Sergio Rodríguez / Jugador de los Sixers
“Me habría arrepentido de no volver a la NBA”
Mariano Galindo 9/10/2016
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Hasta la fecha, los últimos días de Sergio Rodríguez en la NBA los pasó con la camiseta de los New York Knicks. Fue su baile final con los mejores antes de regresar a España y triunfar, aunque no fuera precisamente un paseo de rosas, con el Real Madrid. Han pasado seis años desde aquella primavera de 2010 donde el Chacho jugó con el 13 a sus espaldas para la gente del Madison Square Garden. Ahora, el base ha cambiado Nueva York por Filadelfia. Ha dejado atrás la jungla, como la definen Alicia Keys y Jay-Z en su insuperable Empire State of Mind, por una ciudad más reposada y menos salvaje. Sergio regresa a Estados Unidos con 30 años, casado y padre de una niña, muchísimo más maduro en todos los sentidos y dispuesto a terminar esa conversación nunca cerrada con la NBA. Salió de allá esquilmado, tras cuatro temporadas en las que las cosas no funcionaron como muchos pensaron. De 2006 a 2010, el tinerfeño se curtió en una competición que apenas permite deslices, que no deja un segundo de respiro.
Será algo diferente a lo que estaba acostumbrado en los últimos años. Pero no sólo te hablo de mi etapa en el Madrid, sino de cuando estaba en Portland
Su nuevo equipo, los Sixers, vienen de firmar una temporada con sólo 10 victorias y de establecer en noviembre de 2015 el peor balance de la historia del deporte americano: un récord de 0 victorias y 26 derrotas. El Chacho sabe que cambia los éxitos y la gloria del Madrid, la opción de pelear por todos los títulos cada año, por una travesía con los Sixers que estará plagada de sinsabores. “Será algo diferente a lo que estaba acostumbrado en los últimos años. Pero no sólo te hablo de mi etapa en el Madrid, sino de cuando estaba en Portland, porque allí el objetivo era ganar y meterse en playoffs”, comenta, al otro lado del teléfono, Sergio Rodríguez. Son las primeras horas de la mañana del martes 4 de octubre, día en que El Chacho se enfundará la camiseta de los 76ers por primera vez en un partido. El duelo amistoso ante los Celtics acabará resolviéndose con victoria para los de Filadelfia (92-89). Sergio juega 20 minutos, anota 5 puntos y reparte 6 asistencias. Suficiente para colarse en las 10 mejores jugadas de esa jornada de pretemporada para la NBA.
Rodríguez sabe que su equipo ni sueña con los playoffs. Para mayor desgracia, ha visto cómo uno de sus principales puntales, Ben Simmons, número 1 del pasado draft, estará fuera de las canchas por muchos meses, quizá todo el curso. La operación a la que le sometieron tras romperse el pie reveló el peor de los pronósticos: fractura de Jones, un tipo de lesión que padeció Kevin Durant y que le limitó en buena medida durante la campaña 2014/15, donde sólo jugó 27 partidos. “Es una ausencia muy sensible. Hay muchas esperanzas puestas en él, se espera mucho de lo que puede llegar a ser. Vamos a notar mucho su baja”.
A la ciudad de Rocky, a la urbe que vio nacer a Kobe Bryant y que asistió a la declaración de la independencia de los Estados Unidos llega un Sergio Rodríguez dispuesto a trasladar su magia. Su fichaje sorprendió y no fue del todo entendido por muchos aficionados del Real Madrid. Sin embargo, no mentía cuando dijo que su intención era quedarse en el cuadro de Laso. Lo que sucedió después fue una jornada de principios de julio alocada, con el mercado de la NBA recién abierto y rebosante de millones, fruto del nuevo acuerdo televisivo. El base nunca había negado que tenía cuentas pendientes con la NBA. “Siempre ha sido un sueño jugar en la NBA. Desde que tenía muy poca edad mis referentes eran jugadores de baloncesto, en su mayoría de la NBA”. La oferta de los Sixers, un plantel donde él sería uno de los veteranos, un lugar para brillar y optar a contratos todavía mejores a partir del 30 de junio de 2017 le sedujo sobremanera. “Creía que después de haber vivido cuatro años en Estados Unidos y de haber vuelto a España para pasar una larga temporada en el Madrid, consiguiendo muchos títulos, estaba ante el momento de regresar”.
Millones y una espina clavada
Firmó por un curso con Phila a razón de 8 millones de dólares por toda la campaña 2016/17. El nuevo contrato televisivo, que entró en vigor este verano y que se extiende por nueve temporadas, dejaba ya para comenzar 2.700 millones de dólares a las franquicias. La elevación del tope salarial a 91,1 millones por franquicia, la subida más alta de la historia, agrandaba el pastel económico. El 1 de julio de 2017 se volverá a elevar el tope de salarios por encima de los 100 millones. Y ahí, como agente libre, el canario puede optar a 15 millones anuales.
Acostumbrado a contratos largos y estabilidad a más de un año vista, su nueva situación en los Sixers no le agobia, sino que le sirve de estímulo
“Firmo un año porque se dan así las circunstancias. Estoy aquí con un contrato económico muy bueno, aunque en una situación muy distinta a cuando debuté en 2006. Entonces, después del draft, tenía garantizado prácticamente cuatro años. Ahora tengo un sólo curso atado, pero quiero probar”. A Rodríguez, acostumbrado a contratos largos y estabilidad a más de un año vista, su nueva situación en los Sixers no le agobia, sino que le sirve de estímulo. Para él es un reto ganarse un acuerdo mejor el 1 de julio de 2017. Su futuro está en sus manos, en su talento. “Este contrato me va ayudar a enfrentarme a un escenario diferente al que he vivido a lo largo de mi trayectoria. Nunca en mi carrera, salvo en la campaña 2009/2010, había estado en la situación de no tener nada firmado para la temporada siguiente. Por eso es un reto muy ilusionante”.
Obviamente, la decisión de cruzar el Atlántico no sólo se sustentó en los dólares. Sergio quería decirle a la NBA que tenía sitio, que ese joven que se fue en 2010 tras haber pasado por Blazers, Kings y Knicks, con unos promedios de 4,3 puntos y 2,9 asistencias en 13 minutos por noche, era un jugador mejor, más formado, más desarrollado, sin que se hubiera quedado por el camino ni un ápice de su magia.
Rodríguez jugó casi 300 partidos en la NBA. Número 27 del draft de 2006, debutó con los Portland Trail Blazers ese mismo año y con ellos estuvo tres cursos, hasta que en la 2009/2010 puso rumbo a Sacramento, para dividir esa campaña con los Kings y con los New York Knicks. El 14 de abril de 2010 disputó con el equipo de la Gran Manzana su último partido oficial en la NBA.
Sergio se marchó de la mejor liga del mundo sin fracasar pero con un halo de disconformidad. Las cosas no habían ido como se soñaron. Pero esa conversación, ese cara a cara con la NBA, no había terminado. Recaló en un Madrid en llamas, nada que ver con lo que es la sección de baloncesto hoy día. En el segundo proyecto de Messina, Sergio no tuvo sitio real; no se trataba de un sistema para él ni precisamente el entrenador italiano veía en el isleño el perfil de jugador que necesitaba. Entre Messina y Laso, el Chacho se plantó en los playoffs de la Liga Endesa 2012 con un pie fuera del Madrid. Y entonces, en unos playoffs enormes, renació. El Madrid perdió aquella Liga pero ganaría tres de las cuatro siguientes, más tres Copas del Rey y una Euroliga. Y siempre con el Chacho a los mandos. Pieza esencial en los sistemas de Laso.
Quizá por eso, por ganarlo todo en la ciudad que asegura será suya para siempre y donde espera vivir tras retirarse, Chacho volvió a revisar ese punto pendiente con la NBA. Los Sixers le pusieron todas las condiciones para regresar. Y estar ahí, en donde siempre quiso estar él, con los mejores jugadores del mundo, pudo más que los títulos. Incluso con el peaje a pagar en forma de derrotas, algo que será muy frecuente este curso en Filadelfia. “Este curso el objetivo es vencer pero también desarrollar un equipo, una organización y unos jugadores que tienen mucho talento y que son muy jóvenes. El proyecto era interesante porque me permitía estar en una situación distinta, vivir otras cosas y disfrutar de la experiencia que es mejorar yo como jugador, pero a la vez ayudar a crecer a muchos compañeros muy talentosos”.
El nuevo dorsal número 14 de los Sixers (el 13 que usaba en el Madrid y en sus tiempos finales en la NBA con los Knicks perteneció a Wilt Chamberlain y está retirado por la franquicia) es ahora un veterano en la plantilla, algo extraño si miramos su carnet de identidad. A pesar de tener sólo 30 años, únicamente hay un jugador que le supera en edad.
Puedo ayudar al equipo a corregir errores que quizá sean más sencillos de identificar para mí que para la gente más joven
“Por las características del equipo, la edad media es atípica en el deporte profesional. Tengo 30 años y después de Elton Brand soy el más veterano de la plantilla. Es raro. Nada más tienes que fijarte en otras franquicias, donde con mi edad no me convertiría en uno de los más veteranos”. El Chacho tiene trabajo por delante. Asume el reto de haber cambiado uno de los mejores equipos de Europa por uno de los peores de la NBA. Liderar un plantel con mucho margen de mejora y construir para el porvenir de la franquicia son algunas de sus labores. “Intentaré aportar lo que he aprendido en todas estas temporadas como profesional, tanto en la NBA como en Europa. Puedo ayudar al equipo a corregir errores que quizá sean más sencillos de identificar para mí que para la gente más joven”.
Las malas noticias en forma de lesión de Simmons se contrarrestan en este mes de octubre con la curación de Joel Embiid. El pívot camerunés fue elegido por los Sixers en la tercera posición del draft de 2014. Pocos días antes se había roto, pero incluso así los de Filadelfia apostaron por él. Les salió mal, porque el interior africano todavía no ha debutado en partido oficial, aunque ya se ha vestido de corto para el primer duelo de pretemporada. Joel Embiid es una de las esperanzas de una entidad que no tiene prisa y que está dispuesta a pasar una larga temporada a la sombra para tener un proyecto importante a unos cuantos años vista.
“En los Philadelphia 76ers hay varios nombres que marcarán un tiempo en la NBA. Todo esto es ilusionante para mí, aunque evidentemente tiene las consecuencias de perder partidos que quizá en otras condiciones de mi carrera no se perderían”. Sergio Rodríguez es un valor añadido en esta apuesta, pero no se sabe si de forma pasajera o más duradera. Ni el propio interesado piensa en ello.
“No quiero ponerme en el 30 de junio de 2017. Estamos todavía en pretemporada y ahora la clave es disfrutar, mejorar, estar bien y seguir desarrollándome como profesional y como persona. Y después ya se verá. No quiero plantearme fechas a largo plazo. Vas cumpliendo años, las carreras deportivas son cortas y no voy ni pienso más allá de lo que tengo seguro”. No sólo la edad marca diferencias entre el Rodríguez de 2010 y el de 2016. “Ya no soy el único que tiene que adaptarse, porque he venido aquí con una familia que debe hacerlo también”.
Pocas horas antes de que se produjera esta entrevista, el Real Madrid había vencido en el Palacio de los Deportes a los Oklahoma City Thunder. En el debut de la temporada en casa ante el Unicaja e incluso en este duelo contra un plantel de la NBA, fue raro no ver a Sergio Rodríguez con la camiseta blanca. “Es mi equipo, es mi gente. Cada vez que veo algo relacionado con el Real Madrid lo noto como mi equipo. Es difícil de verlo desde fuera tras tantos años metido en la rutina diaria de mis compañeros”.
Sergio no olvida. Muchos fueron entonces conscientes de que se había marchado a rematar su sueño. “Creo que era el momento adecuado para regresar y estoy muy ilusionado. Quiero disfrutarlo al máximo. Me habría arrepentido de no volver a la NBA”.
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