1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1628 Conseguido 83121€ Objetivo 140000€

THOMAS FRANK / ESCRITOR

“Los demócratas son un partido de clase, pero no de la clase trabajadora, sino de la clase profesional”

Álvaro Guzmán Bastida / Traducción Adriana M. Andrade 25/05/2016

<p>Thomas Frank</p>

Thomas Frank

Bonkeeyi

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Thomas Frank (1975, Kansas City) tiene la costumbre de buscar cerca de casa las respuestas a las grandes preguntas de nuestro tiempo. El proceso no es siempre cómodo para él, pero sus resultados suelen ser muy reveladores. En 2004 puso bajo el microscopio a Kansas, para analizar cómo el que en su momento fue un hervidero de progresismo y contracultura se había convertido en el estado más Republicano del país. La disección de su estado natal obligó a Frank a enfrentarse a los miedos, ansiedades y aspiraciones de los habitantes de Kansas, con los que confiesa estar en desacuerdo sobre casi todo. El resultado, ¿Que pasa con Kansas? Cómo los ultraconservadores conquistaron el corazón de Estados Unidos (2004) fue uno de los libros más celebrados sobre política estadounidense en décadas. Sus enseñanzas resultan extraordinariamente universales. El libro presenta, con nitidez, las claves de cómo la gente de clase trabajadora puede votar en contra de sus intereses económicos. El mensaje de Frank estaba claro: los republicanos habían logrado la hegemonía en Kansas al hacer de los ‘asuntos culturales’ como el aborto, la posesión de armas, el rezo en los colegios o la enseñanza de la evolución biológica el lenguaje común de la política en el estado. En su nuevo libro, Listen, Liberal: Or, Whatever Happened to the Party of the People? Frank se fija en el Partido Demócrata, al que pasa factura por su complicidad en la destrucción de la clase media estadounidense. Brillante y divertido, polémico y extravagante, Frank recibió a CTXT en su casa de Bethesda, un barrio opulento de la periferia de Washington, para departir sobre cómo gente como sus vecinos -y los banqueros de inversión de Manhattan- han tomado el control del que fuera el partido de la clase trabajadora en Estados Unidos, y por qué ceñirse a acusar a los seguidores de Donald Trump de racismo supone obviar una realidad fundamental sobre el origen de su apoyo.

Cuando accedió a hacer esta entrevista dijo “hablemos de política estadounidense y lo horrible que es” ¿Por qué es tan pesimista?  

En realidad últimamente estoy de buen humor, por Sanders. Aunque pierda, cosa que creo que hará, después vendrá otro, otro Sanders. La gente por fin está empezando a entender esto. 

¿Cree que Sanders representa un desafío al Partido Demócrata? 

Sí, creo que sí. Mire cómo está reaccionando hacia él. Los líderes del partido están en su contra de forma unánime. No lo consideran como uno de ellos. No forma parte de su grupo. Lo gracioso es que él está más cerca de lo que ellos han sido tradicionalmente. Él es un demócrata al estilo de Franklin Roosevelt, o de Harry Truman, y le odian. ¿No es increíble?

Porque se han convertido en… usted cree que han abandonado a la clase trabajadora. 

Sí, totalmente.  

¿Qué tipo de políticas encarnan esto?

Para empezar, lo dijeron claramente: escribían en libros y artículos de revista en los que decían que estaban haciendo eso. Se mostraron muy abiertos al respecto. Pero otras muchas maneras de demostrarlo: NAFTA – el acuerdo de libre comercio con Canadá y México con Clinton–, es el ejemplo más clásico. Ha alterado para siempre el equilibrio del poder entre el empresariado y los trabajadores en este país, como han hecho todos los demás acuerdos. Cada uno de los últimos tres presidentes Demócratas, Obama, Clinton y Carter, fueron elegidos con el apoyo de los sindicatos. Estos trabajaron sin descanso y cada uno de los presidentes, una vez elegidos, decidieron inmediatamente que no se cumplirían las demandas básicas de los trabajadores. No recuerdo qué ocurrió con Carter. Con Clinton NAFTA, obviamente, fue directamente contra ellos, y con Obama quisieron algo llamado “card check”, que les habría facilitado organizarse y crear sindicatos. Obama dijo que estaba a favor, pero no movió un dedo para que se aprobase, y la idea simplemente murió. 

¿Eso fue una decisión estratégica? ¿Por qué abandonarían esa base?

Es una buena pregunta, ¿verdad? Durante la gira de presentación de mi último libro,  he hablado con mucha gente, mucha gente de los medios, la mayoría Demócratas o liberales… No les cae bien la gente de clase trabajadora. Simplemente no les gusta. No les gusta nada. Sobre todo la gente de clase trabajadora blanca. Cuando hablas de esto ellos siempre dicen: “sí, esa gente es racista”. Este es el estereotipo en EEUU. Es como decir “qué alivio que ya no nos votan. No queremos sus votos”.

¿Eso es elitismo?

Si, un cierto esnobismo. Pero va más allá de eso. Claro que quieren sus votos. Y sobre todo quieren su dinero. Simplemente no están dispuestos a hacer nada de verdad para ayudar a esta gente. Mira lo que hacen ahora los demócratas por otros grupos. Mira lo que hicieron por Wall Street, por ejemplo, o los favores a las grandes farmacéuticas o Sillicon Valley. Es increíble lo que hicieron por esos tipos. 

Cuando empezó la presidencia de Obama mucha gente que deseaba cambios progresistas tenía esperanzas. Usted opina que habría podido ir tras Wall Street, pero decidió no hacerlo.  

‘Decidir’ es la palabra más importante que acabas de usar. Es el camino que él decidió seguir. Porque si hablas con la gente en Washington te dirán que Obama no puede hacer nada: “los Republicanos en el Congreso no le dejan, nunca tiene una oportunidad”. Pero en 2009, cuando fue elegido, había un gran entusiasmo por él. Podría haber hecho lo que hubiese querido, sobre todo con Wall Street. Estaba en una posición de ventaja debido a  los rescates. 

¿Qué hubiera podido hacer?

Con imaginación, coraje y audacia habría podido hacer todo tipo de cosas. Cuando Roosevelt rescató a los bancos en los años treinta, el tipo al que puso al mando, un empresario de Texas, odiaba Wall Street. Fue por todo el país dejando fuera del negocio a los bancos que hubiesen cometido cualquier tipo de fraude. Obama no ha hecho nada de esto. Puso a Tim Geithner al mando. Geithner ha trabajado en la oficina de la reserva federal en Nueva York. Era muy, muy amistoso con los bancos de Wall Street. Obama simplemente aceptó eso, de la misma manera que había hecho George Bush. Los bancos no han tenido que rendir cuentas de ninguna manera. Podría haber procesado a algunos. Eso habría sido tremendamente importante para demostrar que la ley es igual para todos, y no solo para los de abajo, pero no. Nada de eso pasó. 

¿Es una cuestión de afinidad, de ideología, o es todo una gran conspiración?

Lo veo como simple solidaridad de clase. Los Demócratas son un partido de clase, pero no de la clase trabajadora, sino de la clase profesional. Este es el gran malentendido de nuestra política. Son un partido de clase. Están dedicados exclusivamente a los intereses de una clase social. Solo que esta es la clase profesional. 

¿Podría explicar quienes son los miembros de esta clase profesional?

Incluye prácticamente a todos aquellos con una título de educación superior. Estamos hablando del 20% de arriba de la población americana. Por cierto, yo que escribo libros, también soy uno de ellos. Los sociólogos dicen que hay dos jerarquías de poder en América. Una es la jerarquía de los negocios, del dinero – los hermanos Koch, la familia Walton, la gente de negocios–, y la otra jerarquía es de experiencia o de status, aquellos cuya carrera está basada en sus logros en la universidad. Todas las profesiones se basan en la educación. 

¿Las grandes empresas de tecnología juegan un papel importante?

La tecnología, la industria farmacéutica y Wall Street están llenos de estos profesionales. En Wall Street uno pensaría “Bueno, eso es solo dinero”, pero en realidad ya no es así. Son un montón de personas que han ido a universidades prestigiosas, tienen estudios superiores en matemáticas y están trabajando, supuestamente, en cosas muy creativas. 

Volviendo a Obama y a las decisiones que ha tomado. Un argumento que se defiende todo el tiempo en los medios mainstream es que los Republicanos son muy de derechas, y podrían haberse hecho muy poderosos si Obama hubiese sido enérgicamente progresista. ¿Hay algo verdad en todo esto?

Son de derechas. Son muy conservadores. Dan miedo. En realidad, ese argumento se usa sobre todo contra gente como yo para decirnos que deberíamos dejar de criticar a los Demócratas. Los científicos políticos –otro grupo profesional- tienen un término para hablar de ciertos grupos del electorado, a los que se refieren como ´votantes cautivos’. Eso quiere decir que no pueden dejar el partido. Los sindicatos son un buen ejemplo. Los liberales como yo somos otro buen ejemplo. La gente de Clinton solía decir “no tienen otro sitio a donde ir”. Nuestro miedo hacia los Republicanos es mayor que cualquier tipo de dudas que podamos tener sobre los líderes Demócratas. Los Demócratas lo saben y por eso reaccionan contra la gente de izquierda con desdén. ¿Esto impidió a Obama hacer ciertas cosas? No. La derecha no le obligó nombrar a Larry Summers. No le obligaron a nombrar a Tim Geithner. Con Clinton sucede lo mismo. Se movía hacia la derecha todo el tiempo. Podría haber decidido moverse hacia el otro lado. Esta gente tiene voluntad propia. 

Gran parte del libro se centra en la economía. Escribe que los jóvenes saben que “ninguna cantidad de trabajo que produzcan les va a catapultar a los niveles de los ganadores”. Pero Obama parece estar muy orgulloso de la recuperación, como se ve en una reciente entrevista en el New York Times. 

Mire, la palabra que hay que recordar es desigualdad, que es un eufemismo. Para algunos en algunas clases y ciertas ciudades ha habido una magnífica recuperación. Aquí donde estamos sentados ahora mismo, en las afueras de Washington, en el condado de Montgomery, Maryland, que es un barrio residencial próspero, todo va bien. El mundo parece estar bien. Los precios de las casas están subiendo. La gente tiene trabajo. Generalmente tienen buenos sueldos. Pero sales de estos sitios con éxito y América se está cayendo a trozos. EEUU parece Virginia Occidental. El modelo de vida de la clase media para la clase trabajadora está fuera del debate, ya no existe. Para ellos no ha habido recuperación. Se hacen encuestas y se pregunta a la gente “¿Se ha acabado la recesión?”. Y la recesión, técnicamente, se acabó hace siete años, pero la gente sigue diciendo “No, la recesión no ha acabado”. Porque es solo para ellos.

¿Hay algo en concreto que le motive para escribir sobre la juventud de esta forma?

Su situación es especialmente mala por dos cosas –el problema de la deuda de los estudiantes y la “gig economy” –la idea de que todos los trabajos van a ser como conducir para Uber. El trabajo se reduce a algo pequeño e informal. Todo es trabajo a destajo. Todo empleo pasa a ser empleo causal y esa es la economía en la que están entrando los jóvenes. 

¿Qué responsabilidad tienen los Demócratas en la creciente desigualdad en entre ricos y pobre en el país?

Tienen una responsabilidad enorme. Barack Obama no hizo uso de la oportunidad que la historia le dio en 2009 para atacar a la industria financiera, que es de verdad el corazón de la desigualdad. Otra cosa que habría podido hacer era imponer la ley antimonopolio. Cuando hay monopolios el gobierno tiene que ir detrás de ellos. Ya no hacemos eso en este país. Mira, los Republicanos sin duda tienen la parte más grande de la culpa de la desigualdad. Son los que se hicieron cargo de los sindicatos y construyeron la industria del lobby en Washington. Pero el neoliberalismo no funciona a no ser que haya un consenso, a no ser que los de arriba estén de acuerdo. No puede haber nada de eso sin que el Partido Demócrata lo secunde. No hay neoliberalismo hasta que tienes a Bill Clinton. Tienes esta especie de disparatada filosofía de mercado de derechas con Ronald Reagan, Margaret Thatcher, pero no hay una sociedad neoliberal hasta que el otro lado no lo acepta. Eso es Clinton y eso es Obama. 

¿Qué tipo de políticas implementó Clinton para que diga eso?

NAFTA es la principal. También hizo algo llamado Reforma del Estado de Bienestar, que básicamente dejó a los pobres en la miseria. Los pobres ahora pueden hundirse. Al mismo tiempo, hizo una serie de desregulaciones de los bancos. Esto es el neoliberalismo. Muchas de estas cosas no pueden hacerlas los Republicanos solos. Los Republicanos no hubieran podido aprobar NAFTA. Lo negociaron con México y Canadá pero no consiguieron que el Congreso lo aprobara. Fue Clinton, ya que necesitaban un Demócrata para aprobar eso. Los Republicanos nunca habrían podido desregular los bancos porque los Demócratas se hubieran opuesto hasta el final. Lo mismo con la reforma del bienestar. Ninguna de estas cosas se habrían podido hacer si Bill Clinton no hubiese sido presidente. En cierto modo, consiguió llegar más allá que Reagan. 

Durante el mismo periodo se propuso la nueva ley de enjuiciamiento criminal, que muchos observadores ven como el origen de la encarcelación masiva de afroamericanos. Lo que más me asombra es que los votantes más devotos de Hillary Clinton son justamente a los que...

Más dañaron esas políticas.

Exacto. ¿Cómo explica eso?

No lo sé muy bien. Para mí es un misterio por qué a alguien le pueden gustar los Clinton. Supongo que la gente mira hacia atrás y se acuerda de dos cosas sobre él. Primero, a finales de los noventa hubo un boom en la economía. Fueron los últimos buenos tiempos para mucha gente. Desde entonces la situación de la economía ha sido desastrosa y puedes decir, “bueno, eso se construyó en una burbuja que no podía durar mucho” pero en cualquier caso fueron buenos tiempos. Y también se acuerdan de la persecución Republicana a Clinton. Le sometieron a una moción de censura, ya sabes. Los Republicanos fueron tras de él por unas razones dementes. Fue tan injusto que la gente acabó identificándose con los Clinton. Yo también lo hice en su momento. 

Usted sostiene que los Demócratas achacan la desigualdad al cambio tecnológico y la globalización y dicen que no se puede hacer nada sobre estos cambios. ¿Qué falla en ese análisis?

La globalización no es solo algo que pasa. Es algo que nosotros hacemos. NAFTA no bajó del cielo de la mano de Dios como los diez mandamientos. No se encontraron en una caverna. Las escribieron humanos, lobistas. Pasa lo mismo con la tecnología. Toda relación económica es una relación política. Si miras algo como Uber, es muy conveniente. Es un pequeño aparato increíble, una pequeña aplicación, pero también tiene efectos terribles para los taxistas y para los sueldos en general, sobre todo si Uber se extiende por toda la economía, cosa que hará. Va a tener un previsible efecto descendiente en los sueldos y en la seguridad laboral, así como en las ayudas. 

Un modelo de empleo casual. 

Si, exactamente. Es una máquina de desigualdad. Si Uber llega a una ciudad y quiere expulsar del negocio a la industria de taxis esto depende de los políticos. Existen leyes. Tenemos leyes sobre seguridad, sueldos y horas. Pueden encontrar maneras de aplicar la ley a Uber pero hacen lo contrario. Esto es malo. Muchos de los avances tecnológicos de nuestros tiempos son aparatos para eludir la ley. Los credit default swaps –la gran innovación financiera de la última década–, estaban completamente desregulados. Puedes decir “oh, la tecnología. Es Dios. No hay nada que podamos hacer” o también “vamos a aplicar la ley”. Para mi es increíble que los Demócratas prefieran decir “nada que hacer”. 

También señala que los Demócratas se centran casi exclusivamente en la educación. ¿Por qué?

Para el Partido Demócrata cada problema económico es un problema de educación. Hay todo tipo de problemas en tu ciudad: todos están en paro, todos son pobres, todos consumen metanfetaminas, todos disparan. El problema es que no han ido a la universidad. Hay muchas razones por las cuales dicen esto. Primero, porque así evitan un verdadero desafío al sistema, y más importante, porque de verdad creen en la educación. La educación es la primera directriz de la clase profesional. Su profesionalidad deriva de la educación. Miran el mundo y piensan “solo tienes que hacer lo que hicimos nosotros”. Los Republicanos miran el mundo y dicen exactamente lo mismo –pero aquí tiene que ver con dinero–. ¿Por qué no montas un negocio? ¿Por qué no trabajas y metes dinero en el banco? Es exactamente la misma lógica pero unos son intelectuales, escuchan la radio pública, leen el New Yorker… El otro es esa burda filosofía Republicana de Cámara de Comercio, pero son muy parecidas. 

Recientemente escribió en The Guardian que mucha de la cobertura de Trump que resalta el racismo de sus simpatizantes es corto de miras. ¿Por qué?

Trump es una fanático. Las cosas que dice son intolerantes y racistas, sin duda. Pero decir que eso es lo que motiva a sus simpatizantes es una falacia. Siempre ha habido gente así. ¿Por qué Trump tiene tanto éxito? He visto un montón de sus discursos. Me he dado cuenta de que habla de muchas más cosas que de tratar mal a los inmigrantes. De lo que habla, sobre todo, es de comercio. Siempre habla de lo malos que son los acuerdos comerciales. Esto le toca la fibra sensible a la gente de clase trabajadora porque saben como NAFTA, PNTR con China y todos estos acuerdos les perjudican. Hace poco se rodó un video en una planta de Carrier en Indianápolis donde el jefe les decía a los empleados que iban a mover la fábrica a México. Trump habla de esto, y fantasea sobre cómo cuando sea presidente llamará al director ejecutivo de una empresa y le amenazará con impuestos exclusivos para sus productos y cómo de rápido se rendirá. A la gente le encanta esto. Les encanta escuchar esto. El New York Times fue a Indianápolis para entrevistar a los trabajadores de la planta. Esta gente no es racista. Había un chico que dijo “mira, algunos miembros de mi familia son mexicanos y me molesta mucho que Trump diga esas cosas sobre ellos. Pero si de verdad va a amenazar al director ejecutivo de mi empresa, si, le votaré”. Esto es fácil de entender. 

¿Los Demócratas han allanado el terreno para esto?

Claro. Los Demócratas se lo han buscado, porque echaron a esta gente del Partido.

Thomas Frank (1975, Kansas City) tiene la costumbre de buscar cerca de casa las respuestas a las grandes preguntas de nuestro tiempo. El proceso no es siempre cómodo para él, pero sus resultados suelen ser muy reveladores. En 2004 puso bajo el microscopio a Kansas, para analizar cómo el que en su...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Álvaro Guzmán Bastida

Nacido en Pamplona en plenos Sanfermines, ha vivido en Barcelona, Londres, Misuri, Carolina del Norte, Macondo, Buenos Aires y, ahora, Nueva York. Dicen que estudió dos másteres, de Periodismo y Política, en Columbia, que trabajó en Al Jazeera, y que tiene los pies planos. Escribe sobre política, economía, cultura y movimientos sociales, pero en realidad, solo le importa el resultado de Osasuna el domingo.

Autor >

/ Traducción Adriana M. Andrade

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. jose

    ¿Y la clase profesional esa es la que necesita y planifica las guerras de Truman, Kennedy, Obama, Clinton? ¿Y eso del complejo industrial militar farmacológico? ¿Necesitaban esos supuestos profesionales 7 u 8 guerras en el periodo de Obama? Suena a enfoque doméstico mandilón.

    Hace 5 años 8 meses

  2. Manny Gonzalez

    Pesimo Tom Frank, deberia de escribir novelas negras en lugar de politica.

    Hace 8 años 4 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí