LIBROS
Cómo volvió España del exilio
‘La transición exterior de España’, de Francisco Villar y con prólogo de Felipe González, repasa el camino hacia el reconocimiento internacional que emprendió el país tras la dictadura
Carlos Alonso Zaldívar 19/04/2016
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Todo el mundo sabe que Franco forzó a exiliarse a muchísimos españoles. Ahora bien, el libro que voy reseñar muestra que el franquismo, además, convirtió a España en una entidad internacionalmente marginal, exiliada, y que fueron necesarios 20 años de intenso trabajo político y diplomático para que volviera a ejercer cierta influencia en la vida internacional. El libro en cuestión se titula La transición exterior de España. Del aislamiento a la influencia (1976-1996), está escrito por Francisco Villar, prologado por Felipe González y publicado por Marcial Pons Historia.
De cualquier libro creo que lo más importante es la sensación general que deja tras leerlo. Cuando es buena, se suele volver a sus páginas en busca de aquello que aprendemos, para entenderlo mejor. La sensación que me deja este es la de un libro bien estructurado, fácil de leer, claro en las ideas, comedido en su expresión: en fin, todo lo adecuado para que se convierta en el manual canónico de lo que su título enuncia. Además, es corto, así que es más fácil que lo logre. Con ello, Francisco Villar habrá rendido otro servicio a España ya que un libro sobre este tema hace tiempo que era necesario.
Otra cosa destacable de La transición exterior de España es su estructura. El índice deja ver el rigor con el que el libro ha sido investigado y adelanta el sentido general del relato. El primer capítulo, titulado La herencia del franquismo, arranca del rincón internacional en que se encontraba España a la muerte de Franco y explica cómo el primer gobierno de la monarquía fue incapaz de sacarle de allí. Para lograrlo antes había que cambiar muchas cosas en casa. El gobierno siguiente, el de Adolfo Suárez con Marcelino Oreja en asuntos exteriores, estuvo centrado en “la transición interna” y en cuatro años avanzó lo suficiente para hacerse escuchar fuera.
En 1980 llegó “el final de la transición interna”, de manos de Tejero, en un formato que dejó claro que o se consolidaba o se volvía hacia atrás. Para resolver esta minucia el gobierno de Calvo Sotelo, con Pérez Llorca en Exteriores, trató de que España entrara en la Comunidad Europea sin éxito. Calvo Sotelo no dudó entonces de meterla en la OTAN, aunque fuera con la nocturnidad del verano. Tras hacerlo se dispuso a perder las elecciones de 1982, cosa que logró sin problemas. Lo referente a la acción exterior de los dos gobiernos a que me acabo de referir cubren el segundo capítulo certeramente titulado La normalización inconclusa.
El tercer capítulo,titulado España en su sitio está dividido en dos partes. La primera parte, que cubre el gobierno de González-Morán entre 1982 y 1985, la encuadra Francisco Villar en un contexto nacional de “consolidación democrática e institucional y de modernización socioeconómica”. La segunda parte, correspondiente al gobierno González-Fernández Ordóñez desde julio de 1985 a diciembre de 1988, discurre en un marco de “crecimiento económico y desarrollo del Estado de bienestar”.
Finalmente hay un cuarto capítulo referido, en una primera parte, a la etapa González-Fernández Ordóñez de enero 1989 a junio 1992, caracterizada por “el recalentamiento de la economía y la reorganización de la derecha” y, en una segunda, a la etapa González-Solana desde junio 1992 a diciembre de 1995, definida por “La crisis económica y el declive del PSOE”. El título de este cuarto y último capítulo es País influyente, título que no es un halago del autor sino una adjetivación justificada con abundantes datos.
El libro cruza la anterior división cronológica con otra división temática (por países, regiones, instituciones, problemas, decisiones…) elaborando una matriz que, con unas cincuenta posiciones, incluye todo lo que fue significativo para la política exterior española desde las consecuencias de los acuerdos sobre el Sahara hasta las guerras en la antigua Yugoslavia.
Entrado ya en el texto, destaca un lenguaje comedido tras el que bullen ideas importantes. Se muestra cómo en ese periodo el gobierno, pese a serias dificultades para llevar a cabo sus políticas en el interior del país, consiguió seguir fortaleciendo la proyección exterior de España. Es obvio que entre acción exterior y situación doméstica siempre existe un vínculo, pero no lo es que ambos factores están obligados a moverse en el mismo sentido (tienen tiempos característicos diferentes) algo frecuentemente ignorado pero crucial al diseñar políticas exteriores.
Otra idea es que la “simplificación” causa errores en política exterior. Francisco Villar lo muestra con referencia al concepto que los ultra-atlantistas españoles tenían de la pertenencia a Europa y al mundo occidental. Tratar de simplificar la realidad siempre es grave y lo es más en un mundo como el actual que se “complica” día a día.
Por ejemplo, los hechos que estamos viviendo muestran que la globalización no significa que el mundo se uniformice adoptando patrones occidentales sino, muy al contrario, significa que cada vez se interconectan más entre sí comunidades que afirman sus diferencias. Y esto tiene consecuencias. Aportar gobernanza a un mundo así requiere aceptar que pueblos con experiencias históricas y valores diferentes organicen sus sociedades y economías de modos diferentes al occidental. De lo contrario la tensión entre culturas diversas seguirá subiendo.
Una de esas ideas “retenidas” tras algunos pasajes del libro de Francisco Villar apunta al “retraso histórico” con que los españoles llegamos a algunas cosas. Por ejemplo, España comenzó a crear su Estado de bienestar en los 80, cuando en Europa ya se estaba cuestionando y retrocedía en algunos países. Esto no significa que no debiera hacerlo, pero sí que pudo y debió prever las dificultades que iba a encontrar para mantenerlo, cosa que no hizo.
Si alguna ventaja tiene llegar tarde es que se puede aprender de quienes llegaron antes. Claro que la fe del converso no deja hacerlo. Sin embargo peor es llegar al poder y dar la espalda a lo que hicieron tus antecesores. Eso intentó el gobierno que entró cuando salió el último de Felipe González. Lástima que ese periodo no entre en los veinte años (1976-1996) que abarca el libro de libro de Francisco Villar.
La transición exterior de España es un libro sabio porque enseña a mirar atrás con serenidad y a interrogarse desde la experiencia. Adoptando esa posición y pensando en el estado actual de la Unión Europea, hoy las preguntas se multiplican. ¿Es razonable sentirse un modelo que vale para todo el mundo? ¿Fue razonable una política de ampliaciones sin límite? ¿Es razonable sentirse seguro sin tener capacidad propia de defenderse?
¿Cabe conservar la soberanía y esperar que no se ejerza? ¿Permite la historia de Europa dar por supuesto periodos de paz y prosperidad ininterrumpidas? ¿Se puede mantener la libre circulación de personas sin contar con una policía común de fronteras? ¿Se puede mantener una moneda única sin transferir recursos comunes allí donde la juventud se ahoga en el paro?
Todo el mundo sabe que Franco forzó a exiliarse a muchísimos españoles. Ahora bien, el libro que voy reseñar muestra que el franquismo, además, convirtió a España en una entidad internacionalmente marginal, exiliada, y que fueron necesarios 20 años de intenso trabajo político y diplomático para que volviera a...
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Carlos Alonso Zaldívar
Ingeniero aeronáutico y diplomático. Ha sido embajador en Cuba, Corea del Sur y Brasil.
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