Las defensas de los titiriteros Alfonso Lázaro de la Fuente y Raúl García Pérez, detenidos el 5 de febrero en Madrid tras la representación del guiñol La bruja y don Cristóbal dentro de los actos festivos organizados por el ayuntamiento, han decidido aportar a los autos —”y hacer público en general”— el guión de la obra de teatro “por su evidente valor informativo”. Los abogados explican que de esta forma pretenden “descartar de modo definitivo cualquier sospecha que, sobre la presunta comisión de delito alguno, pudieran albergar, tanto el Sr. Instructor como el conjunto de la sociedad”.

“Aunque inicialmente nuestra línea estratégica de defensa pasaba por la consideración de que cualquier obra de ficción, en tanto que amparada en el Derecho de creación artística reconocido en nuestra Constitución debía ser ajena al examen jurisdiccional de la misma —argumentan las defensas—, la estigmatización social que, aún a fecha de hoy, sufren, así como el mantenimiento de las medidas cautelares impuestas, nos llevan a adoptar una posición de búsqueda activa del pronto archivo del proceso penal abierto”.

La policía detuvo a Lázaro de la Fuente, de 29 años, nacido en Almería, y Raúl García Pérez, madrileño de 34, tras la denuncia de un ciudadano que presenciaba la obra, a raíz de que una de las marionetas exhibiera una pancarta en la que se leía: “Gora Alka-Eta”. Al día siguiente, el magistrado de guardia en el Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, dictó prisión provisional sin fianza para ambos acusados de un delito de enaltecimiento del terrorismo. Tras permanecer cinco días en la cárcel, Moreno ordenó la retirada de sus pasaportes y les impuso la obligación de comparecer diariamente en un juzgado, medida que fue rebajada a comparecencias quincenales y mensuales. Dos meses después, las medidas cautelares continúan vigentes.