1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

Tribuna

Las dos almas de Podemos

En democracias desarrolladas no hay rupturas ni apertura de procesos constituyentes. Solo desde el ejercicio del poder puede cambiarse el país. Y la ocasión es ahora

Ignacio Sánchez-Cuenca 13/03/2016

<p>Pablo Iglesias</p>

Pablo Iglesias

Luis Grañena

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El resultado de las elecciones ha colocado a todos los partidos en una tesitura peliaguda, obligándoles a tomar decisiones difíciles y a definir sus prioridades. El que más complicado lo tiene es el PSOE, por estar en el centro de todas las combinaciones posibles: ha de optar entre un pacto de izquierdas con apoyo nacionalista, alguna de las variantes posibles de gran coalición, o nuevas elecciones (un acuerdo a tres entre PSOE, Ciudadanos y Podemos parece improbable por el momento). En una serie de artículos que he publicado en infoLibre he argumentado por qué creo que el PSOE debería apostar por el pacto de izquierdas.

Me gustaría en esta ocasión debatir sobre Podemos y su capacidad para pactar con otras fuerzas. La tesis que quiero defender es la siguiente: buena parte de la desconfianza que genera Podemos es consecuencia de la ambigüedad no resuelta sobre los fines que persigue el partido. Gracias a dicha ambigüedad, conviven dos almas dentro del partido o, si se prefiere, un programa máximo y un programa mínimo.

El programa máximo parte del diagnóstico de que España sufre una crisis “de régimen”, que culminará cuando la fuerza política que representa a “la gente” abra una fase constituyente. La fase constituyente, en el fondo, no es más que una adaptación estratégica del concepto milenarista de “revolución”: puesto que nadie podría tomarse en serio un discurso revolucionario en Europa a principios del siglo XXI, se rebaja la propuesta propugnando  la apertura de un proceso en el que el poder ilimitado de la gente conforme un sistema político genuinamente democrático que deje atrás todas las hipotecas del “régimen del 78”. Una nueva política y una nueva economía aguardan tras esa fase constituyente.

El programa mínimo rebaja considerablemente la interpretación de la crisis actual. En lugar de una crisis de régimen, establece que hay dos crisis, una de los partidos tradicionales, carcomidos por la corrupción y la sumisión a los poderes económicos, y otra, más específica, de la socialdemocracia. La crisis originada por la corrupción da pie a la denuncia del “bipartidismo” imperante. La crisis de la socialdemocracia, por su parte, es consecuencia de haber transigido excesivamente con el paradigma neoliberal y haber hecho demasiadas concesiones en la construcción de la unión monetaria. En su versión más crítica, diría que se han desdibujado las diferencias entre los dos grandes partidos del país, PSOE y PP. La alternativa buscada en el programa mínimo no sería un nuevo tiempo político, una nueva época, sino más bien una socialdemocracia auténtica, como la del periodo dorado de posguerra, con posibles toques de transformación radical, como la introducción de una renta básica universal. 

Creo que estos dos programas se mezclan en Podemos, produciendo los bandazos estratégicos y los cambios de mensaje que tan habituales se han hecho en este partido desde el día de su creación. El discurso de Podemos a veces se vuelve abstracto y fantasioso, lleno de invocaciones a un radiante porvenir que resultará de la superación del “régimen” actual; pero otras veces se pega al terreno, como cuando saca consecuencias del fracaso de Syriza, defendiendo entonces medidas que no son sino las de una socialdemocracia algo radicalizada. En el primer caso, el objetivo es asaltar los cielos; en el segundo, superar al PSOE.

A mi juicio, el espíritu maximalista conduce a Podemos hacia una intransigencia dogmática y sectaria y, sobre todo, hacia una cierta introversión, pues cualquier discrepancia procedente del exterior se interpreta como una reacción defensiva del “régimen” al que quiere derribar. Es muy difícil, en este sentido, establecer un intercambio que sea a la vez crítico y razonado, pues los “podemitas” suelen abalanzarse sobre quien ejerce la crítica, acusándolo de ser un puntal de un régimen putrefacto, de estar al servicio de los poderosos, de ser un paniaguado, etc.

