Xulio Ferreiro / Alcalde de A Coruña
“La negociación de Gobierno dejó heridas difíciles de cerrar”
Xosé Manuel Pereiro 8/06/2016
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Tiene mirada triste de niño de posguerra, pero se ríe al menos una vez por párrafo. Xulio Ferreiro Baamonde nació en A Coruña hace 41 años en una familia de trabajadores cualificados, se hizo socio del Deportivo, militante nacionalista, se licenció en Derecho en la Universidad de A Coruña (UDC), allí se doctoró (La protección de la Víctima en el proceso penal, se tituló su tesis) y realizó estudios de investigación en Estados Unidos, Alemania, Bélgica y Chile, antes de conseguir el puesto de profesor titular de Derecho Procesal. En 2012 dejó la militancia (la política, no la deportiva) para acceder a una suplencia de magistrado en la Audiencia de Lugo. En 2015, lo que había comenzado meses antes con medio centenar de personas congregadas públicamente en la orilla del mar, en Riazor, la Marea Atlántica, lo designó candidato a la alcaldía de A Coruña. En las elecciones de mayo, Marea obtuvo diez concejales, los mismos que el PP; el PSdeG-PSOE, seis, y el BNG, uno. El candidato de la sempiterna camisa a cuadros se convirtió en alcalde.
Empezar a gestionar un ayuntamiento de una ciudad de 250.000 habitantes al frente de un grupo político sin experiencia no parece fácil.
Yo venía de una administración pública, la Universidad, más pequeña en algunas cosas, aunque creo que tiene más personal que el Ayuntamiento, pero conoces más o menos cuál es el funcionamiento administrativo. No fue eso lo que más que costó o más me sorprendió. Todo eso que se piensa sobre la clase política o sobre las relaciones entre partidos, lamentablemente no solo es cierto, sino que aún es peor de lo que se percibe desde fuera. Ya se sabe que la gente de los partidos mira mucho hacia dentro y poco hacia fuera, pero aun así piensas que existe más preocupación por el interés general y por el bien común. Claro que hay excepciones, en todo este tiempo hubo gente de organizaciones que piensas que son ajenos a ti, y que ves que son gente decente. Por lo demás, es como adaptarse a cualquier trabajo nuevo.
¿Cómo encontró el Ayuntamiento desde el punto de vista político?
El Ayuntamiento de A Coruña era muy heredero del pacovazquismo [Paco Vázquez, controvertido militante del PSOE, fue alcalde durante 23 años]. Desde lo simbólico, actos que no mudaron ni con el paso de sus dos sucesores en la alcaldía, hasta incluso la propia estructura administrativa. En los últimos cuatro años, con el PP, pasó por un proceso de endeudamiento muy alto. Con la escasa capacidad de maniobra que da eso por la Ley Montoro de Estabilidad, no hay mucho margen financiero, pero bueno…
Aproveche y haga balance.
Moderadamente positivo. Creo que el primer año de un gobierno, y más de un proyecto tan nuevo como el nuestro, siempre es el más difícil, y lo superamos satisfactoriamente. Claro, todos querríamos ir más rápido, hacer más cosas y ser más transformadores. Me parece que en este año sentamos las bases para cosas que se van a ver más adelante, en el que hubo ciertos gestos simbólicos que a mí no me parecen menores, que son importantes, temas tradicionalmente encallados, como la memoria histórica [había una veintena de calles pendientes de sustituir el nombre franquista por otro ya aprobado], o tener una relación normal con el idioma gallego, o la laicidad. También es cierto que deben de ir acompañados de algo más. Ese algo más está ahí en los nuevos presupuestos. La política social, la cultural, de movilidad, de medio ambiente, cobrarán una importancia mayor, por lo menos en lo que es la previsión de gastos.
Normalmente se les acusa, a la Marea Atlántica, y en general a los gobiernos municipalistas, de eso, de hacer más política simbólica que real.
Lo simbólico pesa porque es eso a lo que se le presta atención. Ayer anunciábamos una inversión de un millón de euros para reparaciones y reformas de los colegios públicos de la ciudad. Es la cantidad más alta de la historia del Ayuntamiento de A Coruña dedicada a ese objetivo. Eso también tiene su importancia, pero lo que genera polémica y en lo que se pone el foco es en lo simbólico.
Kichi, el alcalde de Cádiz, se quejaba en CTXT de que los medios de referencia de cada ciudad estaban en contra de los gobiernos municipalistas.
En A Coruña hay una pluralidad de medios, y dentro de ella caben distintas posiciones respecto del gobierno municipal, respecto de la Marea Atlántica o de mi persona. Hay desde aquellos que son abiertamente hostiles, hasta el paroxismo, otros que tienen una línea clara en contra y otros que reflejan tanto lo positivo como lo negativo. Me da la impresión de que hay una diferencia con otros ayuntamientos, donde la prensa es más hostil en general. A mí tampoco me gusta mucho hablar de los medios. Yo pienso que hacen su labor y tienen sus líneas editoriales y luego sus lectores juzgan si lo que leen se corresponde con la realidad o no, y en caso de que no, la gente también se da cuenta.
¿Gobernar no supone un baño de realidad?
Fuimos bastante realistas a la hora de redactar el programa y a la hora de presentarnos en público. Yo la palabra promesa no la utilicé nunca, utilicé compromiso y no hicimos ninguno que pensamos que no pudiésemos cumplir. Otra cosa es que se nos achaque incumplir cosas que nunca dijimos, o que se generaran unas expectativas. No nos pusimos expectativas tan altas antes como para pensar que fuésemos a chocar contra la realidad. Sabíamos de aspectos que iban a ser complejos, y así están siendo, complejos. Cierto que también uno cuenta que las administraciones puedan trabajar juntas, y a veces no es así.
¿Lo de intentar impedir que se edifique el puerto y mantener el uso público no es chocar contra la realidad? [coincidiendo los mandatos de Paco Vázquez y de Aznar se proyectó vender la mayoría de los terrenos portuarios, 400.000 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad, para uso residencial y así pagar las obras del puerto exterior].
Las relaciones con la Autoridad Portuaria fueron difíciles desde un principio, por la desconfianza inicial que había. La situación de la AP es complicada desde un punto de vista financiero y eso también lastra la capacidad que tiene para actuar y negociar. Somos conscientes de eso, pero nosotros también defendemos el interés general. Y también entiendo que si tenían acuerdos anteriores, se pregunten por qué tienen que renunciar a ellos. Pero la operación urbanística en el puerto para financiar el puerto exterior no es posible a día de hoy, todo el mundo está de acuerdo ahora en eso. Por lo tanto, hay que replantear este tipo de actuaciones que se previeron hace una década.
Si se ganan esos terrenos, de la misma forma se pueden perder otra vez, ¿no?
Estamos peleando para que no sea así, para que los terrenos del puerto queden para uso ciudadano. Si nosotros dejamos en este mandato el asunto encarrilado va a ser difícil que se den pasos atrás o que se renuncie a derechos adquiridos por la ciudadanía en beneficio de intereses mercantilistas. Si hay un consenso ciudadano detrás será muy difícil que alguien después explique las razones para revertirlo.
En los casos de actuaciones urbanísticas anteriores judicializadas [un edificio entero que hay que demoler, urbanizaciones construidas sobre terrenos irregularmente expropiados por los que hay que compensar a sus propietarios] están entre la espada de defender los intereses municipales, porque las indemnizaciones podrían suponer la bancarrota del Ayuntamiento, y la pared de quienes les acusan de no querer depurar responsabilidades de corporaciones anteriores.
El compromiso que tenemos es el contrario, depurar responsabilidades en aquellos casos en los que las responsabilidades sean manifiestas, y así lo haremos, no hay intención de meter nada debajo de las alfombras, ni de hacer borrón y cuenta nueva.
¿Hasta qué punto es posible?
Es complicado, porque estamos hablando de cosas que tuvieron su origen hace muchos años, en los que puede haber responsabilidades prescritas, y en otras son decisiones administrativas en las que la responsabilidad queda diluida. Determinarla desde el punto de vista jurídico es siempre más complejo que desde el punto de vista político. Pero seguiremos los caminos que haya que seguir.
¿Cómo se articulan las decisiones entre Gobierno local y Marea? Normalmente las relaciones partidos — gobiernos suelen ser complejas.
La Marea Atlántica no funciona ahora de una manera muy distinta de cómo funcionó en su gestación. Actuamos con las normas democráticas habituales, y con la confianza en el trabajo de los demás, que tiene su correspondencia en la rendición de cuentas. Hay una delegación de confianza de la Marea en el Gobierno Municipal basada en el cumplimiento de un programa aprobado por consenso, y después en la explicación y en la dación de cuentas delante de la asamblea y de la organización política de lo que haces, por qué lo haces o lo dejas de hacer. Y por ahora está funcionando bien, sin mayores conflictos, aunque claro, con unas exigencias de las bases.
¿Cada cuánto rinden cuentas y a quién?
Cada quince días tenemos la Red [la asamblea, no necesariamente presencial], y en esa Red siempre hay un espacio para que el grupo municipal rinda cuentas. Esta semana, por ejemplo, explicamos las negociaciones con el Ministerio de Fomento, y por qué llegamos a ese acuerdo. Cada concejal forma parte de la Marea sectorial correspondiente, y por lo tanto recibe feedback, ideas y propuestas de cada ámbito.
¿Cuánta gente participa?
Entre grupos de trabajo, Mareas... debe andar por las 300 personas activas.
Hay quienes les acusan de estar más preocupados de tejer alianzas con ayuntamientos más mediáticos que con los ayuntamientos gallegos.
Estoy de acuerdo. Estamos trabajando en red. Crecemos en contacto con otros proyectos municipalistas. En el caso del Estado con gobiernos como los de Barcelona en Comú, Ahora Madrid o Zaragoza en Común, y en el caso del País, hubo unas sinergias claras con Compostela Aberta, con las Mareas de Vigo, de Pontevedra, con Ourense en Común, y estamos trabajando con Mareas de todo el País, estén en el gobierno o no. A mí me parece positivo que el Ayuntamiento de A Coruña tenga una relación fluida con los principales ayuntamientos del Estado, y ahí se pueden generar proyectos concretos, como es tener con Madrid una plataforma compartida de presupuestos participativos.
¿No tienen miedo a que política o mediáticamente les fagocite Podemos?
Seguro que en Madrid son más difíciles de explicar las diferencias entre las candidaturas de unidad popular y un partido que forme parte de esa candidatura, aunque sea el más importante dentro de la misma. En Galicia, el espacio de las Mareas cobró sustantividad de por sí. Aquella gente que se identifica más con Podemos se encuentra cómoda en ese espacio, y otra gente que no se identifica tanto con ellos sí se identifica con las Mareas como proyecto político que integra más sensibilidades. La relación de Marea Atlántica con Podemos es magnífica, pero como lo es con otras fuerzas que entran en la confluencia, como Esquerda Unida, con Anova, con Equo, o incluso con Compromiso por Galicia [un partido nacionalista de centro izquierda], que ahora mismo no está en la órbita de las Mareas.
Acaban de decidir pedir el voto para En Marea en las elecciones del 26 de junio. ¿El hecho de que En Marea haya apostado por reeditar una coalición, en lugar de conformar un partido instrumental, y que haya hecho una renuncia más o menos expresa a tener grupo parlamentario y se subsuma en el del Podemos pesó más o menos en esa decisión?
La decisión ya la tomamos en la “primera vuelta” de las generales. Entonces entendimos que En Marea era una alternativa para una oportunidad de cambio. Nosotros no pudimos participar en la conjunción de la coalición, en la conformación jurídica del espacio político para las generales porque, bueno, estábamos bastante ocupados gobernando A Coruña y ahora lo que vimos es que en definitiva la gente no hila tan fino, no ve las diferencias entre Marea Atlántica y En Marea, porque también ve que somos compañeros. Las coaliciones tienen sus defectos y sus límites, y Marea Atlántica no fue una coalición de partidos porque también sabíamos de esas limitaciones, y el resultado es que tenemos un proyecto común, y no hay disensiones internas.
¿Cómo vio aquella “primera vuelta” de las elecciones generales?
Creo que en las elecciones de diciembre hubo una mayoría de electores que se posicionaron claramente por crear una alternativa al Partido Popular desde la izquierda y en clave social y de derechos. Lamentablemente, las fuerzas parlamentarias no fueron capaces de convertir esa expresión electoral en un gobierno, creo que principalmente por el empecinamiento del PSOE en poner la investidura de Pedro Sánchez en las manos de Ciudadanos algo que, a mi juicio, estaba condenado al fracaso desde el principio.
¿Y esta vez?
Es difícil prever lo que pasará, pero espero que en esta ocasión sí pueda ser posible ese gobierno de cambio que muchos ciudadanos aguardan. De todas maneras, creo que será difícil el entendimiento entre las fuerzas llamadas a ese acuerdo, puesto que todo el proceso de negociación, o su ausencia, durante estos meses dejó heridas que van a ser difíciles de cerrar. En todo caso, sería bueno que los actores políticos estén esta vez a la altura, puesto que, en caso contrario, el único beneficiado será el Partido Popular, y los perjudicados, los ciudadanos, en primer lugar, y después la credibilidad de las fuerzas del cambio, particularmente del PSOE.
Las elecciones gallegas serán el próximo octubre. Marea Atlántica apuesta por Marea en Común, un proceso de base que no es el de la coalición de partidos que es En Marea. ¿La situación no se está pasando de líquida? ¿No convendría ya algo más sólido?
Llegará el momento de darle más solidez a esto, sí.
…¿Y?
En Marea Atlántica se hizo un análisis de que desde los órganos de la coalición En Marea era muy complicado, o más complicado, ensanchar la base social y hacer más horizontal la toma de decisiones, con lo cual entendimos que Mareas en Común era un buen método de ampliar la base y darle más respaldo social al proyecto político. No como algo en contra de En Marea, sino como una herramienta metodológica. Que los partidos volcasen su poder simbólico, sus cuadros y sus militantes en un proceso común. Hubo un partido que lo vio así, que es Esquerda Unida, y está participando ahí, y en otros hay diferencias.
A veces las cosas son complicadas de entender, no todo el mundo está interesado en estos pormenores, pero creo que darle calidad democrática, horizontalidad y base experiencial a las cosas que se hacen es una actitud que da mejores resultados y hace un proyecto más sólido. De todas formas, todos tenemos el mismo objetivo, que es una candidatura lo más amplia, unitaria y potente posible para ganar la Xunta de Galicia.
Tiene mirada triste de niño de posguerra, pero se ríe al menos una vez por párrafo. Xulio Ferreiro Baamonde nació en A Coruña hace 41 años en una familia de trabajadores cualificados, se hizo socio del Deportivo, militante nacionalista, se licenció en Derecho en la Universidad de A Coruña (UDC),...
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Xosé Manuel Pereiro
Es periodista y codirector de 'Luzes'. Tiene una banda de rock y ha publicado los libros 'Si, home si', 'Prestige. Tal como fuimos' y 'Diario de un repugnante'. Favores por los que se anticipan gracias
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