La sala de prensa, durante la intervención de las minorías nacionales.
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Hola. Congreso. Son las 15 horas. Se retoma la sesión. Llevamos tantas horas aquí que hasta yo votaría que sí a Sánchez, o le compraría La Atalaya, a cambio de que esto parara, por Dios. No es el caso. Toma la palabra Francesc Homs, de Democràcia i Llibertad, nombre del artista anteriormente conocido como CiU. Como siempre que habla una minoría, la sala de prensa y el hemiciclo sufren una diáspora hacia el exterior, donde los políticos y los periodistas departen. Ahora mismo está departiendo Montoro con unos periodistas que le ríen las gracias. En el trance de sonreír –lo descubro ahora, rayos–, Montoro gesticula la cara del señor Burns. Por unos segundos, incluso, escucho el crujido de su mejilla al accionar los músculos risorios. Es estremecedor.
Bueno. Francesc Homs. Ofrece la particularidad de hablar como Artur Mas, una suerte de síndrome de Estocolmo que sufren políticos y periodistas cercanos espiritualmente al exPresident. También, en su discurso, ofrece varios servicios. Esboza el discurso de la futura CDC, en trance de refundación. Será, por lo visto, un partido soberanista. Es decir, no indepe. El soberanismo, según escucho, coge lo mejor del mundo del autonomismo –la ausencia de cambios–, y el independentismo CDC –la ausencia de cambios–. La idea es que dure otros 35 años. La refundación del Régimen con el menor número de cambios –es decir, pocos cambios políticos, muchos cambios léxicos, ningún cambio económico; lo que vino en 2010 y desarrolló el PP, se queda-, está más avanzada en Catalunya, pese a su fragilidad. Quizás lo que se vota aquí es eso, catalanizar España/una vía española hacia otra casilla, sin desplazarse de sitio. Curiosamente, la gestión de los mitos locales para que no pase nada, en Catalunya pasa por la propaganda indepe, mientras que aquí pasa también por el nacionalismo, es decir, por el enfrentamiento con Catalunya. Sí, yo también querría ser sueco. Meditación: en los 70's se nos dio Bienestar a cambio de todo lo demás, y en el siglo XXI nos lo retiraron sin nada a cambio. ¿Cómo es posible ese trueque? Sopongo que con violencia, o con su prima, la propaganda. Acostúmbrense a la propaganda / no piensen en elefantes.
El discurso de Homs es importante. La primera parte no es suya. Es un estado de la cuestión de la cosa catalana, según la cosmovisión CDC. Se trata de un análisis constitucionalista muy bien calculado y explicado, explicando el fin del Régimen en lo territorial. Supongo que es obra –o estilo– de Carles Viver Pi-Sunyer –jurista, exTC, exPresi de exConsell Assessor per a la Transició Nacional–. Lo segundo ya es formalización del nuevo viejo rol CDC. Ofrece pactar un referéndum/Procés limitado, a cambio de brindar estabilidad al Estado. El PSOE no lo entiende, como el staff –y me temo que solo el staff– del PP no ha entendido que el PSOE le ha ofrecido lo mismo: continuidad con pocos cambios, pero llamativos. Una crisis de Régimen es eso. No entender. Ir hacia un árbol a toda leche y no entender que puedes girar el volante, por ejemplo.
Sánchez le contesta con la circular al uso. Menos beligerante que la circular de C's. La diferencia de izquierda y derecha en postdemocracia --una democracia con voto, pero sin bienestar, ni capacidad de emitir políticas propias, ni derechos efectivos--, es la amabilidad. Las izquierdas son amables, incluso, en ese trance. Lo que, ya puestos, no sé si es peor. Sánchez, por lo que veo, está pésimamente asesorado con Catalunya, y con el trade mark 15M. Es decir, con los dos ejes de la crisis de Régimen española. Lo que es una catástrofe comunicativa interna, como se está viendo en esta jornada, en la que el Pacto no fracasará tanto como Sánchez. El Pacto, en fin, tendrá más futuro.
Habla PNV. El PNV es una suerte de escuela política italiana, el único Estado que está chuleando a la UE, vía hacerse el sueco. O mejor, el italiano. EL PNV, así, va a su bola. Recuerda a la audiencia que no votó la Consti, por lo que no está sometida a ella. Si quieren su incorporación, sólo tienen que pactar la reforma constitucional en los términos sugeridos por ellos en el 78. Curiosamente, C's ofrece cierta recepción al mensaje, por otra parte muy cercano a la nueva CDC, con la que C's está a la greña. Supongo –y esto es un exceso poético, pero me parece que funcional– que en esa actitud pesa el conocimiento familiar del carlismo, por parte de C's.
Compromís participa con un discurso menos diáfano y efectivo, y más próximo al pack política, del que esperábamos los que conocíamos a Compromís de oídas. Sorprende la anterior lucha por ser grupo propio de un grupo que no vertebra un gran perfil propio. O, igual, lo explica. No sé.
Alberto Garzón aporta ideología clásica modulada por el sentido común 15M –ese pollo lo ha de pasar mal en IU, supongo; por lo que también supongo que debe de ser un tipo con un sentido tranquilo y efectivo de lo que tiene que hacer/dónde tiene que estar; es un Blade Runner que sabe lo que se le exige, pero que perdona la vida a la chica–. Su discurso estructurado, niquelado, luminoso, invita a no comprender, más aún, por qué en las confluencias no confluyó también IU, algo que hubiera podido ser determinante en la sesión de hoy, por ejemplo.
Habla Bildu. Para ese momento, yo ya estoy majara, escribiendo la crónica anterior a toda leche. Entre el ruido de teclado, y el de mi cerebro, que se quiere ir a pimplarse un Cardú y a darle un crujo a la vida, me parece escuchar un discurso de izquierda ad-hoc, sin el tamiz del 15M. Euskadi, por lo visto, carece de un 15M, o no se produjo con la misma contundencia que en otras zonas del Estado. No sé si les pasa a ustedes, pero yo ya no comprendo el lenguaje de las izquierdas sin 15M, una valoración que quizás hable más de mí que de las izquierdas sin 15M, por lo que no me hagan mucho caso.
Mientras escribo mi carácter un millón, me parece escuchar a uno de UPN jurando fidelidad a Carlos VII. O algo así.
Vuelvo al modo on cuando habla Antonio Hernando, grupo PSOE. Ofrece dos temas y una metáfora. Tema a) Explica los opuestos al Pacto como inmovilismo –PP–, y –tachán, tachán, para aludir al pack Podemos– como adanismo. Con lo que vuelve a incidir en el preocupante tema de la desconexión del PSOE. Parece no entender nada desde 2011, momento en el que se incorporan a la política –y también, en algunos casos, menos, a la política institucional–, millones de personas, una o dos generaciones que no se podían incorporar a la política tal y como estaba. Calificar a ese amplio grupo social de adanistas sólo es valido, intelectualmente, si se habla de matusalenismo, de ese sitio al que resultaba imposible incorporarse, y que hoy ha presentado un Pacto, al que el adanismo ése no puede votar.
Por otra parte –y aquí otra debilidad mía ante el tema adanismo–, el adanismo es el tema de uno de los mejores poemas de Espronceda –un genio; era tan genial que hasta murió de tosferina, una enfermedad infantil–. Sinopsis: un hombre vuelve a nacer desnudo. Un poco como Fausto vuelve a ser joven. Resulta ser bondadoso, a diferencia del personaje de Goethe, si bien la caga por lo mismo. Espronceda es la pera. Recientemente se han descubierto poemas suyos que lo vinculan con el romanticismo negro, un acceso que no existía en castellano. Molaría estudiarlo. Molaría que la universidad existiera. Paro. Brrrr.
Otro síndrome que explica la desconexión del PSOE, o tema b), es la defensa de que el voto es, sic, "polisémico", por lo que votar el Pacto es votar unas cosas del Pacto, y no otras. Posiblemente, durante un tiempo, por aquí abajo se ha acabado el voto polisémico. Por lo menos, en las izquierdas. En las derechas, por lo que he visto hoy, pues no, pues están cargadas de polisemas, de los que no pueden hablar en público, pero sin embargo se reconocen entre ellas. Hoy, por ejemplo, C's ha demostrado a la otra derecha, vía polisemas, que el Pacto no es polisémico.
Metáfora aludida: Hernando interpreta, frente a las cámaras de televisión, que el Pacto es polisémicamente de izquierdas. Que no lo sea ha supuesto el fracaso de Sánchez, y de algo más amplio, del PSOE, en la sesión de hoy. Y en el éxito de Rivera. Y, tal vez, el éxito futuro del Pacto, cuando se ancle más aún a la derecha y Rajoy comprenda que el bipartidismo ha muerto, y que la derecha es más que un club presidido por él.
Bueno. Votación. Los dipus votan tras requerirles el nombre. Mientras escribo, escucho todo el listado de mis compañeros de clase, en EGB. Tengo un momento de melancolía cuando escucho Requejo y me acuerdo de Requejo, compañero que se comía crudos los gusanos de seda. Era un fenómeno. Era portero. Las paraba todas con la cara. Hoy debe de estar como Mohamed Ali. Recuento de votos. Que no. El viernes, más de lo mismo. Con variaciones. Se las explico.
Hola. Congreso. Son las 15 horas. Se retoma la sesión. Llevamos tantas horas aquí que hasta yo votaría que sí a Sánchez, o le compraría La Atalaya, a cambio de que esto parara, por Dios. No es el caso. Toma la palabra Francesc Homs, de Democràcia i Llibertad, nombre del artista...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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