RACHAEL JOLLEY / EDITORA DE INDEX ON CENSORSHIP
“Muchos periodistas están siendo callados mediante legislación antiterrorista”
Silvia Nortes Perugia , 10/05/2017
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La censura que los medios de muchos países siguen sufriendo en pleno siglo XXI fue uno de los temas que más minutos ocupó durante los seminarios del Festival Internacional de Periodismo de Perugia, celebrado el pasado mes de abril.
Rachael Jolley es editora de la revista Index on Censorship (IOC), publicada por la plataforma del mismo nombre. IOC es una red de colaboración internacional para la defensa de la libertad de expresión que publica trabajos censurados de periodistas y artistas, promueve el debate y registra amenazas para la libertad de expresión a nivel global.
Jolley ha trabajado en The Times, The Financial Times, y The Guardian, entre otros medios. En 2016 recibió el premio de la Sociedad Británica de Editores de Revistas a la Editora del Año por su trabajo y dedicación al periodismo independiente y de calidad.
Su participación como panelista en el festival nos dio la oportunidad de hablar con ella sobre la labor de Index On Censorship, las nuevas formas que está adoptando la censura, y qué podemos hacer los periodistas para enfrentarnos a ella.
¿Cómo surgió IOC?
IOC se estableció en 1972 porque una serie de escritores se pusieron en contacto con otros autores residentes en Londres para pedirles ayuda, porque en sus países no les dejaban publicar. Entonces, estos poetas y escritores se unieron y crearon IOC como una revista donde publicar este tipo de trabajo considerado ‘sensible’.
¿De qué manera apoya IOC la libertad de expresión?
Seguimos publicando la revista con la que empezó todo. Sacamos cuatro números al año en los que hacemos periodismo sobre libertad de expresión, investigación, y también tenemos una sección de ficción que sirve como plataforma para artistas que no pueden publicar en su país, ya sean viñetas, artículos, cómics…
También tenemos proyectos específicos, como ‘Mapping Media Freedom’, que monitoriza y recoge casos de ataque a la libertad de prensa en Europa, y del que es cofundadora la Comisión Europea. Cualquiera puede enviarnos estos ataques a medios de comunicación, y nuestro equipo de verificación se ocupa de contrastar la información antes de publicarla.
Es una muy buena forma de llevar estos casos a la atención de organizaciones como la Unión Europea, la ONU, el Consejo de Europa… Los casos concretos ayudan a contar historias y a identificar tendencias. La manera colaborativa en la que se recoge la información facilita que se publique rápidamente y ayude a atraer la atención de los que hacen política y pueden impulsar el cambio.
Estamos muy centrados también en el proyecto ‘Turkey Uncensored’, que se basa en la publicación de artículos de autores y artistas turcos censurados en su país.
Existe la censura corporativa por parte de empresas, también censura social, por ejemplo hacia artistas que hacen un trabajo controvertido y no encuentran galerías para exponerlo
¿Cómo ha evolucionado la censura desde que se fundó Index on Censorship?
A veces pensamos que la censura sólo tiene una forma, que se practica desde el gobierno, pero la realidad es que ha ido adoptando muchas formas distintas.
Por ejemplo, está la censura corporativa por parte de empresas, también censura social, por ejemplo hacia artistas que hacen un trabajo controvertido y no encuentran galerías para exponerlo, lo mismo con obras de teatro que tocan temas tabú, como puede ser la religión.
Por eso desde Index on Censorship apoyamos todo tipo de libertad de expresión, desde artistas hasta periodistas.También a ciudadanos anónimos, como estamos haciendo en China con los derechos de expresión del colectivo LGTB.
¿Se reúnen con gobiernos o instituciones públicas regularmente?
Sí, tenemos reuniones de cuando en cuando con instituciones y, sobre todo, organizamos conferencias y seminarios que sirven para hacer llegar estas realidades a los cuerpos gubernamentales. Es un proceso muy largo conseguir que un gobierno escuche lo que estás denunciando y realice cambios al respecto.
Por ejemplo, ahora nos gustaría que se tomaran más medidas contra la represión y la censura en Turquía. Pero es complicado políticamente, por el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía respecto a la migración. Parece que las manos de la Unión Europea están atadas en este sentido. No quieren ‘hacer enfadar’ a Turquía, porque interesa que el acuerdo siga adelante. De todas formas, algunos gobiernos ya han criticado lo que pasa en el país, así que tenemos que seguir recogiendo pruebas y abogando por un cambio.
¿Han sido contactados directamente por algún gobierno en relación con sus investigaciones?
IOC ha molestado a muchos gobiernos a lo largo de los años, pero esa es precisamente nuestra intención. En las protestas a las puertas de la Embajada de Azerbaiyán en Londres, la Policía intentó que nos moviésemos de esa zona, por orden directa de la embajada. No les gusta que protestes y les dejes en evidencia en la puerta de su casa. Desafortunadamente para ellos, la ley permite las manifestaciones en la vía pública, así que no nos movimos del sitio. También hemos recibido una carta de la misma embajada, reprendiendo nuestra cobertura del juicio contra el defensor de los derechos humanos Rasul Jafarov.
Recientemente, alguien de la Embajada de México habló con un miembro de nuestra junta sobre nuestra cobertura de las muertes de periodistas en el país. Obviamente, no les gustaba nuestra investigación sobre el asunto. Pero es importante que el mundo conozca estas muertes terroríficas de periodistas mexicanos, y cómo se están utilizando para silenciar a la prensa.
El terrorismo se está utilizando, de alguna manera, contra los periodistas que generan intranquilidad a los gobiernos
¿Qué tipos de censura se practican en Europa en la actualidad?
En Europa destaca últimamente la reacción de los gobiernos tras sufrir ataques terroristas en su territorio. La tensión y el miedo hacen que la reacción primera de los gobiernos sea no permitir que se publiquen ciertas cosas, y se introducen leyes más restrictivas. El terrorismo se está utilizando, de alguna manera, contra los periodistas que generan intranquilidad a los gobiernos.
Por ejemplo, están aumentando los casos de acusación por enaltecimiento del terrorismo. Muchos periodistas están siendo callados mediante legislación antiterrorista, porque se les acusa de ensalzar el terrorismo, o de publicar información antipatriótica. Hay una tendencia clara en esta dirección, y es algo que nos preocupa mucho en IOC. Esto, además, hace que otros periodistas, al tener miedo de ser acusados, decidan no escribir sobre ciertos temas.
En Italia, por ejemplo, se está utilizando la legislación sobre difamaciones contra los periodistas constantemente. Si otros periodistas se contagian de miedo, trabajan bajo mucha presión y finalmente pueden decidir no escribir sobre asuntos controvertidos.
Las nuevas tecnologías también juegan un papel determinante a la hora de ejercer la censura. Por ejemplo, ciertos gobiernos que las utilizan para acceder al correo electrónico privado de los ciudadanos. En Reino Unido se está discutiendo la posibilidad de que se pueda acceder a las conversaciones encriptadas de WhatsApp cuando lo crean conveniente, lo que supondría al final que nadie confiase más en la aplicación como medio de comunicación privado.
Esto demuestra que la censura y la represión no están desapareciendo, sino cambiando y adaptándose a nuevas formas y a las nuevas tecnologías.
¿Considera la influencia de la publicidad una forma de censura autoimpuesta en algunos medios tradicionales?
La tensión entre los anunciantes y los periodistas es ‘saludable’, porque, nos guste o no, son los que financian el periodismo. Los medios siempre van a enfrentarse a la presión comercial, esta realidad no creo que cambie. Lo importante es que haya un equilibrio. Hay que ser consciente de que el periodismo necesita también de un modelo financiero que lo sostenga. Deberíamos tener miedo de que la publicidad desapareciese como medio de financiación. Si nadie está dispuesto a pagar por el periodismo, ¿cómo vamos a sobrevivir?
Me preocupa más la injerencia de los gobiernos. En países como Polonia o Hungría, los gobiernos están cada vez más involucrados en los medios de comunicación. En Polonia, por ejemplo, sólo están quedando medios afines al gobierno, mientras que los independientes están desapareciendo. También existen restricciones al número de periodistas que pueden acceder al Parlamento, por ejemplo.
En Europa del este sucede esto desde hace tiempo, al igual que en Latinoamérica.
Pensemos también en la prohibición de Trump de que ciertos medios como BBC, The New York Times, CNN y Politico estuvieran presentes en sus ruedas de prensa. Es fácil observar cómo las mismas técnicas de represión y censura se replican alrededor del mundo.
¿Qué opina sobre la situación de España en cuanto a libertad de expresión?
España está en una situación muy preocupante. Me sorprendió mucho tanto la condena a Cassandra como el caso de los titiriteros del año pasado.* Parece que España ha perdido su sentido del humor. Es muy raro que esto ocurra en una democracia moderna, que haya problemas con marionetas que siempre han sido algo satírico e incisivo, pero esto no debería crear este tipo de controversias y procesos judiciales.
En cuanto al caso de Cassandra Vera, condenar a prisión a alguien por un chiste de algo que pasó hace años no es una respuesta adecuada. ¿Están intentando reescribir la Historia? ¿No quieren que la gente conozca el pasado del país? Las bromas son parte de la libertad que tenemos en una democracia. ¿Cuál es el sentido de restringir y penar este tipo de declaraciones?
La combinación de estos dos casos [Cassandra Vera y los titiriteros] hace que la gente se cuestione ¿qué problema hay en el Gobierno español?
El verdadero peligro está en que esto genera una especie de autocensura, porque otros artistas pueden evitar expresarse sobre ciertos temas por miedo a represalias. Esta es una atmósfera muy preocupante, se crean tabús que antes no existían.
[Días después de la realización de la entrevista, tres activistas fueron imputadas en Sevilla por un “delito contra los sentimientos religiosos”, por participar en la procesión de la «Hermandad del Sagrado Coño Insumiso a la Explotación y la Precariedad». Rachael Jolley nos comentó: “¿Qué está pasando en España? Parece que la libertad de expresión está retrocediendo a pasos agigantados”].
¿Qué papel juegan las redes sociales en la defensa de la libertad de expresión?
La visión ‘original’ de las redes sociales sostenía que serían beneficiosas para abrir la comunicación de ideas de manera global, y es cierto que lo han hecho… Pero también han facilitado que, por ejemplo, los servicios de seguridad o agencias de inteligencia rastreen a periodistas y artistas.
Recientemente, algunos gobiernos han creado campañas en redes sociales para minar la reputación de ciertos periodistas que han publicado historias que dejen en evidencia al gobierno o a ciertas organizaciones. Este aspecto negativo de las redes sociales no se predijo cuando éstas comenzaron a usarse.
Es nuestra propia responsabilidad tener un filtro y saber lo que podemos creer y lo que no, discernir lo que es creíble. Las escuelas deberían enseñar a analizar la información
Se está hablando mucho de las llamadas fake news, o noticias falsas, que están llenando las redes sociales de desinformación. ¿Cómo podemos compaginar la libertad de expresión con un buen periodismo libre de este tipo de noticias?
El término fake news en realidad no significa nada en concreto, porque cubre un amplio espectro de significados. Simplemente, cuando a los políticos no les gusta una noticia, la llaman así. Como si quisieran decir “no me interesa lo que digas o publiques.”
Es cierto que hay cada vez más gente creando historias que no son verdad. Nosotros, como receptores de la información, tenemos que ser más escépticos con lo que leemos. Es nuestra propia responsabilidad tener un filtro y saber lo que podemos creer y lo que no, discernir lo que es creíble. Las escuelas deberían enseñar a analizar la información que recibimos, a ser más inquisitivos como individuos. Pensar más antes de compartir noticias.
También se están generando nuevas técnicas de propaganda, hay un uso más ‘inteligente’, por ejemplo en campañas electorales.
Tenemos también que cuestionarnos cómo encajan las leyes actuales en esta nueva realidad basada en los algoritmos. Quizá las leyes que tenemos no son lo suficientemente sofisticadas. Se están utilizando algoritmos en redes sociales para dirigir noticias contra individuos específicos. Puede que la legislación no esté adaptada al momento que vivimos como sociedad.
En la cultura de las noticias 24 horas todo se quiere muy rápido, es más fácil atrapar a la gente. Antes se dedicaba más tiempo a pensar en qué ángulo darle a una pieza, cómo desarrollarla…
En países como Turquía, muchos periodistas han tenido que exiliarse ante la imposibilidad de hacer un periodismo de investigación de calidad. Esto está generando que los medios controlados por el poder sean mayoría. Lo mismo sucede con artistas que no pueden publicar sus obras en su país. ¿Se puede considerar esto una victoria de la censura?
Ni el país más represivo del mundo puede matar la sátira. Si los gobiernos creen que pueden silenciar a una nación actuando contra, por ejemplo, unos cómicos, como en el caso de España, están muy equivocados. La sátira siempre busca nuevas formas de sobrevivir.
Si miras hacia atrás en la Historia, ves cómo los artistas simplemente se vuelven más inteligentes y encuentran nuevas formas de hablar de temas controvertidos de una manera indirecta. Es muy claro en las obras de teatro de Broadway, por ejemplo.
Además, un gobierno que trata de parar a un cómico, lo que consigue es atraer el foco de atención hacia esa noticia y lo más probable es que consigan el efecto contrario al deseado: dar más publicidad al artista, empeorar la imagen del gobierno entre la población, generar más sátira.
Consiguen atención internacional y magnifican lo ocurrido, porque la noticia se reproduce en todo el mundo.
En este contexto, ¿qué futuro le augura al periodismo independiente?
Tenemos que ser realistas, pero también mantener una actitud positiva.Se está observando un aumento en el número de lectores de periódicos a nivel global. El periodismo de investigación, libre e independiente está cada vez mejor valorado y es más demandado.
Por ejemplo, la revista de investigación británica Private Eye ha tenido recientemente el mes con mayor ventas de su historia. Hay señales de que el público quiere apoyar un mundo con libertad de acceso a la información y comprometerse con el periodismo de calidad.
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*En su edición de abril, la revista de Index on Censorship publicó una entrevista con Alfonso Lázaro de la Fuente, uno de los titiriteros arrestados en 2016 por enaltecimiento del terrorismo. Se puede consultar aquí.
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Silvia Nortes
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