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Análisis

La unidad esa

Todas las patologías políticas y mediáticas frecuentes por aquí abajo en caso de atentado han vuelto a salir a la luz tras el ataque yihadista en las Ramblas

Guillem Martínez 22/08/2017

<p>Los principales representantes del Gobierno central, la Generalitat y el Ajuntament de Barcelona, junto al Rey Felipe VI en el minuto de silencio en la Rambla para condenar el atentado terrorista. 18 de agosto de 2017.</p>

Los principales representantes del Gobierno central, la Generalitat y el Ajuntament de Barcelona, junto al Rey Felipe VI en el minuto de silencio en la Rambla para condenar el atentado terrorista. 18 de agosto de 2017.

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El atentado del 11S en NY supuso ciertas originalidades. El Estado se convirtió en la gran fuente informativa. Algo impensable en los EE.UU., incluso en casos de terrorismo. El éxito de ese éxito ha significado todo un cambio cultural, consistente en limpiar la violencia de restos humanos. Exemplum: en 2001 eran posibles películas bélicas como Black Hawk down –narra una carnicería cruda, casi cuerpo a cuerpo, en Somalia–, mientras que en 2015 aparecían pelis como American Sniper –sobre francotiradores; en la película, el bueno mata al malo disparándole desde 2000 metros; nada más lejos del cuerpo a cuerpo; es decir, del cuerpo, ese desaparecido cuando se habla de violencia–. Por último, el Estado consiguió introducir en las Redes algo que, antes del atentado, le hubiera costado mucho en su sociedad. El programa Carnivore, un software espía, muy similar al ECHELON. Ambos dos --como mínimo, ambos dos--, hoy peinan la Red, los mails privados, las conversaciones telefónicas, de forma cotidiana. Sin que eso cause mucha mella al enemigo que se intentaba combatir, y que sigue actuando, periódicamente. Un indicio de que el enemigo era, por tanto, otro.

Después de un atentado, vamos, el Estado engorda varios kilos. Lo que dibuja el rol de la prensa en un atentado: puede ser lo que uno quiera, pero desde luego no controla ni somete al Estado. Quizás donde más cueste ver eso es en España, un país acostumbrado al terrorismo y, por lo mismo, a las ceremonias posteriores que impiden ver cómo al Estado le salen michelines. Les paso otro exemplum de eso. Se trata de un artículo aparecido el 11M, en 2004. Es un artículo que sienta el canon cultural español ante el atentado. Se trata de, tal vez, el artículo canónico que explica la cultura española en el trance de sufrir un atentado. Es Con plomo en las entrañas, de Muñoz Molina. Su estructura es la siguiente: condena, dibujo patológico de los autores como infrahumanos, defensa de la Constitución y, con ella, defensa del Gobierno y de su lectura de la Constitución. Ambas dos cosas son la democracia. No situarse al lado de ellas es alejarse de la democracia. El artículo --una normalidad cultural española-- es aberrante. Básicamente, no informa sobre el atentado, sino que llama a la unidad y cohesión social en torno a un Gobierno y sus valores políticos. Es la famosa unidad ante el terrorismo. En torno a un Gobierno, no una sociedad. Un Gobierno que, además, mientras se clama a la unidad puede --caso USA-- ser incompetente e introducir sistemas de espionaje a sus ciudadanos o, --caso español--, puede, como sucedió en aquel momento, mentir por todo lo alto, poniendo en peligro la seguridad de su sociedad e, incluso, la seguridad de Europa, en beneficio de una rentabilidad electoral.

Ese artículo aludido es el sello de una patología periodística española en caso de atentado. Por lo que, en caso de atentado, hay que mirar ese sello y compararlo con lo que se emite, para ver si se emite patología. Y, lamentablemente, parece que lo hemos vuelto a hacer.

La sociedad decidió no ir con banderitas a los actos, consciente de que esto no iba de banderas. Algo notorio en sociedades tan banderizadas como la española o la catalana

Desde un primer momento de los atentados en Barcelona y Cambrils, fueron comunes las llamadas, por parte de políticos y prensa, a la unidad. Cabe suponer que no se trata de la unidad social, que existió de manera automática y espontánea y que, visto lo visto, no suele estar nunca en peligro en caso de violencia parcial, extrema y desmesurada. La sociedad barcelonesa se ayudó después del atentado en las Ramblas, y supo discernir que ir con chilaba o con mini no era impedimento para ayudar y ser ayudado. La sociedad decidió no ir con banderitas a los actos, consciente de que esto no iba de banderas. Algo notorio en sociedades tan banderizadas como la española o la catalana. La sociedad, finalmente, acalló una manifestación fascista --integrada por una docena de patriotas--. Todo ello ayuda a visualizar que la unidad no es lo mismo para la sociedad que para las instituciones y su proyección española, los medios. Para este sábado, convocada por el President de la Generalitat, hay una manifestación de rechazo al atentado. La Alcaldesa de Barcelona ha anunciado que estará presidida por la ciudadanía, lo que ha sentado cátedra. Parece ser que no se podrá cambiar y está produciendo cierto escozor entre los defensores de la unidad institucional. Que, en esta emisión, son dos emisores de unidad que han tenido un comportamiento separado desde el atentado.

Desde los medios proclives a dibujar una unidad en torno a Gobierno Central, desde muy pronto fue común la vinculación del atentado con el Procés e, incluso, con todo lo contrario, con el independentismo. También se vinculó el atentado con un palabro que nació con fuerza este mismo verano: la turismofobia, un intento léxico, exitoso, de vincular con lo negativo cualquier estado de ánimo frente al turismo masivo y sin planificación en Barcelona. En ambas dos colectividades de sentido --los que vinculaban el atentado con Procés, y lo que vinculaban atentado con la turismofobia-, parece ser que se intentaba labrar la ruina de CUP, hacerla protagonista del tercer acto del Procés --no lo es; de hecho, pinta muy poco, me temo--, y de las incipientes protestas contra el turismo --más allá de la CUP, hay docenas de grupos contra el monocultivo del turismo en BCN, algunos más determinantes y veteranos--. También se intentó poner en cuestión, a través de informaciones no confirmadas, la actuación de los mossos. Gracias a esta defensa de la unidad, se consiguió, además, lo imposible. Que el rey estuviera en el centro de la Plaza de Catalunya sin ser increpado. Desde el 15M, la Casa Real viene suprimiendo los actos en espacios abiertos. Y, desde 2012, la presencia de la Familia Real en Catalunya, que siempre tendía a congregar actos de protesta, incrementó los actos espontáneos de protesta. La Monarquía, en fin, no es un referente de unidad en la sociedad catalana, que tiende a un republicanismo o a un independentismo sentimental. Pero salió en la foto.

Otro logro de la unidad gubernamental fue la presencia de instituciones estatales en una misa que se contradecía con el espíritu laico de Barcelona --que no de Catalunya--, y con un atentado con víctimas de más de 30 países, de 5 continentes y, por lo tanto, de muchas culturas y religiones. La unidad institucional, suele, en fin, consistir en eso. En atraer al pack unidad la ideología de las instituciones que quieren protagonizarla. La unidad, entendida así, implica, cosas que ni sospechabas que pudieran significar unidad.

Desde los medios proclives a dibujar la unidad en torno al Govern, desde un principio se tendió a vitorear la actitud matemáticamente perfecta de los mossos, y a cerrar filas en torno a ellos, como sucedía en los 90's en cada atentado de ETA con la Guardia Civil. Se conminó a obedecer a los mossos. Un cuerpo que, como el FBI y cualquier policía mundial, no quería fotos suyas en las redes. También se tendió a sembrar sospechas, vía declaraciones de políticos de segunda, sobre la participación de la inteligencia española en el atentado, y a presentar la autonomía catalana --una descentralización administrativa del Estado, según sentencia del TC, intervenida, sin soberanía y con muy poca autonomía; es decir, una entidad más parecida a Murcia que a Arkansas--, como un interlocutor internacional, que se reunía con delegaciones extranjeras para informarles del estado del mundo --algo que, por cierto, no se ha producido, tampoco--. Algunos opinadores procesistas defendieron, incluso, que Catalunya fue independiente a los ojos del mundo durante las 6 o 7 primeras horas tras el atentado, cuando ella solita hizo, a la perfección, lo que cualquier otro Estado en caso de ataque. Y que, como siempre, Europa ha tomado nota, etc.

Fue bonito y sorprendente escuchar cómo, en alguna tertulia, el periodismo que no describió 40 años de corrupción en Catalunya discutía sobre códigos deontológicos con el periodismo que no describió 40 años de corrupción en España

Hubo, exotismo, cierta polémica entre los dos packs de prensa/instituciones, con la que se intentó establecer diferenciaciones entre ellas. La polémica aludía a la utilización de fotos de víctimas. El pack unidad en torno a instituciones catalanas defendía que el pack unidad, pero en torno a instituciones españolas, transgredía el buen gusto, la dignidad de las víctimas, la truculencia y las consignas de los mossos, al publicar imágenes de víctimas. Dicho lo cual, ambos packs publicaron imágenes de víctimas y recurrieron a la sensiblería propia de un atentado por aquí abajo. Pero fue bonito y sorprendente escuchar cómo, en alguna tertulia, el periodismo que no describió 40 años de corrupción en Catalunya discutía sobre códigos deontológicos con el periodismo que no describió 40 años de corrupción en España.

Parece ser que, en esta emisión de atentado, no hemos tenido, es un decir, un articulo-tipo de Muñoz Molina. Sino dos. Con los mismos ingredientes, pero apelando a dos unidades, a la vez, similares y distintas

Es difícil, mucho, emitir periodismo en un atentado. A presión y temperatura normales, la principal fuente es el Estado --tenemos dos; la Gene no es un ONG--. Pero, como quedó visto el 11M, el Estado no es, por aquí abajo, una fuente ni fiable ni prestigiosa. Los medios han tendido a muñozmolinear. Es decir, a defender las proyecciones de los gobiernos con los que se sienten identificados, de manera que tampoco han hecho lo único que pueden hacer en estos casos: controlar al Estado, no sea que se ponga creativo. Es curioso que las mejores descripciones del atentado y el postatentado hayan provenido, otra vez, de otras culturas. Las crónicas del New York Times, en ese sentido, están siendo ejemplares. Los medios españoles y catalanes han fabricado más ruido que nueces. Quedan en el aire, pues, varias nueces, que se tendrán que describir.

Nueces. Ahí van. España es una potencia turística. Catalunya y Barcelona son el epicentro del fenómeno. El turismo reposa en varias planificaciones. Y una de ellas es la seguridad. La potencia turística del Mediterráneo, ¿posee capacidad de seguridad? El hecho de que durante meses se hayan almacenado más de 100 bombonas de butano para hacer un atentado masivo que, afortunadamente y por azar, no culminó, no habla bien de los cuerpos policiales –tres-- implicados en la investigación del yihadismo. Es llamativo que los mossos, que no paran de realizar grandes operaciones contra un anarquismo armado catalán que nunca acaba de existir, no supieran nada de la casa de Alcanar --en un primer comunicado, tras la explosión, sólo se subrayó que era una casa "ocupada"--, y que tardaran horas en relacionar ese alijo de explosivos con un atentado. Policía, Guardia Civil y Mossos son cuerpos altamente politizados. ¿Eso supone un lastre en su funcionamiento? En el 11M hubo interferencias y molestias serias entre la Guardia Civil y la Policía, por lo que cabe suponer, también, y a pesar del clamor por la unidad en la prensa y en los políticos, que pase lo mismo entre Policía, Guardia CIvil y Mossos. ¿Es así? ¿Hasta qué punto? ¿Se pone con ello en peligro la seguridad? Si es así, ¿quién la pone en peligro? ¿El Estado? ¿La Autonomía? ¿Ambos?

No se vayan todavía. Un par de preguntas más: una sociedad fuerte, ¿puede correr peligro de ruptura en el rincón menos sospechado, el de las creencias? Un Estado que ha realizado unos recortes sociales fabulosos y que tiene, históricamente, serios problemas en la inclusión de minorías, ¿puede garantizar una cohesión social no sustentada en la unidad esa que claman los medios y los políticos? La Autonomía que inició, antes y con mayor brutalidad, los recortes, y que los inició suprimiendo el PIRMI --una paga social, fundamentalmente para inmigrantes; al hacerlo se recalcó que eso se hacía, precisamente, porque eran emigrantes, unos vividores y bla-bla-bla--, ¿tiene algo que aportar a la cohesión social que no pase por la unidad institucional de marras? 

Estamos produciendo una serie de entrevistas en vídeo sobre la era Trump en EEUU.

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Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).

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14 comentario(s)

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  1. Rosa

    Policía política, politica policial, poder judicial politizado, política judicializada, administración politizada, Estado secuestrado por el gobierno....., la inquietud me va pudiendo y me encuentro cada vez más desasosegada. Hay que buscar algún hilo y empezar a tirar. Que alguien empiece, por favor!!!

    Hace 7 años 2 meses

  2. Gekokujo

    Com molt acertadament comenta un lector de l'Ara. "Aquí, amb tot això que malauradament ha passat i encara està passant, els historiadors del futur tindran teca de la bona."

    Hace 7 años 2 meses

  3. Gekokujo

    No y no Sr. Martínez. El concepto unidad ha tenido y tiene estos días un concepto muy diferente en la forma y el contenido según de donde venga, y lo sabe. Intentar comparar, equiparar, homologar ambas posiciones es injusto y falta a la verdad. Que el Govern arrime el ascua a su sardina no es lo mismo que la campaña tóxica y plagada de falacias e insultos que ha desplegado la caverna española. Todo el planeta sabe que esto no es un 11M, sobretodo cuando se van revelando datos que confirman la falta de información de la que disponía el malvado Govern y sus mossos. No Sr. Martínez, no trate de comparar porque no es comparable.

    Hace 7 años 2 meses

  4. Juan J. Castells

    Després de qualsevol atemptat recomane la desconnexió amb els mitjans informatius del país per higiene. En quant a la crítica de David Hdez. he de confessar que voldria que aclarés un poc els motius de les crítiques al meu benvolgut Guillem.

    Hace 7 años 2 meses

  5. Rachel

    Tu articulo es de un análisis profundo pero conviene llamar a las cosas por su nombre . Muñoz Molina culpó a ETA, el enemigo más cómodo de culpar para el Estado. Igual que el fascista Acebes. Yo todavía recuerdo aquel artículo. Un intelectual como Molina es un estomago muy agradecido .

    Hace 7 años 2 meses

  6. pepa

    Molan las preguntas del último párrafo. Y directamente vinculadas con la que sobrevuela por todas partes. Ésa que dice mas o menos ¿Cómo se han podido radicalizar esos chicos tan jóvenes, que hablaban catalán... etc? Sinceramente, a día de hoy no cuela q Gobiernos, Governs, sociologos, politólogos, lobbistas, pensadores y demás, desconozcan las respuestas.

    Hace 7 años 2 meses

  7. David Hernández

    No Guillem, aquest cop no. Portes l'automàtica. Tens un discurs (el teu discurs) a vegades encertat, però no aquí. Tens apresa l'estructura i l'has omplert amb l'actualitat. Aquest article em sap molt greu.

    Hace 7 años 2 meses

  8. Antenor

    Desde la periferia, dedicado a los equidistantes: http://www.ara.cat/es/Suso-de-Toro-Dos-paises-dos-realidades_0_1853814797.html

    Hace 7 años 2 meses

  9. BUENAVENTURA DURRUTI

    vivir en el franquismo democratico es lo que tiene, policias politicas, represoras de los que protestan, vendidos a la corrupcion, y a guerras patriotas varias,y la ciudadania obrera desprotegida. el que vendio los explosivos para el 11m, era un confidente-traficante de la policia en aviles, asturias.

    Hace 7 años 2 meses

  10. Gustavo A.B

    3. ambos (a) dos. Esta locución, sinónima de ambos, era muy frecuente en el español medieval y clásico, más con preposición (ambos a dos) que sin ella (ambos dos), y en estas dos formas ha pervivido hasta nuestros días: «Ambas a dos terminarían diciendo [...] lo contrario» (Verges Cenizas [R. Dom. 1980]); «El trueno fue Juncal Rivero y su madre, de negro y plata ambas dos» (Vanguardia [Esp.] 2.11.95). Por su carácter redundante, está en retroceso en el habla culta y se desaconseja su empleo

    Hace 7 años 2 meses

  11. Miguel Mayol

    Apuesto a que suben los presupuestos de ¿DEFENSA? como si con tanques y aviones se combatiese el terrorismo. Parece que es lo que ha pasado siempre tras atentados, y bien barata que les sale la propaganda a ellos, y cara a nosotros.

    Hace 7 años 2 meses

  12. explorador

    No nos resignamos a "convivir con el terrorismo". No nos resignamos a ser conducidos como cerdos cada semana al matadero en calles o centros de ocio. Criticaremos todo loque haya que criticar y la falsa unidad y los falsos pactos que solo buscan ser el escudo de los gobiernos que llevan a los pueblos a desastres y alianzas guerreristas, nos los pasamos por donde no digo. Lo mismo que no queremos judicializar la política, tampoco queremos que los pobres policías tengan que ocuparse de las guerras que organizan los políticos. Si éstos no saben arreglar los problemas , no queremos seguir pagándoles el sueldo. Que se vayan y vengan otros.

    Hace 7 años 2 meses

  13. Miguel

    Molt rebé, Guillem.

    Hace 7 años 2 meses

  14. Rafael

    El único medio en el que se puede leer lo que nadie dice en ninguna parte. Bravo Guillem. En la guerra contra el islamismo los Estados democráticos, al parecer, no hacen prisioneros.

    Hace 7 años 2 meses

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