Sin negar que el espíritu maximalista puede haber sido extremadamente eficaz como estrategia política para ganar apoyos de la gente más desengañada e irritada con nuestras instituciones y partidos, me gustaría mostrar que dicho espíritu no resiste un análisis crítico y que a medio plazo hace de Podemos un partido poco dispuesto para “mancharse” en la elaboración de políticas y la gestión de gobierno.

Comencemos por el diagnóstico, la “crisis del régimen” de España. ¿Qué es exactamente una “crisis de régimen”? La respuesta no es sencilla, pues se trata de un concepto vaporoso, muy alejado de las categorías que se utilizan en los análisis académicos de los sistemas políticos. En el famoso artículo de New Left Review, Pablo Iglesias afirmaba que  dicha crisis consiste en la pérdida de hegemonía de las elites, cuya legitimidad se ve seriamente mermada. El “modelo social y político”, prosigue Iglesias, queda agotado, necesitando una sustitución. Si el 15M fue la manifestación social de dicho agotamiento, Podemos sería su manifestación política. Ahora bien, se puede estar en crisis de muchas maneras. En el caso de España, hay una evidente crisis de legitimidad tanto del sistema político como del sistema económico. Sin embargo, es dudoso que el régimen como tal esté en bancarrota, en el sentido de que se contemple su sustitución por un régimen distinto. Hasta el momento, el único componente del “régimen” que ha variado es el sistema de partidos, el resto de elementos resisten bastante bien. Que los partidos cambien y, llegado el caso, puedan cambiar algunos aspectos del sistema institucional, ¿es realmente una crisis del régimen?

De cualquier modo, incluso si aceptamos una forma tan poco rigurosa de referirnos a los sistemas políticos, la clave está en que las democracias de los países desarrollados no experimentan ni revoluciones, ni golpes de Estado, ni siquiera procesos constituyentes. Es esta una regularidad muy bien asentada en los estudios comparados. La riqueza de estos países aleja cualquier posibilidad de cambio traumático o radical. Los cambios son siempre graduales. Las razones de la estabilidad institucional de los regímenes democráticos desarrollados son muy variadas, pero tienen que ver sobre todo con el miedo a la incertidumbre que se asienta en sociedades que acumulan mucha riqueza. En España, más del 80% de los hogares tienen un piso en propiedad. Alrededor de un 20% de los hogares tienen valores en bolsa. Y cerca de un 25% de los hogares españoles tienen planes de pensiones. En una sociedad de propietarios, la disposición a correr riesgos disminuye. En estas condiciones, es difícil que se abran paso tesis rupturistas.

Al principio, Podemos asumió que las economías del sur de Europa estaban en un proceso creciente de “latinoamericanización”, de modo que los procesos de cambio político que se produjeron en algunos países de aquel continente (Venezuela, Ecuador, Bolivia) podrían exportarse, mutatis mutandis, a Europa. Pero la experiencia de Grecia debería haber dejado claro que nada parecido va a suceder en la vieja Europa. En Grecia ganó, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, un partido a la izquierda de la socialdemocracia, con una cómoda mayoría parlamentaria y un programa claro de rechazo a las políticas de ajuste: pues bien, a pesar de la tragedia humanitaria que se vive en el país heleno, Syriza tuvo que echarse para atrás incluso después de haber sometido la cuestión a referéndum y obtener un contundente apoyo popular a favor de su oposición a las políticas de la troika. Podemos suele responder alegando que el problema de Grecia es que representa una fracción demasiado pequeña de la economía de la eurozona, mientras que España constituye algo más del 10% del PIB de la unión monetaria. Aun siendo esa diferencia innegable, sería absurdo pasar por alto que España tiene en estos momentos una fuerte dependencia financiera del exterior, pues tanto nuestras empresas como nuestro Estado están muy endeudados. Con un nivel de dependencia tan elevado, un cuestionamiento unilateral de nuestros compromisos con Europa supondría un serio peligro para la solvencia del sistema económico español.

