Un nuevo duelo electoral podría estar a la vuelta de la esquina. Comenzaremos resumiendo en titulares la actualidad de lo que llevamos de legislatura:

1. Los electores siguen asimilando información. Y actúan en consecuencia. El escenario final es incierto, pero solo hasta cierto punto, ya que no parece que vayan a darse cambios dramáticos. De momento, hay pérdidas acumuladas para Podemos e incrementos para Ciudadanos e IU-IP (ambos itinerarios parecen estabilizados). Es probable que no sepamos hacia qué  lado se inclinará la balanza hasta el final de la campaña o, tal vez, hasta la misma noche electoral.

Tabla 1. Promedio de las estimaciones de voto publicadas en 2016 

20D

Enero

Febrero

Marzo

Abril

PP

28,7

29,9

27,1

28,2

29,1

PSOE

22

21,3

21,8

21,8

21,4

Podemos y confluencias

20,7

21,2

20,7

18,6

18,1

Ciudadanos

13,9

13,5

16,0

16,2

16,0

IU-UP

3,7

3,7

4,1

5,1

5,8

Otros

11,0

10,5

10,2

10,1

9,6 

2. Vuelve la manada. Es habitual que las diferentes encuestas discrepen en sus pronósticos. Lo que nos llama la atención es el patrón, ya conocido. En enero y febrero, la banda en la que se movían era estrecha. En marzo, mes álgido de las negociaciones y la fallida investidura, las discrepancias se elevaron, especialmente en los pronósticos de Podemos y Ciudadanos. En lo que llevamos de abril, se vuelve a cerrar la brecha, aunque para Podemos se siguen ofreciendo estimaciones muy divergentes (hay quien le da un 15% mientras otros le anotan un 20%).

Si nos dejáramos llevar por nuestros pensamientos más maliciosos, explicaríamos esta variabilidad como parte de las estrategias mediáticas para influir en la opinión pública. En realidad, es todo mucho más prosaico. Conforme se acerca la cita electoral los pollsters parecen buscar el calor de la manada: las estimaciones se hacen menos libres, mirando más al vecino, y se terminan aproximando; de esta manera, en caso de fiasco, no queda uno demasiado mal parado.

3. Baile de escaños. El pronóstico de escaños es un arte complicado. Nuestro sistema electoral lo pone difícil y más con esta nueva competición a cuatro. Esa banda, en torno al 13-20% de los votos, en la que se mueven Podemos y Ciudadanos, resulta decisiva: es la “zona gris”, donde el crecimiento en escaños despunta o se frustra. Como puede verse en la tabla, las proyecciones de Ciudadanos, a costa de PP y Podemos, pondrían la mayoría absoluta del lado del centro derecha. Sin embargo, una leve oscilación nos devolvería a un escenario similar al del 20D. Otros dos o tres puntos más allá. 
 

Tabla 2. Proyección de escaños a partir de los promedios mensuales

20D

Enero

Febrero

Marzo

Abril

PP

123

128

115

119

122

PSOE

90

86

89

89

88

Podemos y confluencias

69

72

64

58

56

Ciudadanos

40

35

52

51

49

IU-UP

2

2

3

6

9

Otros

26

27

27

27

26

4. Factores de cambio. Adicionalmente hay varios elementos que pueden entrar en juego. Por un lado, si a los electores les da tiempo de visualizar y asimilar que PP y Ciudadanos son los más firmes candidatos a gobernar tras el 26J y que van a reactivar las políticas de austeridad, probablemente se genere una movilización de signo contrario. Y es que, a día de hoy, el humor general del país sigue inclinándose más por las políticas de centro izquierda o con acento social.

Por el otro, si la confluencia Podemos-IU resulta exitosa podría, sin necesidad de sumar ni un solo voto (obra y gracia del sistema electoral), arrebatarle más de 10 escaños de una tacada al centro derecha. Además, para el electorado del lado izquierdo, factores como el liderazgo y la capacidad de movilización son decisivos. Reactivar e ilusionar a las bases activistas de Podemos e IU, al estilo logrado en las municipales de 2015, es una base de terreno real desde la que pasar al contraataque. Cuán tocada quede la figura de Pedro Sánchez será otro factor determinante.

5. A falta de pan, buenas son tortas. Después de cada elección, el CIS hace una macroencuesta postelectoral que suele aclarar mucho de lo ocurrido. Algunos politólogos suspiran esperando la postelectoral del 20D, que va con cierto retraso. Nunca había habido tanta prisa: se nos va la legislatura sin haber podido analizar bien qué pasó en diciembre y por qué votamos como votamos.

Como consolación nos podemos dedicar a repasar los perfiles de los electores de los partidos de ámbito nacional. Están sacados de los barómetros de enero y febrero de 2016. En realidad, no aportan nada que no supiéramos ya: el éxito de Rivera entre los universitarios y su prevalencia en el centro derecha menos religioso y de estatus medio alto y urbano. Podemos, por su parte, campa en un terreno masculinizado, nada religioso, de clases medias y universitarios con un perfil más precarizado. En cambio el bipartidismo se encasilla en sus núcleos tradicionales (las generaciones de la transición) a ambos lados de la brecha izquierda-derecha. Nada que no nos dijeran los barómetros de 2015 o la macroencuesta  preelectoral del 20D.

Perfil de los electores de los partidos de ámbito estatal el 20D (primera parte, % verticales)

PP

PSOE

Podemos y confluencias

Ciudadanos

IU-UP

Sexo

Hombre

48,0

45,7

54,8

50,1

44,3

Mujer

52,0

54,3

45,2

49,9

55,7

Edad

Menos de 35 años

13,6

15,0

30,4

28,6

23,4

De 35 a 54

31,8

35,8

46,4

51,1

44,9

Más de 54 años

54,6

49,2

23,2

20,3

31,6

Estudios

Sin estudios

7,8

10,0

1,7

1,8

6,3

Primarios

26,7

23,9

9,4

5,8

8,9

Secundarios

47,4

49,9

61,0

53,6

52,5

Superiores

17,9

16,0

27,7

38,3

32,3

Situación laboral

Trabajo asalariado

33,2

34,6

51,0

54,6

45,6

Jubilado / pensionista

39,8

33,9

12,0

12,8

21,5

Parado

13,2

20,2

26,4

19,8

21,5

Estudiante

2,9

2,1

5,7

7,8

7,0

Trabajo doméstico

10,5

8,5

4,7

5,0

4,4

Estatus

Clase alta

15,8

13,7

24,5

30,3

29,7

Clases medias

48,3

30,8

32,1

40,4

25,3

Obreros

33,2

52,4

40,8

27,6

39,9

Probabilidad  de perder el empleo en los próximos 12 meses

Probable

8,2

11,7

14,3

9,2

9,7

Improbable

85,2

81,5

79,6

85,3

83,3

Perfil de los electores de los partidos de ámbito estatal el 20D (2a parte, % verticales)

PP

PSOE

Podemos y confluencias

Ciudadanos

IU-UP

Tamaño del municipio

Pequeño

48,6

52,0

43,1

41,4

41,8

Mediano

37,9

32,7

38,3

35,3

34,2

Gran ciudad

13,5

15,3

18,6

23,3

24,1

Religiosidad

Alta

27,7

9,2

2,8

8,0

2,5

Media

27,7

18,6

6,4

15,3

14,6

Baja

39,8

53,3

35,5

54,1

37,3

Sin religión

4,1

18,4

55,1

22,6

44,3

Ideología

Izquierda

0,0

8,6

31,8

0,8

36,1

Centro izquierda

1,0

59,4

46,4

12,5

50,6

Centro

14,2

18,4

14,4

34,8

7,6

Centro derecha

41,2

3,5

1,8

34,6

3,2

Derecha

34,8

1,0

0,1

6,5

Sin ideología

6,7

7,2

3,6

5,8

2,5

Prefiere una organización del Estado…

Sin autonomías o con menos competencias

41,5

21,0

17,2

42,6

25,3

Como está

45,1

53,0

32,1

40,6

34,8

Con más autonomía o con posibilidad de independencia

5,9

17,3

43,3

11,3

27,8

Se siente…

Más español o solo español

33,3

22,7

15,1

31,6

19,6

Tan español como de su CCAA

57,8

63,5

51,7

62,2

53,8

Más de su CCAA o solo de ella

7,5

10,6

22,0

3,5

15,2

Fuente: Barómetros del CIS de enero y febrero de 2016

Nota final. Se equivoca Cayo Lara cuando afirma que IU estaba, allá por 2013, en condiciones de desafiar al PSOE. Es verdad que por aquel entonces muchas encuestas le daban a IU hasta un 15% de los votos. Pero ese “crecimiento” no era real. Se basaba en una gran desmovilización del electorado. La captación de electores era, en realidad, bastante modesta. Vinieron las europeas y quedó en evidencia.