdidas, reaseguros de seguros, hipotecas rehipotecadas, etc. Los "productos derivados" y los derivados de derivados son fragmentados, reempaquetados y pasados de mano en mano por todo el plantea a velocidad electrónica, alejándose cada vez más de sus valores "subyacentes”, hasta el punto de que se va perdiendo la trazabilidad. La existencia de paraísos fiscales donde reina la opacidad y el secreto, dificulta hasta el extremo que se puedan rastrear, supervisar o regular estas inversiones.
Durante años, estas operaciones han dejado grandes beneficios a los intermediarios. El marco progresivamente desregulado facilitaba todo el proceso. El resultado final es que resultaba imposible conocer el riesgo real asumido por las instituciones financieras, porque estos productos inciertos no eran en absoluto operaciones marginales, sino que constituían para muchas instituciones el grueso de su inversión. Sirva de ejemplo el banco alemán West LB, que fue rescatado con ayudas públicas. Mientras que su capital estaba valorado en unos siete millones de euros en enero de 2008, el volumen de productos derivados opacos que acumulaba superaba los 25.000 millones (más de 3.500 veces su capital). De este modo, se fue generando una pirámide invertida: mientras que el PIB mundial es de 0,15 billones de dólares, las finanzas movilizan 5,5 billones. Ya no cumplían su función de financiar la producción, eran un ámbito propio con lógicas propias.
No fueron pocas las voces que alertaron contra el riesgo que esto entrañaba. Son famosos los casos de Steeve Keen, Nouriel Rubini, Dean Baker, Jospeh Stiglitz, Paul Krugman, John Bellamy Foster, Robert Brenner, Edward Gramlich, James Kunstler, Fred Magdoff, Peter Schiff, William White o Michael Hudson, pero hay un sinfín de economistas menos conocidos que también habían caracterizado la economía del siglo XXI como una economía de riesgo y habían predicho una grave crisis. También muchas instituciones oficiales lo hicieron con relativa precisión. Incluso el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional habían reconocido desde hacía tiempo el riesgo global. En el año 2005 el director del FMI advirtió con bastante claridad y precisión acerca de la existencia de una desaceleración en el mercado inmobiliario estadounidense, que unida a la presencia de una burbuja, podría estallar y “arrastrar al resto de economías”. Y sin embargo, algunos economistas sienten que los medios de comunicación como los que aquí analizaremos, todavía hoy, tratan de convencer a la gente de que una crisis como esta era impredecible y que nadie la había previsto.
Tras el pinchazo de las puntocom, en el año 2000, la Reserva Federal estadounidense bajó los tipos de interés al mínimo histórico durante un año, de 6,5% a 1%. Se esperaba así reflotar la economía. Aprovechando los bajos tipos y la facilidad de crédito, muchas familias humildes, antes excluidas del mercado inmobiliario, compraron casa. En esto se amparan quienes culpan de la crisis a las clases humildes y su “adicción al crédito”, que les permitía “vivir por encima de sus posibilidades”. Sin embargo, muchos datos cuestionan esas interpretaciones. Efectivamente, gracias a esas compras, los precios de la vivienda crecían fuertemente (un 130% entre 1997 y 2006), convirtiéndose así en un sector muy atractivo para la especulación. Lo cierto es que el 40% de las casas compradas en EEUU en ese periodo fueron destinadas a segunda vivienda o a una reventa especulativa. Hasta un tercio del parque inmobiliario estaba en manos del 1% de hogares más ricos, mientras que la mitad más pobre de la población poseía solamente el 3% de las viviendas. No fue la gente humilde quien causó la burbuja.
En agosto de 2007, cuando todavía en los medios no se hablaba demasiado de crisis, habían quebrado ya 84 inmobiliarias. Un año después, y un mes antes de la llamada “quincena negra” en que el tema saltó definitivamente a las portadas, habían quebrado ya 10 bancos. Efectivamente, para quien quisiera verla, la crisis se había visto venir. Lo que ocurrió un mes después, en septiembre de 2008, fue simplemente el derrumbe final de un castillo de naipes que se venía descomponiendo.
La inyección de fondos públicos al sistema bancario no solo ocurrió en EEUU en 2008, también en Europa, y mucho antes de la quincena negra. Ya el 8 de agosto de 2007 el BCE inyectaba 95.000 millones de euros, y en los días siguientes aumentaba hasta 200.000. Una auténtica ruptura con el discurso liberal, contrario a toda intervención estatal en los mercados. Meses después, en diciembre de 2007, se vuelve a batir el record de inyección de fondos, con 350.000 millones de euros. En Estados Unidos se armó gran revuelo con el Plan Bush, que pretendía inyectar 700.000 millones. Pero en diciembre del año anterior se habían inyectado ya, con bastante más discreción y sin apenas resistencia, 200.000 millones de dólares.
Estos rescates implicaban un riesgo moral múltiple. Si los bancos saben que son “demasiado grandes para caer”, y que por tanto serán rescatados, su rescate es una invitación a asumir cualquier cantidad de riesgo. Paul Krugman lo describía así: "Los beneficios están privatizados pero las pérdidas están socializadas. Si a Fannie y Freddy les va bien, sus accionistas cobran beneficios, pero si les va mal, Washington paga. Cara, ganan ellos, cruz, perdemos nosotros".
Detengámonos a hacer una reflexión para evitar perdernos entre cifras macroeconómicas. Cada día mueren de sed 5.000 niños en el mundo. Según Naciones Unidas, para dar agua potable al mundo bastarían 32.000 millones de dólares. De hambre, mueren 25.000 cada día. Para abastecer a los 925 millones de personas que pasan hambre haría falta un poco menos, 30.000 millones de dólares, según la F.A.O. Antes de que comenzara “oficialmente” la crisis en septiembre 2008, solo en Europa se habían inyectado casi 600.000 millones de Euros para rescatar a los bancos. Diez veces más de lo que costaría abolir el hambre y la sed, sin tener en cuenta las inyecciones que llegaron después, ni las producidas en EE.UU, que son muchísimo mayores. ¿Por qué no ocupan tantas portadas? ¿Por qué estas bancarrotas permanentes no son dignas de rescate?
La estructura empresarial de El País y El Mundo
La crisis económica se solapa con la severa crisis que vive el periodismo –analizada anteriormente en una anterior Controversia en esta misma sección–. Recordemos que uno de los problemas centrales del periodismo contemporáneo es la falta de financiación y, por tanto, la falta de independencia económica de la mayoría de los medios (dependencia que no es aventurado considerar tan grave o más que la dependencia política). Esto obliga a cuestionar el modelo según el cual los periódicos son un producto más de mercado cuya sostenibilidad está directamente ligada a su calidad informativa como factor principal. Como se observó especialmente bien en el hundimiento de los medios gratuitos ante la retirada de publicidad, los periódicos necesitan en realidad mucho antes producir información que no incomode demasiado a los grandes anunciantes y grupos financieros que los mantienen. La recaudación vía lectores es hoy en día muy secundaria. Sin embargo, no faltan medios periodísticos y espacios, sobre todo digitales y en red (más numerosos hoy que cuando comenzó la crisis), que tratan de salvar el principio de independencia respecto a los poderes tanto políticos como económicos. En ellos es fácil encontrar relatos alternativos de la crisis económica, aunque este no es el caso de los dos diarios que nos ocupan.
El País
El País ha pertenecido desde su nacimiento al grupo Promotora de Informaciones, S.A. (PRISA), fundado por la familia Polanco y otros socios bajo el franquismo, en 1958. Durante los años 60, su principal negocio, la editorial Santillana, se había extendido ya ampliamente por América Latina. En agosto de 2010, el fondo estadounidense Liberty Acquisition se convirtió en socio mayoritario, desbancando así a la familia Polanco.
Frente a la imagen proyectada por El País de diario progresista asociado a los valores y figuras tradicionales de la izquierda, en su dirección de facto encontramos una representación de familias pertenecientes o bien conectadas con el régimen franquista, que desempeñaron cargos relevantes durante la dictadura, así como representantes directos de la banca, de diversas multinacionales de carácter global, grandes fortunas, fondos financieros, promotoras inmobiliarias, etcétera.
Banqueros (Juan Arena de la Mora); exdirectivos de empresas de reputación tan dudosa como Lehman Brothers (Claudio Boada Pallares) o Goldman Sachs (Emmanuel Roman), expresidentes (Ernesto Zedillo), exministros (José Luis Maldonado), importantes cargos del mundo informativo franquista (Juan Luis Cebrián, que fue subdirector del diario Pueblo e hijo del director del Arriba, órganos oficiales del régimen) y algunas de las mayores fortunas de España (Agnès Noguera). Recientemente, las fotografías de Rodrigo Rato y Figaredo disfrutando de su yate en aguas mallorquinas han recordado que su actual compañera, Alicia González, es corresponsal de Economía en este medio.
Esta tensión entre su imagen de marca progresista y de izquierdas y su indudable integración en el establishment político y económico ya desde su fundación son sin duda otra clave fundamental a la hora de interpretar los resultados de todo análisis periodístico sobre la cobertura de la crisis.
En el año 2007, poco antes de que la crisis estalle, PRISA era el primer grupo mediático español en cuanto a ingresos procedentes de sus medios de comunicación, con 1.940 millones de euros (80% de sus ingresos totales), y una cifra neta de negocio de 3.619 millones de euros. PRISA acaparaba la cuarta parte de los ingresos de las 32 principales sociedades españolas del sector siendo, junto con Mediaset, las únicas dos que facturaban más de 1.000 millones. Poco después, PRISA pasaría a poseer un 18% de las acciones de la compañía italiana Mediaset, tras la venta de su canal de televisión en abierto, Cuatro, a Tele5.
Justo antes del comienzo de la crisis, PRISA era por tanto un auténtico gigante de la comunicación, de capital principalmente nacional, vinculado al partido de gobierno --el PSOE-- y con sede en Madrid. Ese año su cifra de negocio había crecido un 32%, muy por encima de la media del sector. Pero un año después se vio que el coloso tenía los pies de barro, porque en diciembre de 2008 había acumulado una deuda financiera de 5.044 millones de euros, siendo el grupo mediático español más endeudado, con la particularidad de ser además el único con la mayor parte de su deuda a corto plazo (51%). Es decir, tenía la obligación de pagar enormes sumas de dinero a diversas entidades de crédito en un plazo inferior a un año. Esta deuda claramente ataba el futuro de PRISA y sus medios a la refinanciación de la misma por parte de la banca privada (HSBC, Santander y La Caixa).
En septiembre de 2008, cuando comienza la crisis, la estrategia comercial agresiva adoptada por la dirección había convertido a PRISA en el grupo mediático español más dependiente del crédito, con una deuda que en ese momento casi quintuplicaba su patrimonio, lo cual contribuirá, como veremos, a explicar su posicionamiento explícitamente favorable a los rescates bancarios.
El Mundo
Desde su fundación en octubre de 1989 hasta enero de 2014, el diario El Mundo fue dirigido por Pedro J. Ramírez. Tanto en ventas como en tirada, ocupa desde 1995 una posición secundaria respecto a El País, cuando terminó de lanzar sus diferentes ediciones regionales. La empresa editora de El Mundo es Unidad Editorial Información General, S.L.U., que es propiedad de Unidad Editorial, S.A., propietaria también del Grupo Recoletos (diarios Marca, Expansión), las cuales están participadas mayoritariamente (96%) por el grupo RCS MediaGroup (Rizzoli), que controla el diario italiano de mayor tirada, Il Corriere della Sera.
Pocos dudarán en considerarlo el periodista más influyente de España, y sus biógrafos reconocen que Pedro J. Ramírez no oculta haber quitado y puesto ministros e incluso presidentes (el caso más famoso probablemente sea el hundimiento de Felipe González tras la revelación del Caso GAL). Si bien la antipatía de Ramírez por los gobiernos del PSOE fue manifiesta, también es conocida su flaca simpatía por el gobierno de transición de UCD y más recientemente, en el periodo que aquí nos compete, por el gobierno de Mariano Rajoy.
A excepción del ejecutivo de Aznar, su fuerza ha residido más bien en la capacidad de criticar y atacar al poder político que en la de justificarlo, habiendo construido su imagen de marca sobre el valor de la independencia y del periodismo de investigación. En el momento de realizar esta investigación, si bien UNEDISA no ha superado sus dificultades financieras para lograr ser definitivamente rentable en términos económicos, sus niveles de endeudamiento son inferiores a los del grupo PRISA, más lastrado por su estrategia de rápida internacionalización.
Narrar la crisis de la mano de la banca
La prensa de referencia construyó un marco simbólico de interpretación de los fenómenos de la crisis orientado a la justificación de políticas que favorecen los intereses del sector financiero, confirmando la importancia que este lobby desempeña a través de su creciente integración con los grupos de comunicación.
En diferentes momentos, El País y El Mundo han diferenciado sus relatos principalmente en la defensa/erosión de los dos polos del bipartidismo en España, pero en cambio han construido una matriz de opinión ampliamente compartida que trata de condicionar la respuesta social ante las políticas neoliberales y de rescate al sector financiero que han caracterizado la gestión de la crisis, fomentando por ejemplo la aceptación social de la reforma urgente de la Constitución Española o de la intervención europea para el rescate bancario.
Es destacable, no obstante, que los relatos que se desprenden de las portadas y los titulares analizados difieren generalmente de los que los mismos medios incluyen en sus páginas interiores –en noticias, columnas, editoriales…–, algo más reflexivos y plurales, en ocasiones firmados por voces críticas (es el caso de Paul Krugman en El País).
Tras revisar su estructura, es clara su común situación de dependencia financiera y endeudamiento, agravada por la crisis económica y la transición digital, al tiempo que su creciente tendencia a la integración internacional y multimedia. Ni UNEDISA ni PRISA son ajenos a la tendencia global hacia la financiarización, la propiedad cruzada, la concentración multimedia y la permeabilidad hacia los grandes lobbies industriales. La dominancia del tema en portada fue tanto mayor cuanto más grande era la dependencia financiera del grupo mediático, por lo que era máxima en el caso de El País, algo menos omnipresente para El Mundo, y menor aún en diarios críticos o alternativos, como Público.
1er hito: la Quincena Negra (15 de septiembre a 1 de octubre de 2008)
Según el estudio, la cobertura que El País hizo de aquella quincena se caracterizó por su alta emocionalidad y tendencia al sensacionalismo, para justificar el Plan Bush de rescate financiero, presentado muy positivamente, como “necesario” y como única solución posible, preparando el terreno para la adopción de medidas equivalentes en España. Un ejemplo paradigmático de este posicionamiento es el momento en que El País informa del rechazo del Congreso estadounidense al uso de fondos públicos para financiar dicho plan. El diario censura en portada la votación negativa como “error que provocará enorme daño económico”, anunciando que “un riesgo de hecatombe se cierne ahora sobre toda la economía mundial”. Podemos observar que El País construye el relato de tal modo que la “quiebra empresarial” se equipara a “colapso, desastre, descalabro total y caos”, fomentando la percepción de un riesgo sistémico extremo y abstracto.
La cobertura de El Mundo, de corte menos sensacionalista y más técnico-econométrico, con permanente recurso a la jerga de análisis bursátil, resulta menos apasionada acerca de la intervención (aunque también favorable), pero se caracteriza por su esfuerzo en erosionar la imagen del presidente Zapatero, poniéndolo en relación con la crisis global.
Ambos medios comparten la cosmovisión neoliberal, que se traduce por ejemplo en la adopción desde un primer momento del marco metafórico que naturaliza el libre mercado y presenta la crisis como un desastre natural (seísmo, terremoto), lo que invita a pensarla como fenómeno impredecible y sin responsables. Es omnipresente la estructura lógica problema-solución encarnada en las categorías crisis-rescate bancario, así como en el uso recurrente de la metáfora biomédica (la crisis como epidemia, desangramiento, asfixia), más presente en el discurso de El País, que apela al sensacionalismo en favor de una intervención económica de rescate urgente.
Otro indicador de la adopción del punto de vista del sector financiero para narrar la crisis es la construcción de un nosotros global de límites imprecisos como sujeto beneficiario del rescate: nosotros-bancos, nosotros-lectores, nosotros-nación, identificando acríticamente los intereses del sector bancario con los del conjunto de la población. Aquello que es bueno para los bancos se considera inmediatamente bueno para la ciudadanía, porque ellos son el motor de la economía. Estas estrategias discursivas y tomas de posición iniciales, compartidas por ambos diarios, se mantendrán con escasas o ninguna variación a lo largo de los tres hitos estudiados.
2º hito: la Reforma constitucional (del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2011)
Ambos diarios presentan abiertamente la reforma urgente de la Constitución Española como un sacrificio exigido por Bruselas para calmar a los voraces mercados. El hecho de que se planteara sin referéndum asociado ni espacio para el debate, en pleno agosto, pocos meses después del estallido social del 15M y en los últimos días de un Gobierno sin esperanza de reelección, no impidió que ambos diarios potenciaran una matriz de opinión favorable a la misma, con escasos cuestionamientos marginales a su carácter antidemocrático o ideológico (prohibición del déficit estructural). Un indicador relevante del marco noticioso favorable a la reforma es la común caracterización positiva del sujeto actor de la reforma (bipartidismo) frente a la construcción caricaturesca y en extremo despreciativa de los sujetos que oponían resistencia a la misma (con mayor intensidad en El Mundo).
Nuevamente ambos periódicos se diferencian únicamente en su tratamiento a los dos grandes partidos políticos, no en el que dan al fenómeno en sí. Mientras El Mundo carga de nuevo contra el presidente y el Gobierno socialista, asignándoles un carácter testarudo, chapucero y tramposo, presentando la reforma como una idea original del Partido Popular, El País la construye como fruto de un consenso responsable, lo que tiende a reforzar su condición de imprescindible, incuestionable y no necesitada de consulta popular (la palabra referéndum aparece una única vez en todo el relato, y sin embargo fue el centro de los relatos alternativos críticos).
3er hito: las políticas de rescate (de 2006 a 2014)
En cuanto a la representación mediática de los rescates, la investigación concluye la infrarrepresentación y pobre indexación del fenómeno en los tesauros digitales de ambos medios, donde se reiteran a grandes rasgos los posicionamientos editoriales y numerosas estrategias discursivas descritas en los hitos anteriores.
El término “rescate” se ha empleado casi exclusivamente para hablar de rescates bancarios, quedando otros tipos de rescate fuera de la agenda mediática mainstream, a diferencia de lo que ocurre con los otros medios puramente digitales. Una excepción son los rescates a Comunidades Autónomas, donde cada medio ha puesto el foco sobre los solicitados por aquellas donde gobierna la oposición (El País sobre Valencia y El Mundo sobre Andalucía). De modo paralelo, El Mundo prestó más atención en términos cuantitativos a los rescates ocurridos durante el gobierno de Zapatero (Irlanda y Portugal), y El País a los ocurridos durante el gobierno de Rajoy (segundo rescate a Grecia y rescate a Chipre).
El País se ha abstenido casi por completo de mencionar marcas comerciales bancarias en los titulares referentes al tema del rescate, a excepción de las cajas públicas o sus respectivas filiales. No se ha detectado un solo caso entre los 2000 titulares etiquetados bajo el tag “rescate financiero” (único que incluye la palabra “rescate” en el diario). En cambio, un marco noticioso claramente dominante es el que presenta a la banca como rescatadora o ayudante, no como sujeto receptor, en más del 50% del corpus analizado. Esta frecuencia duplica la de El Mundo, cuya distribución de marcos se caracterizaría en cambio por recoger a menudo pronunciamientos de la patronal del sector bancario (23% de los marcos analizados), la devolución de las ayudas recibidas por la banca (13%) y la no necesidad de rescate (10%).
Las ayudas recibidas por la gran banca privada en España aparecen fuertemente infrarrepresentadas en los titulares de ambos diarios (3% en el Mundo), si bien no ocurre lo mismo en los cuerpos de noticias, especialmente en comparación con la representación de ayudas a las cajas públicas. Estos resultados confirman la toma de posición de ambos diarios a favor de los intereses del sector bancario, procurando una representación positiva del mismo en relación a las políticas de rescate.
Lo cierto es que el discurso dominante en los medios mainstream nunca fue el que comparaba este mercado financiero global con un casino o una hipertrofia: estas perspectivas fueron marginales en comparación a las que expresaban su fe en que el mercado absorbe y estabiliza automáticamente cualquier exceso de riesgo; este auge del mundo financiero dinamizaba enormemente las economías productivas regionales, y por tanto lo mejor era dejarle las manos libres; cuanto más, mejor.
En síntesis, podemos concluir que mientras ciertos medios de oposición y algunas plataformas digitales como Twitter aportaban un relato crítico, la prensa de referencia en España se distanció muy poco de la perspectiva e intereses del sector bancario a la hora de dar cuenta de las políticas de rescate, como del resto de issues relacionados con la crisis que hemos analizado, vulnerando en contadísimas ocasiones sus líneas rojas sobre temas sensibles, infrarrepresentando las posturas contrarias en las controversias relacionadas, y centrándose más en defender los intereses de ese sector económico y del partido aliado que los del conjunto de la ciudadanía.
Conviven en la plaza pública muchos relatos de esta crisis económica que desde 2008 constituye el telón de fondo de toda controversia política. Cada versión pone el foco en unos u otros factores, y sitúa el origen, puntos clave y posibles proyecciones futuras en función de intereses estratégicos que, reflexiva o...
Autor >
Miguel Álvarez (dir.) / Pablo Gómez-Pan
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí