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Nerio Barberis y Jorge Denti son dos nombres del cine político que han formado e inspirado a diferentes generaciones de cineastas, sobre todo, en América Latina. Sus vidas se ven sacudidas brutalmente en mayo de 1976, apenas dos meses después del golpe militar de Videla en Argentina. Entonces sufren el secuestro y la desaparición de su colega Raymundo Gleyzer, quien había unido sus peripecias fílmicas, políticas y vitales.
Ese mismo día le estaban esperando para festejar. Hace ahora 40 años, celebraban el cumpleaños de Jorge Denti en Buenos Aires. Pero con la llegada al poder de las Juntas Militares, la represión se desata en el sur del continente, dando forma a un nuevo ciclo de regímenes autoritarios que marcará a fuego a toda una generación. Así, al tiempo que intentan averiguar sobre el paradero de Gleyzer y otros seres queridos, Barberis y Denti se ven forzados al exilio para salvar sus vidas.
Una vez cruzada la frontera movilizarán todos los recursos a su alcance. Coppola, Jane Fonda, Jack Nicholson, Rossellini o García Márquez son algunas de las celebridades que suscriben el manifiesto por la libertad de su colega secuestrado. Raymundo Gleyzer será visto con vida, por última vez, en el centro clandestino de detención El Vesubio.
La memoria y la obra de Gleyzer fueron parcialmente recuperadas gracias a la persistencia de sus seres queridos y con la llegada de los Kirchner al Gobierno argentino. El 27 de mayo se ha convertido, en su recuerdo, en el día del documentalista latinoamericano. Los procesos de justicia transicional han llevado su caso hasta los tribunales de justicia. Hoy puedes encontrar sus películas en muchos de los quioscos de la concurrida Avenida Corrientes de Buenos Aires.
Virna Molina y Ernesto Ardito presentaron en 2003 el documental ‘Raymundo’ que aparece en este artículo. Sin estreno oficial en su país de origen, la película atesora una infinidad de premios internacionales, es de acceso libre en internet y ofrece un relato pormenorizado de la biofilmografía del cineasta desaparecido en manos de los militares. ‘Raymundo’ supone un aldabonazo para la ruptura del silencio oficial sobre su peripecia política y cinematográfica. Los materiales de archivo empleados en la cinta, conservados milagrosamente por Juana Sapire, son de una belleza insólita y turbadora.
Gleyzer apenas tenía 34 años en el momento de su desaparición. Ya había filmado en la inmensidad del Sertao brasileño, la agitación de la Cuba revolucionaria o el México priísta de La revolución congelada. Además se había permitido el lujo de criticar abiertamente las burocracias sindicales peronistas en el filme Los traidores.
Juana Sapire, Laura Imperiale, Leopoldo Nacht o Álvaro Melián, junto con Nerio Barberis, Jorge Denti y Raymundo Gleyzer eran parte de un grupo de cine revolucionario dispuesto a agitar conciencias y a producir y exhibir relatos fílmicos con las comunidades campesinas y obreras. Eran el Cine de la base, marxistas heterodoxos y críticos con el populismo peronista. Seguían la máxima del brasileño Glauber Rocha, "una cámara en la mano, una idea en la cabeza". En condiciones de clandestinidad y precariedad extremas, elaboran originales manifiestos políticos en celuloide y documentan la realidad social y política argentina durante el gran incendio de la década del 70.
En el exilio, de manera algo azarosa, encontramos a Nerio Barberis a oscuras, revelando película de 16mm en la bañera de un apartamento limeño. Son los negativos de Las AAA son las tres armas, obra que hoy es considerada como el primer filme de denuncia sobre las atrocidades de la Junta Militar argentina. “Fue una película totalmente artesanal hecha en Perú, que en ese momento también había sufrido un golpe de Estado”, recuerda Jorge Denti, “pero fue una experiencia única con el grupo de compañeros latinoamericanos que nos ayudaron”.
Premiado en Oberhausen (Alemania) y La Habana (Cuba), el filme es un grito de denuncia contra la dictadura militar y por la aparición con vida de Gleyzer, a quien está dedicado. Traducido a cinco idiomas, transmitido en una docena de televisiones internacionales durante la celebración del Mundial de Fútbol de 1978, se convertirá en un auténtico dolor de cabeza para Videla y compañía, que habían concebido el evento deportivo como el espacio perfecto para su legitimación internacional.
Las AAA son las tres armas se inspira en la Carta abierta a la Junta Militar, el texto póstumo del escritor y periodista Rodolfo Walsh, asesinado al día siguiente de entregar el escrito: "La censura en prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en El Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años (…) Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son las cifras desnudas de ese terror".
La peripecia cinematográfica de los supervivientes del Cine de la base compone todo un relato de época. En 1979, Barberis y Denti cruzan a pie la frontera hondureña y se unen con sus equipos de filmación a las columnas sandinistas. Serán los primeros cineastas en filmar la caída de Somoza, el triunfo de la Revolución y los primeros compases de la Nicaragua sandinista. Nerio Barberis será poco tiempo después cofundador de la EICTV de San Antonio de Los Baños. Luego ocupará la Cátedra de Sonido en el Centro de Capacitación Cinematográfica de México DF. Si se busca en Wikipedia sobre directores de sonido en América Latina, se verá su nombre al inicio de la lista. Es uno de los padres fundadores del mundo sonoro del cine latinoamericano.
La vida y obra de Denti, en su conjunto, es la de un nómada insaciable, como si fuera un personaje surgido de la imaginación desmesurada de Hugo Pratt. Aparece en las barricadas del 68 francés, con el Living Theatre en la escena underground londinense, en la Argelia de Ben Bella, en las guerras de descolonización africanas, en las luchas contra la dictadura argentina o en la revolución sandinista. Dirigirá documentales sobre Malvinas, Benedetti, Eliseo Diego, Mauricio Rosencof o Juan Gelman. Su última película, La huella, aborda la juventud de un joven médico, Ernesto Guevara de la Serna.
La historia de esta generación de cineastas resume de una manera muy poco común una determinada manera de vivir y hacer cine, una práctica y una filosofía íntimamente ligada a las utopías de los años 70. Littin y Guzmán en Chile, Marta Rodríguez en Colombia, Handler en Uruguay. Se hablará de ellos como el tercer cine o el nuevo cine latinoamericano.
En sus películas, el cine quema. Son apuestas fílmicas, políticas y vitales donde la cultura se convierte en un arma demoledora contra el poder. Su eco, pese a quien pese, 40 años después de la desaparición de Gleyzer, está en todas partes.
Estos días se presenta en diferentes lugares de Argentina el libro ‘Compañero Raymundo’, obra de Juana Sapire y Cynthia Sabat. Después de cinco años de trabajo conjunto, forma parte de la colección ‘Hasta la memoria siempre’ del INCAA, que reúne obras dedicadas, entre otros cineastas, a Jorge Cedrón, Gerardo Vallejo o Fernando Birri.
Nerio Barberis y Jorge Denti son dos nombres del cine político que han formado e inspirado a diferentes generaciones de cineastas, sobre todo, en América Latina. Sus vidas se ven sacudidas brutalmente en mayo de 1976, apenas dos meses después del golpe militar de Videla en Argentina. Entonces sufren el secuestro...
Autor >
Antonio Girón
Es director y productor de contenidos audiovisuales e investigador en sociología política y ecología.
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