Tribuna
Cien miércoles, cien contextos
Un rato de lectura de CTXT no deja en el lector esa indignación espumosa que provocan las tertulias y debates, ni el confort de ver reforzadas las propias ideas, sino la inquietud de todo lo que no se sabe y es importante
Miguel Pasquau Liaño 18/01/2017
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Hace algunos años, las tardes de los miércoles solían eludirse en el calendario de organización de conferencias, actos culturales o incluso citas amorosas, porque “había fútbol” y podían jugar el Madrid o el Barcelona en Copa o en Champions. Ahora el fútbol está más repartido y parece que siempre es miércoles, pero los miércoles-miércoles han resistido y siguen siendo un mal día para programar nada, porque “hay CTXT”.
Es un momento cenital de la semana. Con tres días de trabajo a la espalda, un rato antes o después de cenar, sin la agitación de espíritu de la inminencia del fin de semana ni el estigma de los lunes; un momento neutro, en el que los escándalos políticos publicados esa semana ya empiezan a gastarse en las tertulias de radio y no parece inminente todavía la toma de la Bastilla. Un momento en el que uno está dispuesto no sólo a pinchar en varios titulares atractivos, sino también a llegar al final de una entrevista a alguien que tiene cosas que decir o de un artículo de opinión que exceda de las calculadas dimensiones de la columna de consumo rápido.
Es el punto de fuga que se abre desde una rendija descuidada que los demás han despreciado. Es una línea editorial seria, cuidadosa de las mejores prácticas del periodismo
Es miércoles por la noche, y sale el número semanal de CTXT. Pinchas y se te ofrece sin urgencias, con un tiqui-taca paciente y juego por las bandas, dándote una semana de plazo para ser digerido, proponiéndote un menú saludable de reflexiones, paradojas, viñetas, crónicas y esquinas de buen periodismo que te conducen a calles cercanas pero diferentes a las tan transitadas en tu vida como usuario de los medios de comunicación: un conflicto internacional visto con largo alcance, las ideas de un pensador cuyo nombre conoces pero del que no habías leído nada, la radiografía de un problema económico, una escalera que te permite algo de elevación para ver al menos una parte del bosque, el desmontaje de una trampa mediática/política, y el consabido lamento colchonero (que, digo yo, podría ampliarse ecuánimemente al blanquiazul deportivista, para no parecer tan rojos…).
Por lo general, un rato de lectura de CTXT no deja en el lector esa indignación fácil y espumosa que provocan las tertulias y debates o las columnas de comida rápida, ni el confort de ver reforzadas las propias ideas, sino más bien la inquietud de todo lo que no se sabe y es importante. CTXT va, por definición, un poco más allá del último regate de la actualidad, lo envuelve en varios enfoques (ni mucho menos coincidentes), aporta una trayectoria intelectual del firmante que se ha volcado sobre un punto para enseñar la línea. CTXT no suele “dar en la diana”, porque tiene mirada estrábica, periférica y granangulada, por lo que prefiere la inundación o la emboscada a la suerte de la flecha anecdótica que sólo sirve para ganar trofeos, pero en absoluto para entender la realidad.
“Es el contexto, estúpido”. Es lo que se esconde con las prisas y la crónica de declaraciones de portavocías que enmarañan los conflictos en una apariencia de debate gestual. Es ahondar en las causas, y no quedar prisionero en las consecuencias. Es poner un poco más en el poco menos de la actualidad. Es el punto de fuga que se abre desde una rendija descuidada que los demás han despreciado. Es una línea editorial identificable, seria, cuidadosa de las mejores prácticas del periodismo, abierta a sus flancos pero no “tragalotodo”, audaz exploradora de lo que hay al otro lado de las fronteras demarcadas por un falso pluralismo convencional aceptado por la mayoría de los medios. Y es, también, el reciclaje de extraordinarios profesionales del periodismo que han sabido salirse del camión de recogida de basuras y escapar del vertedero como destino.
Es ahondar en las causas, y no quedar prisionero en las consecuencias. Es poner un poco más en el poco menos de la actualidad
Si es cierto que uno de los males de nuestras democracias es el del asalto de la opinión pública mediante estrategias al servicio de la “posverdad” que provienen de centros bien organizados, CTXT se esmera en “desorganizar” los flujos informativos y alterar los cauces de esas aguas introduciendo insidiosos venenos de reflexión. Y si otro de los problemas de nuestra democracia es la desjerarquización informativa que resulta de la espontaneidad de las redes sociales, CTXT se afana en introducir orden, suministrando materiales que penetran en esas redes con la facilidad de todo lo valioso, y aportando levadura que compite bien con la masa.
No sé si CTXT es un oasis, un paraíso en construcción, o un templo antiguo “abierto por obras”. Lo que sí sé es que a sus lectores habituales nos ayuda a resistir. CTXT nos ayuda a resistir, como también nos ayuda el bachillerato que llevamos a cuestas, la cultura política aprendida en tiempos en que la lucidez cotizaba al alza y algunos grandes valores de los que no hay que presumir, pero tampoco descreer.
Cien miércoles, cien contextos. Cada uno de ellos ha venido sobrado: el principal problema de CTXT es que hay miércoles en los que interesa todo lo que trae, uno no sabe por dónde empezar, lo deja para luego, y la semana pasa rápida. No hay que agobiarse. CTXT es una oferta tranquila: lo importante no es lo que ha dejado de leerse, sino lo que se ha leído y compartido. Quizás debería incluirse, junto a la cabecera, una suerte de “manual de lectura” en el que se advierta de los riesgos para la salud (y productividad laboral) de los obsesivos. Da igual perderse algo valioso: ya llegará el siguiente miércoles. Lo que importa de verdad es asomarse, venir de vez en cuando, hacerse asiduo de los alrededores de las noticias, escapar a la dictadura del texto. Porque CTXT no es un texto más, es una invitación a la fuga resistente, y las fugas apenas necesitan cauce: basta con buscar una rendija, y cada miércoles CTXT enseña unas cuantas.
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En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.
Autor >
Miguel Pasquau Liaño
(Úbeda, 1959) Es magistrado, profesor de Derecho y novelista. Jurista de oficio y escritor por afición, ha firmado más de un centenar de artículos de prensa y es autor del blog 'Es peligroso asomarse'. http://www.migueldeesponera.blogspot.com/
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