Alfonso Romera Piñero / Médico de urgencias del hospital Virgen del Rocío e impulsor del proyecto La Carpa
"La musculatura social del PSOE no es distinta a la que tiene el PP"
Gerardo Tecé 31/01/2016
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Alfonso Romera Piñero (Madrid, 1952) es oftalmólogo y médico de urgencias en el mayor hospital de Andalucía, el hospital público Virgen del Rocío de Sevilla. Una huelga de estudiantes en el Madrid de Franco lo llevó a cursar sus estudios en el sur de España. Después de 40 años de profesión y a punto de jubilarse, Romera ha vuelto a retomar la pelea con la que empezó a ejercer su carrera sanitaria: los colectivos marginados. Hoy, este médico de urgencias que según sus predicciones debería estar en esta época pensando en jugar al golf y pasear en barco, es uno de los organizadores del proyecto La Carpa, que pretende ofrecer para las personas sin techo una solución que la Administración, con la que pelea en los tribunales, no les da o les da de manera precaria por la externalización de servicios a empresas privadas.
Acaba usted su carrera profesional como la empezó.
Así es. En los 70 estuve en una asociación, era católica, que trabajaba con todo tipo de marginación y no cerraba la puerta a nadie. A todo el que llamaba se le abría, entraba, dormía y se le daba de comer. Yo ya había acabado Medicina y aquello me entusiasmó muchísimo al principio. Entonces entré de lleno en todo ese jaleo y descubrí que aquello era horroroso. Horroroso. Era un lugar de tránsito, pero había quien no se quedaba en el tránsito, no había personal de limpieza, no había personal de seguridad, aquello era un concepto muy bonito pero muy mal organizado. Me echó de allí no el espíritu de aquello, sino los chinches. Y llegó un momento en el que no pude aguantarlo más. Así que dejé estos asuntos y me fui. Y yo ya creía que me había liberado de esto y que ya tenía una edad de jugar al golf, de montarme en un yate, pensaba yo, y poco más (risas), pero vuelvo a involucrarme en el momento en el que se detecta en el hospital un desastre: empezamos a detectar que cuando vemos enfermos en urgencia, cuando operamos a la gente y damos el alta, les decimos, oye, ahora el tratamiento y la recuperación en casa. Y nos decían cada vez más: mire, yo es que no tengo casa. Yo vivo en la calle. Entonces teníamos operados intestinales haciendo el posoperatorio tirados en un cajero, enfermos con quimioterapia en la calle, etc.
El posoperatorio imagino que no puede realizarse en el hospital…
Claro que no. Cuando empezamos a preocuparnos por este asunto nos respondían algunos diciendo: ¿por qué no los dejáis en el hospital? Porque no es la función del hospital y con las limitaciones que tenemos, tendría gracia que no pudiéramos operar a un señor que llega con una urgencia porque hay otro señor ya operado ocupando una cama, que vale oro, y ahora con los recortes más que nunca. El hospital no puede cubrir una función porque la sociedad no tenga un recurso para los sin techo. “Que se encargue el hospital”. Este planteamiento es una locura. Y los mismos a los que no les escandaliza que la sociedad no afronte este problema, a veces nos preguntan: ¿pero cómo le han dado ustedes de alta? Pues porque clínicamente tiene que estar dado de alta.
Esta es sólo una de las muchas externalizaciones que se han hecho en España
¿Cuándo empieza usted a pedir explicaciones a las Administraciones y a promover soluciones alternativas?
Empezó cuando algunos profesionales de urgencias nos preguntamos: ¿dónde está el recurso social en la ciudad de Sevilla? Y nos dimos cuenta de que no existía. Pero al mismo tiempo, investigando el asunto, también nos dimos cuenta de que había a nivel local 6 millones de euros públicos anuales destinados a cubrir esa necesidad que no se estaba cubriendo. Entonces preguntamos en el Ayuntamiento qué se hacía con ese dinero y nos explicaron que tenían 140 camas divididas en dos albergues y gestionadas por Grupo 5, una empresa privada. Así que cogimos una calculadora y dividimos esos 6 millones de euros anuales entre 140 camas y las cuentas no nos salían porque para nada se estaban cubriendo esas necesidades sociales y sin embargo los ciudadanos estábamos pagando las camas de albergue a precio de hotel de cuatro estrellas con servicio de habitaciones. Es sólo una de las muchas externalizaciones que se han hecho en España.
¿De cuándo viene esta externalización de servicios sociales?
Esta externalización viene de atrás, pero movimos ficha con el reciente cambio de Gobierno local, porque imaginábamos que el nuevo consistorio del PSOE sería más propicio a escucharnos que el anterior del PP, pero lamentablemente hemos descubierto que la musculatura social del PSOE no es distinta a la que tiene el PP.
Usted tiene denunciado en un juzgado un caso de denegación de auxilio.
A ver. Cuando los médicos damos de alta a alguien, en el protocolo está que nos pongamos en contacto con los servicios sociales del hospital, que funcionan de 9h a 14h, lo que significa, porque el hospital nunca para, que están operativos un 25% del tiempo. Esto provoca que cuando tenemos un caso acabado de operar a las 5 de la tarde o las 4 de la mañana, los médicos tenemos que buscarnos la vida, que es lo que dice con otras palabras el protocolo. ¿Pero eso cómo va a ser, oiga? Entonces decidimos ir al albergue municipal y preguntar, porque supusimos que de esas 140 plazas gestionadas por el servicio externalizado, alguna sería o debería ser para quienes acabaran de ser operados. Algún criterio médico o de urgencia social debía de haber. Y nos pusimos en la puerta. Y veíamos cómo iban diciendo, como en una discoteca, tú para dentro, tú no, tú si… Y concretamente aquel día en el que yo personalmente estaba allí, vimos cómo a un hombre que tenía una ostomía (operación en la que se abre la pared abdominal para que las heces se recojan fuera del cuerpo) le dicen que no, que a la calle. Es decir, se tenía que recuperar de una operación tan delicada en la calle. Entonces, como médico, igual que cuando yo veo un accidente en una carretera tengo que atenderlo, pues en ese caso me fui a un juzgado de guardia y denuncié el hecho. Hemos denunciado ese caso en concreto y ahora el albergue, los servicios sociales o quien se ponga por delante, el fiscal verá. Además de denunciar, llamo a Grupo 5 y me responden que no me van a decir cuáles son los criterios médicos y sociales para decidir quién debe estar dentro y fuera de los albergues porque son una empresa privada y eso es asunto de ellos y de nadie más. Hemos escrito cartas al Defensor del Pueblo Andaluz y al Ayuntamiento de Sevilla pidiendo explicaciones sobre cuáles son las funciones sociales que realiza y cómo las realiza esta empresa privada a la que se está contratando con mi dinero. Es dinero de los ciudadanos y por lo tanto tenemos derecho a saber cómo se está usando. Y en el ayuntamiento no nos responden, pero nos remiten a una página web donde no se aporta esta información que pedimos.
Es dinero de los ciudadanos y por lo tanto tenemos derecho a saber cómo se está usando
¿Y el Defensor del Pueblo?
De las solicitudes de información que hemos realizado sólo tenemos una respuesta del Defensor del Pueblo Andaluz diciéndonos que no ha obtenido respuesta alguna a su petición de información.
La idea, imagino, es coger este caso concreto del señor con la ostomía como punta de lanza.
Eso es. Hemos cogido el caso del señor con la ostomía para guerrear y ver hasta dónde podemos llegar para detener este tipo de actuaciones. Son denegaciones de auxilio de alguien en riesgo. Es un delito, como si yo en la carretera siendo médico no paro a socorrer a un accidentado. Le niegan el cobijo. Es una denuncia por la negación del deber de socorro.
¿Piden que el ayuntamiento rescinda este contrato de externalización?
Los profesionales sanitarios sabemos lo que cuesta el tratamiento de una enfermedad o los materiales de una operación. Si alguien le dice a usted que le opera de apendicitis por la mitad de lo que eso nos cuesta en la pública, que sepa usted que van a operarle sin garantías mínimas sanitarias. Y en servicios sociales ocurre lo mismo. Lo que desde lo público haríamos por los sin techo con 20, alguien lo está haciendo por 10 y quedándose con 5 de beneficio. Hay que decir que Grupo 5 tiene muy buenos trabajadores, muy mal pagados. Nosotros nos quejamos de esto y también de la labor de tutela que el ayuntamiento no ejerce sobre la empresa contratada. El ayuntamiento se ha inhibido. Por ponerte un ejemplo, otra cosa que detectamos fue que dentro de estos albergues externalizados no había hoja de reclamaciones. El sin techo no puede poner una reclamación si sufre un abuso. Se lo trasladamos al ayuntamiento y la respuesta fue “pues es verdad, habrá que poner las hojas de reclamación”. Es increíble, se despreocupan absolutamente de la gestión de servicios que están pagando. A estas personas que viven en situaciones difíciles no se les están respetando los derechos humanos por parte de un Gobierno socialista.
Si alguien le dice que le opera de apendicitis por la mitad de lo que eso nos cuesta en la pública, van a operarle sin garantías mínimas sanitarias
Para dar alguna solución a este tipo de situaciones es por lo que nace el proyecto La Carpa, ¿verdad?
Se trata de que todo esté en manos de profesionales. Es un movimiento horizontal que funciona por redes. Infraestructuras, sanidad, red jurídica, etcétera, formadas por arquitectos, abogados, médicos... Se llama La Carpa porque el proyecto consiste en instalar en distintos puntos de la ciudad carpas reales con aseos, camas, etcétera. La idea es que sea una especie de apeadero, una especie de estación de tren donde nosotros canalizaremos a los que llegan derivándolos a un lugar u otro dependiendo del tipo de problema que estas personas tengan. Una especie de lugar de tránsito donde se les garantiza un perímetro seguro donde puedan resetear un poco su vida. Un sitio con unos animalarios, esto es muy importante, porque a estas personas no las dejan entrar a los albergues municipales con sus perros, que en muchos casos es lo único que les queda en la vida, la única compañía y afecto que en muchos casos tienen son los animales. Muchos recolectan chatarra. Entonces tendría que haber un espacio para que guardaran sus pocas pertenencias. De ahí que las carpas necesiten ser espacios abiertos. Nosotros nos tenemos que ir a nuestras casas, a dormir bajo techo sabiendo que el que duerma sin techo es porque quiere, cosa que no sucede ahora. Pero el ayuntamiento no nos cede lo único que necesitamos, el terreno. Nosotros no pedimos financiación, sólo un terreno para instalar esto. La financiación no es cara, la carpa casi no necesitaría dinero y del poco que haga falta nos ocuparíamos los profesionales. Lo tenemos todo preparado y almacenado porque el ayuntamiento no nos cede el terreno. Pero, además, es que no va a pasar.
¿No va a pasar?
Si yo demuestro que sin dinero, sin dotación, podemos dar cobijo a 400 o 500 personas, que puedo hacer más por cubrir estos problemas de forma gratuita que con externalizaciones millonarias, ¿cómo justifica un ayuntamiento la externalización millonaria en servicios sociales? Con los grandes problemas hay que ser innovador. La Carpa sería autogestionada por los propios sin techo. El que esté con la seguridad será un sin techo, el encargado de los váteres o de hacer el café será un sin techo… Estableciendo contratos humanos de participación. Vamos empoderándolos y haciendo procesos inclusivos. Es innovador, no existe en ninguna parte. Pero no van a dejarnos.
¿Cómo trata la sociedad al sin techo?
El Estado, las Administraciones, la sociedad de confort tiene tres maneras de tratar a estas personas. Una de ellas es penalizándolos. Pongo candados en los contenedores, como hizo en Girona el nuevo presidente de la Generalitat, si aparcas coches te multo, instalo un mobiliario urbano que impida que los sin techo puedan dormir en un banco porque le he puesto una separación en tramos, etc. Es decir, penalizo. La segunda tiene que ver con el prefijo sub. Te ofrezco un subtrabajo, te meto en un submundo, te voy apartando hacia sitios de la ciudad donde no se te vea, te lanzo a un basurero porque interpreto que la sociedad quiere que te tire allí. La tercera manera es medicalizarlos: son contagiosos, tienen sida, tienen tuberculosis.
Unos niñatos queman a un sin techo en un cajero. Todos nos llevamos las manos a la cabeza. Ahora bien, si se quema él solo, porque estas personas, muchas veces con problemas psiquiátricos, queman el colchón fumando o se intoxican, etcétera, es algo común; entonces en ese momento ya no tiene más importancia. No tiene importancia si nadie pudo asistir a esta persona con problemas, si lo echaron del albergue, si estaba solo en la calle… A nadie le preocupa. Es una visión inhumana. Con el dineral que todos pagamos en impuestos no es de recibo que la Administración abandone de esta manera a los que más lo necesitan.
¿Qué debería hacer una persona cuando ve a otra tirada en el suelo?
Generar vínculos de confianza y detectar sus necesidades. Pero entiendo es un asunto muy complicado. Pero si tú supones que para esa persona existe un peligro vital, tú no puedes inhibirte, tienes que acercarte, tienes que tocarlo y tienes que avisar a urgencias.
Alfonso Romera Piñero (Madrid, 1952) es oftalmólogo y médico de urgencias en el mayor hospital de Andalucía, el hospital público Virgen del Rocío de Sevilla. Una huelga de estudiantes en el Madrid de Franco lo llevó a cursar sus estudios en el sur de España. Después de 40 años de profesión y a punto de...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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