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Admitamos que nuestras creencias nos están matando

Paul Romer, nuevo economista jefe del Banco Mundial, demuele los cimientos de la corriente del pensamiento económico neoclásico, la hegemónica en nuestros días, a la que él pertenece

Joaquín Estefanía 22/02/2017

<p>Portada de la revista <em>Time</em> dedicada a Keynes, diciembre 1965.</p>

Portada de la revista Time dedicada a Keynes, diciembre 1965.

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Paul Romer es desde hace unos meses el nuevo economista jefe del Banco Mundial. Desde que Joseph Stiglitz ocupó ese cargo a finales del siglo pasado, el organismo multilateral no había tenido en ese puesto a un economista de relevancia mediática como Romer sino de perfil más discreto. Considerado por la revista Time una de las 25 personas más influyentes de EE.UU., conocido como uno de los pioneros de las teorías del nuevo crecimiento (“crecimiento endógeno”), siendo profesor en lugares como Berkeley o Stanford, Romer ha conmovido los cimientos de la profesión al publicar un texto (del que aquí adjuntamos un resumen al que se han eliminado todos los aspectos técnicos y matemáticos, que corresponden a otro tipo de publicación) en el que demuele los cimientos de la corriente del pensamiento económico neoclásico, la hegemónica en nuestros días, a la que él pertenece. La primera frase de ese artículo resume todo lo demás: “Desde hace tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás”.

Romer se ha unido en esta crítica a otros colegas que desde hace ya bastantes años ponen en cuestión la economía neoclásica, aunque la mayor parte de ellos se haya formado dentro de la misma. Recorreremos algunos de esos hitos. En el año 2009, en el momento más duro de la Gran Recesión, Paul  Krugman publicó un artículo en The New York Times (“¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?”) que dio la vuelta al mundo. Escribió el Nobel de Economía que los economistas creían tener las cosas bajo control antes de la crisis económica y que, siendo importante el error de no ver avanzar las dificultades, mucho más significativa fue su ceguera ante la posibilidad de que hubiera fallos catastróficos en la economía de mercado. No los consideraban factibles. Krugman estableció la famosa distinción entre los economistas “de agua dulce” (neoclásicos) y los economistas “de agua salada” (básicamente keynesianos).  Durante dos décadas (1987-2007) ambos grupos firmaron una paz intelectual basada en la confluencia de opiniones que salvaban al mercado de sus fallos; eran los años de la “Gran Moderación” en los que había poca inflación y las recesiones eran relativamente suaves; los economistas “de agua salada” se tranquilizaron pensando que la Reserva Federal [el banco central de EEUU] tenía todo bajo control; los “de agua dulce”, aun sin creer que las políticas de la Reserva Federal fuesen óptimas, como las cosas iban bien miraron hacia otro lado. La Gran Recesión terminó con esa paz postiza durante la cual las fricciones ideológicas entre ambos grupos habían permanecido dormidas aunque no se había producido la mínima convergencia real entre ellos.

La primera frase de ese artículo resume todo lo demás: “Desde hace tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás”

Ha sido Steve Keen, profesor australiano de quien se dice que fue el que más se aproximó a los efectos que iba a tener la Gran Recesión y al momento en el que estallaría, uno de los que más eficazmente ha atizado a la economía neoclásica (en la que ha incluido a Krugman, dando sentido a esa frase de que en economía todos somos neoclásicos respecto a alguien). Su libro La economía desenmascarada(Capitán Swing) es pródigo en ejemplos de su tesis principal: que la economía neoclásica es responsable no sólo por no haber anticipado la Gran Recesión sino por ser intrínsecamente errónea y haber contribuido a multiplicar las calamidades que intentaba prever. Si su único fallo hubiera sido no anunciar la crisis con tiempo, para que los ciudadanos pudieran guarecerse, los economistas neoclásicos no se diferenciarían de los meteorólogos que no ven llegar una tormenta: serían culpables de no haber dado la alerta pero no se les podría responsabilizar de la tormenta misma.

En cambio, los economistas neoclásicos tendrían una responsabilidad directa en la tormenta económica ya que convirtieron lo que podría haber sido una crisis financiera y una recesión “del montón” en una crisis mayor del capitalismo; las creencias y las acciones de los neoclásicos lograron que la última crisis económica fuese mucho mayor de lo que hubiera sido sin su intervención.

Las creencias y las acciones de los neoclásicos lograron que la última crisis económica fuese mucho mayor de lo que hubiera sido sin su intervención

Steve Keen, que se define a sí mismo como economista poskeynesiano y sraffiano [seguidor del economista italiano Piero Sraffa] comprometido, hace asimismo una denuncia de la penetración de la ortodoxia neoclásica en la docencia (libros de texto, profesorado, cátedras,…), en los servicios de estudio, programas de investigación, organismos multilaterales, selección de las materias principales que se estudian en las facultades de Económicas y Empresariales, medios de comunicación, etcétera. Esta posición de dominio neoclásico se muestra en los nombramientos de las jefaturas de estudios de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, gobernadores de los principales bancos centrales, ministros de Economía y Hacienda o premios Nobel de Economía.

También analiza Keen si estos economistas han reconocido su fracaso, si han reflexionado sobre las contorsiones ideológicas (las políticas monetarias expansivas, las intervenciones permanentes en la banca privada) hechas para salvarse del descrédito. Nada de nada. Un ejemplo de ello es Ben Bernanke, el anterior gobernador de la Reserva Federal, que ha argumentado que no hay necesidad alguna de revisar la teoría económica como resultado de la crisis, distinguiendo entre “ciencia económica”, “ingeniería económica” y “gestión de la crisis”… para permanecer donde estaba. “La reciente crisis financiera”, escribió Bernanke, “ha tenido más que ver con un fallo en la ingeniería económica y en la gestión económica que en lo que yo he llamado ciencia económica (…), las deficiencias en materia de ciencia económica (…) fueron en su mayor parte menos relevantes de cara a la crisis; es más, aunque la mayoría de los economistas no previeron el colapso del sistema financiero, el análisis económico ha demostrado ser –y lo seguirá demostrando-- de una importancia crítica a la hora de entender la crisis, desarrollar políticas para contenerla y diseñar soluciones de largo plazo para prevenir su recurrencia”.

La conclusión a la que llega Keen es muy significativa para este debate: ¿por qué a pesar de tantos bienintencionados economistas neoclásicos, casi todas sus recomendaciones favorecen a los ricos antes que a los pobres, a los capitalistas antes que a los trabajadores, a los privilegiados antes que a los desposeídos?. “Llegué a la conclusión de que la razón por la que manifestaban estas conductas tan poco intelectuales, tan ideológicas y en apariencia tan destructivas desde el punto de vista social no tenía que ver con patologías personales superficiales, sino que era de naturaleza más profunda: lo que ocurría es que la forma en que habían sido formados les había inculcado las pautas de comportamiento de los fanáticos, más que de intelectuales desapasionados”.

¿Por qué a pesar de tantos bienintencionados economistas neoclásicos, casi todas sus recomendaciones favorecen a los ricos antes que a los pobres?

Uno de los aspectos que centran las críticas a los economistas es la utilización excesiva del aparato matemático: la economía trata de la gente, no de las curvas, se dice. El periodista italiano Roberto Petrini, que ha escrito un alegato titulado Proceso a los economistas (Alianza Editorial), acusa al mainstream de esta profesión no sólo de errar continuamente en sus diagnósticos (“la feria de las previsiones”) sino de haber perdido el contacto con la realidad al padecer una sobredosis de matemáticas; los físicos, habitualmente discretos, han sacado del bolsillo el dedo que señala y subrayan los defectos de quienes practican una ciencia social imperfecta. Uno de ellos, Jean-Philippe Bouchard, escribió un artículo incendiario en Nature, cuyo inicio es arrollador: “En comparación con la física se puede decir que los éxitos cuantitativos de la economía son decepcionantes. Los cohetes llegan a la Luna, se extrae la energía del átomo, los satélites permiten que millones de personas encuentren el camino a casa… ¿Cuál es el resultado representativo de la economía si dejamos a un lado la recurrente incapacidad de predicción y de evitar crisis?”.

En el artículo citado, Krugman afirma que los economistas han confundido la belleza, revestida de matemáticas de aspecto imponente, con la verdad. La causa inmediata del error de la profesión fue el deseo de un planteamiento intelectualmente elegante que lo abarcase todo y que, además, brindara a los economistas la oportunidad de presumir de sus proezas matemáticas. Kalle Lasn, coordinador de un libro singular titulado Guerra de memes. La destrucción creativa de la economía neoclásica, editado por Adbusters, una organización canadiense que lleva una cruzada contra el consumismo, se pregunta: “¿Sufren los economistas de un complejo de inferioridad académico denominado `envidia de la física´?”.

En otro momento habrá que abordar la relación simbiótica entre la revolución conservadora y la economía neoclásica.

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Joaquín Estefanía

Fue director de El País entre 1988 y 1993. Su último libro es Estos años bárbaros (Galaxia Gutenberg)

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14 comentario(s)

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  1. George Durand Cori

    ¡Genial! Steve Keen es uno de los pocos que se atreven a cuestionar esta epistemología fallida de los neoclásicos. Es cierto, he vivido en carne propia todo el amalgama de la Teoría Neoclásica. Sin embargo, poco o nada se cuestionan estás cosas.

    Hace 6 años 4 meses

  2. Jorge

    Genial artículo. Steve Keen lo ha publicado en su twitter. Este tipo de difusión es necesaria para que empiece haber algún cambio a nivel académico e institucional.

    Hace 7 años 8 meses

  3. Luis Antonio Fernández Rossier

    Excelente artículo, tanto en la forma como en el fondo, muy bien fundamentado y comprensible para aquellos que sin ser economistas nos interesa la materia. Enhorabuena.

    Hace 7 años 8 meses

  4. Jesús Gago

    De todo el artículo de Romer que glosa Estefanía concluyo que: Dice: 1.-“Los teóricos de la macroeconomía rechazan hechos probados fingiendo una ignorancia obtusa sobre afirmaciones tan simples como "las políticas monetarias estrictas pueden provocar una recesión". Es decir, la “ciencia económica” es pura ideología. 2.- “La conformidad con los hechos ya no es necesaria como elemento coordinador porque la supervisión de una autoridad puede coordinar los esfuerzos de muchos investigadores. Como resultado, si los hechos se disocian de la visión teórica sancionada oficialmente, se subordinan a ella” Es decir, como decía Marx rama Groucho, los macroeconomistas tienen unos principios pero si no le gustan al capital los cambiamos por otros. 3.- “Por eso, las típicas amenazas que hacen los miembros de un grupo con las características de Smolin no son pertinentes en mi caso. Algunos economistas que están de acuerdo conmigo con el estado de la macroeconomía, en conversaciones privadas, nunca lo admitirán en público” Es decir, el poder es mafioso lo que exige es que se justifiquen sus robos, nada de conocimiento científico. 4.- “El problema no es tanto que los macroeconomistas digan cosas que son inconsistentes con los hechos. El problema de verdad es que a otros economistas les dé igual que a los macroeconomistas los hechos les den igual. Una tolerancia indiferente hacia el error evidente es algo todavía más destructivo para la ciencia que consagrarse a hacer apología del error”. Es decir, que lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la buena gente ( Ghandi). Por lo mismo porque el capital es una mafia que exige sumisión. RESUMEN: Nada nuevo, hace 150 años Marx rama Karl pensaba que después de los economistas clásicos, la economía política se convirtió en economía 'vulgar', a saber, una apología del capitalismo y la dominación del capital

    Hace 7 años 8 meses

  5. Luis CP

    Genial artículo, buenísimo. Voy a tener que estudiar algunos de los mencionados. PK escribió otro art que titulado "The state of macro is sad" un tema suyo recurrente con un título trumpiano. Cuando leo artículos como este pienso que the state of macro is about to change.

    Hace 7 años 8 meses

  6. Mentalmente

    No me fío de los economistas en tanto se nieguen a reconocer y empezar hablando desde la verdad. Y eso son la mayoría.

    Hace 7 años 8 meses

  7. Carlos Sánchez

    La economía y la macroeconomía tal y como se formulan se basan en aplicación de teorías matemáticas y estadísticas puras que obvian los factores sociales, ecológicos y humanos que intervienen en los procesos económicos y sociales. Aíslan la realidad de la teoría economía para fabricar sus teorías con las que intervienen para modelar la sociedad, vamos caen en el más absoluto “idealismo de la economía perfecta”, construyen modelos económicos que no explican la economía, convirtiendo la teoría económica en una teoría filosófica y casi religiosa. La economía, al igual que otras ciencias sociales, tiene un claro sesgo ideológico, y trata de encajar los modelos sociales y económicos en sus teorías y no al contrario, por lo tanto están obligadas a fallar, esto no seria más problemático si permitiera que los fallos, tras la critica correspondiente, sirvieran para crear nueva teorías económicas, la falta de critica lleva una y otra vez a aplicar los mismos parámetros que tienen como fin implantar un modelo económico determinado ideológicamente. Las actuales teóricas económicas, no pueden ni tan siquiera explicar convincentemente el funcionamiento anterior, y menos predecir lo que vendrá, ya que ha sido engendrada desde el poder económico para aplicar su propio proyecto social y económico a toda la sociedad, no tienen un visión critica y externa desde el sistema, cuando en ciencia hay algo que no funciona se expresa una nueva tesis y se formula una nueva teoria con los nuevos datos obtenidos y comprobados, por lo tanto no hay verdades absolutas y permanentes y por ello son necesarias tanto otras visiones alternativas de la economía más allá de la economía neoclásica o de la economía keynesiana, una visión más critica y heterodoxa serian imprescindibles, pero ello implica asomarse al abismo de un modelo económico alternativo al capitalista.

    Hace 7 años 8 meses

  8. Jordi LLanos

    Keen es sin duda un gran economista que actualmente está virando al reconocimiento de los límites del crecimiento introduciendo la exergía como un factor de producción. Hace mucho tiempo Georgescu-Roegen ya estableció las bases de la economía ecológica. Como dice Keen, la economía no es física, pero tiene que ser consistente con la misma, especialmente con los principios de la termodinámica. La teoría neoclásica es por definición una maquina de movimiento perpetuo y por ello radicalmente falsa.

    Hace 7 años 8 meses

  9. Luciano Méndez

    Una mirada más límpia y científica a la economía, hasta el punto de conformar un nuevo modelo, sencillo, innovador y sorprendente, lo pueden encotrar aquí: https://materialhumano.wordpress.com Cualquier crítica, debate o sugerencia, será bienvenida.

    Hace 7 años 8 meses

  10. Moonlight

    Excelente artículo! Se refiere a este artículo de Jean-Philippe Bouchaud (no Bouchard): http://www.nature.com/nature/journal/v455/n7217/full/4551181a.html ¿no?

    Hace 7 años 8 meses

  11. Angelyo

    Mientras la economía no tenga al ser humano como centro de su aplicación no dejará de ser un asunto de golfos,sumisos y trileros

    Hace 7 años 8 meses

  12. Socilogía de Combate

    Los economistas neoclásicos se han creído científicos puros cuando en realidad eran científicos sociales. Y el problema es que en Ciencias Sociales el objeto de estudio es mucho más complejo que en Ciencias Naturales. La pretensión de estudiar objetivamente y de forma neutral es una completa ficción que sólo se puede sostener sobre la omisión de los principales desarrollos ontológicos y epistemológicos realizados durante el S.XX en las ciencias sociales. Muchos han sido ingenuos, pero otros muchos han sido interesados que se han aprovechado de expolear una teoría que no ha hecho más que beneficiar a los más ricos y privilegiados.

    Hace 7 años 8 meses

  13. Daniel

    Sensacional.

    Hace 7 años 8 meses

  14. David Coverdale

    Estoy deseando que usted hable de esa relación simbiótica. Enhorabuena por el artículo.

    Hace 7 años 8 meses

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