Paco Gómez Nadal / Autor de ‘Indios, negros y otros indeseables'
"Las plantaciones del Caribe fueron un campo de experimentación del capitalismo"
Antonio Girón Madrid , 11/11/2015
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Lo cuenta el periodista y escritor Paco Gómez Nadal. Para Isaías, sabedor uitoto del Putumayo colombiano, “la sabiduría se trabaja”. El conocimiento así es una condición activa, “un saber actuante” que diría la filósofa María Zambrano. Esta doble cita, comentada por Gómez Nadal, es una buena manera de empezar este artículo. Un acercamiento a los debates sobre la noción de colonialismo y a los aportes que ofrecen los estudios latinoamericanos para explicar el mundo contemporáneo.
En principio, la discusión sobre colonialismo se formula desde las ciencias sociales y las humanidades. Nos señala el colapso de los grandes imperios modernos, los procesos de independencia y la formación de nuevos Estados en Asia, América y África. Pero además, y sobre todo, se trata de proyectar luz sobre las mutaciones y reactualizaciones de los viejos modos coloniales y sus prácticas de poder, conocimiento y organización social.
Paco Gómez Nadal (Murcia, 1971) lleva más de 15 años viviendo y trabajando en diferentes países de América Latina y El Caribe. Lejos de la furia vertiginosa de la actualidad, acaba de publicar Indios, negros y otros indeseables. Capitalismo, racismo y exclusión en América Latina y El Caribe (Milrazones), una obra híbrida entre el ensayo y el periodismo que, de alguna manera, recuerda al norteamericano Charles C. Mann y su muy recomendable 1493. Una nueva historia del mundo después de Colón (Katz).
Nos encontramos con el escritor y periodista en Madrid, una hora antes de la presentación del que ya es su quinto libro. Su lectura nos ha sumergido en un periodismo fronterizo, entre lo interpretativo y lo narrativo, con una interesante selección de fuentes documentales y testimoniales. Por eso, es muy difícil leer a Gómez Nadal y pensar que el autor esté especulando. Sin prisas, propone un “tiempo sin tiempo” desde el que explicar y discutir la realidad.
La hipótesis central de su trabajo es muy parecida a la que emplean autores como el argentino Walter Mignolo o el peruano Aníbal Quijano: la construcción de la modernidad europea y los procesos (pos)coloniales en América Latina y El Caribe son las dos caras de una misma moneda. El racismo y la exclusión social tienen un origen y una explicación que no solo es económica, sino también cultural e histórica.
Indios, negros y otros indeseables se divide en tres partes. Mientras que en las dos primeras los temas centrales son el nudo racista y las construcciones históricas y discursivas de la desigualdad, la última sección reúne una serie de crónicas que dialogan desde la realidad cotidiana con lo expuesto en las páginas anteriores.
¿Periodismo narrativo?, ¿histórico?, ¿cómo describe el estilo de Indios, negros y otros indeseables?
En España, a veces, el periodismo está muy encajonado. Hay cosas que no se pueden explicar con los géneros clásicos y requieren otro tipo de trabajo. Lo que he intentado hacer es periodismo analítico, interpretativo, que va cruzando fuentes y contrastándolas. Se dirige a un público masivo y creo que eso es lo que lo diferencia de un ensayo académico convencional. La academia, en la mayoría de sus formas, es colonialismo del saber que se sustenta en una visión euroccidental que no sirve para explicar muchas cosas o plantea falacias evidentes. Un ensayo académico además se dirige a un público concreto y restringido, y lo que yo pretendo es justo lo contrario. Quiero que los altos vuelos teóricos y las explicaciones complejas puedan ser entendidas y discutidas por cualquiera.
En su libro habla de la llegada de Evo Morales a Madrid en 2009…
Fue un momento muy elocuente. La reacción del poder mediático en España describió la ignorancia que precisa el racismo para expresarse sin pudor. También puso en evidencia una práctica ideológica antigua. Quien no responda a un patrón eurocéntrico es enjuiciado enseguida desde un ángulo que lo ridiculice y lo sitúe en una posición de inferioridad.
En la conquista de América se conforma la Europa moderna. Es imposible comprender la Europa de la Ilustración, del progreso científico y técnico, de la modernidad, sin atender al saqueo de América
Aporta datos e informaciones muy interesantes sobre la siembra esclavista en América…
El colonialismo del saber no solo borra, sino que también oculta las cosas y sus explicaciones. En primer lugar, la esclavitud es algo que todavía existe en nuestro mundo. Pero también es cierto que las grandes plantaciones coloniales del Caribe fueron un campo de experimentación para los grandes proyectos de organización del trabajo del capitalismo moderno. Es imposible comprender el orden económico contemporáneo sin observar el modelo de las plantaciones del Caribe y el norte de Brasil. Es imposible entender la revolución industrial sin saber cuál fue el motor que financió su despegue. Las fábricas inglesas del siglo XIX no son únicamente el resultado del progreso del conocimiento tecnológico, puesto que el modelo laboral era el de la concentración masiva, con un tipo de relaciones sociales aprendido en las plantaciones coloniales. El antillano Aimé Cesaire tiene un mítico discurso sobre el colonialismo de 1950. De manera muy provocadora, habla de Hitler y de los horrores del nazismo que han estremecido a Europa. No es la humillación del hombre en sí lo que aturde a Europa. Es la humillación del hombre blanco y haber aplicado procedimientos coloniales que antes solo concernían a los árabes en Argelia, a los coolies de India o a los negros en África.
El sistema de castas en América es un invento muy genuino de la colonia española. Sabrá que el concepto de casta ha irrumpido con fuerza en el escenario político español…
Es cierto, las castas en América Latina son un modelo de colonización y organización social exclusivamente español. El modelo colonial británico, holandés, incluso portugués, fue muy diferente. Su diseño responde, en lo esencial, a una necesidad histórica. En los primeros cien años de la conquista no viajan más de 6.000 hombres desde la península. E inevitablemente, se produce la mezcla y aparecen los criollos. La economía española tenía así un problema: sus colonizadores eran mestizos, están mezclados racialmente con indios y negros. E igual que había en la España del siglo XV un sistema de castas y privilegios, en la colonia se introducen las castas para marcar los límites entre el dentro y el fuera del poder colonial, que pertenece a una restringida minoría criolla.
Las castas coloniales se refieren entonces a una posición socioeconómica que permite acceder a unos derechos y recursos o a otros. Lo que hace España con la colonia es categorizar 56 castas. Dentro de su jerarquía, 50 están dentro del sistema. Son la defensa contra los que están afuera. Se convertirán en las elites criollas que dirigirán las independencias y los Estados poscoloniales siguiendo un canon absolutamente occidental. Las castas dejaron fuera al 100% indígena y al 100% afro, que eran la mayoría de la población.
Lo que estamos viendo ahora en España o Grecia, en relación con lo anterior, es a una mayoría social excluida del reparto de derechos y recursos que pelea por entrar a ese reparto. La migración africana o los refugiados sirios o iraquíes son el afuera, las castas más bajas que no pueden entrar al sistema. Pero no me parece muy riguroso el uso del concepto de casta que hace Podemos. Entiendo su empleo político y simbólico pero, en realidad, deberíamos hablar de castas.
Bolivia ha sido el primer Estado del planeta en afrontar su transformación y reconocer la plurinacionalidad. Algo que, parece evidente, podría resolver muchos problemas en el Estado español
¿En la conquista de América se conforma Europa?
Siguiendo el trabajo de Aníbal Quijano y Walter Mignolo, así parece. En la conquista de América se conforma la Europa moderna. Es imposible comprender la Europa de la Ilustración, del progreso científico y técnico, de la modernidad, sin atender al saqueo de América. Porque en la colonia se va probando todo, es un campo infinito de experimentación. Rige “la guerra justa”, con la que puedes obviar las leyes de las metrópolis. Un territorio gigante que no solo permite fantásticos procesos de acumulación por desposesión, sino que sirve de laboratorio de producción y organización del trabajo sin ninguna norma que cumplir. Es el sueño orgásmico de cualquier neoliberal contemporáneo.
Las grandes migraciones contemporáneas han traído América Latina a Europa…
También es cierto que con el colapso financiero de 2008 se han producido regresos masivos a Ecuador, a Bolivia, a muchos de los países que estaban creando comunidades transnacionales con España y Europa. Los que se han quedado, por diferentes razones, son los que no se han podido ir y ocupan un espacio de subalteridad muy marcado en sociedades como la española. Eso es algo que me preocupa. Por ejemplo, Los Ángeles es la ciudad con la mayor población salvadoreña del mundo. Pero es una comunidad desarraigada económica, cultural e identitariamente, de la que nacen las maras y otros problemas de violencia social.
¿Cómo ve el momento de los gobiernos alternativos de América Latina? ¿Nos aproximamos a un fin de ciclo?
Eso parece. Pero ahora que termina el ciclo de gobiernos alternos en América Latina es muy interesante ver lo que han dejado sembrado. Lo que va a quedar, parece, no es un poder institucional formal y concentrado, sino una trama de contrapoderes múltiples y distribuidos. También queda la politización de la sociedad desde muchos ángulos y espacios, o las reconstrucciones de los vínculos entre los mundos campesinos y las ciudades. Vengo a España y veo un debate muy centrado con el asalto al poder, el asalto a las instituciones. Nos consideramos demasiado homogéneos como sujetos porque pensamos dentro de la lógica del Estado liberal napoleónico. Pero todos no somos iguales. No se trata de otro mundo, sino de otros muchos mundos posibles. No se trata de que venga un líder a salvarnos, sino de pensar y actuar por nosotros y nosotras mismas.
¿Qué aportan los estudios sobre América Latina a la comprensión del presente?
En un primer punto, el papel de las mujeres y las identidades de género tradicionalmente subalternas o invisibilizadas ha tomado un protagonismo en América Latina del que hay mucho que aprender. Los movimientos feministas y LGBT han irrumpido con una fuerza brutal, sacudiendo el orden social, cultural y racial.
Luego, considero agotado el Estado nación liberal. Bolivia, por ejemplo, ha sido el primer Estado del planeta en afrontar su transformación y reconocer la plurinacionalidad. Algo que, parece evidente, podría resolver muchos problemas en el Estado español.
También la originalidad del movimiento zapatista en Chiapas plantea una combinación de autonomía y defensa del territorio que ha sido una clave fundamental de las últimas décadas en América Latina. No se interesa tanto por el poder institucional nacional, sino que se vuelca en la defensa del territorio. Un lugar que no es un lema retórico como los llamamientos a salvar la patria, sino un espacio cotidiano y vital, donde se desarrollan los vínculos sociales y productivos.
NOTA: La presentación del libro Indios, negros y otros indeseables tuvo lugar en la librería asociativa Traficantes de Sueños de Madrid.
Lo cuenta el periodista y escritor Paco Gómez Nadal. Para Isaías, sabedor uitoto del Putumayo colombiano, “la sabiduría se trabaja”. El conocimiento así es una condición activa, “un saber actuante” que diría la filósofa María Zambrano. Esta doble cita, comentada por Gómez Nadal, es una buena manera de empezar...
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Antonio Girón
Es director y productor de contenidos audiovisuales e investigador en sociología política y ecología.
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