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Política de urinario

Si todo es opresivo y cualquier gesto es una agresión, nada lo es. El sufrimiento pierde su significado si no puede cuestionarse ni graduarse

Sergio del Molino 28/10/2017

<p>Imagen de la intervención artística del Ayuntamiento de Zaragoza para el Día Internacional de la Despatologización Trans.</p>

Imagen de la intervención artística del Ayuntamiento de Zaragoza para el Día Internacional de la Despatologización Trans.

Daniel Marcos / Ayuntamiento de Zaragoza

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Un epidemiólogo me explicó una vez que el hecho de que tengamos cada vez más alergias a más cosas es consecuencia de vivir en un mundo mejor. La higiene, las vacunas y los avances médicos han alargado nuestra esperanza de vida. En el camino se ha resentido el sistema inmune, que no se refuerza con las guarrerías propias de otros tiempos y de otras infancias, haciendo de la primavera un engorro, y de la lactosa o de los melocotones, un veneno, pero todo el mundo coincidirá en que es preferible soportar una alergia que morir de cólera por beber agua no potable. Algo similar sucede con el cáncer, que es una enfermedad asociada al envejecimiento y que, por fuerza, está más extendida en una sociedad cada vez más envejecida: la longevidad debería computar como factor de riesgo. Del mismo modo, cuando se dice (con alarma) que el suicidio es la primera o segunda causa de muerte entre los jóvenes, por detrás o por delante de los accidentes de tráfico, se omite una realidad pasmosa y asombrosa: los jóvenes no mueren, a no ser que se empeñen en matarse. Hace no tanto tiempo, las principales causas de muerte estaban asociadas a bacterias y virus, por no hablar de que una parte considerable de la población moría al nacer o antes de cumplir cinco años.

Como dice Louie C. K. en un monólogo, nos enfadamos porque el avión se retrasa cuarenta minutos y creemos que nuestro día es una mierda sin pararnos a pensar nunca en lo que supone estar sentado en el aire y cruzar el mundo “como un dios griego”, en pocas horas, mediante una tecnología que no comprendemos ni un poco y que, en lo que a los legos respecta, parece magia.

Desde que la cultura obrera desapareció en Europa occidental, la izquierda, huérfana del discurso de clase, se abrazó a la doctrina New Left y se centró en la lucha por los derechos civiles de grupos y minorías

En términos políticos esta actitud produce una banalización y una degradación del debate público que debería preocupar a cualquiera. El escote de una presentadora de televisión puede despertar agrios debates sobre el machismo insoportable de la sociedad y las violencias que sufre la mujer sin que nadie repare en los progresos hacia la igualdad ya conseguidos, lo que lleva a exageraciones y comparaciones ridículas (por ejemplo, equiparando la presión social de las revistas de moda sobre el patrón de belleza con situaciones de brutalidad y sometimiento extremos, invocando el burka, la ablación o la esclavitud de Boko Haram). No hablaré de la épica de pueblo oprimido exhibida desde algunos sectores de la sociedad catalana que, si yo fuera saharaui, negro de Sudáfrica o kurdo, me tomaría personalmente como un insulto.

Si todo es opresivo y cualquier gesto es una agresión, nada lo es. El sufrimiento pierde su significado si no puede cuestionarse ni graduarse. Si una uña rota merece la misma compasión que un brazo amputado, no hay forma de armar una discusión política ni de avanzar en nada. Nos estancamos en monólogos lacrimógenos ante los que sólo se puede asentir o dejar de escuchar.

Desde que la cultura obrera desapareció en Europa occidental, con la colaboración de gobernantes que, como Thatcher o González, se prestaron a reducir a golpes de porra y balazos de goma los últimos focos industriales de sus países, la izquierda, huérfana del discurso de clase, se abrazó a la doctrina New Left y se centró en la lucha por los derechos civiles de grupos y minorías. Lo que era un ideal de transformación ecuménica de la sociedad se atomizó en cientos de resistencias particulares. No es una crítica, sino una constatación, y no cabe duda de que han sido luchas dignas, necesarias, inapelables y exitosas, que han contribuido a mejorar el mundo en su conjunto. Nadie con una mínima sensibilidad democrática puede sostener que el mundo era mejor cuando los gays eran maricones; los gitanos, vagabundos, o las mujeres, sus labores. Son respuestas a discriminaciones y opresiones salvajes y reales que están lejos de ser erradicadas, por más que los avances en algunas de ellas hayan sido casi tan asombrosos como el aislamiento del virus de la viruela o la carrera espacial.

La cruz (las alergias consecuencia de estos logros sociales y políticos) es que, una vez vencidas las grandes batallas, el victimario trata de mantenerse en la anécdota, lo cual no tendría nada de malo en sí mismo si no fuera por su capacidad para eclipsar el debate político y desviar la atención de los problemas sociales realmente existentes.

Un ejemplo de esto ha sucedido en Zaragoza esta semana. El ayuntamiento de Zaragoza en Común ha anunciado una intervención artística sobre los letreros de los baños públicos de las instalaciones municipales, para criticar el “sistema binario de género”. En palabras de la concejala de Igualdad, Arantxa Gracia: “Qué pasa si vas al baño y no te sientes identificado por ningún género del cartel, o si el aseo que te corresponde no encaja con lo que la gente entiende que te corresponde”.

Esto no pasa de una mera intervención artística, muy en la línea reflexiva de muchas corrientes de arte contemporáneo. El problema es que su ámbito de aplicación ha sido un ayuntamiento importante de España y el propio alcalde ha dado visibilidad y soporte a la acción. ¿Qué ha conseguido con ello? Lejos de avanzar en la lucha contra la discriminación de las personas trans, ha introducido un montón de ruido mediático, dando una excusa perfecta a la caverna para solazarse en la estulticia de la izquierda e imposibilitando cualquier debate sobre los verdaderos logros económicos y sociales de los que el Ayuntamiento de Zaragoza (que ha reducido la deuda municipal y ha saneado unas cuentas disparatadas, por ejemplo) sí puede presumir. Tal vez esto refuerce al núcleo duro de votantes, ya convencidos, a los que una reacción furibunda de la derecha da fuerza moral para mantenerse en su postura, pero aleja a la mediocritas, al ciudadano medio, que siente que el alcalde pierde el tiempo con chorradas mientras las aceras se destripan y los autobuses urbanos se rompen y la pobreza se dispara en su barrio. Así se pierden las elecciones, y al perderlas, no vale decir que la prensa estaba en contra, cuando, sabiendo sobradamente la oposición mediática que se sufre, se le ofrece carnaza con tanta frecuencia y prodigalidad.

La reducción de la violencia y la profundización de la democracia son imposibles si sólo te importa tu familia y no eres capaz de ponerte en la piel de personas completamente ajenas y alejadas de ti

El victimismo distorsiona el panorama y hace perder visión de conjunto. Los muñequitos de las puertas de los baños o los señoricos de los semáforos, ¿suponen de verdad un problema digno de atención política? ¿No hay aquí un exceso enorme de paternalismo? ¿Alguien ha dejado de cruzar una calle o de orinar por no sentirse representado por el monigote de turno? Y, si así ha sido, ¿no merecería tal persona una atención psiquiátrica de calidad antes que un cambio de dibujo? Porque yo creo que los políticos, en tanto que gestores del bien común, deberían asegurarnos el acceso a un psiquiatra cuando lo necesitamos, y tal vez los recortes hayan privado de esa especialidad médica a gente que se tiene que conformar con un cambio de rotulación.

Soy pinkeriano, creo en la teoría de los círculos de empatía, según la cual, la cultura avanza en pos de una ampliación de los afectos. Es decir: que te importe lo que le pase a un extraño. La reducción de la violencia y la profundización de la democracia son imposibles si sólo te importa tu familia y no eres capaz de ponerte en la piel de personas completamente ajenas y alejadas de ti. Eso implica a menudo escuchar las llamadas de atención. Los extraños tienen que hacerse visibles, sus problemas tienen que ponerse en la luz pública para que todos los entendamos y contribuyamos a solucionarlos. Pero, en términos políticos, hay que definir qué es un problema y qué no lo es. Hay que jerarquizar y decidir hasta dónde se interviene. Y también hay que hacer cálculos y plantear estrategias y tácticas. Una fuerza política no puede vivir en la ingenuidad de su propia bondad, tiene que anticiparse a los movimientos del adversario y neutralizarlos, no ofrecerle constantemente partes de su cuerpo al descubierto para que las golpee a placer.

Es decir: con mucho esfuerzo (pero mucho, muchísimo, una barbaridad bárbara de esfuerzo), puedo llegar a entender el sufrimiento de alguien que no sabe dónde orinar porque ninguna de las dos puertas de los baños de un bar le “representa”, pero ni siquiera mi empatía justifica una acción política a su favor en un mundo con tantas urgencias y tantas fracturas. Discernir lo importante consiste en tener claro que la obligación de un gobierno es asegurarse de que los baños estén limpios y no sean focos de infección, independientemente de lo que ponga en sus puertas. Como aquel alergólogo me dijo: ¿qué prefieres, estornudar en abril o morir de cólera a los veinte años? Dejemos de preocuparnos por unos cuantos estornudos, no sea que aparezca un brote de cólera mientras nos quejamos del polen.

Un epidemiólogo me explicó una vez que el hecho de que tengamos cada vez más alergias a más cosas es consecuencia de vivir en un mundo mejor. La higiene, las vacunas y los avances médicos han alargado nuestra esperanza de vida. En el camino se ha resentido el sistema inmune, que no se refuerza con las...

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Sergio del Molino

Juntaletras. Autor de 'La mirada de los peces' y 'La España vacía'.

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7 comentario(s)

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  1. Albert

    Tu teoría de los círculos de empatía no la estas llevando a cabo nada bien. Si hubieras pensado un poco te habrías dado cuanta que el problema no es el logo de la puerta, si no la reacción del resto de personas en el baño cuando entras y no les encajas en sus cánones binarios. Hay personas trans que denuncian a ver sido insultadas y expulsadas del baño. La próxima vez que decidas hacer un artículo, infórmate un poco más y ten un poco más de rigor.

    Hace 6 años 5 meses

  2. Tertuliano Sano

    Have you noticed, heroic sharp readers of this newspaper, the ontological scope of the reasons Mr. Mill, have understood its powerful results? Surely yes. But these results are both scope and scale, it is worth highlighting them. It would be a shame, reading the article diagonally, as they desire to do as much, the first lines not perceive it as many sizes and achievements contains. One of these results is that you can make an article more or less anything. You can, for example, start with a joke-perhaps misunderstood, it is most probably a friend epidemiologist and end up talking about the necessary hierarchy of political fighting. One caveat: you write as brainy as we read this should take time items: Mill friend,epidemiologist who was at the beginning of the article, becomes, allergist at the end. How to mobilize for something, whatever, when there are more important causes? Is it, as has our daily, reflect on the question of whether or not 155 allows Rajoy to dissolve the Parliament or the timeliness or not to suppress the independence movement when there is hunger in the world and massacres in Syria? The answer probably is no. It is indelicate, unworthy or insulting to. Rigorous moral debates, the possibility that they can combine several fights, so frequently-that in the real world, as evidenced by the case of Zaragoza- are difficult things we can, from now through the demonstration of the Mill, set aside. But beware,the brilliance of these results should not lead us to ignore what our eyes is even more important: the breath of fresh air representing demonstrate that, taking up any conversation bar and musings that often accompany them, you can be reached post an article in a demanding daily as ctxt.es. I had first acquired knowledge of the work of Mr. Mill reading an interview with him in Le Monde, which gave special significance to the fact that the Spanish anthem was not sing in schools: "Ce qui a permis au nationaliste discours catalan prendre de l'ampleur, c'est aussi l'absence de récit national. The franquiste dictature to nationalisme espagnol du abused. A sa chute, in 1977, une manière d'ancrer the démocratie et de s'opposer à ce passé franquiste tout a été of rejeter symbole patriotique. Dans d'autres pays européens, il est normal drapeaux nationaux des voir dans les rues. Pas en Espagne. On ne chante pas dans les écoles l'hymne. "1 I have no doubt that the Molino know that the Spanish national anthem has no words and therefore even the most fervent patriot will find it very hard and uphill sing. you may not know, however essayist, and it is a pity that the French journalist did not say that France is not customary to sing the Marseillaise in schools or decorate balconies and windows with glorious tricolor banner. the important thing, what we see with this article is not to bother much in verifying the accuracy of what is said or written.The important thing is that what is said has some resonance with themes present in society. This is a result whose scope is strengthened when we read in relation to the requirement that the author says that those who protest or act against injustice not distract us from more important issues injustices waving subaltern. Fortunately, ctxt.es has not distracted us a lot lately of zaragozanos toilets, which allowed us to devote time to important text of the mill, through which we will not lose time with the toilets and cartelitos, which is neither important nor essential. In the interview I mention that the author gave to Le Monde, which resonances, ie, what to say what should be said without verifying too, can be seen, for example, in the usual recourse to Unamuno,and I regret that at the time of democratic transition had not come to his progressive thinking. To quote the great philosopher whom we had gone so greedy to read more during the Transition: "As soon as there was El Salvador movement acaudilla General Franco, I joined him saying that what must be saved in Spain is Western civilization Christian and her national independence, as it is here, in national territory, airing an international war. "2 from Molino is the size of other great thinkers like Elorza, that in the country3 understands praise Coscubielas comparing deputy of the Parliament with lucid Rector of the University of Salamanca. At another point in the interview,refers Mill to the destruction of the Spanish national myths with a hint of nostalgia. "In Catalogne, mais aussi dans l'Espagne entière, toute personne ayant une sensibilite démocratique rejette symboles les et la nationale mythologie espagnols Les mythes fondateurs du pays sont également remise en question. Bref, quarante ans depuis, des générations d'Espagnols is méfient de tout récit national. patriote en Espagne Etre, c'est rare, cela vous à la marge du situe Specter politique. (...) Les mon père grands mythes that to appris comme à l'école témoignages of the imperial grandeur espagnole sont remis en cause. Je pense à ces récits du XIXe siècle, littéraires aux mythes, comme le Cid [chevalier mercenaire, figure of the Reconquest face aux musulmans], mais aussi historiques,comme le religieux catholicisme, les Rois de Castille, the conquête des Amériques, etc., qui par furent exaltés Franco. On ne enseigne les plus, comme ils sont ridicules consider. The qu'ils ont été conséquence est remplacés par des mythes régionaux in Catalogne, in Andalusia, aux Asturies in Galice ... "4 I do not know quite what scientific validity can have this statement and know if there are serious studies that sustain or endorse, but what seems clear is that it resonates with the lament of Garcia Carcel and friends of the Foundation on May 2, Nation and Freedom, who turn to the strange idea of ​​unfairness in history. I'd raised some questions about the matter to professor García Carcel5, who answered telling me he had loved my questions,but he had no time to answer them. By the way, I also wrote to Professor Elorza6 at de Unamuno and Coscubielas, but did not answer. I look forward to future articles of the mill, which will no doubt continue exploring this sui generis and promising vein that leads him to feed both the allergy-or epidemiología- bar as Garcia Carcel and friends of the Foundation two may.

    Hace 6 años 5 meses

  3. Sebastián Nowenstein

    No, Javier, si no es que la idea no sea en sí respetable. El problema es que si se hace un artículo con ella, pues el sufrido lector se espera algo más que una argumentación basada en 1, lo que entendió el autor de lo que le dijo un amigo del que no se aclara dicho autor si es epidemiólogo o alergólogo y 2. en la analogía con lo de los aseos zaragozanos. Si no, pues se expresa la cosa en cuatro líneas, como lo hace usted muy bien en su comentario. Defender la necesidad de jerarquizar los combates es legítimo, pero no lo es el hacerlo sin jerarquizar los argumentos que se emplean o empleando argumentos que no se pueden jerarquizar de lo paupérrimo que son todos. Yo no leo ctxt.es para encontrarme con cosas con las que todos estamos de acuerdo demostradas con gracias o anécdotas de bar. Tampoco para encontrarme con ensayistas que dicen en Le Monde las barbaridades que cuento en mi anterior comentario.

    Hace 6 años 5 meses

  4. Javier G.

    Por variar y hacer un comentario breve y ciñéndome al texto, estoy muy de acuerdo con la idea del artículo. Tendemos a perder, como individuos o sociedad, la proporcionalidad en la importancia de aquello que sentimos como agravios o conquistas por alcanzar (lo cual no es lo mismo que decir que haya que renunciar a ellas, sr. Nowenstein). Pienso que como seres humanos, esto va un poco en nuestra naturaleza, pero el bombardeo constante y deformación que imponen los medios de comunicación no nos ayudan mucho. Más bien nada.

    Hace 6 años 5 meses

  5. Sebastián Nowenstein

    ¿Habéis percibido, heroicos lectores de este agudo diario, el alcance ontológico de las razones del señor del Molino, habéis entendido sus poderosos resultados? Seguramente sí. Pero como son dichos resultados de tanto alcance y envergadura, vale la pena resaltarlos. Sería una pena que, de leer el artículo en diagonal, como dan ganas de hacer, como mucho, las primeras líneas, no percibierais tantos y tamaños logros como contiene. Uno de estos resultados es que se puede hacer un artículo más o menos con cualquier cosa. Se puede, por ejemplo, empezar con una broma -acaso mal entendida, es lo más probable- de un epidemiólogo amigo y terminar hablando de la necesaria jerarquización de los combates políticos. Una advertencia: escribir artículos tan sesudos como este que leemos debe de llevar tiempo: el amigo de del Molino, de epidemiólogo que era al principio del artículo, se vuelve, alergólogo al final del mismo. ¿Cómo movilizarse por algo, lo que sea, cuando hay causas más importantes? ¿Cabe, como lo ha hecho nuestro diario, reflexionar sobre la cuestión de si el 155 permite o no a Rajoy disolver el Parlament o sobre lo oportuno o no de reprimir la movilización independentista cuando hay hambre en el mundo y masacres en Siria? La respuesta, probablemente, sea no. Es indelicado, indigno o insultante hacerlo. Los debates morales rigurosos, la posibilidad de que se puedan aunar varios combates, -es así con frecuencia en el mundo real, como lo demuestra el caso de Zaragoza- son cosas difíciles que podemos, desde ahora y gracias a la demostración de del Molino, dejar de lado. Pero cuidado, lo brillante de estos resultados no debe llevarnos a soslayar lo que a nuestros ojos es todavía más importante: la bocanada de aire fresco que representa el demostrar que, retomando cualquier conversación de bar y las elucubraciones que a menudo las acompañan, se puede llegar a publicar un artículo en un diario tan exigente como ctxt.es. Yo tuve conocimiento por primera vez de los trabajos del señor del Molino leyendo una entrevista suya en Le Monde, en la cual otorgaba un significado particular al hecho de que no se cantase el himno español en las escuelas: « Ce qui a permis au discours nationaliste catalan de prendre de l’ampleur, c’est aussi l’absence de récit national. La dictature franquiste a abusé du nationalisme espagnol. A sa chute, en 1977, une manière d’ancrer la démocratie et de s’opposer à ce passé franquiste a été de rejeter tout symbole patriotique. Dans d’autres pays européens, il est normal de voir des drapeaux nationaux dans les rues. Pas en Espagne. On ne chante pas l’hymne dans les écoles."1 Yo no tengo ninguna duda de que del Molino sepa que el himno español no tiene letra y que, por ende, hasta al más ferviente patriota se le hará muy arduo y cuesta arriba el cantarlo. Quizás no sepa, sin embargo el ensayista, y es una pena que el periodista francés no se lo dijese, que en Francia no es costumbre cantar la Marsellesa en las escuelas o engalanar balcones y ventanas con el glorioso estandarte tricolor. Lo importante, lo que vemos con este artículo, es que no hay que molestarse mucho en verificar la exactitud de lo que se dice o escribe. Lo importante es que lo que se afirma tenga cierta resonancia con temáticas presentes en la sociedad. Es este un resultado cuyo alcance se refuerza cuando lo leemos en relación con la exigencia que manifiesta el autor de que aquellos que protestan o actúan contra la injusticia no nos distraigan de injusticias más importantes agitando cuestiones subalternas. Afortunadamente, ctxt.es no nos ha distraído mucho últimamente de los aseos zaragozanos, lo que nos ha permitido dedicarle tiempo al importante texto de del Molino, gracias al cual no perderemos tiempo con lo de los aseos y sus cartelitos, que no es ni importante ni esencial. En la entrevista que menciono, que el autor concedió a Le Monde, lo de las resonancias, es decir, lo de decir lo que conviene decir sin verificar demasiado, puede percibirse, por ejemplo, en el consabido recurso a Unamuno, y al lamento de que en el momento de la transición democrática no se hubiese acudido a su pensamiento progresista. Citemos al gran filósofo al que hubiésemos salido tan gananciosos de leer más durante la Transición: "Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional."2 Del Molino es de la envergadura de otros grandes pensadores, como Elorza, que, en El País3, entiende elogiar a Coscubielas comparando al diputado del Parlament con el lúcido Rector de la Universidad de Salamanca. En otro momento de la entrevista, se refiere del Molino a la destrucción de los mitos nacionales españoles con un deje de nostalgia: "En Catalogne, mais aussi dans l’Espagne entière, toute personne ayant une sensibilité démocratique rejette les symboles et la mythologie nationale espagnols. Les mythes fondateurs du pays sont également remis en question. Bref, depuis quarante ans, des générations d’Espagnols se méfient de tout récit national. Etre patriote en Espagne, c’est rare, cela vous situe à la marge du spectre politique. (...) Les grands mythes que mon père a appris à l’école comme témoignages de la grandeur impériale espagnole sont remis en cause. Je pense à ces récits du XIXe siècle, aux mythes littéraires, comme le Cid Campeador [chevalier mercenaire, figure de la Reconquista face aux musulmans], mais aussi historiques, comme le catholicisme religieux, les rois de Castille, la conquête des Amériques, etc., qui furent exaltés par Franco. On ne les enseigne plus, ils sont considérés comme ridicules. La conséquence est qu’ils ont été remplacés par des mythes régionaux, en Catalogne, en Andalousie, aux Asturies, en Galice…"4 Yo no sé muy bien qué validez científica puede tener esta afirmación y desconozco si hay estudios serios que la sostengan o avalen, pero lo que me parece claro es que entra ella en resonancia con el lamento de García Carcel y sus amigos de la Fundación dos de mayo, Nación y Libertad, que recurren a la peregrina idea del agravio comparativo en la historia. Yo le planteé algunas preguntas sobre la cuestión al profesor García Carcel5, que me contestó diciendo que le habían encantado mis preguntas, pero que no tenía tiempo de contestar a las mismas. Por cierto, también le escribí al profesor Elorza6 por lo de Unamuno y Coscubielas, pero no me contestó. Espero con impaciencia los futuros artículos de del Molino, que continuarán sin duda explorando esta veta sui generis y prometedora que lo lleva a alimentarse tanto de la alergología -o la epidemiología- de bar como de García Carcel y de sus amigos de la Fundación dos de mayo. 1 http://www.lemonde.fr/idees/article/2017/09/21/l-espagne-en-manque-d-histoire_5189098_3232.html#SxVXmOJdqopSLEVw.99 2 Hablo más de esta gloriosa cita aquí: http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/24/carta-al-diputado-coscubiela-victima-de-los-halagos-de-elorza/ 3. https://politica.elpais.com/politica/2017/09/07/actualidad/1504811820_297650.html 4. Ibid 5. http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/?s=carcel 6. Ibid.

    Hace 6 años 5 meses

  6. Sebastián Nowenstein

    Las notas han desaparecido, así que las pongo aquí: 1 http://www.lemonde.fr/idees/article/2017/09/21/l-espagne-en-manque-d-histoire_5189098_3232.html#SxVXmOJdqopSLEVw.99 2 Hablo más de esta gloriosa cita aquí: http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/24/carta-al-diputado-coscubiela-victima-de-los-halagos-de-elorza/ 3. https://politica.elpais.com/politica/2017/09/07/actualidad/1504811820_297650.html 4. Ibid 5. http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/?s=carcel 6. Ibid.

    Hace 6 años 5 meses

  7. Sebastián Nowenstein

    ¿Habéis percibido, heroicos lectores de este agudo diario, el alcance ontológico de las razones del señor del Molino, habéis entendido sus poderosos resultados? Seguramente sí. Pero como son dichos resultados de tanto alcance y envergadura, vale la pena resaltarlos. Sería una pena que, de leer el artículo en diagonal, como dan ganas de hacer, como mucho, las primeras líneas, no percibierais tantos y tamaños logros como contiene. Uno de estos resultados es que se puede hacer un artículo más o menos con cualquier cosa. Se puede, por ejemplo, empezar con una broma -acaso mal entendida, es lo más probable- de un epidemiólogo amigo y terminar hablando de la necesaria jerarquización de los combates políticos. Una advertencia: escribir artículos tan sesudos como este que leemos debe de llevar tiempo: el amigo de del Molino, de epidemiólogo que era al principio del artículo, se vuelve, alergólogo al final del mismo. ¿Cómo movilizarse por algo, lo que sea, cuando hay causas más importantes? ¿Cabe, como lo ha hecho nuestro diario, reflexionar sobre la cuestión de si el 155 permite o no a Rajoy disolver el Parlament o sobre lo oportuno o no de reprimir la movilización independentista cuando hay hambre en el mundo y masacres en Siria? La respuesta, probablemente, sea no. Es indelicado, indigno o insultante hacerlo. Los debates morales rigurosos, la posibilidad de que se puedan aunar varios combates, -es así con frecuencia en el mundo real, como lo demuestra el caso de Zaragoza- son cosas difíciles que podemos, desde ahora y gracias a la demostración de del Molino, dejar de lado. Pero cuidado, lo brillante de estos resultados no debe llevarnos a soslayar lo que a nuestros ojos es todavía más importante: la bocanada de aire fresco que representa el demostrar que, retomando cualquier conversación de bar y las elucubraciones que a menudo las acompañan, se puede llegar a publicar un artículo en un diario tan exigente como ctxt.es. Yo tuve conocimiento por primera vez de los trabajos del señor del Molino leyendo una entrevista suya en Le Monde, en la cual otorgaba un significado particular al hecho de que no se cantase el himno español en las escuelas: « Ce qui a permis au discours nationaliste catalan de prendre de l’ampleur, c’est aussi l’absence de récit national. La dictature franquiste a abusé du nationalisme espagnol. A sa chute, en 1977, une manière d’ancrer la démocratie et de s’opposer à ce passé franquiste a été de rejeter tout symbole patriotique. Dans d’autres pays européens, il est normal de voir des drapeaux nationaux dans les rues. Pas en Espagne. On ne chante pas l’hymne dans les écoles."1 Yo no tengo ninguna duda de que del Molino sepa que el himno español no tiene letra y que, por ende, hasta al más ferviente patriota se le hará muy arduo y cuesta arriba el cantarlo. Quizás no sepa, sin embargo el ensayista, y es una pena que el periodista francés no se lo dijese, que en Francia no es costumbre cantar la Marsellesa en las escuelas o engalanar balcones y ventanas con el glorioso estandarte tricolor. Lo importante, lo que vemos con este artículo, es que no hay que molestarse mucho en verificar la exactitud de lo que se dice o escribe. Lo importante es que lo que se afirma tenga cierta resonancia con temáticas presentes en la sociedad. Es este un resultado cuyo alcance se refuerza cuando lo leemos en relación con la exigencia que manifiesta el autor de que aquellos que protestan o actúan contra la injusticia no nos distraigan de injusticias más importantes agitando cuestiones subalternas. Afortunadamente, ctxt.es no nos ha distraído mucho últimamente de los aseos zaragozanos, lo que nos ha permitido dedicarle tiempo al importante texto de del Molino, gracias al cual no perderemos tiempo con lo de los aseos y sus cartelitos, que no es ni importante ni esencial. En la entrevista que menciono, que el autor concedió a Le Monde, lo de las resonancias, es decir, lo de decir lo que conviene decir sin verificar demasiado, puede percibirse, por ejemplo, en el consabido recurso a Unamuno, y al lamento de que en el momento de la transición democrática no se hubiese acudido a su pensamiento progresista. Citemos al gran filósofo al que hubiésemos salido tan gananciosos de leer más durante la Transición: "Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional."2 Del Molino es de la envergadura de otros grandes pensadores, como Elorza, que, en El País3, entiende elogiar a Coscubielas comparando al diputado del Parlament con el lúcido Rector de la Universidad de Salamanca. En otro momento de la entrevista, se refiere del Molino a la destrucción de los mitos nacionales españoles con un deje de nostalgia: "En Catalogne, mais aussi dans l’Espagne entière, toute personne ayant une sensibilité démocratique rejette les symboles et la mythologie nationale espagnols. Les mythes fondateurs du pays sont également remis en question. Bref, depuis quarante ans, des générations d’Espagnols se méfient de tout récit national. Etre patriote en Espagne, c’est rare, cela vous situe à la marge du spectre politique. (...) Les grands mythes que mon père a appris à l’école comme témoignages de la grandeur impériale espagnole sont remis en cause. Je pense à ces récits du XIXe siècle, aux mythes littéraires, comme le Cid Campeador [chevalier mercenaire, figure de la Reconquista face aux musulmans], mais aussi historiques, comme le catholicisme religieux, les rois de Castille, la conquête des Amériques, etc., qui furent exaltés par Franco. On ne les enseigne plus, ils sont considérés comme ridicules. La conséquence est qu’ils ont été remplacés par des mythes régionaux, en Catalogne, en Andalousie, aux Asturies, en Galice…"4 Yo no sé muy bien qué validez científica puede tener esta afirmación y desconozco si hay estudios serios que la sostengan o avalen, pero lo que me parece claro es que entra ella en resonancia con el lamento de García Carcel y sus amigos de la Fundación dos de mayo, Nación y Libertad, que recurren a la peregrina idea del agravio comparativo en la historia. Yo le planteé algunas preguntas sobre la cuestión al profesor García Carcel5, que me contestó diciendo que le habían encantado mis preguntas, pero que no tenía tiempo de contestar a las mismas. Por cierto, también le escribí al profesor Elorza6 por lo de Unamuno y Coscubielas, pero no me contestó. Espero con impaciencia los futuros artículos de del Molino, que continuarán sin duda explorando esta veta sui generis y prometedora que lo lleva a alimentarse tanto de la alergología -o la epidemiología- de bar como de García Carcel y de sus amigos de la Fundación dos de mayo.

    Hace 6 años 5 meses

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