1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

ANÁLISIS

América Latina cambia de piel

La derrota de Maduro, el triunfo de Macri y el giro conservador de Rousseff abren una nueva etapa, pero el bloque progresista ha logrado consolidar una agenda de inclusión social

Bernardo Gutiérrez São Paulo , 9/12/2015

<p>Dilma Rousseff durante una conferencia en el Palácio do Planalto. </p>

Dilma Rousseff durante una conferencia en el Palácio do Planalto. 

Jonas Pereira

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El pasado 19 de marzo, un lema inédito apareció en una pared del centro histórico de Quito: “Fuera China”. Las denominadas "Marchas del 19M", convocadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), avanzaban con gritos festivos contra el presidente Rafael Correa. La comunidad LGBT desplegó una gigantesca bandera arco iris sobre las cabezas de los manifestantes para denunciar el conservadurismo del presidente. Y los ambientalistas acudieron criticando la extracción de petróleo en el Parque Nacional de Yasuni, en la Amazonia. El movimiento popular Yasunidos, presente en la marcha, acusaba entonces a Correa de haber entregado el país a China. No sólo petróleo, también hidroeléctricas, minería, salud pública, agua, vialidad...

Las marchas del #19M contra Correa pasarán a la historia. Fueron las primeras convocadas por los movimientos populares que auparon la llegada de Correa al Gobierno. Además, se respiraba un ambiente nuevo: un coro de nuevos indignados de clase media entonaba gritos indígenas, añadiendo sus propias causas. La versión oficial del Gobierno sobre los manifestantes del #19M fue inamovible: eran "pelucones" (ricos) y "aniñados" (pijos de derecha). Pero el #19M ecuatoriano fue histórico principalmente porque en su micropolítica y simbología están las claves de la nueva era de América Latina. La primera clave es geopolítica: la evolución del "Yankees go home" al "Fuera China" revela que el gigante asiático va ocupando el lugar de Estados Unidos. La segunda clave: existe una tensión social provocada por un desgastado modelo neodesarrollista caracterizado por la exportación de commodities y la degradación ambiental.

La tercera clave sería la dificultad que los gobiernos progresistas tienen para entender las nuevas formas de acción y movilización de la ciudadanía. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, identifica cualquier protesta contra su Gobierno como derecha. El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil acusó de "derechismo" a la multitud que ocupó las calles en junio de 2013. El antropólogo argentino Salvador Schavelzon, residente en Brasil, explica el fenómeno con una redefinición del término gobernismo: "Un tipo de argumentación cínica incapaz de reconocer críticas o matices, que asocia cualquier disidencia con la derecha y el neoliberalismo". La gran paradoja es que muchos de los gobiernos progresistas de América Latina mantienen un relato revolucionario pero con muchas prácticas políticas de la derecha. Incluso neoliberales.

Las marchas del #19M contra Correa pasarán a la historia. Fueron las primeras convocadas por los movimientos populares que auparon la llegada de Correa al Gobierno

El caso de Brasil, donde el ministro de Economía, Joaquim Levy, es un Chicago boy neoliberal, es el más extremo: Dilma Rousseff gobierna con las mismas políticas neoliberales de sus oponentes. La designación del centroderechista Daniel Scioli como candidato del Frente Amplio a la presidencia argentina también revela la nueva praxis de un bloque progresista que se ha alejado del bolivarianismo. ¿Existe un fin de ciclo de las izquierdas latinoamericanas, como alerta el periodista uruguayo Raúl Zibechi? ¿Significará la llegada al poder de las derechas neoliberales? La respuesta no pasa por mitificar el legado del bloque progresista como hacen algunos medios de izquierda europeos. Tampoco por criminalizar las políticas públicas del bloque. El cambio de piel latinoamericano es más sutil, complejo y poliédrico. Ni bolivariano ni exactamente lo contrario.

De Bolívar a Wikileaks

Naomi Klein, en La doctrina del shock, destacaba que América Latina se había transformado en la región más combativa "contra el neoliberalismo de la Escuela de Chicago". La llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil en 2002 fue vital para parar los tratados de libre comercio que Estados Unidos negociaba entonces. También fue clave para potenciar suprainstituciones regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) o incluso la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Inicialmente Estados Unidos se replegó en aliados tradicionales, como Colombia. Y el espacio dejado fue paulatinamente ocupado por Rusia y, sobre todo, por China. Entre 2007 y el 2012 China invirtió 240.000 millones dólares en América Latina. Durante estos años, jugando el papel del mal menor, China ha encontrado en la presencia económica su catapulta geopolítica. En Ecuador, compra deuda pública a cambio de commodities. La base espacial que China construye en la Patagonia argentina podría incluso tener uso militar. El canal interoceánico que el millonario chino Wang Jing está construyendo en Nicaragua es otro desafío a la hegemonía estadounidense en la región. El “Fuera China”, que en Nicaragua llega a ser "Muerte al chino" no es una casualidad.

Por otro lado, las filtraciones de Wikileaks y Edward Snowden añadieron carne al asador geopolítico latinoamericano. El propio Lula defendió públicamente las filtraciones de Wikileaks de 2010. En junio de 2012, Ecuador concedió asilo a Julian Assange. Apoyar al nuevo enemigo público de Estados Unidos era una apuesta política planetaria del eje progresista. Las revelaciones de Snowden, en junio de 2013, reforzaron el idilio del bloque progresista con los cryptopunks globales. Defender el derecho del leak era el nuevo mantra antiimperialista. La propia Dilma Rousseff recriminó a Barack Obama por el espionaje de la National Security Agency (NSA) en la ONU. Activistas globales y el bloque progresista habían encontrado un nuevo frente común. Sin embargo, el apoyo de gobiernos latinoamericanos a Wikileaks y a Snowden, sumado al affair chino, produjeron un resultado inesperado: Estados Unidos, que no dejó de operar en la sombra para desestabilizar la región, como reveló Wikileaks, fue cocinando su plan B: un apagón geopolítico. Incentivó la Alianza del Pacífico, un duro golpe tanto para el Mercosur como para el ALBA. Y activó la extracción de petróleo en su territorio con el fracking para hundir el precio internacional y golpear a Venezuela, Ecuador y Brasil.

La gran paradoja es que muchos de los gobiernos progresistas de América Latina mantienen un relato revolucionario pero con muchas prácticas políticas de la derecha. Incluso neoliberales

La carambola: la nueva coyuntura ha dejado a América Latina fuera de algunos mapas. “Ni América Latina está presente en la coyuntura internacional, ni los grandes poderes globales, los tradicionales o los emergentes la toman en cuenta”, afirma Raúl Zibechi. Y por si fuera poco, Brasil, el gigante que osó levantarse contra Estados Unidos, el que abrazó a Assange y a Snowden, ha realizado un claro giro geopolítico. Dilma, más preocupada por conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU para Brasil, abandonó a América Latina. Además, engordando con dinero público sus multinacionales privadas, Brasil ha despertado a su vez el fantasma del subimperialismo en la región. “Estados Unidos ha ganado”, escribe Zibechi, denunciando el último acuerdo de Dilma con Obama, que desmantela el frente antiimperialista de América Latina.

Los hechos frente al relato

En El fin del relato progresista de América Latina, Salvador Schavelzon critica un modelo basado en “la ideología del consumo, el consenso del desarrollo y la agenda política de sectores religiosos”. El hundimiento del precio internacional de las commodities y el descenso de la demanda de China son un golpe para el modelo económico del bloque progresista que esquivó la crisis global manteniendo proyectos sociales. El bloque progresista sustituye, según Salvador, a “la clase trabajadora y a los movimientos sociales por familia y clase media”. Y todo inflado por estadísticas del consumo de los que dejaron de ser pobres según las estadísticas oficialistas. Sin embargo, la crítica más contundente de Schavelzon es que el nuevo “gobernismo” progresista tiene una extrema dificultad para “sostener el relato en el que se sustenta”.

El divorcio es total: el relato revolucionario choca con las prácticas políticas conservadoras o neoliberales de la real politik latinoamericana. Brasil hace juego al gran capital, el kirchnerismo se casó con Monsanto, Rafael Correa defiende la agenda del Vaticano. Pero todos mantienen su relato rojo. Y simultáneamente, criminalizan cualquier disidencia, encuadrándola como “neoliberal” o “derechista”. Ocurrió en el 19M ecuatoriano. Ocurre en el Brasil de Dilma, donde cualquier manifestación es tildada de “coxinha” (pijo), a pesar de que el Gobierno ha abandonado la izquierda. Y sucede en la Venezuela de Maduro, donde hasta Julio Cocco, un opositor independiente que se define como marxista y que saltó a la fama con su programa de YouTube Beta Político, es considerado un sospechoso derechista.

Además, los gobiernos progresistas de América Latina arrementen contra las revueltas de nuevo cuño, como el #YoSoy132 mexicano de 2012 o el #VempraRua brasileño de 2013. Y despliegan una cortina top down tejida de dicotomías políticas y antagonismo, que ya es el principal límite de los procesos tecnopolíticos de la región. La “construcción de un pueblo” y de “fronteras invisibles” contra las élites de las que hablaba Ernesto Laclau en La razón populista formó mayorías para conquistar el poder. Pero son el principal freno para la innovación política ciudadana cuando esa estrategia se lanza desde arriba. Casi siempre, una intervención del gobernismo descalificando alguna revuelta como “derechista” provoca un vaciamiento de las calles o un escoramiento hacia la derecha de las mismas (como ocurre en Ecuador o Brasil).

Casi siempre, una intervención del 'gobernismo'    descalificando alguna revuelta como “derechista” provoca un vaciamiento de las calles o un escoramiento hacia la derecha de las mismas (como ocurre en Ecuador o Brasil)

Sin embargo, tampoco existe un crecimiento superlativo de la derecha, como argumentan los gobiernos progresistas. Cierto: la neocon guatemalteca Gloria Álvarez es una pop star, la red de think tanks  neoliberales de la región es fuerte (algunos vinculados a las FAES de Aznar), ciertos movimientos conservadores han dado el salto a la calle en Brasil y partidos conservadores ganaron las principales alcaldías de Ecuador y Bolivia. “El consumismo – escribe Raúl Zibechi – es el caldo de cultivo de las derechas. Están cosechando lo que sembraron”.

En Argentina, el partido Propuesta Republicana (PRO) de Mauricio Macri, pivote central de la coalición Cambiemos, ha demostrado una habilidad camaleónica para vestir su campaña de épica ciudadana. Y ahí reside una clave: mientras las izquierdas se alimentan del relato de su pasado, las derechas se maquillan, se adaptan. Y han activado un nuevo marketing trufado de apropiaciones narrativas. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) venezolana, bastante orientada a la derecha, ha basado su triunfo en un relato que incluía imaginarios populares. El Cambiemos de Macri fagocita la sonoridad de Podemos. El “Sí se pudo” que se gritaba en la sede caraqueña de la MUD el pasado domingo tenía musicalidad 15M. Sin embargo, el país en el que la derecha se ha adueñado con mayor descaro del relato de las calles es Brasil. El caso extremo lo representaría el Movimiento Brasil Libre (MBL), que defendiendo el neoliberalismo más radical ha fagocitado el imaginario, los memes y las siglas del Movimiento Passe Livre (MPL) que encendió las revueltas de junio de 2013. La derecha sigue empuñando banderas rojas y teniendo estructuras jerárquicas. La derecha neoliberal se disfraza, se diluye. Reinventa sus iconos. Se apropia del relato del enemigo.

Sin embargo, la nueva derecha latinoamericana puede tener trasfondo neoliberal, pero difícilmente se atreverá a tocar algunos logros del legado progresista. El Macri que acabó su campaña haciendo ofrendas a la Pacha Mama prometió mantener los programas sociales del kirchnerismo y no revertir las nacionalizaciones. Ni siquiera el conservador Aécio Neves, llegando al poder, cancelaría el programa asistencial Bolsa Familia creado por Lula. El MUD venezolano, lejos de finiquitar el chavismo, no va a atreverse a tocar los logros sociales del pasado o la nacionalización del petróleo: va a apostar por mejorar la vida cotidiana.

La principal amenaza del eje progresista no es ni su fallido modelo desarrollista ni el imperialismo 'yanquee' o chino: es su incapacidad de adaptar su 'story telling' al presente

El agotamiento de la izquierda

El estudio realizado por los investigadores Pablo Ortellado, Esther Solano y Lucia Nader sobre las manifestaciones que piden el impeachment de Dilma, calificadas como “fascistas” por el PT, arrojó una sorprendente bomba: los manifestantes defienden pautas progresistas. El 98% defiende la educación pública, el 97% la salud universal. Y es que el satanizado “eje bolivariano”, aunque desaparezcan todos sus gobiernos, ya ha ganado: han consolidado la democracia, la inclusión social, la equidad. No habrá golpes de Estado. La derecha, aunque gane algunos gobiernos, no podrá nunca desarrollar las políticas del shock neoliberal made in Escuela de Chicago. Por si fuera poco, la sociedad civil se ha apropiado de los relatos de la resistencia del eje progresista. Y navega con nuevas dinámicas, con y sin gobiernos, dentro y fuera de los partidos. En Guatemala y Honduras, los recientes movimientos de Indignados han conquistado para los movimientos populares la pauta anticorrupción, casi siempre en manos de la derecha. Por otro lado, aunque los gobiernos progresistas ya no estén tan alineados con Assange y Snowden, la sociedad latinoamericana está liderando la lucha contra la vigilancia masiva. “La población no está en contra de las políticas del bloque progresista. Están cansados de su forma de hacer política”, asegura el politólogo argentino Matías Bianqui.

El futuro de América Latina no será bolivariano. Tampoco exactamente lo contrario. Y el legado del eje progresista seguirá siendo visible. De la memoria histórica de Argentina a la erradicación de la miseria en Brasil, de la inversión en educación de Correa a la democratización tecnológica del chavismo, la huella es casi indeleble. Y si hay una crítica que hacerle al bloque es que ha sido demasiado poco bolivariano: no ha profundizado en cambios estructurales. La reforma agraria de Brasil tendrá que esperar. El cambio de matriz productiva soñado por Correa no ha comenzado. Y el petróleo manda. La principal amenaza del eje progresista no es ni su fallido modelo desarrollista ni el imperialismo yanquee o chino: es su incapacidad de adaptar su story telling al presente. Dar voz al relato polifónico y ciudadano que reinventa la simbología de la izquierda ayudaría a modificar a su vez las prácticas de gobierno. Y tal vez así comenzaría a vislumbrarse la salida del túnel de la falsa dicotomía y del apocalíptico discurso del "inevitable fin de ciclo".

No existe una alternativa clara y única para las izquierdas clásicas latinoamericanas, pero el progresismo no está muerto. Ni en lo micro ni el lo macropolítico. La derecha reciclada / camuflada lleva delantera. Pero no tiene todavía la hegemonía del cambio. Pedro Kumamoto, primer diputado independiente de México, representa como nadie una bifurcación al relato del bloque progresista. Y se vislumbra como el que mejor ha mimetizado la narrativa del enemigo conservador y cool que se disfraza de nuevo. Con el lema “Ocupar la ciudad, habitar la política”, Kumamoto consiguió alzarse como diputado federal por el distrito 10, en Jalisco. Siendo progresista y antineoliberal, conquistó un distrito conservador. Prácticas disruptivas y narrativas agregadoras, de la mano. Y por la izquierda. Wikipolítica, su colectivo, se expande por todos los Estados de México. Un detalle: para bien y para mal, no está todavía registrado como partido político.

El pasado 19 de marzo, un lema inédito apareció en una pared del centro histórico de Quito: “Fuera China”. Las denominadas "Marchas del 19M", convocadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), avanzaban con gritos festivos contra el presidente Rafael Correa. La comunidad LGBT desplegó...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Bernardo Gutiérrez

es periodista, escritor e investigador hispano brasileño. Ha cubierto América Latina desde el año 1999, como corresponsal en Brasil la mayoría de ese tiempo. Es el autor de los libros Calle Amazonas (Altaïr), #24H (Dpr-Barcelona),  Pasado Mañana (Arpa Editores) y Saudades de junho (Liquid Books).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí