Paris Saint Germain: la joya deslucida de Catar
Tras la humillante derrota sufrida en el Camp Nou, el ambicioso proyecto del PSG se tambalea. Los gasodólares no han servido para situar el emblema de la diplomacia ‘sport power’ catarí entre los grandes de Europa
Enric Bonet París , 15/03/2017
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La histórica remontada del Barça ante el Paris Saint Germain (6-1) ha resultado una deshonra para el equipo francés. Es uno de los tropiezos más humillantes de la historia de un club que ha experimentado una transformación completa después de que los cataríes se hicieran con su control en 2011. Desde entonces, el PSG se ha convertido en el gran dominador del fútbol francés: 4 ligas, 3 copas de la liga y dos copas de Francia componen el palmarés de la era catarí de un club que antes sólo había ganado dos ligas. Pero los gasodólares no han resultado suficientes para que este equipo consiga clasificarse más allá de los cuartos de final de la Champions League.
“Continuaremos con nuestros esfuerzos. Nuestro proyecto es a largo plazo. No lo abandonaremos después de una dura derrota”, declaró el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi en el diario Le Parisien, pocos días después de la humillación de su equipo en el Camp Nou. Aunque el PSG continúa un peldaño por debajo de los grandes de Europa, este club se ha convertido en la gran vitrina de la diplomacia “sport power” de Catar. Este pequeño Estado del golfo Pérsico, que tiene la misma extensión que la isla de Córcega y el PIB per cápita más elevado del mundo, pretende que lo asocien a la excelencia futbolística. Al menos, hasta 2022, cuando acogerá el mundial de fútbol en su territorio.
La compra del PSG estuvo, de hecho, relacionada con la concesión de la Copa del Mundo a este país. Según confirmó el diario Le Monde, el 23 de noviembre de 2010 tuvo lugar una comida conjunta entre el emir de Catar, el presidente francés en esa época, Nicolas Sarkozy, y el presidente de la UEFA entonces, Michel Platini. Estos discutieron sobre un posible apoyo de Platini a la candidatura de Catar para organizar el mundial de 2022. Como contrapartida, las autoridades cataríes se comprometían a adquirir el PSG, el equipo predilecto de Sarkozy, que arrastraba unas pérdidas anuales de 20 millones de euros.
A partir de entonces, “la tribuna del Estadio de los Príncipes se convirtió en el lugar donde los cataríes se muestran públicamente junto con los políticos franceses”, asegura el periodista francés Georges Malbrunot, experto en las relaciones entre Catar y las élites francesas. Como explica este reportero en su obra Nos très chers émirs, el antiguo embajador de Catar en París Mohamed Jaham Al-Kuwari hizo numerosos regalos y llenó de dinero los bolsillos de los principales dirigentes franceses, sobre todo durante la presidencia de Nicolas Sarkozy. Unos estrechos vínculos que se confirmaron con la compra del club de fútbol más importante de la capital francesa.
El símbolo de la diplomacia “sport power” de Catar
Además, la adquisición del PSG contaba con la ventaja de que era un equipo “bastante menos caro que un equipo inglés”, reconoce Pascal Boniface, director del Institut de Relations Internationales et Stratégiques (Iris) y experto en geopolítica del deporte. Aunque el PSG era un equipo venido a menos en 2011, estaba asociado a la ciudad de París y su escudo contenía la imagen de la Tour Eiffel.
“Con la idea de asociar la Tour Eiffel y Catar, los cataríes pretendían apropiarse de un símbolo mundial”, explica David Rigoulet-Roze, investigador en el Institut Grançais d’Analyse Stratégique (Ifas) y redactor jefe de la revista Orients stratégiques. A través del PSG, los dirigentes de Catar aspiraban a dar conocer el nombre de su país por todo el mundo. Esta fama permitiría que la comunidad internacional los protegiera en el caso de que padecieran una invasión parecida a la que sufrió Kuwait en 1991 por las tropas iraquíes de Sadam Hussein.
Los dirigentes cataríes han invertido en el club más de 700 millones durante los últimos seis años
Sin embargo, para difundir el nombre de Catar por todo el mundo, el PSG debía asentarse entre los mejores de Europa. Los dirigentes cataríes han invertido para ello más de 700 millones durante los últimos seis años. Una inversión destinada a comprar buenos jugadores pagados al precio de cracks, como el delantero uruguayo Edinson Cavani (64 millones) o el extremo argentino Ángel Di María (63 millones). Además, adquirieron en junio de 2012 el Paris Handball y lo convirtieron en la sección de balonmano del PSG. Tras haber adquirido grandes estrellas, como los franceses Daniel Narcisse o Nikola Karabatic, este equipo ha dejado de luchar para mantenerse en la máxima categoría del balonmano francés para convertirse en uno de los mejores equipos de Europa.
“La filosofía de Catar es controlar el negocio del deporte de la A a la Z”
En 2012, el grupo de comunicación Al Jazeera (propiedad del Gobierno de Catar) también estrenó en Francia su primera cadena deportiva en un país occidental: Bein Sports. Este medio irrumpió con una inversión de 900 millones de euros por los derechos del campeonato de fútbol francés y también se hizo con la retransmisión de las Eurocopas y los Mundiales de fútbol. Cinco años después de su estreno dispone de 3 millones de abonados y compite de igual a igual con el histórico Canal +. El grupo Bein Sports se encuentra hoy presente en 34 países distintos, entre ellos, España, Estados Unidos y Canadá, además de Francia.
“La filosofía de los cataríes es controlar el negocio del deporte de la A a la Z. Como lo hacen con el sector del gas”, explica Malbrunot. “Se trata de una estrategia híbrida, ya que Al-Khelaïfi es al mismo tiempo presidente del PSG y director general de Bein Sports”, afirma Rigoulet-Roze. El pluriempleado Al-Khelaïfi también preside la federación de tenis de su país y el Qatar Sport Investment (QSI). A través de este riquísimo fondo de inversiones estatal, los cataríes invierten miles de millones en su diplomacia “sport power”. Su dotación económica es uno de los secretos mejor guardados de Catar, según Malbrunot. Los especialistas estiman que debe situarse entre 5.000 o 6.000 millones de dólares.
“Cuando los cataríes invierten mucho dinero en una operación, lo hacen para que esta sea rentable”, reconoce Malbrunot. Así sucedió con el PSG, que dejó de arrastrar un déficit crónico para convertirse en el sexto club de fútbol más rico del mundo, con unos ingresos anuales de 520 millones de euros. Este crecimiento fulgurante ha resultado posible gracias a las inversiones astronómicas de los organismos estatales de Catar. Por ejemplo, el acuerdo de patrocinio con la Qatar Tourism Authority, que ha aportado 600 millones al PSG durante las últimas cuatro temporadas.
A pesar de este éxito económico, los resultados deportivos del PSG continúan por debajo de las expectativas. La sorprendente derrota ante el Barça no ha hecho más que acentuar la decepción de los dirigentes cataríes. Estos ya vivieron el año pasado como una gran humillación el hecho de perder en cuartos de final de la Champions ante el Manchester City, cuyos propietarios son los dirigentes de los Emiratos Árabes, archienemigos de Catar. No obstante, la capacidad de los dirigentes del PSG para darle un giro copernicano a su proyecto parece limitada. El fair-play financiero de la UEFA, que obliga a los clubes a equilibrar su presupuesto, dificulta que los cataríes hagan una inversión astronómica para comprar a los Messi, Neymar o Cristiano Ronaldo de turno.
Catar acumuló el año pasado un déficit de 11.000 millones de euros (5% de su PIB). Esta ralentización ha afectado a algunos de los proyectos faraónicos de su diplomacia
¿Catar dejará de invertir en el PSG?
Además, la economía catarí no pasa por su mejor momento a causa del desplome del precio del petróleo. Este próspero país acumuló el año pasado un déficit de 11.000 millones de euros, lo que equivale al 5% de su PIB. Esta ralentización ha afectado a algunos de los proyectos faraónicos de la diplomacia softpower de Catar. La emblemática cadena Al-Jazeera dejó de emitir el año pasado en Estados Unidos debido a sus dificultades económicas. El grupo Bein Sports arrastra unas pérdidas en Francia de 1.033 millones de euros durante los últimos cinco años.
Aunque el presupuesto del PSG no se ha reducido, este equipo hizo el pasado verano su menor inversión en fichajes desde la llegada de los cataríes. Esta moderación económica se vio alterada por la irregular trayectoria del equipo de Unai Emery. Lo que motivó al club a comprar al prometedor delantero alemán Julian Draxler por 40 millones durante el pasado mercado de invierno. La diplomacia “sport power” de Catar ha sufrido, asimismo, un duro golpe con la pérdida del patrocinio de la camiseta del Barça en beneficio de la compañía japonesa Rakuten. “Esta incipiente retirada de Catar del mundo del deporte coincide con un abandono de la diplomacia más activa. El nuevo emir quiere ser más discreto, actuar de forma menos ostentosa”, afirma Rigoulet-Roze.
Sin embargo, los dirigentes cataríes han asegurado que las dificultades económicas de su país no afectarán el PSG. “Ellos privilegiarán las inversiones en el club en lugar de la venta de acciones”, explica Rigoulet-Roze. Además, “el hecho de pagar 100 millones por la compra de un jugador resulta una inversión accesible para Catar”, declara Boniface. Pero si durante los próximos cuatro o cinco años este equipo no consigue el objetivo de sus propietarios de convertirse en los reyes del fútbol europeo, “no me extrañaría que los cataríes terminen vendiendo el club”, reconoce Malbrunot.
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