Otra cosa sería que España estableciera una alianza con el resto de países del sur de Europa (Grecia, Italia y Portugal), que en estos momentos están todos en manos de gobiernos progresistas. Eso sí permitiría plantear un cambio de reglas y políticas en el seno de la UE. Pero para ello, en mi opinión, sería necesario que Podemos abandonase del todo los planes nada realistas de su espíritu maximalista y se volcara en apoyar la formación de un gobierno progresista con el PSOE que permitiera la formación de dicha alianza europea.

Lo diré una vez más: en democracias desarrolladas no hay rupturas ni apertura de procesos constituyentes. El hecho de que en Grecia, el país más golpeado por la crisis de Europa occidental, lo que haya cambiado sea el sistema de partidos y no el régimen, debería servir para abrir los ojos de una vez. En España el sistema de partidos está también en proceso de cambio, pero no así el “régimen”. Ni siquiera se vislumbra la posibilidad de cambios constitucionales en el horizonte, por más que estos parezcan indispensables para encauzar el conflicto catalán.

Si Podemos abandona sus pretensiones maximalistas y se centra en garantizar un gobierno de progreso, pasará a ser un socio en el que se pueda confiar. Tendrá que asumir la resistencia al cambio de la realidad política y tendrá que presionar fuertemente al PSOE para que este abandone algunas de sus inercias más sólidamente establecidas. El resultado final probablemente quede lejos de sus aspiraciones. Pero solo desde el ejercicio del poder puede cambiarse el país. Y la ocasión es ahora.

El resultado de las elecciones ha colocado a todos los partidos en una tesitura peliaguda, obligándoles a tomar decisiones difíciles y a definir sus prioridades. El que más complicado lo tiene es el PSOE, por estar en el centro de todas las combinaciones posibles: ha de optar entre un pacto de izquierdas con...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Ignacio Sánchez-Cuenca

Es profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros, La desfachatez intelectual (Catarata 2016), La impotencia democrática (Catarata, 2014) y La izquierda, fin de un ciclo (2019).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

12 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. José Pedro Alonso Calvo

    El mayor riesgo para Podemos es que se conformen con cambiar algo para que todo siga siendo lo mismo. Es lo que lleva haciendo el PSOE durante décadas. Muchos les hemos votado exactamente por lo contrario a eso.

    Hace 8 años 8 meses

  2. Ocol

    ¿¿¿ "Democracias desarrolladas" ??? ¿ Hablamos de España ?

    Hace 8 años 8 meses

  3. Letizio

    Vaya por Dios, resulta que en Podemos hay un sector maximalista que es intransigente, dogmático y sectario, y un razonable sector minoritario que “en su versión más crítica, diría que se han desdibujado las diferencias entre los dos grandes partidos del país, PSOE y PP”. Afortunadamente, el sólido análisis del insigne columnista nos muestra cómo solo la segunda lleva por el camino correcto. Podría el autor quizá mencionar un cargo de la órbita de Podemos con este diagnóstico minimalista? Los de Pablo Iglesias? Los de Errejón? Eran los anticapis en realidad felipistas melancólicos? Quizá Monedero confió siempre en el alma obrera del PSOE, a lo mejor la PAH. O igual los de Iniciativa, que tras escindirse de IU en lugar de integrarse en el pesebre del PSPV se la jugaron montando Compromís, eran socialistas momentáneamente desencantados. Pues no, y es que resulta que ese no es el diagnóstico de ninguna supuesta alma minimalista de Podemos –existen desavenecias, pero son estratégicas- sino más bien de, oh sorpresa, el ala chaconista del PSOE de Sánchez Cuenca. Este individuo, desde luego, puede opinar lo que le venga en gana y plataformas no le faltarán, pero es indignante cómo una y otra vez intenta revestir su propaganda partidista de sólido análisis politológico. Los científicos sociales serios de este país deberían plantarse frente a este fraude.

    Hace 8 años 8 meses

  4. Molloy

    Una mirada determinista y con muchas trampas que sirve de justificación para relegar a Podemos a la función de poner minúsculas piedrecitas en las ruedas del neoliberalismo encubierto del PSOEC's... (el autor a esto lo llamaría luchar por una socialdemocracia más auténtica)

    Hace 8 años 8 meses

  5. Jose

    Lo que aquí se plantea sea cae desde el momento que el actor necesario, el PSOE, ha ligado su suerte a un partido de claros tintes neoliberales e incluso neo-thatcherianos, Cs. Podemos no puede jamás llegar a ningún tipo de acuerdo con una coalición de tal calibre. Ni maximalista, ni minimalista. De hecho, es a lo que se le empuja, sabiendo lo que ello supondría en su electorado. Además, pensar que gente que ha votado a Podemos lo ha hecho para pactar con el PSOE me parece bastante descabellado. Más sabiendo que el PSOE siempre hace lo mismo, prometer hasta meter. Este artículo me parece uno más de la inmensa batería de artículos que para salvar al PSOE de la situación límite en la que se encuentra se están publicando, aquí y en otros muchos medios.

    Hace 8 años 8 meses

  6. itnas

    Lo que nos indica 'Universitario' es interesante, ¿y una prueba de que la solución gradualista (el alma mínima) no es la vía a seguir?

    Hace 8 años 8 meses

  7. Universitario

    Podemos debe apoyar al PSOE y el PSOE debe renovarse y volver a la senda de la izquierda. Da igual si Podemos hace el deseado "sorpasso" o no, va a pasar lo mismo que en Grecia. De matar al PSOE y ser primera fuerza, se verá frustrado por no poder aplicar y hacer todo lo que quiere. Necesitando la ayuda de la derecha como ya pasa con Syriza en el país helénico.

    Hace 8 años 8 meses

  8. lector

    ¿Por qué tanto empeño en rescatar al PSOE de su inevitable declive? Puede que no se pueda cambiar el régimen, pero, desde luego, se puede salir de esta etapa de cambios con un PSOE bajo mínimos y una nueva izquierda disputando el gobierno a la derecha. Lo demás está por ver. No vamos a renunciar a nuestros principios para salvar al PSOE de su condena, causada por su propia incapacidad y su prolongada traición a los intereses de las clases populares. Primero devolver a la gente una opción que se comprometa y se deje la piel en la defensa de sus intereses, y luego ya veremos si son galgos o podencos, y si se puede hacer un poco más o se puede hacer un mucho más. Pero lo primero de todo es quitarse del medio el estorbo del PSOE, el dique de contención del régimen para garantizarse que nada cambie, siquiera en apariencia.

    Hace 8 años 8 meses

  9. itnas

    Estamos de acuerdo en que en sociedades como la nuestra, aplicar revoluciones en el sentido clásico del término, es difícil o improbable. Pero también me parece que los datos aportados por Sánchez-Cuenca resultan incoherentes en mi opinión, es decir, de un lado somos ricos (80% propietarios de viviendas, etc.) y, de otro, estamos fuertemente endeudados con el exterior, así que ¿no es contradictorio pensar en ser ricos endeudados? ¿será mejor hablar de falsamente ricos, o mejor, de simplemente endeudados? Esto es importante, en mi opinión, porque el autor concluye que ‘un cuestionamiento unilateral de nuestros compromisos con Europa supondría un serio peligro para nuestra solvencia económica’, de forma que me pregunto por la percepción que se tiene de un ente (o persona) fuertemente endeudado en relación a su solvencia financiera. Por otra parte, en este mismo medio, no hace tanto tiempo, se ofrecían algunas reflexiones de Toussaint (“La socialdemocracia no busca reformar Europa”), exdirector de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública Griega, en donde podemos descubrir que el 85% de dicha deuda es ilegal e ilegítima de forma que la pregunta ahora es ¿no pagar lo ilegal e ilegítimo es peligroso? ¿es revolucionario? Que en sociedades civilizadas los cambios probablemente son más aceptados si son graduales (vs revolucionarios) es claro, pero también convendría no elaborar hipótesis como la descrita en este artículo sobre lo que conviene que haga Podemos en orden a conseguir un gobierno de progreso mezclando datos, conceptos y situaciones económicas que pueden, tal vez, confundir. Por último, indicar que movimientos europeos como DieM25 están en marcha y no dependen de partidos, gobiernos o Estados, el futuro dirá si logran ser una alternativa efectiva fuera del ‘régimen’.

    Hace 8 años 8 meses

  10. itnas

    Estamos de acuerdo en que en sociedades como la nuestra, aplicar revoluciones en el sentido clásico del término, es difícil o improbable. Pero también me parece que los datos aportados por Sánchez-Cuenca resultan incoherentes en mi opinión, es decir, de un lado somos ricos (80% propietarios de viviendas, etc.) y, de otro, estamos fuertemente endeudados con el exterior, así que ¿no es contradictorio pensar en ser ricos endeudados? ¿será mejor hablar de falsamente ricos, o mejor, de simplemente endeudados? Esto es importante, en mi opinión, porque el autor concluye que ‘un cuestionamiento unilateral de nuestros compromisos con Europa supondría un serio peligro para nuestra solvencia económica’, de forma que me pregunto por la percepción que se tiene de un ente (o persona) fuertemente endeudado en relación a su solvencia financiera. Por otra parte, en este mismo medio, no hace tanto tiempo, se ofrecían algunas reflexiones de Toussaint (“La socialdemocracia no busca reformar Europa”), exdirector de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública Griega, en donde podemos descubrir que el 85% de dicha deuda es ilegal e ilegítima de forma que la pregunta ahora es ¿no pagar lo ilegal e ilegítimo es peligroso? ¿es revolucionario? Que en sociedades civilizadas los cambios probablemente son más aceptados si son graduales (vs revolucionarios) es claro, pero también convendría no elaborar hipótesis como la descrita en este artículo sobre lo que conviene que haga Podemos en orden a conseguir un gobierno de progreso mezclando datos, conceptos y situaciones económicas que pueden, tal vez, confundir. Por último, indicar que movimientos europeos como DieM25 están en marcha y no dependen de partidos, gobiernos o Estados, el futuro dirá si logran ser una alternativa efectiva fuera del ‘régimen’.

    Hace 8 años 8 meses

  11. Carlos Ávila

    En gran parte, de acuerdo, pero el problema también es: ¿quiere el PSOE esos cambios o incluso, ?¿puede?¿le dejarían? Por cierto, enhorabuena por La desfachatez intelectual, esta noche lo termino y me parece algo realmente inusual el tipo de crítica que hace. Lo tendré que leer más de una vez por lo mucho que disfruto.

    Hace 8 años 8 meses

  12. Olga V. G.

    El no hacer cambios, que deberían haberse hecho en su tiempo, significa que cualquier apoyo a las políticas de Psoe serán una desventaja para el país. No se hacen los cambios que fortalecerían al país (porque no se hicieron en su momento) y se pasa directamente a Tomar medidas que le debilitan. No sé si Podemos tendría capacidad de decisión en lo económico en caso de apoyar a Psoe, pero si no lo tiene, francamente, por mucho que Podemos modere sus soluciones, al menos deberían poder plantear alguna. Si no, ¿de qué hablamos?

    Hace 8 años 8 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí