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Ser feminazi hoy

Cuando eres feminista y no lo sabes

Anita Botwin 5/04/2017

Malagón

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RAE: feminismo.

Del fr. féminisme, y este del lat. femĭna 'mujer' e -isme '-ismo'.

1. m. Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.

Yo no soy feminista, soy femenina. Este es un mantra que se repiten miles de mujeres, pero lo cierto es que una feminista puede ser femenina y una femenina no ser feminista. No existe relación alguna entre ambas cuestiones. Es más, si decides depilarte, por poner un ejemplo, tienes todo el derecho a llamarte feminista. Que nadie te diga lo contrario. Puedes pintarte los labios y ser feminista, puedes llevar escote y ser feminista, puedes llevar bragas de encaje y ser feminista. Como también puedes hacer todo lo contrario y seguir siéndolo. Básicamente porque el feminismo no es un dogma, sino un movimiento que busca la igualdad entre hombres y mujeres.

Decirse femenina excluyendo el feminismo es una manera de tirar balones fuera para no reconocer que vivimos en una sociedad patriarcal en el que las mujeres tenemos menos privilegios. Reconocerse feminista es quitarse un velo y pasar a otro estado que supone dolor. Puede compararse a cuando una se divorcia o enviuda o pierde algo de su vida que le había acompañado por mucho tiempo. Ponerse las gafas moradas requiere de cierta valentía y preocupaciones nuevas. Y no estamos para más lío, que bastante tenemos ya. La cuestión es que vivir con ese velo eternamente tampoco te hará más feliz, sólo te hará vivir en una ignorancia que le viene muy bien al sistema en el que vivimos. 

Ser feminista por definición es buscar la igualdad entre ambos sexos. Si crees que mereces el derecho al voto, eres feminista

“Yo no soy feminista, soy igualitaria”. Eso es como decir no hace frío ni calor, estamos a cero grados. Ser feminista por definición es buscar la igualdad entre ambos sexos. Si crees que mereces el derecho al voto, eres feminista. Emily Wilding Davison no se tiró bajo un caballo para reivindicar que era igualitaria o femenina; la sufragista pedía el derecho a voto de las mujeres y lo pagó muriendo atropellada por el caballo del rey Jorge, al que intentaba poner una pancarta para obtener el sufragio femenino. 

Si Clara Campoamor no hubiera dado un golpe sobre la mesa, cuando tenía todo y a todos en su contra, ya que preferían que la mujer no votara con tal de no perder la República, tú seguirías zurciendo los gayumbos de tu adorado marido sin tener ni voz ni voto. Estas mujeres no tenían miedo a llamarse feministas porque tenían claro cuál era el objetivo a pesar de estar solas, repudiadas y apartadas por la sociedad. 

¿Por qué las mujeres han llegado a rechazar la palabra “feminismo”? Caitlin Moran cuenta en su mordaz obra Cómo ser mujer que quien no estuviera al tanto de los objetivos del feminismo, e intentara averiguarlo por las conversaciones que lo rodeaban, “creería que era una combinación espectacularmente poco atractiva de misandria, amargura e hipocresía, partidaria de la ropa fea, del malhumor y, seamos realistas, de que no hubiera sexo”. Sin embargo, el hecho de que sea una palabra infrautilizada y denigrada lo hace aún más molón, más provocador, más como la cresta de los punkis de los 70. Ahora todo el mundo quiere una, desde Miley Cyrus hasta Neymar.

Sucede algo similar con la idea “ser de izquierdas”. Se ha criminalizado esta ideología, y se ha asociado a ciertos regímenes que poco han tenido que ver finalmente con las ideas que promulgaban. Mientras tanto, la derecha campa a sus anchas, en nuestro país y en el nuevo desorden mundial. La izquierda no vende y es como ser de un equipo perdedor desde antes de que comience el partido. Sucede algo parecido con el feminismo. No son ideologías ganadoras porque no nos las hemos creído, porque no hemos levantado su bandera sin miedo, porque los mass media nos dejan a un lado o nos persiguen como si fuéramos delincuentes. Pues os diré algo, ser feminista mola, está de moda y empieza a ser un concepto ganador. Además, ya no nos queman en las hogueras y, lo quieras o no, eso es un punto a favor para empezar a serlo.

El miedo a llamarse feminista es algo parecido al miedo que tiene el trabajador pobre a aceptar su situación de desigualdad

El miedo a llamarse feminista es algo parecido al miedo que tiene el trabajador pobre a aceptar su situación de desigualdad. El trabajador no tiene conciencia de clase, porque le han enseñado a pelearse con su compañero para obtener un puesto mejor para sobrevivir. Es una de las estrategias que tienen los de arriba para seguir siendo los de arriba, mientras los de abajo se pelean entre ellos.

“Yo no soy feminista, no tengo nada en contra de los hombres”. Tranquila, puedes ser feminista y no odiar a los hombres; de hecho, ser feminista nada tiene que ver con odiar a los hombres. Ser antirracista no es odiar a los blancos, sino defender las ideas de igualdad de derechos entre razas.

Si llegados a este punto aún tienes dudas sobre si eres feminista, imagino que no te importará que ingresen el salario en la cuenta de tu marido, ya que, total, la igualdad entre sexos te importa más bien poco. Si aun así tienes dudas, me gustaría conocer qué aspecto de la liberación de la mujer no va con vosotras.

Por suerte, nos encontramos en un momento álgido del movimiento feminista a nivel mundial, tomando cada vez más fuerza; de ahí que también se generen resistencias y suframos ataques, como puede leerse en este texto que escribimos Andrea Momoitio y yo. Sin embargo, es el momento de no tener miedo, de unirse en bloque mujeres y hombres feministas contra el patriarcado. 

Si crees que las mujeres debemos tener los mismos derechos que los hombres y luchar por ellos, ¡enhorabuena!: eres feminista. No lo digo yo, lo dice la RAE. 

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Autor >

Anita Botwin

Gracias a miles de años de machismo, sé hacer pucheros de Estrella Michelin. No me dan la Estrella porque los premios son cosa de hombres. Y yo soy mujer, de izquierdas y del Atleti. Abierta a nuevas minorías. Teclear como forma de vida.

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12 comentario(s)

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  1. Godfor Saken

    "Dios valora dejar de crear mujeres por el trato que se les da" http://www.elmundotoday.com/2017/09/dios-valora-dejar-de-crear-mujeres-por-el-trato-que-se-les-da/

    Hace 6 años 7 meses

  2. César

    ¿Y si te dicen ""Más que feminista, soy anarquista"? Es muy posible que estén superando la barrera del sonido político. Siempre hay que mirar más allá...

    Hace 6 años 11 meses

  3. Jessy

    Lola, no puedo estar más de acuerdo. El problema es que hay quien se autodenomina feminista, pero en la realidad no lo es. Porque lo que busca no es corregir las desigualdades y que hombres y mujeres seamos iguales, sino solamente corregir aquello en lo que las mujeres están siendo discriminadas. Creo que ser feminista es tratar de corregir las desigualdades entre hombres y mujeres, vengan de donde vengan, que ambos tengan las mismas oportunidades. Y esa visión del feminismo (igualdad si, pero solo en lo que yo estoy siendo perjudicada) no es justa. Aqui queda más claramente explicado: http://intentandocomprender.over-blog.com/2017/03/sobre-feminismo-y-hombres.html

    Hace 7 años

  4. Lola

    “Yo no soy feminista, soy igualitaria”. Yo soy de las que lo digo, y no porque no sepa que significan lo mismo, sino porque algunas se han apropiado del término "feminista", y no comulgo ni con sus dogmas ni con sus métodos. Y seguro que tú no lo haces, pero es que muchas parece que lo que buscan es dar la vuelta a la tortilla y pasar a ser nosotras las que tengamos privilegios. Y no es lo que quiero, yo quiero un mundo sin privilegios. Así que tengo que diferenciarme de ellas de alguna forma, y creo que el término "igualitaria" es el más adecuado para ello.

    Hace 7 años

  5. Miguel

    Una pega, que para mi hace que el artículo no sea perfecto: ni frío ni calor no es estar a cero grados,estar a cero grados es frío,para nosotros que no haga frío ni calor son unos 15-18 grados

    Hace 7 años

  6. Laura

    roy: verás, tu ejemplo es tan malo como el de que las chicas entren gratis a las discotecas. La custodia es por defecto de la madre porque es quién se ocupa de lxs hijxs de manera habitual. Aún se siguen oyendo comentarios como que el padre "ayuda" a cuidar de lxs niñxs (como si no fueran suyxs), por no hablar de que el permiso de paternidad hasta ahora era una mierda.

    Hace 7 años

  7. Fernando G. Pallás

    “Yo no soy feminista, soy igualitaria” a mi eso me parece un triunfo del feminismo. Con esa frase se intenta guardar el orgullo herido del machismo derrotado, pero las y los feministas podemos alimentar esa expresión, llenarla y convertirla en aliada, evitando confrontar por terminologías dogmáticas (no me hice ateo para seguir nuevos dogmas). Yo soy feminista, pero igualitario es lo mismo, no dejemos que nos roben los conceptos.

    Hace 7 años

  8. Fernando

    Que tiempos amargos cuando hay que explicar lo obvio en estos tiempos del tardofranquismo.

    Hace 7 años

  9. Fernando

    Que tiempos amargos cuando hay que explicar lo obvio en estos tiempos del tardofranquismo.

    Hace 7 años

  10. roy

    "Básicamente porque el feminismo no es un dogma, sino un movimiento que busca la igualdad entre hombres y mujeres." Claro claro, ya se ven muchos feministas protestando porque la custodia de los hijos es por defecto para la mujer (por poner un ejemplo).

    Hace 7 años

  11. @sucoma2

    Está muy bien el escrito, así dicho grosso modo. Ahora bien, entiendo que el hecho de ser feminista o no se debe calibrar un poco más allá de la estética, de la postura al sentarse; más bien a partir de los porqués, cosa que de manera natural, naturalmente, no hacemos, ni debemos hacerlo, no tenemos por qué. Sólo quería apuntar que si hay algo que no es feminista y que no lo representa, sino más bien todo lo contrario, es la RAE. No es un referente lo que diga o deje de decir la RAE, ni a favor, ni en contra, por eso es por lo que personalmente prefiero que lo digas tú a que lo diga la RAE. Un saludo! Sucoma.

    Hace 7 años

  12. Juan del Sur

    Anita: ¡Gracias, estoy deslumbrado! ¡Qué claridad, qué síntesis!: tu nota es perfecta desde el principio al fin. No bien termine esta carta voy a repartirla a diestra y siniestra. Pero no voy a hacer lo mismo con la sinopsis del autor: porque no deseo agregar pócimas para estupidizar a mis contactos, ya que hay muchísimos que lo hacen —y muy cabalmente—, particularmente desde los medios masivos de comunicación. Es que al seleccionar tres caracteres identitarios, mencionás dos que a mi entender son relevantes para que los lectores nos situemos —mujer / de izquierdas—, y un tercero que me cayó como patada en el hocico: “del Atleti”. ¿En qué sentido te define esto último? Homo sum, fútbol nihil a me alienum puto, así que podría llenar varias páginas con las fantásticas épicas que los hinchas enarbolan para justificar ser DE (nota bene: DE) un club o de otro: que descendieron ocho veces, y otras tantas subieron; que es una hinchada chica pero seguidora; que es la hinchada más numerosa; que su camiseta solo se la pueden poner jugadores con buen pie; que siempre han sido un equipo con agallas (aquí usan otra palabra): que pasa el rival o la pelota, pero nunca los dos juntos... Te repito que puedo llenar páginas, y que muchas veces las cosas contradictorias las dicen dos hinchas de la misma camiseta. Con decirte que hace poco uno me justificó ser hincha de un club —un club inmundo— porque su presidente en 1930 se había pronunciado contra el golpe militar que derribó a Yrigoyen. Y del “Atleti”, ¿qué se puede decir? Que a veces hace una buena campaña, y a veces no; que algunas veces alegra los ojos y otras los hace sangrar, y que —vamos al punto— su afición es un mix de “chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublés”. Por lo tanto, decir “soy del Atleti” no define nada en ese orden de cosas. Debe de estar en función de algo que no es brindar información útil. Y eso es lo que me duele como patada en el hocico: que por un lado presentes tu faceta intelectual e ideológicamente valiosa y por el otro recules y busques complicidad en lo más atrasado de tus lectores: la alienación que nos propone la sociedad: el espectáculo omnipresente de competencias entre hiperprofesionales (mal llamado “deporte”). Saludos, y de nuevo gracias.

    Hace 7 años

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