1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Colombia inicia el camino de la reconciliación

Los guerrilleros recibirán del Estado un salario mínimo y formación durante dos años. En el campo, uno de los más desiguales del mundo, tendrá lugar una reforma agraria para sentar las bases de una paz duradera

Germán Aranda Cartagena de Indias , 27/09/2016

<p>Juan Manuel Santos firma el Acuerdo final de paz en Cartagena de Indias.</p>

Juan Manuel Santos firma el Acuerdo final de paz en Cartagena de Indias.

Juan Pablo Bello / SIG

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El comandante Rodrigo Londoño, alias Timochenko, habrá de recordar durante el resto de sus días la tarde calurosa del 26 de septiembre de 2016 cuando bajo la brisa caribeña de Cartagena de Indias estrechó su mano con el presidente colombiano Juan Manuel Santos para firmar la paz entre las FARC y el Estado. 

El acuerdo se selló con un balígrafo, un bolígrafo hecho con una bala, y es el intento más firme de la historia de Colombia de poner fin a un conflicto que en 52 años ha dejado al menos 200.000 muertos, 40.000 desaparecidos y más de seis millones de desplazados, contando víctimas civiles y de ambos bandos, según datos del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC).

Recordará también Timochenko, un cardiólogo que se enroló en las FARC con 23 años, en 1982, y que hoy es su jefe de Estado Mayor, el susto que se dio cuando un estruendoso caza le pasó a destiempo por encima interrumpiendo su discurso (“efectivamente esos aviones estaban saludando a la paz”, dijo después Santos) o el momento en que citó al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, figura omnipresente en la cultura colombiana, que lo mismo puede ser citado por el mayor alto mando de la guerrilla o por el presidente del país. 

“Me bastó dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer”, escribió Gabo y rescató Timochenko sobre la ciudad de Cartagena, en un horario parecido y bajo un cielo similar. Una súbita tormenta tropical de mediodía había limpiado el cielo y dado brillo a los muros ocres de la ciudad colonial y a las camisas blancas de paz que vestían la inmensa mayoría de presentes, incluyendo los invitados: Nicolás Maduro, Raúl Castro, Mauricio Macri, Ban Ki-Moon o Juan Carlos I, que representó a España. 

“Volver a nacer”, reiteró Timochenko respecto a una Colombia que espera “el amanecer de la paz, el amanecer de la vida”, palabras del presidente Santos, una vez terminado el conflicto. 

Las FARC tienen ahora seis meses para entregar las armas a la ONU, que las recogerá de varios depósitos ubicados cerca de las zonas de influencia de la guerrilla

El presidente Santos, firme candidato al Nobel de la Paz, se refirió a García Márquez como el “gran ausente” de la histórica ceremonia y aseguró que estaría feliz “viendo volar sus mariposas amarillas en la Colombia que él soñó, que alcanza una segunda oportunidad sobre la tierra”. Santos dio la “bienvenida” a las FARC a la vida democrática, “no estamos de acuerdo en la forma de entender la política y la economía, pero defenderé su derecho a defender sus ideas”. Timochenko pidió perdón a las víctimas y, al mismo tiempo, mantuvo la defensa de su ideología basada en la lucha contra las “desigualdades inherentes al capitalismo”, un discurso que las FARC quisieron combatir en el campo, aunque a la vez haya sido un grupo terrorista capaz de sembrar el terror entre sus vecinos campesinos.

Tras cuatro años de negociaciones en La Habana, sellados con el histórico acuerdo del pasado 24 de agosto, las FARC tienen ahora seis meses para entregar las armas a la ONU, que las recogerá de varios depósitos ubicados cerca de las zonas de influencia de la guerrilla.

El próximo 2 de octubre, un plebiscito debe dar legitimidad al acuerdo. El Sí es favorito en las encuestas. Una reciente encuesta de Polimétrica, para Radio Caracol, estima en un 54% el apoyo al acuerdo y en un 12% el número de indecisos. El expresidente Álvaro Uribe y su campaña por el No, porque el acuerdo “entrega el país a las FARC”, convence al 34% de los llamados a votar.

