Señorías / Miguel Anxo Fernán-Vello (En Marea)
“El Congreso puede ser farsa, tragicomedia y esperpento”
Miguel Ángel Ortega Lucas Madrid , 15/03/2017
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Miguel Anxo Fernán-Vello (o Fernández Bello en castellano; Lugo, 1958) parece un caballero extraviado en un tiempo que no fuera exactamente el suyo; en un territorio, el Parlamento español, cuyas maneras no riman frecuentemente con las de este escritor y agitador cultural –aunque la agitación sea su antítesis– de trato exquisito, honda reflexión y apostura hidalga. Como amante del arte y del conocimiento, el diputado de En Marea por Lugo estudió música, varias carreras universitarias y la manera de que existiera “y resistiera”, desde 1991, la editorial Espiral Maior de poesía; como poeta y dramaturgo ha publicado decenas de títulos, algunos de ellos con laureles; como hombre civil, comprometido ya hasta el carné, se declara sin embargo “absolutamente refractario a todo tipo de sectarismo”, aunque haya “mucho” por “todas partes”. En política –en la que ingresó oficialmente hace apenas un año, con la breve XI legislatura– se ve sencillamente “un explorador”: igual que el poeta, buscando la palabra exacta para ser “la voz del tiempo en el que vive”. Por más que sus tiempos sean mucho más pausados.
¿Qué hace un artista como usted en un sitio tan poco lírico como éste?
El trabajo aquí también puede vivirse, y yo lo vivo, como algo palpitante, como una exigencia en el plano ético; tan absorbente como la literatura o la poesía si lo asumes con ilusión, con entrega y con responsabilidad. Es muy enriquecedor; ir a la costa de Lugo, conocer los problemas de la gente, intentar avanzar para encontrar soluciones... Yo trabajo como si fuera un recadero de los ciudadanos. Me gusta trabajar sobre el terreno, no estar en el despacho. Lo cual es más llevadero, porque es la propia vida. Eso también es creativo: si la literatura es vida, una pulsión biológica, también concibo así la política. Por eso no la siento tan distante de lo literario, sino como una actividad de creación continua, de fábrica de ideas y de acción. La acción política y la poética pueden tener cierta equivalencia en ese sentido.
Yo trabajo como si fuera un recadero de los ciudadanos. Me gusta trabajar sobre el terreno, no estar en el despacho
Siendo dramaturgo, ¿qué género dramático le adjudicaría usted a un pleno del Congreso?
Ah, muy buena pregunta... Muchas veces he pensado que tienen un aire de farsa, y de la farsa se abre en ocasiones hacia la tragicomedia. Y a veces llegamos al esperpento. También ocurre: hay intervenciones que rayan el esperpento, porque es una deformación de la realidad lo que emplean; bien para denigrar al adversario político, bien para satisfacer el ego de la posición política propia: no tienen asidero alguno en la realidad. Yo concibo la política como una actividad seria, responsable, y hay políticos que pueden pisar el estiércol y los hay también que pueden tener el corazón lleno de luz; conviven diversas potencialidades, es muy complejo.
Ha sido dos veces (1985 y 2005) premio de la Crítica en Poesía: ¿se lleva mejor con los críticos literarios que con los políticos?
Como político soy reciente; yo entro en la política casi accidentalmente. Pero he sido perseguido por el Partido Popular: soy el primer diputado de las nuevas fuerzas de izquierda que sale en Lugo y eso molestó mucho, generó una reacción a veces violenta que llegó a límites... Tuve 24 amenazas de muerte en las redes sociales por parte de la extrema derecha. El diputado por Lugo (no era en realidad contra mí personalmente, sino contra esa figura) era una pieza a batir... Con la crítica literaria siempre he tenido buena relación partiendo del respeto. La crítica ilumina a veces aspectos que el autor no conoce; bienvenida sea. Pero lo que importa realmente es la creación en sí, en un ámbito y en otro.
En 2015, el jurado que le otorgó el Premio Afundación por su poemario Duración da penumbra decía de él que “trasciende el ser propio a través de la autenticidad de la palabra”. ¿Se puede trascender el ser propio a través de la autenticidad de la palabra en política?
Soy el primer diputado de las nuevas fuerzas de izquierda que sale en Lugo y eso molestó mucho, generó una reacción a veces violenta que llegó a límites
Sí, sí puede ser. Seamus Heaney, el premio Nobel –a quien tuve la suerte de conocer–, hablaba de la poesía como una tensión entre dos polos, el impulso lírico y la responsabilidad cívica. El lírico es fundamental; y no me interesa una poesía de elevación o meramente metafísica. Creo en una poesía que vaya al corazón de lo común a través de la reflexión, sin perder nunca la esencia artística. Cuando uno penetra el corazón del nosotros, el ágora pública, obtiene una resonancia incluso del futuro. Y el pensamiento político trabaja para resolver los problemas inmediatos de la polis divisando también ese futuro.
Creo que recomendó a Rajoy leer a Rosalía de Castro...
Sí, a Rajoy (que debería pronunciarse Raxoy, por cierto, y su abuelo paterno trabajó con los galleguistas en el estatuto de autonomía del 36) le recomendé a Rosalía porque siendo gallego, habiendo ocupado cargos institucionales en Galicia, yo no sé si habla gallego o no; si no conoce la lengua sería más grave que no saber inglés. Así que Rosalía, cuya poesía es de una lucidez espléndida, para que le iluminase ciertos aspectos y estableciese cierta relación con el idioma y con la lectura, porque sólo lee el Marca.
¿Lo mejor y lo peor de ser diputado?
Lo que más me gusta es llegar, a través de lo posible, a resolver problemas de la gente. Lo peor, lo contrario: queriendo realizar algo en beneficio de la comunidad, no poder hacerlo porque hay un muro (que puede ser una mayoría que no lo permite o unas formas políticas que tienen que ver con cierta posición inamovible, con un déficit democrático que aún responde a viejos intereses).
¿Con quién de la oposición tendría una cena romántica?
[Se atribula] Una cena, con cualquiera: para intercambiar ideas, de manera próxima, porque no soy sectario y me interesa conocer el punto de vista de los demás (el mío tampoco es rígido). Pero romántica no, porque mi romanticismo ya hay quien lo ocupa.
¿Lo primero que haría si fuera presidente del Gobierno?
La igualdad es muy urgente, en todos los sentidos: que las mujeres cobren menos que los hombres es un insulto inadmisible a la inteligencia y al sentido común; hay índices de pobreza altamente preocupantes; pobreza infantil, que es una lacra inadmisible también... Actuaría contra la pobreza usando todos los dispositivos legales y educativos para trabajar por una igualdad real.
Autor >
Miguel Ángel Ortega Lucas
Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza.
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