“Hace un rato estaba mirando un programa de televisión con una especie de moderador que hablaba con un grupo de mujeres sentadas en fila que tenían problemas con sus novios porque, aparentemente, todos esos novios se habían acostado con las madres de sus novias; entonces hicieron salir a los novios para que discutieran allí mismo ante las cámaras… Dime, Toby: toda esa gente no vota, ¿verdad?”

El presidente de los Estados Unidos Jed Bartlet (Martin Sheen) a su asesor de comunicación Toby Ziegler (Richard Schiff) en El ala oeste de la Casa Blanca (The west wing)

“Exitazo de audiencia”. “El debate demuestra que los tiempos están cambiando”.  “Nueva era de la comunicación política".  Largo etcétera de artículos, comentarios en prensa, radio y televisión, trendingtopics y demás barómetros de la actualidad. Más de cinco millones de espectadores (25,2 % de audiencia) vieron el debate entre Iglesias y Rivera en Salvados (La Sexta). Mientras, dos millones de personas estaban siguiendo otro debate: el de Gran Hermano 16. Para esta edición, el reality show ha realizado un casting con más de 66.200 candidatos y dotado el premio con 300.000 euros (la mitad del Premio Planeta y el doble que el finalista.)

“Gran Hermano 16 arranca con gran éxito (24,8%) y supera los estrenos de sus últimas 4 ediciones” (14 de septiembre, 2015. Fórmula TV).

“España, tercer país del mundo que alcanza la decimosexta edición del concurso (…) con más de 10,6 millones de comentarios en redes sociales y con la app oficial liderando el ranking de descargas de programas de televisión en España”.

(Mediaset, dossier GH16)

“Lo mejor del triángulo amoroso de GH16, en el debate. Suso y Sofía, del distanciamiento al tonteo: "Si pasa algo es porque Suso da pie a ello". Raquel: "Como espectadora prefiero que se líen Suso y Sofía" (19 de octubre, 2015. Página web de Tele5).

“Ramón y Cajal eran dos personas”, “La capital de Asturias es Almería” y otras respuestas de los concursantes de GH. Ante preguntas tan elementales como cuál es la capital de Estados Unidos, de Marruecos o qué es un lechón, los participantes no han conseguido acertar y han dado respuestas equivocadas o, incluso, sin ningún sentido". (ABC, 9 de octubre de 2015) 

¿Son los millones de espectadores de GH16 votantes con su opción política tan clara que no necesita más información? ¿Serán abstencionistas? Con las apretadísimas encuestas en la mano, dos millones de votos pueden ser decisivos en la elección del próximo inquilino de la Moncloa. 

Democracia, política e inquilinos del poder son los verdaderos protagonistas de la serie de televisión El ala oeste de la Casa Blanca. Aaron Sorkin, su guionista y creador, recrea desde la ficción el “Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos” con que comienza la Constitución de 1787, inventando un líder inteligente, sensible y responsable como el presidente Jed Bartlet --encarnado por Martin Sheen-- y unos asesores presidenciales de capacidades intelectuales casi taumatúrgicas, emanados todos de la sabiduría del pueblo soberano. Sorkin es un demócrata convencido, enamorado del sistema americano, en el que cree como un devoto feligrés.

“Soy un optimista, el mismo idealista que en El ala oeste de la Casa Blanca fue capaz de escribir sobre una Administración demócrata que consigue hacer lo que quiere. También mantengo el optimismo en el ámbito del periodismo. Lo que necesitamos de los medios es que presenten los hechos. El proceso más inteligente es el diálogo, el fruto de un debate entre dos visiones informadas aunque opuestas sobre un mismo tema. Así es cuando obtenemos los mejores resultados de una democracia. Pero hablo de un debate dialogado e inteligente, no de un intercambio de acusaciones sobre si el presidente es marxista o ha nacido en Kenia. Lo que sucede es que esas discusiones son más pintorescas y ganan audiencia, y el resto pasa a segundo plano". Entrevista a Aaron Sorkin. (9 de septiembre, 2012. El País).

Pero en un pestañeo --o un clic del mando a distancia-- el ideal creado por la ficción desaparece. Ahí queda el recuerdo de George Bush en una escuela infantil, con la mirada estólida, sin saber qué hacer, después de escuchar que han atacado las Torres Gemelas. Ni siquiera alguien que fuera actor en Hollywood se libró de ser engañado por la fábrica de sueños: cuando Ronald Reagan tomó posesión de su cargo y vio el pequeño sótano de la situation room (sala de guerra) quedó pasmado; esperaba encontrar el espectacular decorado creado por el director artístico Peter Murton para la película Teléfono rojo: volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove, 1964) de Stanley Kubrick.

El debate de Salvados fue un excelente programa de televisión que se emitió grabado y editado, como un show de ficción. Gran Hermano, en cambio, se publicita como “la vida en directo”. El 20 de diciembre sabremos qué decide la audiencia.