Arranca ahora una nueva era en Colombia, la del posconflicto, con muchos interrogantes a los que los seis puntos del acuerdo de 300 páginas de La Habana intentan dar respuesta. Uno de ellos es cómo será la vida de los excombatientes rasos, que en la reciente cumbre de las FARC realizada en la región selvática de los Llanos del Yarí reconocían su miedo a las represalias. Mientras que los miembros del secretariado de la guerrilla contarán con escoltas personales --sus nombres son conocidos en el país-- y muchos de ellos entrarán en la vida política, los jóvenes que hasta ahora combatían principalmente en el campo colombiano deberán confiar en el mismo ejército al que hace poco tiempo se enfrentaban para velar por su seguridad. Será difícil que no haya víctimas.

Las FARC entrarán en política con seis escaños. A partir de 2018 se convertirán en 10, divididos entre el Senado y la Cámara baja

Los guerrilleros recibirán del Estado ocho millones de pesos (unos 2.500 euros) para empezar su nueva vida y un salario mínimo durante dos años, en los que podrán participar en campamentos de formación donde se les instruirá para incorporarse al mundo laboral y evitar así un reciclaje de la violencia que les lleve a integrarse en mafias y convertirse en sicarios. Ese fue el camino de muchos paramilitares después del proceso de paz firmado con Uribe en 2006.

Las FARC entrarán en política con seis curules (escaños), que se convertirán a partir de 2018 en 10 asientos en el Congreso (mitad en el Senado y mitad en la Cámara), a los que se sumarán los que consigan en las elecciones. La apertura política de una élite gobernante históricamente bipartidista y cerrada se completará con nuevos escaños para áreas deprimidas y con un nuevo estatuto de oposición que garantice una mayor apertura en la vida política del país.

En el campo, uno de los más desiguales del mundo y caldo de cultivo de conflictos desde la época poscolonial hasta el surgimiento de la guerrilla, tendrá lugar una reforma agraria sobre la que deberían sentarse las bases de una paz duradera y una mayor equidad social. Muchos campesinos desplazados deberán poder volver a sus tierras y los sin tierra tendrán la oportunidad de adquirir terrenos a partir de un fondo formado por terrenos baldíos propiedad del Estado, campos utilizados para fines ilícitos como el narcotráfico o antiguas reservas forestales que fueron explotadas y perdieron su valor de reserva.

Los cultivos ilegales de cocaína, muchos de ellos controlados con pago de altos impuestos a las FARC, deben ser progresivamente sustituidos. El Gobierno también se compromete a invertir en educación, sanidad, recreo, infraestructuras, asistencia técnica y alimentación en el medio rural. Para muchos niños y adolescentes del campo, el ingreso en la guerrilla ha sido una oportunidad ante la escasez mientras las FARC se han enriquecido en los últimos años gracias al control de un 60% del negocio del narcotráfico, según datos brindados por el Ministerio de Defensa en 2014.

Uno de los puntos clave del acuerdo de La Habana es la creación de una justicia transicional que atenuará las penas a los crímenes de lesa humanidad para aquellos exguerrilleros que reconozcan sus delitos y pidan perdón por ellos a las víctimas en las comisiones de verdad y justicia, conceptos que junto a la reparación y la no repetición constituyen los ejes de la reconciliación en Colombia. El pago de indemnizaciones a las víctimas y el esclarecimiento de los asesinatos, así como la investigación de los 2.760 desaparecidos por las FARC, según un informe de la Corte Penal Internacional, ayudarán a cerrar heridas o al menos a hacerlas menos dolorosas. No habrá amnistías para los crímenes de lesa humanidad, pero sí para delitos de menor gravedad cometidos por guerrilleros que los reconozcan.

Los cultivos ilegales de cocaína, muchos de ellos controlados con pago de altos impuestos a la guerrilla, deben ser poco a poco sustituidos

Entre los juristas, como en la sociedad colombiana, existe división con respecto al tratado de paz. Para algunos, como el exconstitucionalista Carlos Holmes Trujillo, el acuerdo supone “incorporar algo a la fuerza en el bloque de constitucionalidad” y “torcerle el pescuezo al derecho internacional”. En las calles de Cartagena, unos diez manifestantes contra el tratado de paz se concentraron al grito de “terroristas” y de “no queremos otra dictadura como la cubana” a pocos metros del Centro de Convenciones donde se celebró la ceremonia. El fuerte dispositivo de seguridad les cerró el paso a los aledaños del recinto. “El acuerdo no es de paz, está solamente enfocado a darle impunidad a las FARC y que lleguen al Congreso”, afirmaba Elisa Restrepo, una de las manifestantes. “Yo voto por el no porque se le está dando un pésimo mensaje a nuestro país y es que el crimen no se paga, que usted tiene que asesinar, tiene que matar y violar niños. Yo tengo un familiar desaparecido por parte de las FARC desde hace más de quince años”, se exaltaba otro de los manifestantes.

El estudiante de Derecho Juan Carlos Martínez también tiene parientes víctimas de las FARC, pero defiende una posición totalmente contraria. “He visto a guerrilleros pidiendo perdón ante las víctimas y se puede contemplar un alivio y una liberación importante por parte de los dos lados”. Para este joven bogotano de 21 años, las concesiones a las FARC son el único camino para la paz. Su padre salió de la región de Buga,  pocos kilómetros al norte de Cali, amenazado por las FARC. En uno de sus regresos a su tierra, encontró muerto a un hombre al que la guerrilla había asesinado al confundirlo con él. “La bala le entró por el pecho y, al caerse al suelo, siguió su trayectoria atravesándole el cráneo desde la garganta”, rescata Martínez a partir de relatos de la familia.

El asesinato por parte del Ejército y los paramilitares de más de 3.000 militantes de la Unión Patriótica acabó con el proceso de paz de 1984

La hermana de la abuela de Juan Carlos era concejal. Fue asesinada por las FARC. El hermano de su abuela, propietario de tierras, estuvo secuestrado durante meses y cayó en la quiebra al pagar su rescate. Su propia abuela recibía con tiros a los miembros de las FARC cuando se acercaban a su casa y se salvó de más de un tiroteo, cuenta Juan Carlos. Todos ellos vivían en San Vicente del Caguán, una región selvática 600 kilómetros al sur de Bogotá, muy cercana a los Llanos del Yarí, donde hace una semana las FARC decidieron por unanimidad aceptar el pacto de La Habana.

También fue en San Vicente del Caguán donde estuvo secuestrada durante años la expresidenciable Ingrid Betancourt y varios políticos, así como la mayoría de policías y militares colombianos capturados por la guerrilla, hasta la Operación Jaque que los liberó en 2008. 

El conflicto de las FARC se remonta a finales de los años cuarenta, cuando  grupos comunistas de autodefensa en el campo se aliaron con los liberales en su cruento enfrentamiento contra los conservadores. Estos años, entre finales de los cuarenta y finales de los cincuenta, se conocen en Colombia como La Violencia. Cuando liberales y conservadores acordaron un reparto de poder para acabar con el conflicto, los comunistas quedaron excluidos del juego y los guerrilleros fundaron las FARC en 1964. 

En el 84, tras unas negociaciones de paz con el entonces presidente Belisario Betancur, las FARC fundaron un partido político, la Unión Patriótica. La violencia, no obstante, no cesó. El asesinato por parte del Ejército y los paramilitares de más de 3.000 militantes de la Unión Patriótica, entre ellos dos candidatos presidenciales, puso fin a la paz.

Varios procesos de paz fracasaron luego, pero la desmovilización de los grupos paramilitares entre 2003 y 2006, bajo el Gobierno de Álvaro Uribe, y los duros golpes militares que Uribe asestó a las FARC durante sus dos mandatos (2002-2010), con espectaculares operaciones de rescate gracias a una fuerte inversión en la inteligencia militar, han llevado a la guerrilla a ver en la paz la única salida posible. El enriquecimiento de sus altos mandos mediante el narcotráfico, los secuestros, violaciones y la muerte de civiles restan credibilidad a la esencia política de un grupo considerado terrorista por los principales actores de la política internacional. 

“Ahora, nuestra única arma serán las palabras”, aseguró Timochenko, quien, como los otros miembros del secretariado de las FARC, puede tener en la política la mejor solución para su vidas y la oportunidad de redimirse y recuperar cierta credibilidad. “Cesó la horrible noche que nos ha cubierto de sombra durante más de medio siglo”, cerró su discurso Santos, en una referencia al himno colombiano. Se vislumbra “el amanecer de la paz” que atraiga una mayor inversión económica y turismo. La mayoría de los colombianos lo afrontan con optimismo, nunca conocieron un país en paz, pero también con recelo.  

El comandante Rodrigo Londoño, alias Timochenko, habrá de recordar durante el resto de sus días la tarde calurosa del 26 de septiembre de 2016 cuando bajo la brisa caribeña de Cartagena de Indias estrechó su mano con el presidente colombiano Juan Manuel Santos para firmar la paz entre...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Antonio Eduardo Araujo Miranda

    Ita est!

    Hace 7 años 8 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí