Marc Stears / Polítólogo
“Corbyn combinará reformas democráticas y radicalismo económico”
Arturo Noain Londres , 7/10/2015
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La esperanza recorre a la izquierda británica, un nuevo líder ha emergido dispuesto a desafiar al establishment. Jeremy Corbyn ha reunido a su partido en la Conferencia Anual Laborista para transformar la ilusión en acción, unos días repletos de expectación por el gran apoyo que ha despertado el veterano diputado con sus mensajes antiausteridad. Entre sus primeros logros consta haber conseguido más de 50.000 nuevos militantes en la primera semana tras su victoria en las elecciones.
Entre el 18 y 21 de septiembre, el Partido Laborista debatió en Brighton las nuevas guías políticas para hacer frente a la batalla de un nuevo año político. Los discursos no han desvelado grandes secretos, los mensajes de unidad y consenso dominaron a las ideas más radicales que muchos esperaban. La mayor sorpresa la ofreció John McDonnel, ministro de Economía en la sombra, con un discurso más moderado de lo esperado que recibió una gran acogida del público.Para analizar este cambio político y las conclusiones del congreso, CTXT se ha puesto en contacto con Marc Stears (1971), escritor de los discursos del anterior líder laborista, Ed Miliband. El politólogo, profesor en Oxford y experto en oratoria, en el partido y el futuro al que se enfrenta.
Es uno de los editores y escritores del libro The Labour tradition and the politics of paradox (La tradición del laborismo la paradoja de la política), donde se describe el Blue Labour promovido por el anterior líder laborista, Ed Miliband. Una de las ideas principales que se barajan es la participación ciudadana. Ya pudimos ver cómo Miliband daba los primeros pasos en esta dirección cambiando el proceso electoral para el liderazgo del Partido Laborista y es también una de las ideas principales de Corbyn. ¿Es el nuevo líder laborista una inesperada respuesta al Blue Labour?
Básicamente podríamos decir que eso es correcto. La participación que Ed Miliband y el Blue Labour promovieron se ha vivido en su máximo esplendor este verano, en parte por los cambios en el proceso electoral interno pero también como resultado del movimiento que los seguidores de Corbyn han galvanizado. Ha sido un logro extraordinario poder ver a miles de personas asistiendo a mítines y discursos durante este verano. Definitivamente sigue la dirección que Miliband intentó desde el comienzo de su mandato en 2010 pero considero que hay una gran diferencia: Ed siempre imaginaba poder llegar a un gran público, el único reto todavía pendiente para Corbyn. Un sector de la sociedad ha sido movilizado extremadamente bien, especialmente gente joven, estudiantes y habitantes de grandes ciudades. Lo que todavía no ha logrado es cambiar las bases democráticas del laborismo, ahora tienes muchos seguidores pero básicamente son las mismas personas que tenías antes. Aunque no lo consiguió, una de las ambiciones de Ed era llegar a aquellos que no participaban activamente en política. El gran reto de Corbyn es movilizar con la misma energía a aquellos que se muestran más escépticos.
¿Es Corbyn capaz de atraer a esas personas? En un análisis simplista, Miliband fue catalogado como un “riesgo económico” para el Reino Unido, una de las razones de su derrota fue su planteamiento económico. Corbyn está en una posición más radical, por ejemplo, ha propuesto la polémica “Expansión Económica para el Pueblo” en su campaña o el llamado “impuesto de Robin Hood” defendido por el nuevo ministro de Economía en la sombra, John McDonnell, hace solo unos días. ¿Es este discurso capaz de ganar unas elecciones generales?
Hemos vivido un fascinante desarrollo de los hechos. Esencialmente, hace cinco años Ed era líder y el laborismo estaba entre, por un lado, las propuestas económicas de regulación como la reforma bancario --él fue el líder más intervencionista que el laborismo ha visto en mucho tiempo. Por otro lado, intentaba ser conservador en asuntos fiscales, estaba comprometido con la reducción del déficit. En su cabeza, pensaba construir un estrecho camino entre aquellos atraídos por las grandes reformas sin asustar a aquellos preocupados por el derroche público. Su estrategia no funcionó, las reformas propuestas no fueron suficientes para atraer a la izquierda y su propuesta fiscal no fue suficiente para atraer al centro de la derecha.
Corbyn se ha dirigido de forma directa a las reformas, aunque pudimos ver un giro inesperado esta semana en el discurso de John McDonnell, mucho más medido de lo que esperábamos, más en la línea de Miliband. Considero que todavía es pronto para juzgar una posición final de cara a las elecciones generales. Lo que vamos a aprender en los próximos tres o cuatro meses es si Corbyn y McDonnell repudiarán los compromisos de Miliband o si acabarán en una situación similar a las propuestas de las últimas elecciones.
Corbyn está cambiando partes de su discurso para conseguir la unidad dentro del partido. Por ejemplo, muchos esperaban una disculpa por el apoyo del Partido Laborista a la intervención de Irak. Tampoco ha sido capaz de conseguir la oposición del partido a la renovación del Trident [el parlamento británico votará el próximo año la renovación de su armamento nuclear].
Pienso que es demasiado pronto para afirmar esto. Puedo ver de dónde viene esa idea pero vimos un discurso previsible de Corbyn con muchas referencias a sus compromisos. Mencionó su oposición a la renovación del Trident aunque su partido no lo hubiese votado en la Conferencia. Creo que el tema de Irak es complicado porque necesita trabajar sobre qué decir y cuándo decirlo. No sé cuándo va a suceder pero me sorprendería mucho que se alejara de su posición inicial.
¿Cree que será capaz de mantener el control y la unidad del Partido Laborista?
Dos ideas en torno a esta pregunta. La primera es que su posición es más fuerte de lo que muchos hubiesen esperado, simplemente por la magnitud de su victoria, donde consiguió más votantes registrados de lo esperado. No habrá otra elección de líder laborista pronto, ya que sus seguidores no van a desaparecer. Y en segundo lugar, la mayoría de sus adversarios parlamentarios del partido elegirán sus batallas con cuidado. Habrá una dinámica general de trabajar unidos con algún asunto esporádico. Lo pudimos ver con el caso de Siria [Reino Unido debatirá si debe intervenir militarmente en el país para combatir al ISIS] donde probablemente el partido dará libertad de voto a parlamentarios. Probablemente veremos asuntos de mayor envergadura pero no creo que se enfrente a una oposición generalizada.
En Brighton no pasó desapercibida la ausencia de los líderes laboristas anteriores en la Conferencia Anual como Ed Miliband o Tony Blair. ¿Es un ejemplo de la falta de apoyos de Corbyn dentro del partido?
No, creo que no vimos a estas personas en la Conferencia porque no querían que los medios de comunicación estuvieran pendientes de ellos. Nadie quiere una cámara grabando de qué broma te ríes y de cuál no. Ha sido un verano muy largo, con discusiones en el partido pero creo que todo el mundo sabe que Corbyn necesita su momento, sin distracciones.
¿Podemos considerar la “Corbynmanía” como el ejemplo británico de Syriza en Grecia o Podemos en España?
Hay obvias diferencias debido a la relación de cada uno con la Unión Europea, pero claramente algo está sucediendo que tiene tintes más radicales, más auténticos y menos profesionales en los candidatos, y que está dando resultados extremadamente eficientes a la izquierda. Puedes verlo incluso en Estados Unidos con el mensaje antiestablishment en los candidatos. Creo que es un fenómeno generalizado, pero cada país tiene su ejemplo específico.
¿Cómo definiría este fenómeno en el Reino Unido?
La izquierda está buscando esa participación enérgica de la campaña veraniega de Corbyn y alcanzar a las comunidades no atraídas por la izquierda. No vamos a ganar unas elecciones y cambiar el país a menos que el partido no llegue a los que no pudo llegar entre 2010 y 2015. Creo que el reto para Corbyn es recuperar a los votantes, atraer a la clase obrera que en este momento está apoyando a Ukip [el partido independentista que defiende salir de la Unión Europea], y ganar votos en las próximas elecciones escocesas… La pragmática estrategia de intentar atraer al centro no funciona, el mensaje tiene que ser nuevo pero debe dirigirse a más del 25% de la población.
El próximo año veremos una prueba de fuego para Corbyn con las elecciones en Escocia. El Partido Laborista ha perdido miles de votos en el país y el SNP (Partido Nacionalista Escocés, por sus siglas en inglés) se ha hecho hegemónico. ¿Qué ideas debe transmitir Corbyn a los votantes escoceses?
Realmente, dos mensajes: participación y reformas políticas. Una de las grandes fortalezas del SNP fue una campaña por la independencia extremadamente enérgica, con atractivo para el voto joven y mostrando transparencia en las cuentas. Corbyn se asegurará de que el Partido Laborista Escocés aprenda la lección. El segundo mensaje sería sobre la economía. Corbyn considera que los laboristas perdieron votos por sus compromisos en la macroeconomía. Se centrará de forma específica en ello y conseguirá el voto de la clase obrera con una postura clara sobre gasto público e inversión pública. Combinará esas dos ideas: reformas democráticas y radicalismo económico.
¿De qué clase de reformas estamos hablando?
Las principales a las que siempre hacemos frente. Una parte de la población no está realmente interesada en la vieja política. La gente está mucho más interesada en asuntos individuales, son mucho más escépticos sobre los compromisos políticos y sobre la política profesional. El reto para Corbyn es traducir parte de su enérgica campaña en un movimiento durante los próximos cinco años que tiene que ir más allá de la gente joven y las ciudades. Creo que es consciente de ello, pero requerirá un gran trabajo creativo. Un ejemplo que ya podemos ver es Jon Trickett [miembro del gobierno en la sombra de Corbyn], quien está intentando llevar a cabo una reforma constitucional; deberíamos fijarnos en si los experimentos como el propuesto por Trickett llegan a buen puerto en los próximos seis o siete meses.
¿Es posible ver a los laboristas dando un paso más allá? ¿Por ejemplo, promoviendo o creando asociaciones de inquilinos para hacer frente a los problemas de vivienda?
De hecho era la ambición de Ed y David Miliband en las elecciones del líder laborista de 2010. Cada uno tenía sus propias ideas. David Miliband creó la organización Movement for Change (Movimiento por el cambio) que estaba diseñada para ese tipo de experimentos. Básicamente lo que sucedió es que esos experimentos duraron un par de años y acabaron descartados. Pero ese tiene que ser el camino, hay que volver a esos experimentos e intentarlos de nuevo porque es la única manera de unir participación ciudadana y difundir el mensaje más allá de los sospechosos habituales.
Volviendo a la Conferencia, ¿cuál es su opinión sobre el discurso de Corbyn?
Hizo muy buen trabajo. Lo más importante para él en este momento es recordar a la gente qué representa, por qué quiere ser líder, y lo consiguió, en mi opinión. Lo que no hizo fue desvelar la sorpresa, nadie se fue del discurso aprendiendo algo nuevo. Y considero que eso es adecuado para este primer discurso pero no le valdrá en los próximos seis o doce meses. El discurso con mayor éxito que escribí para Ed fue en la Conferencia de 2012, titulado Una nación. La gente aprendió sobre su carácter pero también sobre el tipo de votantes al que quería llegar. Corbyn ha establecido lo fundamental perfectamente pero quiero ver el momento en el que explica cómo va a conseguirlo. En un discurso tienes que sorprender, conseguir involucrar a las personas en el movimiento y emocionar a la ciudadanía.
Como autor de discursos, ¿algún consejo más para Corbyn?
Necesitamos saber más de las preguntas difíciles. Por ejemplo, hablar de los autónomos. Actualmente tenemos en el Reino Unido más autónomos que personas trabajando en el sector público. Corbyn menciona la pregunta pero no ofrece la respuesta, no ha dado la respuesta hablando directamente a esas personas. Si tuviera que hablar a esas personas, intentaría tratar este asunto: cómo llego a los autónomos, quienes se sienten vulnerables e inseguros y no saben todavía que el Partido Laborista tiene una respuesta para ellos. Sus propuestas económicas sólo funcionarán si tiene una respuesta para ellos.
La esperanza recorre a la izquierda británica, un nuevo líder ha emergido dispuesto a desafiar al establishment. Jeremy Corbyn ha reunido a su partido en la Conferencia Anual Laborista para transformar la ilusión en acción, unos días repletos de expectación por el gran apoyo que ha despertado...
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Arturo Noain
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