“Podemos aceptar muchas cosas... O no.”

Mariano Rajoy

El fantasma de los veranos pasados agita un periódico de papel conseguido tras muchos esfuerzos y desvelos. En aquellos lejanos tiempos, durante las vacaciones, éramos capaces de recorrer kilómetros por paisajes ajenos en pos del ansiado quiosco, como yonkis en busca de su dosis diaria. El dealer/quiosquero -a veces dependienta de un súper de pueblo donde venden de todo- nos obsequiaba entonces con el preciado maná: un diario adelgazado y breve, lleno de noticias banales a las que entonces llamaban “serpientes de verano”, término de arqueología periodística se supone derivado de la aparición reiterada cada mes de agosto de “Nessie”, el monstruo del Lago Ness, ante la escasez de verdaderas noticias.

 Por supuesto: aquel pobre panfletillo impreso carecía de noticias de interés, de actualidad política nacional, de firmas prestigiosas, de chicha o limoná. Porque entonces los veranos eran veranos de verdad, veranos de un ocio de chicharras gordas, de vacaciones buenas y merecidas, de las que nadie se avergonzaba, a las que nadie, ni tan siquiera la prensa más ofidia, cuestionaba.

“Pillan a Carmena en un bar de carretera en Badajoz tras irse de vacaciones sin avisar.” (Okdiario, 3-8-2016)

“Pedro Sánchez, descubierto 'de incógnito' en un chiringuito de Mojácar gracias a Twitter.” (El Mundo, 4-7-2016)

“Del FIB a Ibiza: así han sido las vacaciones de Pedro Sánchez”

“El líder socialista culmina en Ibiza un dilatado periodo de ocio iniciado en Mojácar y continuado en Benicàssim (…) Tras el esfuerzo hecho por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y por el propio Rajoy para intentar que haya finalmente Gobierno en las próximas semanas, quizás sería bueno que el PSOE reconsiderase el «no es no» de Sánchez, más que nada para evitar unas terceras elecciones y, sobre todo, para no estropear a su propio líder sus quizás también muy dilatadas vacaciones de Navidad.” (ABC, 22-8-2016) 

“A una investidura se va a ser investido. (…) Es que me voy a presentar. Lo que no dije es cuando. (…) No son preguntas que ahonden mucho en el futuro de nuestro país. (…) Pues usted misma. Yo ¿qué quiere que le haga?” Mariano Rajoy Brey, Presidente del Gobierno de España en funciones. 

Ah… ¡Aquellos tiempos felices y despreocupados! En aquel entonces los dos partidos principales se alternaban plácidamente en el poder (con mayorías absolutas o el apoyo de nacionalistas con “sentido de estado”), dando ejemplo de estabilidad, progreso y modernidad al mundo entero. El “milagro español”, en verano, quedaba reducido a un diario agosteño adelgazado hasta la anorexia como reflejo de la pax romana del bipartidismo. Todos ganaban, todos ganábamos. La sensación de victoria se reflejaba hasta en los éxitos deportivos.

“España se despide de Río con 17 medallas, siete de oro. El récord del medallero español continúa siendo el logrado en los JJ.OO. de Barcelona ‘92, con un total de 22” La Vanguardia (22-8-2016)

Pero de pronto, nadie sabe el porqué, la felicidad se rompió en mil pedazos. El país modelo que vivía un eterno verano de fiesta -la Gran Fiesta-, se convirtió en una jaula de grillos, una  merienda de negros, un sindiós. Gente lenguaraz, desagradecida, grosera, salió de los más recónditos agujeros patrios para volcar una furia y una indignación nunca antes vistas. De ahí vinieron todos los males que hoy sufrimos y la prensa seria no tuvo más remedio que contestar a tal virulencia con responsable quehacer -responsabilidad “de estado”- , así que ¡adiós a las vacaciones! El agosto presente aparece plagado de actualidades políticas a cual más decisiva, declaraciones hiperbólicas e información adrenalínica. Las redes vuelcan información vital para nuestro futuro en toneladas de comentarios, tuits y retuits, polémicas y escándalos en la forma tradicional de la “serpiente de verano”.

“Estamos viviendo dos historias distintas: la de verdad y la creada por los medios de comunicación. La paradoja, el drama y el peligro están en el hecho de que conocemos cada vez más la historia creada por los medios de comunicación y no la de verdad.” Ryszard Kapusczinski (1932-2007) 

“El director de RTVE en Murcia: "La información la doy como yo quiero, me llaman cabrón y lo voy a ser.” “El máximo responsable de RTVE en la región reconoce en una grabación que manipula a su gusto la información del ente público” (eldiario.es, 18-8-2016) 

Seguro que en estas horas cruciales, la mayoría de los medios tomará ejemplo de los periodistas de información deportiva; estos siempre supieron estar a la altura incluso ante los duros trabajos de estío: mundiales, eurocopas y  olimpiadas son actividades tan veraniegas como la siega, como bien sabe el afanoso vicesecretario de comunicación del PP, Pablo Casado (“'Agropijoturismo': Casado va al campo a arar y siembra las carcajadas en las redes” El Español, 14-8-2016)

Este verano, incansables, los periodistas deportivos se han empleado a fondo: su olimpiada deja pequeños los 12 trabajos a los que fue castigado Hércules por  la Sibila, para expiar sus crímenes.

“La lamentable cobertura de los JJOO de TVE provoca un clamor en las redes. Críticas generalizadas por la falta de seguimiento en las actuaciones de los deportistas españoles, que luego se venden como falsos directos ante la sorna de las redes sociales” (Vozpópuli, 8-8-2016) 

La nueva reforma laboral puede que haya sido dictada por una sibila délfica especialmente cruel -no olvidemos que una serpiente pitón vigilaba su santuario- y quizá por eso castigue con tanta saña la calidad de vida del trabajador, puede que hasta sea responsable de algún pequeño olvido o desliz debido a la urgencia informativa. ¿Cómo si no se explica que ningún medio subraye que de las diecisiete medallas conseguidas en Río 2016, nueve son para las “chicas, niñas, madre de, entrenadas por, admiradoras de”, medallero que sobrepasa en oros y platas al de sus broncíneos compañeros masculinos? Pero estas críticas son minucias, apenas serpentean, veraniegas. Sin duda la prensa deportiva nacional debe alzar orgullosa los laureles de la victoria.

“De "una Hércules con maquillaje" a "una madre de oro", los titulares más machistas de los Juegos. Muchas mujeres han protagonizado portadas tras proclamarse campeonas en las que se ha destacado su físico o su maternidad y han ocupando segundos planos por detrás de entrenadores o maridos. "Rivas, el hombre que convirtió en oro las rabietas de Carolina", publicaba el diario AS poco después de que se proclamara campeona de bádminton. A pesar de que el de Maialen Chorraut es el primer oro olímpico español en piragüismo aguas bravas, algunos medios recalcaron de ella que es madre.” 

Al menos en el periódico adelgazado de antaño no cabrían tantos despropósitos. Pero no exageremos: estas polémicas propias de feministas -grupo integrante de la hidra gritona causante del actual deterioro nacional- son para muchos poco más que aquella tradicional “serpiente de verano” y las invectivas derivadas tan fantasiosas como el monstruo del lago Ness (según la mitología periodística, un bicho hembra), meras exageraciones ante ciertos inocentes titulares con los que entretener el verano.

Hoy, cuando la voracidad noticiada es imparable y todos estamos permanentemente conectados a las redes, sorbemos la actualidad desde el chiringuito, la piscina, la playa desierta, la paella familiar, el pueblo recóndito o el culo del mundo sin acordarnos de los viejos tiempos de la imprenta. Pegados a un artilugio electrónico, constatamos que los tiempos son otros, que no volverá el viejo diario sucio de tinta conseguido con caminatas y sudor en pleno agosto. Todo lo que rodeaba a aquel flaco montón de papel ha cambiado para no volver. Podemos aceptarlo. Aceptamos los nuevos veranos, asentimos ante los renovados días de sol mientras las chicharras siguen cantando en medio mundo, atronando el cielo con su ruido ensordecedor.