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“Dignity and Freedom” son conceptos que siempre evocan a momentos de lucha en las calles. El grito de rabia de la vocalista de Freedonia -Maika Sitté- nos devuelve al movimiento por los derechos civiles del pasado siglo en Estados Unidos. Canciones que se convirtieron en himnos porque plasmaban el anhelo de libertad y el compromiso de los músicos de la década de los sesenta como “We shall overcome” de Pete Seeger, o “A change is gonna come” de Sam Cooke. Cincuenta años después, cuando los asesinatos policiales contra ciudadanos afroamericanos indefensos nos traen de nuevo la impunidad de aquella época y la crisis económica mundial antepone los números por encima de las personas; ha llegado el tiempo de los valientes, de exigir dignidad y libertad.
Con dos discos en las calles (“Freedonia” y “Dignity and Freedom”), el soul combativo de Freedonia se ha convertido en la referencia de la música afro-americana española con diversos premios: dos Eye-Pop (Mejor canción por Heaven Bells y Mejor banda de música negra) y un premio Guille (Mejor grupo de música negra). El nombre del grupo homenajea a aquella alocada república centroeuropea liderada por Rufus en “Sopa de Ganso” de los Hermanos Marx. Freedonia recupera ese espíritu de los Marx para realizar una crítica ácida de lo que está pasando en el mundo y de la horizontalidad como forma de trabajo de los nueve músicos que componen el grupo.
En su segundo larga duración, las melodías poseen una mayor crudeza que el positivismo predominante en su primera referencia. Fruto de la propia situación profesional del músico en este país, a la cual el guitarrista de la banda –Ángel Pastor- equipara con la del trabajador autónomo que tiene que sobrevivir sin la ayuda del estado, afirman que “ha llegado el tiempo de decir que ya está bien. Ahora hay que decirlo y hacerlo para que los músicos y todo el mundo pueda vivir mejor, aportamos nuestro granito de arena. Por ello, este segundo disco es un grito de guerra, de desahogo”.
En un escenario en el que la industria musical no apuesta por propuestas como la suya, la banda madrileña optó desde un principio por un sonido analógico totalmente artesano como mejor manera de llenar de vida y calidez su música. Algo que les hace situarse como peces fuera del agua dentro de un panorama musical inundado por lo digital. En esa posición de absoluta discordancia con las compañías discográficas, Freedonia predica con el ejemplo y no opera con la SGAE: “España está denunciada por Europa por monopolio ya que la única entidad que tiene licencia para poder recaudar derechos de autor es la SGAE. Nosotros abogamos por que haya varias entidades de gestión y cada cual pueda elegir la suya como sucede en otros países. No creemos que editores y autores estén en la misma asociación, es como si la patronal y los trabajadores estuvieran en la misma federación”.
Si por algo se diferencian los Freedonia es por su intención de hacer de la música un canal para despertar conciencias y no algo para lucrarse. Bajo el amparo de la plataforma de financiación colectiva Goteo para publicar sus discos, los músicos buscaban un retorno social de su obra licenciando su música con Creative Commons (organización sin ánimo de lucro) y el registro Copyleft para permitir la libre distribución de su obra. En la misma línea de compromiso social, el grupo también se reúne como “Asociación Cultural Freedonia Soul” para acercar la música a los jóvenes de forma asequible y suplir lo que ellos consideran que tendría que estar dentro del currículo educativo: la música como formación del ser humano.
El escaso conocimiento de grupos como Freedonia por parte de todos los actores que intervienen en el mundo musical hace que sus conciertos sean la única forma de descubrirlos. Todo aquel que haya podido vibrar con el soul de Freedonia en concierto compartirá esa sensación de querer cerrar los ojos y dejarse llevar por la magia de sus ritmos y por la voz incendiaria de Maika Sitté. Una cantante que reencarna la fuerza de las maravillosas Tina Turner y Aretha Franklin. En directo, el final de cada canción lleva consigo una ronda de aplausos y halagos que parece no tener fin y que obliga finalmente al grupo a pedir silencio para poder continuar. La más reciente oportunidad de disfrutar del directo de Freedonia la tuvieron los madrileños el pasado 14 de noviembre dentro del ciclo de conciertos MadTown Days organizado por Radio Madrid. Una oportunidad única para disfrutar de los mejores grupos de música negra de nuestro país: Aurora & The Betrayers, Cosmosoul, Freedonia, Astrid Jones & The Blue Flaps, Anaut o The Sweet Vandals.
Principales perjudicados por la subida del IVA a la cultura y por el escaso apoyo de los organizadores de festivales, consideran que las autoridades políticas han convertido la música en un lujo gravándola por encima de la pornografía o los yates. En opinión del grupo esto da una idea de la talla cultural que tienen, “si te vas a otro país y preguntas por la prima de riesgo de España seguramente no lo sepan, pero si les dices Paco de Lucía te va a decir eso es España. Tanto que se les llena la boca con la marca España, la música es la mejor marca España que existe”.
Posicionados siempre en el bando de los sin voz, recuperan el concepto tan denostado de clase trabajadora, la banda valora positivamente el cambio que se está produciendo en la política española necesario para acabar con el sistema que nos ha traído hasta aquí. Aunque la posición de la banda no es a favor de un partido en concreto, Ángel Pastor resume la filosofía de la banda: “Lo que queremos es reivindicar al ser humano en esta sociedad en la que parece que todo es la economía y todo se valora por el dinero. Nosotros creemos que también está el esfuerzo, la honestidad, valores más humanos. Somos más humanistas que políticos. No somos antisistema, somos pro un sistema mejor”.
Siempre tan reivindicativo, el soul parece volver en el momento más preciso. El agravamiento del racismo en Estados Unidos que en los años 60 sí mostró una colectividad negra unida, contrasta ahora con la poca implicación de aquellos artistas que a través de su fama podrían generar un mayor combate. Para la voz cantante del grupo, Maika Sitté: “En cierto modo da la sensación de que no se está luchando suficiente por sus derechos, que sí se hizo anteriormente. Parece que no saben qué hacer, pero si no se hace algo fíjate el grave retroceso que se puede dar en algo tan importante como los derechos humanos”.
Freedonia entraba esta misma semana en el estudio para empezar a trabajar la base rítmica y plasmar nuevas ideas de cara a su tercer álbum, pero sin tener fecha de lanzamiento ni marcados tiempos límite. Ese es uno de los grandes valores añadidos del grupo, no forzar a la inspiración y dejar que su talento innato haga el resto.
“Dignity and Freedom” son conceptos que siempre evocan a momentos de lucha en las calles. El grito de rabia de la vocalista de Freedonia -Maika Sitté- nos devuelve al movimiento por los derechos civiles del pasado siglo en Estados Unidos. Canciones que se convirtieron en himnos porque plasmaban el...
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