Barcelona, 9 de marzo del 2016

Muy queridos todos,

Nuevamente les escribo en grupo, con buenas noticias. (Poco a poco iré respondiendo a cada uno para agradecer su compasión, solidaridad y consejos. Nos han sido de gran ayuda.)

Estamos ya en casa tras la primera sesión de quimioterapia. Todo, durante el cateterismo, ocurrió sin sorpresas: los fármacos fueron depositados directamente en ambas arterias oculares.

Darío va bien. Se recupera gradualmente de la anestesia con molestias que no logra nombrar. Sabe que, por vez primera, prefiere dormir a jugar. Nos aseguran los médicos que en un par de días la náusea habrá pasado.

El pronóstico sigue siendo alentador. Darío lleva ya, dentro de sí, armas poderosas para dar batalla al cáncer. A su lado, nosotros hemos atravesado una primera vez el proceso de quimioterapia intra-arterial y le hemos —creo— perdido un poco el miedo. En cosa de diez días habrá una revisión para ver cómo va Darío reaccionando al tratamiento. Entonces sabremos más en detalle qué seguirá.

Estamos haciendo lo indicado. Tenemos confianza y nos sentimos fuertes.

Les mandamos muchos besos y abrazos.

Alain-Paul (y Matiana, por supuesto).

[Aquí les va una foto del gran Darío, recién salidito de quirófano y de camino a la sala de reanimación. Como no le pudimos robar un beso, le robamos este retrato.]

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