1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Juan Pablo Meneses / Autor de ‘Una vuelta al tercer mundo’

“El primer y el tercer mundo son una farsa. Todo es una creación literaria”

El escritor chileno recorre “la ruta salvaje de la globalización”

14/10/2015

<p>El escritor Juan Pablo Meneses.</p>

El escritor Juan Pablo Meneses.

Archivo personal

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Jorge Carrión, retomando la terminología del teórico del arte Nicola Bourriaud, definió al chileno Juan Pablo Meneses (Santiago de Chile, 1969) como un periodista radicante, alguien que como la hiedra expande sus múltiples raíces por la superficie. Periodista radicante que ejerce, como él propio Meneses afirma, un periodismo portátil, es decir, un periodismo basado en la búsqueda constante de historias en cualquier rincón del planeta. Tras ganar en el 2000 el concurso Crónicas Latinoamericanas,  Juan Pablo Meneses comenzó un periplo a lo largo de toda la geografía terrestre, primero recorriendo Hispanoamérica y Estados Unidos,  luego Europa –vivió dos años en Barcelona- y posteriormente abrazando el continente africano y la inmensidad y diversidad de Oriente. Fruto de esta búsqueda constante de historias, son sus obras Crónicas argentinas o La vida de una vaca, donde relata en primera persona y tras adquirir una vaca todo lo que rodea, con sus contradicciones, el mercado –desde la cría del animal hasta la venta de la carne-  y el consumo de la carne en Argentina.  A estas obras, también cabe añadir Sexo y Poder, el extraño destape chileno y Hotel España. Tras Niños futbolistas, ensayo y, a la vez, crónica periodística a través de la cual el periodista chileno investigaba el oscuro y contradictorio mundo de la compra-venta de niños futbolistas,  Juan Pablo Meneses regresa con un nuevo trabajo: Una vuelta al tercer mundo (Debate). Un libro que, remitiendo al género de los libros de viaje más clásicos e inscribiéndose en el periodismo de denuncia, se propone como un ensayo entorno al pensamiento global tercermundistas, un pensamiento cuya inexistencia afirma el propio autor, que sin embargo pone las bases para su posible elaboración.

Escribe: “Una vuelta al tercer mundo es un recorrido alrededor del planeta por una ruta salvaje, la no oficial, persiguiendo a nuestro Moby Dick: el pensamiento global tercermundista.” Persigue algo cuya existencia niega desde el inicio, diciendo que “el pensamiento global tercermundista no existe”.

Intuía que el discurso tercermundista no existía antes de comenzar el libro y confirmé su inexistencia a lo largo del libro; sin embargo, sigo buscándolo. Seguramente nunca existirá, aunque mantengo la esperanza de que algún día alguien me escriba y me diga: “Hemos empezado a armar el discurso mundial tercermundista”. 

¿Qué debemos entender por discurso mundial tercermundista?

No sé exactamente lo que es porque no existe, pero cuando me refiero a él pienso en una especie de identidad del tercer mundo, una identidad que no existe en absoluto. Las grandes potencias del mundo, hablando en términos geopolíticos, tienen una cuadratura ideológica, se reúnen para velar por sus intereses, tienen una identidad de potencia mundial. Por el contrario, no hay una identidad que pueda unir al tercer mundo y si bien ha habido intentos políticos, no hay conexión alguna entre los distintos países que configuran lo que nosotros llamamos el tercer mundo.

Muchas de las cosas que influyen en que no exista este pensamiento global del tercer mundo es que los pobres quieren ser ricos

¿Esta desconexión no puede pensarse como producida por conveniencia por el primer mundo? Lo pregunto porque las conexiones entre algunos países latinoamericanos –Bolivia, Ecuador, Venezuela-- han recibido y reciben una respuesta extremadamente contundente desde el denominado primer mundo. 

Sí, en parte podemos decir que es así. Hay una cierta convicción de que el primer mundo ha fomentado esta desconexión; un caso claro y que yo comento en el libro es la realidad fronteriza entre India y Pakistán: se trata de dos potencias nucleares, de dos países inmensos, que logran su independencia de la Gran Bretaña con un día de diferencia y al día siguiente se entrelazan entre ellas en un conflicto que dura hasta hoy. Puede entenderse este conflicto como algo fomentado o, por lo menos, como algo que interesa al denominado primer mundo, pero creo que hay que tener en cuenta otro aspecto: hay que considerar la manera en que todos los países del tercer mundo o los países en vías de desarrollo quieren convertirse en una potencia y no respetar su identidad. Yo soy de Chile, un país que muchas veces es citado como ejemplo del milagro económico, y allí lo que uno escucha casi cotidianamente, por parte de distintas autoridades político-económicas de los distintos partidos y coaliciones, es que no podemos llegar a ser un país plenamente desarrollado por culpa de nuestro “vecindario” negativo.  Esto refleja la pretensión y el arribismo que se vive mucho en la pobreza, una pretensión que se refleja en las palabras de un exfuncionario, que dijo, tras haberse votado una determinada medida económica: “Esta medida no me gusta nada porque nos estamos latinoamericanizando”. Muchas de las cosas que influyen en que no exista este pensamiento global del tercer mundo es que los pobres quieren ser ricos.

Lo que comenta de Chile me hace pensar en Argentina, que siempre se ha definido como el país menos latinoamericano de  Latinoamérica. 

Sin embargo, actualmente Argentina es cada vez más un país latinoamericano, no en el sentido económico, sino porque han asumido un liderazgo, a través de figuras como Che Guevara, Perón y ahora Bergoglio; Argentina ha asumido que es un líder, un líder para Latinoamérica principalmente, de ahí que en Argentina se tenga una visión política y cultural muy enfocada en Latinoamérica. No me imagino, hoy por hoy, un discurso de rechazo hacia Latinoamérica en Argentina como los discursos que sí escucho en Chile. 

Volviendo al tema de la desconexión, por cuestiones históricas África se define por su parcelación territorial y por la absoluta desconexión entre sus países, pero en Latinoamérica se está observando, en países como Ecuador, Venezuela o Bolivia,  el nacimiento de un discurso común, un discurso que los aúna. 

Sí, pero este discurso común es más bien un discurso político determinado que responde a un momento histórico concreto y a una situación política muy concreta, no es un discurso que tenga que ver con la identidad. África y América Latina son continentes cuyos países se lograron independizar con un escaso siglo o siglo y medio de diferencia, tiempo que a nivel de la historia de la humanidad es relativamente breve. Tanto África como América Latina comparten temas y problemáticas en común: empresas europeas o norteamericanas que son dueñas de gran parte de las materias primas de esos territorios, hay un problema en ambos continentes de emigración hacia otros lugares…. Hay varios temas en común, pero no se debaten en común. Al contrario, hay un desconocimiento mutuo: en Latinoamérica muy poca gente sabe que Dakar no es solamente un rally, sino que es la capital de Senegal y en Senegal o en Etiopía no saben de dónde es el Che Guevara a pesar de vender camisetas con su cara. 

Muchos inmigrantes llegan a Europa buscando algo que nunca van a encontrar porque lo que ellos sueñan que existe no existe, no es la realidad

Leyendo su libro he pensado en el ensayo Orientalismo, en el que Edward W. Said afirmaba que Oriente es una construcción de Occidente. ¿El tercer mundo también es una construcción del primer mundo? 

Yo estoy seguro de esto y estoy convencido de que en verdad el primer y el tercer mundo son unas verdaderas farsas. Muchos inmigrantes llegan a Europa buscando algo que nunca van a encontrar porque lo que ellos sueñan que existe no existe, no es la realidad; la mayoría de la gente que se juega su vida en una patera persigue algo que no existe. La mayoría de mexicanos y de latinoamericanos en general que, durante años y años, ahorra dinero para conseguir que los pasen a Estados Unidos van detrás de un sueño que es una ficción. Al mismo tiempo, la visión que se tiene en los países desarrollados de los países no desarrollados es también una ilusión. Todo es una gran creación literaria. 

Hablando de ilusión, en el libro realiza una crítica al turismo, cuya mirada está enfocada en busca de lo “exótico”. 

El gran número de tercermundistas que vienen a Europa son inmigrantes, no son turistas. Aquellos, la minoría, que vienen de vacaciones son los beneficiados de la desigualdad, que es el auténtico monstruo del tercer mundo; y los que se benefician de esta desigualdad viajan, van a la peluquería en París, van de compras a Londres, y son recibidos por todo lo alto. Pero la mayoría de la gente del tercer mundo que viene a Europa lo hace como inmigrante, mientras que la mayoría de europeos va como turista. Los inmigrantes se encuentran en Europa con una realidad que no es y los turistas se encuentran con una realidad falsa que es construida por los propios países del tercer mundo que encuentran en el turismo un gran beneficio económico. A través de libro, a través de mi descripción de las cholitas, de los souvenirs dedicados al Subcomandante Marcos, de las camisetas del Che Guevara, quería mostrar cómo todo está hecho para alimentar a los turistas que llegan. 

Resulta macabro cómo, en nombre del turismo, se espectacularizan la miseria o los conflictos políticos.

Yo detesto un tipo de periodismo al que llamo “crónica miseria”: un periodismo que se centra solo en los pobres y en los hambrientos como si su existencia fuera debida a una generación espontánea y son descritos a partir del tópico. A mí más que la miseria económica o política, me interesa la miseria humana y la miseria humana es transversal: es macabro, como tú dices, que unas personas del primer mundo vayan a vivir una pantomima siendo protagonistas o actores de reparto de una realidad falsa que se construye precisamente para ellos. Sin embargo, también es macabro que los mineros de Chile que estuvieron encerrados en una mina, una vez que han salido, tras haber conseguido fama mundial y haber sido paseados como héroes o como animales de zoológico, acepten que su tragedia termine convertida en un parque temático. Lo macabro es que estos mineros vean esta transformación como una solución y no vean que su tragedia podría servir para evitar futuras tragedias similares, que su tragedia podría servir para que no haya más minas con las terribles condiciones que ellos sufrieron así como podría servir para denunciar que todo el material que se extrae de esas minas va a manos de grandes capitales de Estados Unidos. 

Más que la miseria económica o política, me interesa la miseria humana y la miseria humana es transversal

Dice que es terrible que los mineros chilenos acepten que su tragedia se convierta en parque temático, pero ¿no podríamos pensar que ellos mismos son víctimas de esta espectacularización?

De los mineros se han aprovechado: ellos tenían una condición económica muy baja, algunos de ellos eran y siguen siendo alcohólicos, la mitad volvió a trabajar en las minas, con su tratamiento psicológico dejado inconcluso. Se aprovecharon de ellos, estuvieron mal asesorados, terminaron por pelearse entre ellos, y es verdad que es difícil juzgar la idea de que la única solución es que su realidad y su tragedia se transformen en un circo. Me parece triste que esta sea la única solución, pero aparentemente, y así lo perciben ellos, no hay otra. 

Antes criticaba la “crónica miseria”: si algo define su trabajo es la transversalidad, es decir, plantea el tema de la pobreza poniendo el foco también en la riqueza del primer mundo.

La pobreza no nace por generación espontánea: no es que uno levanta una piedra y encuentra pobres a los que debe darse plata. La pobreza es resultado de determinadas políticas, es resultado del abandono, de olvidos y de estafas. Además, dentro de la propia pobreza hay quienes se aprovechan de ella: fuera de los estereotipos blanco y negro, bueno y malo, hay una riqueza narrativa que a mí me interesa transmitir, riqueza que se caracteriza por las contradicciones que le son inherentes.

Niños futbolistas ponía el foco precisamente en lo contradictorio del mercado de niños futbolistas: por un lado, a estos niños se los aleja de la miseria y de la calle, pero por otro se convierten en moneda de cambio en un mercado global.

Cuando comencé a trabajar en el libro tenía un temor enorme de ir a hablar con los padres de las jóvenes promesas futbolistas preguntándoles por cuánto me vendían a sus hijos;  estaba convencido de que terminarían por pegarme un balazo o dándome un palo en la cabeza ante mi pregunta. Sin embargo, fue todo lo contrario: me abrazaron, casi como si estuvieran esperando mi llegada. Niños futbolistas fue recibido de forma muy distinta, más bien opuesta; para dar un ejemplo: por un lado, hubo un chico de Madrid que me llamó porque tenía una escuela de fútbol donde había muchos inmigrantes y quería montar una ONG para ayudar a estos niños futbolistas. Por otro lado, me llamó un chico de Barcelona que quería crear una plataforma comercial para reclutar a muchos niños futbolistas y así hacer un gran negocio. Los dos chicos habían leído el mismo libro. Y hasta el día de hoy han seguido las reacciones antitéticas, tan antitéticas que incluso la FIFA me invitó a un congreso para hablar sobre cómo resolver el problema del mercado de niños futbolistas. Con Niños futbolistas así como mis otros trabajos, lo que he pretendido es mostrar una realidad que normalmente no alumbramos.

Y en este mostrar, ¿cuál es su posicionamiento? Es decir, ¿muestra sólo para que el lector saque sus propias conclusiones o propone usted mismo una lectura?

El hecho de poner el tema es, para mí, ya una opción política, una opción que va más allá del color político o de un patrón electoral, es una opción política en tanto que me interesa subrayar que hay algo que no funciona, algo que es complicado y contradictorio. El padre de Neymar dice: “Soy padre de Neymar dentro de la casa, pero fuera soy el presidente de la empresa Neymar”. Ante estas palabras, muchos se admiran y otros las encuentran terribles y mi alumbramiento político va precisamente hacia este lado, hacia el lado de la contradicción. No somos tan moralmente correctos como quisiésemos, estamos llenos de contradicciones, como decía en El libro de la vaca: matar animales es malísimo, pero comérselos es riquísimo. Aquí está la contradicción. El capitalismo y el consumismo nos llevan a esta contradicción, nos llevan a vivir en medio de esta contradicción.

Inicia La vuelta al tercer mundo con una cita de Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. ¿Estamos condenados a vivir en la contradicción, en medio de los monstruos? 

Esta misma cita la podemos aplicar no sólo a esos monstruos que indudablemente siempre están aquí, sino también a la miseria humana propia de nuestro ser más íntimo: todos tenemos una historia detrás y una historia delante, nueva, y estamos en un entremedio lleno de monstruos porque no sabemos qué es lo que va a pasar. Por esto, me gusta mucho la idea de enfrentar al lector ante la contradicción. 

Obliga al lector, en concreto al lector del primer mundo, a mirarse al espejo.

Exacto, y trato de obligarle a darse cuenta de que un día uno puede estar del lado de los turistas y otro día estar del lado tercermundista, porque las cosas son muy movibles. Basta pensar que en una misma ciudad conviven los dos mundos. En relación a esto, dice un proverbio indio: cuenta tu aldea y contarás el mundo, y podríamos darle la vuelta y decir: cuenta el mundo para terminar así contando tu aldea. En un país tan desigual como Chile, el primer y el tercer mundo están ahí; en México, donde vivía el hombre más rico del planeta, sucede lo mismo, y en países desarrollados también tienen el tercer mundo, en sus calles, en sus ciudades.

Y sin embargo el primer mundo esconde el tercer mundo o lo arrincona: basta pensar en las concertinas de Melilla o de Hungría colocadas para contener a los inmigrantes e impedir brutalmente su paso.

Todos los casos de inmigración que estamos viendo ahora tienen que ver directamente con las desigualdades que hay entre el primer mundo y el tercer mundo: ¿Por qué alguien que vive en una ciudad en la que botan todos los móviles de occidente, alguien que vive entre chatarra, no puede disfrutar de ese primer mundo, de esas cosas que se hacen, además, con las materias primas que vienen del tercer mundo y con su mano de obra? En Chile, y en muchos países de Latinoamérica, ponen como ejemplo de país a Holanda o a Francia, países que usan sus excolonias como lugar para tener una barata mano de obra que trabaja para ellos. El tercer mundo no puede seguir comparándose con países que tienen países enteros de pobres trabajando para ellos. La inmigración, volviendo al inicio, existe porque de alguna manera el tercer mundo se está levantando y se está levantando de una manera monstruosa. 

Jorge Carrión, retomando la terminología del teórico del arte Nicola Bourriaud, definió al chileno Juan Pablo Meneses (Santiago de Chile, 1969) como un periodista radicante, alguien que como la hiedra expande sus múltiples raíces por la superficie. Periodista radicante que ejerce, como...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí