1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Análisis

El oficio más hermoso del mundo (y del año)

El último ‘Informe Anual de la Profesión Periodística’ incide en viejos males y suscita algunas reflexiones respecto al papel de servicio público

Miguel Ángel Ortega Lucas 10/01/2017

JR MORA

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

---------------------------------
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local o una notaría en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.

Donación libre:

---------------------------------

Hay quienes siguen clamando, con fidelidad templaria, que es el oficio más hermoso del mundo, porque los caminos de la belleza también son inescrutables. Tendrá cada cual sus motivos; la realidad es que el viejo mantra suena demasiadas veces a sarcasmo si tenemos en cuenta que el supuesto oficio más hermoso del mundo es también, hoy, uno de los más desprestigiados de la Tierra. Hay quienes lo ejercen como un santo oficio, y quienes lo padecen como sacrificio (cosas que pueden perfectamente coincidir); debiera ser, al menos, y más allá de nuestros ombligos arzobispales, uno de los servicios más útiles para la comunidad a la que se dirige. Pero sigamos en misa y repicando.

Hace poco conocimos el nuevo Informe Anual de la Profesión Periodística, correspondiente a 2016. Impulsado como siempre por la Asociación de la Prensa de Madrid en colaboración con otros organismos, se basa principalmente en una encuesta en la que participaron trabajadores tanto del periodismo como de la comunicación institucional [incluía una divertidísima pregunta, cerrada como casi todas –¿Considera usted que el trabajo de comunicación corporativa es periodismo?–, que por desgracia no podemos glosar aquí; fueron mayoría los que dijeron que ]. Respondieron contratados y autónomos –mucho más de los primeros–, reporteros gráficos, parados, prejubilados y hasta becarios y buscando su primer empleo –29 criaturas, 29, a las que mandamos desde aquí un saludo emocionado--.

Fueron 1.833 profesionales en total, un 24% menos que en 2015. “Las razones del descenso”, según los responsables, “son variadas: desde la intensidad de la situación política que ha vivido el país (los hechos absorbentes suelen afectar a  los índices de respuesta de las encuestas) hasta el menor número de profesionales contactados”. [Se echa en falta otra encuesta que alumbre todos los hechos absorbentes que tanto impiden contestar a estas encuestas]. Sin embargo, da “una muestra más que suficiente para conocer la realidad de la profesión periodística”.

Cuando se preguntaba sobre cuál sería el principal problema de la profesión, en primera y segunda posición aparecían el paro y la precariedad

Vayan por delante algunos datos más que suficientes de tal realidad, por si otros hechos más absorbentes nos hacen olvidarlos después: la mitad de esos becarios afirmaron no haber recibido ninguna remuneración por su trabajo, o trabajos. Ninguna. Y no se especifica cuánto cobraron los que sí. Más datos: para quienes trabajan como autónomos [o freelance: figura ésta que el informe evita mencionar como si fuera el malo de Harry Potter], “la retribución por noticia, reportaje o crónica era de 50 euros en el 14,7% de las respuestas, de 50 a 100 euros en el 23,2%, y de más de 100 euros en el 27,1% de las contestaciones”.

La omisión de los freelance excluye de la foto a un segmento no por fantasmagórico menos real: la de todos esos que, por no llegar siquiera a alcanzar al año el mínimo neto exigible para ser autónomos, colaboran, para medios de todo tipo, muchas veces por debajo de 50 euros, o gratis; muchas veces para empresas cuyos máximos dirigentes se embolsan unos cuantos millones de euros al año. De hecho, la única vez que comparece esa palabra en todo el informe es para mencionar a los tres periodistas –López, Pampliega y Sastre– que pasaron diez meses secuestrados en Siria. A Pampliega le ofrecían –no sabemos si así las cobró– 35 euros por crónica. A su vuelta escribió en Twitter: “Que se hable de Siria y del sufrimiento de los sirios. Ellos son importantes; no nosotros”. Es el oficio más hermoso del mundo porque su estética, está visto, llena el estómago de mariposas, a prueba de hambre y de Kalashnikov.

En cuanto a los parados, “aquellos que llevan sin trabajo más de tres años han pasado entre 2015 y 2016 del 27,9% al 42,5%”. Respecto a los jubilados y prejubilados, un 57% de quienes respondieron afirma seguir realizando “alguna actividad laboral” relacionada con el oficio; de ellos, un 54% tampoco cobra un duro. Será el conmovedor ciclo de la vida: si, cuando eres muy joven, no cobras porque son ellos los que te hacen a ti el favor de dejarte trabajar, cuando ya estás supuestamente amortizado para la maquinaria volvemos al principio, y también te hacen ellos a ti la caridad cristiana de darte algo que hacer. Hay que insistir: tanta vocación por la belleza nos salvará de cualquier vileza material. Las mujeres que participaron en esta encuesta, por cierto, cobran sistemáticamente menos que los hombres.

No hace falta que nadie vigile lo que escribes, para no molestar a nadie (del poder); ya lo haces tú mismo. Ya lo hace tu miedo por ti

Hay una pregunta que muchos acabamos escuchando antes o después: ¿...Pero, y te pagan por eso? Hay que explicar entonces que, aunque no lo parezca, las redacciones no son after-hours clandestinos, sino sitios donde se va a trabajar; y que escribir, aunque sea desde tu casa, no implica vivir como Bukowski –en las marcas de vino quizá sí coincidamos–. Claro que la pregunta que realmente pugna por emerger, inconscientemente, es más bien ésta: ¿Pero, y eso es un trabajo? De dónde procederá esa ancestral sospecha hispánica por las actividades relacionadas con la creación (como si hubiera que purgar con la pobreza el hecho de trabajar en cosas presuntamente artísticas como escribir, aunque sea sobre el ministro de Hacienda) daría para una reflexión que aquí no cabe. Sí caben, sin embargo, otras.

Dicen los autores que, “curiosamente, la percepción que tiene el ciudadano medio de la independencia con que trabajan los periodistas coincide exactamente con la de los profesionales: 4,3”. Puede que sea casualidad, ese suspenso exacto, pero como en este oficio –y en la vida– las casualidades suelen ser señales que apuntan hacia algo más allá, aventuremos que se trata de una buena noticia: quiere decir que tanto periodistas como ciudadanos estamos de acuerdo en algo.

¿Qué debemos interpretar aquí por independencia? Independencia sería –tanto para el emisor como para el receptor de la información– el margen de honestidad de que puede disponer un periodista para contar o interpretar lo que ve y oye. Cierto que, antes, habría que preguntarse cuánto está uno de independizado de sí mismo, de sus prejuicios, de su estupidez, de su miedo y de su manera más o menos flexible o sectaria de ver las cosas, pero, de nuevo, nos saldríamos del tema. Independencia, para que nos entendamos, sería la libertad (si uno no se siente libre para hablar, difícilmente resultará honesto) que uno tiene para ejercer honestamente su trabajo; y la honestidad que el lector u oyente o telespectador cree percibir por parte de quien lee, escucha y ve.

¿Por qué? ¿Por qué no nos ven, ni nos vemos, trabajando con la suficiente honestidad? [Lo de la objetividad debería estudiarse ya como un término de poesía modernista]. Volvamos a la encuesta. Cuando se preguntaba a esos casi 2.000 profesionales sobre cuál sería el principal problema de la profesión periodística, “la falta de independencia política o económica de los medios” quedó en tercer lugar. El primero y el segundo tenían que ver con el paro y la precariedad laboral. Que los medios sean rehenes (muchas veces con feliz síndrome de Estocolmo) de poderes políticos y financieros es algo que ciertamente resta independencia –es decir, libertad; es decir, honestidad–. Pero es que la precariedad laboral también.

El miedo es el mensaje

Nunca viene mal recordarlo, por si aún quedaran despistados en la sala: esa precariedad laboral de los periodistas se traduce luego en una serie de daños colaterales que viran desde la falta de compromiso con el propio trabajo al exceso de miedo por que te echen de él. Precariedad laboral supone, por ejemplo, que por falta de tiempo y demasiada carga de trabajo la acabes cagando, sea por una errata (cada vez más sanguinarias en los informativos y en los periódicos globales y galácticos, por cierto), sea por falta de rigor para hablar con las fuentes, documentarte como Dios manda y repasarte 300 veces la pieza que has hecho –de prensa, radio o televisión– hasta quedar en paz (como en todos, hay dos maneras de ejercer este oficio: a medias, o sea, mal, o lo mejor posible).

Precariedad laboral supone (también para el 40,9% de los consultados) que el periodista se haya convertido en un mero “recopilador de informaciones”. ¿Qué significa esto? Significa que, entre la falta de medios logísticos y financieros, de una parte, y la entronización de Google como oráculo de todo saber, de otra, cada vez sea menos frecuente que un medio envíe a un periodista, durante varios días, a elaborar una información que realmente pueda interesar, por original, rigurosa y hecha sobre el terreno. Es decir: cada vez es menos frecuente salirse de recopilar informaciones desde una redacción o sala de prensa con plasma o plasta hablando, lo cual viene a equivaler a que casi todos los medios de comunicación conocidos le cuenten a usted lo mismo, todos los días (con el mismo ángulo, incluso las mismas frases; habiendo agencias, para qué se molestarán).

El informe de la APM viene patrocinado por diversas entidades como El Corte Inglés, Banco Santander, Repsol, Telefónica y La Caixa

Porque la precariedad también supone mayor miedo a salirse del guión; y menos escrúpulos a la hora de plegarse a la consigna de turno, so pena de quedarte sin plaza. Precariedad supone, decíamos, miedo a dar motivos para que te echen (si es que hacen falta motivos hoy en día). ¿En qué se traduce eso para usted, señor ciudadano, señora lectora? En mayor autocensura del periodista: no hace falta que nadie vigile lo que escribes, para no molestar a nadie (del poder); ya lo haces tú mismo. Ya lo hace tu miedo por ti. [Y, como el miedo es también la única materia informativa que muchos parecen entender, convendría que en las facultades empiecen a cambiar la cansina sentencia de McLuhan (El medio es el mensaje) por el miedo es el mensaje.]

Pero dejemos de repicar (de llorar); volvamos a la misa. Cuando se preguntó a los encuestados por las causas de esa mala opinión por parte de la ciudadanía, aquellos colocaron en cabeza, antes que la falta de independencia ya mencionada, “el amarillismo, hacer un espectáculo de la profesión”, y “la falta de rigor y calidad” de las informaciones. Aventuraremos también en este punto lo deseable que sería coincidir en responsabilidades, igual que en el diagnóstico.

Queremos decir que el periodista no puede cargar toda la responsabilidad al sistema, o “los medios”, de su propia falta de rigor y calidad; de sus prejuicios, su estupidez, su miedo y su manera más o menos flexible o sectaria de ver las cosas; de tomar a los lectores por idiotas y a los telespectadores por garrulos que esperan que los platós sean –éstos sí– una discoteca continua. Dejaremos aparte los platós que no se dedican a la información stricto sensu. Pero cómo olvidar, por otra parte, esos comentarios de la buena gente que, cuando escucha la palabra periodista, imagina automáticamente a otro garrulo de discoteca berreando en un plató sobre las bragas de Maripili.

Queremos decir –aventurar– que quizás la ciudadanía debería entender mejor de qué va este hermoso oficio; el real, no el que los mismos profesionales hemos contribuido a pervertir hasta dejarlo en muchos casos irreconocible y perfectamente intercambiable con el after-hours (suele decir doña Rosa María Calaf que conviene hacerse una dieta de medios igual que se hace la alimentaria). Aun así, somos nosotros los que debiéramos recordar antes que nadie cuál es la motivación primaria de nuestro oficio. Cada cual tendrá su idea al respecto. Desde aquí proponemos, inmodestamente, hacernos cierta pregunta cada vez que estemos trabajando en algo: para qué sirve lo que estamos haciendo. Pero sobre todo –como dijo cierto profesor de Latín y Griego de este plumilla– para quién sirve.

Quizás así consigamos respetarnos más a nosotros mismos, y que por ende nos respeten más, ahí fuera. Quizás así se entendería mejor que la precariedad de este oficio la padecemos los periodistas pero también se la come, en crudo y sin saberlo, el público que lee o escucha o ve: hablamos de salud cívica, de la conversación cotidiana de toda una comunidad y del control de sus resortes de poder; viene siendo hora de que la gente lo tome (casi) igual de en serio que cuando los médicos o los profesores no hacen bien su trabajo; porque no les dejan, o porque no les da la gana.

El informe de la APM [las asociaciones profesionales de periodismo, por cierto, también suspenden en valoración por sus usuarios] viene patrocinado por diversas entidades largamente comprometidas con la comunicación corporativa; por ejemplo, El Corte Inglés, Banco Santander, Repsol, Telefónica y La Caixa. Qué bueno sería también contar siempre con tan entusiasta colaboración, en este hermoso y puñetero oficio.

---------------------------------
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local o una notaría en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Miguel Ángel Ortega Lucas

Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Jesús Díaz Formoso

    Bueno, sobre los presuntos.pero.poco.o.nada. independientes antisistémicos, hay mucho escrito; como esto - http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2017/01/revista-mongolia-por-la-boca-muere-el.html

    Hace 7 años 2 meses

  2. Jesús Díaz Formoso

    http://puntocritico.com/2017/01/10/culpable-me-declaro-por-susana-perez-alonso/

    Hace 7 años 2 meses

  3. Cherry Glazerr

    Hoy en día no existe el periodismo, excepto en medios alternativos, blogs, webs digitales independientes, fanzines auto-editados... Si alguien te paga por escribir noticias (El Mundo, ABC, Público), lo que estas haciendo es crear opinión y manipular la información. Los que ahora son becarios, viven de la ilusión de trabajar "de lo suyo", pero lo que les espera es precariedad.

    Hace 7 años 2 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí