1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Sala de despiece

Política de urinario

Si todo es opresivo y cualquier gesto es una agresión, nada lo es. El sufrimiento pierde su significado si no puede cuestionarse ni graduarse

Sergio del Molino 28/10/2017

<p>Imagen de la intervención artística del Ayuntamiento de Zaragoza para el Día Internacional de la Despatologización Trans.</p>

Imagen de la intervención artística del Ayuntamiento de Zaragoza para el Día Internacional de la Despatologización Trans.

Daniel Marcos / Ayuntamiento de Zaragoza

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Un epidemiólogo me explicó una vez que el hecho de que tengamos cada vez más alergias a más cosas es consecuencia de vivir en un mundo mejor. La higiene, las vacunas y los avances médicos han alargado nuestra esperanza de vida. En el camino se ha resentido el sistema inmune, que no se refuerza con las guarrerías propias de otros tiempos y de otras infancias, haciendo de la primavera un engorro, y de la lactosa o de los melocotones, un veneno, pero todo el mundo coincidirá en que es preferible soportar una alergia que morir de cólera por beber agua no potable. Algo similar sucede con el cáncer, que es una enfermedad asociada al envejecimiento y que, por fuerza, está más extendida en una sociedad cada vez más envejecida: la longevidad debería computar como factor de riesgo. Del mismo modo, cuando se dice (con alarma) que el suicidio es la primera o segunda causa de muerte entre los jóvenes, por detrás o por delante de los accidentes de tráfico, se omite una realidad pasmosa y asombrosa: los jóvenes no mueren, a no ser que se empeñen en matarse. Hace no tanto tiempo, las principales causas de muerte estaban asociadas a bacterias y virus, por no hablar de que una parte considerable de la población moría al nacer o antes de cumplir cinco años.

Como dice Louie C. K. en un monólogo, nos enfadamos porque el avión se retrasa cuarenta minutos y creemos que nuestro día es una mierda sin pararnos a pensar nunca en lo que supone estar sentado en el aire y cruzar el mundo “como un dios griego”, en pocas horas, mediante una tecnología que no comprendemos ni un poco y que, en lo que a los legos respecta, parece magia.

Desde que la cultura obrera desapareció en Europa occidental, la izquierda, huérfana del discurso de clase, se abrazó a la doctrina New Left y se centró en la lucha por los derechos civiles de grupos y minorías

En términos políticos esta actitud produce una banalización y una degradación del debate público que debería preocupar a cualquiera. El escote de una presentadora de televisión puede despertar agrios debates sobre el machismo insoportable de la sociedad y las violencias que sufre la mujer sin que nadie repare en los progresos hacia la igualdad ya conseguidos, lo que lleva a exageraciones y comparaciones ridículas (por ejemplo, equiparando la presión social de las revistas de moda sobre el patrón de belleza con situaciones de brutalidad y sometimiento extremos, invocando el burka, la ablación o la esclavitud de Boko Haram). No hablaré de la épica de pueblo oprimido exhibida desde algunos sectores de la sociedad catalana que, si yo fuera saharaui, negro de Sudáfrica o kurdo, me tomaría personalmente como un insulto.

Si todo es opresivo y cualquier gesto es una agresión, nada lo es. El sufrimiento pierde su significado si no puede cuestionarse ni graduarse. Si una uña rota merece la misma compasión que un brazo amputado, no hay forma de armar una discusión política ni de avanzar en nada. Nos estancamos en monólogos lacrimógenos ante los que sólo se puede asentir o dejar de escuchar.

Desde que la cultura obrera desapareció en Europa occidental, con la colaboración de gobernantes que, como Thatcher o González, se prestaron a reducir a golpes de porra y balazos de goma los últimos focos industriales de sus países, la izquierda, huérfana del discurso de clase, se abrazó a la doctrina New Left y se centró en la lucha por los derechos civiles de grupos y minorías. Lo que era un ideal de transformación ecuménica de la sociedad se atomizó en cientos de resistencias particulares. No es una crítica, sino una constatación, y no cabe duda de que han sido luchas dignas, necesarias, inapelables y exitosas, que han contribuido a mejorar el mundo en su conjunto. Nadie con una mínima sensibilidad democrática puede sostener que el mundo era mejor cuando los gays eran maricones; los gitanos, vagabundos, o las mujeres, sus labores. Son respuestas a discriminaciones y opresiones salvajes y reales que están lejos de ser erradicadas, por más que los avances en algunas de ellas hayan sido casi tan asombrosos como el aislamiento del virus de la viruela o la carrera espacial.

La cruz (las alergias consecuencia de estos logros sociales y políticos) es que, una vez vencidas las grandes batallas, el victimario trata de mantenerse en la anécdota, lo cual no tendría nada de malo en sí mismo si no fuera por su capacidad para eclipsar el debate político y desviar la atención de los problemas sociales realmente existentes.

Un ejemplo de esto ha sucedido en Zaragoza esta semana. El ayuntamiento de Zaragoza en Común ha anunciado una intervención artística sobre los letreros de los baños públicos de las instalaciones municipales, para criticar el “sistema binario de género”. En palabras de la concejala de Igualdad, Arantxa Gracia: “Qué pasa si vas al baño y no te sientes identificado por ningún género del cartel, o si el aseo que te corresponde no encaja con lo que la gente entiende que te corresponde”.

Esto no pasa de una mera intervención artística, muy en la línea reflexiva de muchas corrientes de arte contemporáneo. El problema es que su ámbito de aplicación ha sido un ayuntamiento importante de España y el propio alcalde ha dado visibilidad y soporte a la acción. ¿Qué ha conseguido con ello? Lejos de avanzar en la lucha contra la discriminación de las personas trans, ha introducido un montón de ruido mediático, dando una excusa perfecta a la caverna para solazarse en la estulticia de la izquierda e imposibilitando cualquier debate sobre los verdaderos logros económicos y sociales de los que el Ayuntamiento de Zaragoza (que ha reducido la deuda municipal y ha saneado unas cuentas disparatadas, por ejemplo) sí puede presumir. Tal vez esto refuerce al núcleo duro de votantes, ya convencidos, a los que una reacción furibunda de la derecha da fuerza moral para mantenerse en su postura, pero aleja a la mediocritas, al ciudadano medio, que siente que el alcalde pierde el tiempo con chorradas mientras las aceras se destripan y los autobuses urbanos se rompen y la pobreza se dispara en su barrio. Así se pierden las elecciones, y al perderlas, no vale decir que la prensa estaba en contra, cuando, sabiendo sobradamente la oposición mediática que se sufre, se le ofrece carnaza con tanta frecuencia y prodigalidad.

La reducción de la violencia y la profundización de la democracia son imposibles si sólo te importa tu familia y no eres capaz de ponerte en la piel de personas completamente ajenas y alejadas de ti

El victimismo distorsiona el panorama y hace perder visión de conjunto. Los muñequitos de las puertas de los baños o los señoricos de los semáforos, ¿suponen de verdad un problema digno de atención política? ¿No hay aquí un exceso enorme de paternalismo? ¿Alguien ha dejado de cruzar una calle o de orinar por no sentirse representado por el monigote de turno? Y, si así ha sido, ¿no merecería tal persona una atención psiquiátrica de calidad antes que un cambio de dibujo? Porque yo creo que los políticos, en tanto que gestores del bien común, deberían asegurarnos el acceso a un psiquiatra cuando lo necesitamos, y tal vez los recortes hayan privado de esa especialidad médica a gente que se tiene que conformar con un cambio de rotulación.

Soy pinkeriano, creo en la teoría de los círculos de empatía, según la cual, la cultura avanza en pos de una ampliación de los afectos. Es decir: que te importe lo que le pase a un extraño. La reducción de la violencia y la profundización de la democracia son imposibles si sólo te importa tu familia y no eres capaz de ponerte en la piel de personas completamente ajenas y alejadas de ti. Eso implica a menudo escuchar las llamadas de atención. Los extraños tienen que hacerse visibles, sus problemas tienen que ponerse en la luz pública para que todos los entendamos y contribuyamos a solucionarlos. Pero, en términos políticos, hay que definir qué es un problema y qué no lo es. Hay que jerarquizar y decidir hasta dónde se interviene. Y también hay que hacer cálculos y plantear estrategias y tácticas. Una fuerza política no puede vivir en la ingenuidad de su propia bondad, tiene que anticiparse a los movimientos del adversario y neutralizarlos, no ofrecerle constantemente partes de su cuerpo al descubierto para que las golpee a placer.

Es decir: con mucho esfuerzo (pero mucho, muchísimo, una barbaridad bárbara de esfuerzo), puedo llegar a entender el sufrimiento de alguien que no sabe dónde orinar porque ninguna de las dos puertas de los baños de un bar le “representa”, pero ni siquiera mi empatía justifica una acción política a su favor en un mundo con tantas urgencias y tantas fracturas. Discernir lo importante consiste en tener claro que la obligación de un gobierno es asegurarse de que los baños estén limpios y no sean focos de infección, independientemente de lo que ponga en sus puertas. Como aquel alergólogo me dijo: ¿qué prefieres, estornudar en abril o morir de cólera a los veinte años? Dejemos de preocuparnos por unos cuantos estornudos, no sea que aparezca un brote de cólera mientras nos quejamos del polen.

Un epidemiólogo me explicó una vez que el hecho de que tengamos cada vez más alergias a más cosas es consecuencia de vivir en un mundo mejor. La higiene, las vacunas y los avances médicos han alargado nuestra esperanza de vida. En el camino se ha resentido el sistema inmune, que no se refuerza con las...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Sergio del Molino

Juntaletras. Autor de 'La mirada de los peces' y 'La España vacía'.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

7 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Albert

    Tu teoría de los círculos de empatía no la estas llevando a cabo nada bien. Si hubieras pensado un poco te habrías dado cuanta que el problema no es el logo de la puerta, si no la reacción del resto de personas en el baño cuando entras y no les encajas en sus cánones binarios. Hay personas trans que denuncian a ver sido insultadas y expulsadas del baño. La próxima vez que decidas hacer un artículo, infórmate un poco más y ten un poco más de rigor.

    Hace 7 años

  2. Tertuliano Sano

    Have you noticed, heroic sharp readers of this newspaper, the ontological scope of the reasons Mr. Mill, have understood its powerful results? Surely yes. But these results are both scope and scale, it is worth highlighting them. It would be a shame, reading the article diagonally, as they desire to do as much, the first lines not perceive it as many sizes and achievements contains. One of these results is that you can make an article more or less anything. You can, for example, start with a joke-perhaps misunderstood, it is most probably a friend epidemiologist and end up talking about the necessary hierarchy of political fighting. One caveat: you write as brainy as we read this should take time items: Mill friend,epidemiologist who was at the beginning of the article, becomes, allergist at the end. How to mobilize for something, whatever, when there are more important causes? Is it, as has our daily, reflect on the question of whether or not 155 allows Rajoy to dissolve the Parliament or the timeliness or not to suppress the independence movement when there is hunger in the world and massacres in Syria? The answer probably is no. It is indelicate, unworthy or insulting to. Rigorous moral debates, the possibility that they can combine several fights, so frequently-that in the real world, as evidenced by the case of Zaragoza- are difficult things we can, from now through the demonstration of the Mill, set aside. But beware,the brilliance of these results should not lead us to ignore what our eyes is even more important: the breath of fresh air representing demonstrate that, taking up any conversation bar and musings that often accompany them, you can be reached post an article in a demanding daily as ctxt.es. I had first acquired knowledge of the work of Mr. Mill reading an interview with him in Le Monde, which gave special significance to the fact that the Spanish anthem was not sing in schools: "Ce qui a permis au nationaliste discours catalan prendre de l'ampleur, c'est aussi l'absence de récit national. The franquiste dictature to nationalisme espagnol du abused. A sa chute, in 1977, une manière d'ancrer the démocratie et de s'opposer à ce passé franquiste tout a été of rejeter symbole patriotique. Dans d'autres pays européens, il est normal drapeaux nationaux des voir dans les rues. Pas en Espagne. On ne chante pas dans les écoles l'hymne. "1 I have no doubt that the Molino know that the Spanish national anthem has no words and therefore even the most fervent patriot will find it very hard and uphill sing. you may not know, however essayist, and it is a pity that the French journalist did not say that France is not customary to sing the Marseillaise in schools or decorate balconies and windows with glorious tricolor banner. the important thing, what we see with this article is not to bother much in verifying the accuracy of what is said or written.The important thing is that what is said has some resonance with themes present in society. This is a result whose scope is strengthened when we read in relation to the requirement that the author says that those who protest or act against injustice not distract us from more important issues injustices waving subaltern. Fortunately, ctxt.es has not distracted us a lot lately of zaragozanos toilets, which allowed us to devote time to important text of the mill, through which we will not lose time with the toilets and cartelitos, which is neither important nor essential. In the interview I mention that the author gave to Le Monde, which resonances, ie, what to say what should be said without verifying too, can be seen, for example, in the usual recourse to Unamuno,and I regret that at the time of democratic transition had not come to his progressive thinking. To quote the great philosopher whom we had gone so greedy to read more during the Transition: "As soon as there was El Salvador movement acaudilla General Franco, I joined him saying that what must be saved in Spain is Western civilization Christian and her national independence, as it is here, in national territory, airing an international war. "2 from Molino is the size of other great thinkers like Elorza, that in the country3 understands praise Coscubielas comparing deputy of the Parliament with lucid Rector of the University of Salamanca. At another point in the interview,refers Mill to the destruction of the Spanish national myths with a hint of nostalgia. "In Catalogne, mais aussi dans l'Espagne entière, toute personne ayant une sensibilite démocratique rejette symboles les et la nationale mythologie espagnols Les mythes fondateurs du pays sont également remise en question. Bref, quarante ans depuis, des générations d'Espagnols is méfient de tout récit national. patriote en Espagne Etre, c'est rare, cela vous à la marge du situe Specter politique. (...) Les mon père grands mythes that to appris comme à l'école témoignages of the imperial grandeur espagnole sont remis en cause. Je pense à ces récits du XIXe siècle, littéraires aux mythes, comme le Cid [chevalier mercenaire, figure of the Reconquest face aux musulmans], mais aussi historiques,comme le religieux catholicisme, les Rois de Castille, the conquête des Amériques, etc., qui par furent exaltés Franco. On ne enseigne les plus, comme ils sont ridicules consider. The qu'ils ont été conséquence est remplacés par des mythes régionaux in Catalogne, in Andalusia, aux Asturies in Galice ... "4 I do not know quite what scientific validity can have this statement and know if there are serious studies that sustain or endorse, but what seems clear is that it resonates with the lament of Garcia Carcel and friends of the Foundation on May 2, Nation and Freedom, who turn to the strange idea of ​​unfairness in history. I'd raised some questions about the matter to professor García Carcel5, who answered telling me he had loved my questions,but he had no time to answer them. By the way, I also wrote to Professor Elorza6 at de Unamuno and Coscubielas, but did not answer. I look forward to future articles of the mill, which will no doubt continue exploring this sui generis and promising vein that leads him to feed both the allergy-or epidemiología- bar as Garcia Carcel and friends of the Foundation two may.

    Hace 7 años

  3. Sebastián Nowenstein

    No, Javier, si no es que la idea no sea en sí respetable. El problema es que si se hace un artículo con ella, pues el sufrido lector se espera algo más que una argumentación basada en 1, lo que entendió el autor de lo que le dijo un amigo del que no se aclara dicho autor si es epidemiólogo o alergólogo y 2. en la analogía con lo de los aseos zaragozanos. Si no, pues se expresa la cosa en cuatro líneas, como lo hace usted muy bien en su comentario. Defender la necesidad de jerarquizar los combates es legítimo, pero no lo es el hacerlo sin jerarquizar los argumentos que se emplean o empleando argumentos que no se pueden jerarquizar de lo paupérrimo que son todos. Yo no leo ctxt.es para encontrarme con cosas con las que todos estamos de acuerdo demostradas con gracias o anécdotas de bar. Tampoco para encontrarme con ensayistas que dicen en Le Monde las barbaridades que cuento en mi anterior comentario.

    Hace 7 años

  4. Javier G.

    Por variar y hacer un comentario breve y ciñéndome al texto, estoy muy de acuerdo con la idea del artículo. Tendemos a perder, como individuos o sociedad, la proporcionalidad en la importancia de aquello que sentimos como agravios o conquistas por alcanzar (lo cual no es lo mismo que decir que haya que renunciar a ellas, sr. Nowenstein). Pienso que como seres humanos, esto va un poco en nuestra naturaleza, pero el bombardeo constante y deformación que imponen los medios de comunicación no nos ayudan mucho. Más bien nada.

    Hace 7 años

  5. Sebastián Nowenstein

    ¿Habéis percibido, heroicos lectores de este agudo diario, el alcance ontológico de las razones del señor del Molino, habéis entendido sus poderosos resultados? Seguramente sí. Pero como son dichos resultados de tanto alcance y envergadura, vale la pena resaltarlos. Sería una pena que, de leer el artículo en diagonal, como dan ganas de hacer, como mucho, las primeras líneas, no percibierais tantos y tamaños logros como contiene. Uno de estos resultados es que se puede hacer un artículo más o menos con cualquier cosa. Se puede, por ejemplo, empezar con una broma -acaso mal entendida, es lo más probable- de un epidemiólogo amigo y terminar hablando de la necesaria jerarquización de los combates políticos. Una advertencia: escribir artículos tan sesudos como este que leemos debe de llevar tiempo: el amigo de del Molino, de epidemiólogo que era al principio del artículo, se vuelve, alergólogo al final del mismo. ¿Cómo movilizarse por algo, lo que sea, cuando hay causas más importantes? ¿Cabe, como lo ha hecho nuestro diario, reflexionar sobre la cuestión de si el 155 permite o no a Rajoy disolver el Parlament o sobre lo oportuno o no de reprimir la movilización independentista cuando hay hambre en el mundo y masacres en Siria? La respuesta, probablemente, sea no. Es indelicado, indigno o insultante hacerlo. Los debates morales rigurosos, la posibilidad de que se puedan aunar varios combates, -es así con frecuencia en el mundo real, como lo demuestra el caso de Zaragoza- son cosas difíciles que podemos, desde ahora y gracias a la demostración de del Molino, dejar de lado. Pero cuidado, lo brillante de estos resultados no debe llevarnos a soslayar lo que a nuestros ojos es todavía más importante: la bocanada de aire fresco que representa el demostrar que, retomando cualquier conversación de bar y las elucubraciones que a menudo las acompañan, se puede llegar a publicar un artículo en un diario tan exigente como ctxt.es. Yo tuve conocimiento por primera vez de los trabajos del señor del Molino leyendo una entrevista suya en Le Monde, en la cual otorgaba un significado particular al hecho de que no se cantase el himno español en las escuelas: « Ce qui a permis au discours nationaliste catalan de prendre de l’ampleur, c’est aussi l’absence de récit national. La dictature franquiste a abusé du nationalisme espagnol. A sa chute, en 1977, une manière d’ancrer la démocratie et de s’opposer à ce passé franquiste a été de rejeter tout symbole patriotique. Dans d’autres pays européens, il est normal de voir des drapeaux nationaux dans les rues. Pas en Espagne. On ne chante pas l’hymne dans les écoles."1 Yo no tengo ninguna duda de que del Molino sepa que el himno español no tiene letra y que, por ende, hasta al más ferviente patriota se le hará muy arduo y cuesta arriba el cantarlo. Quizás no sepa, sin embargo el ensayista, y es una pena que el periodista francés no se lo dijese, que en Francia no es costumbre cantar la Marsellesa en las escuelas o engalanar balcones y ventanas con el glorioso estandarte tricolor. Lo importante, lo que vemos con este artículo, es que no hay que molestarse mucho en verificar la exactitud de lo que se dice o escribe. Lo importante es que lo que se afirma tenga cierta resonancia con temáticas presentes en la sociedad. Es este un resultado cuyo alcance se refuerza cuando lo leemos en relación con la exigencia que manifiesta el autor de que aquellos que protestan o actúan contra la injusticia no nos distraigan de injusticias más importantes agitando cuestiones subalternas. Afortunadamente, ctxt.es no nos ha distraído mucho últimamente de los aseos zaragozanos, lo que nos ha permitido dedicarle tiempo al importante texto de del Molino, gracias al cual no perderemos tiempo con lo de los aseos y sus cartelitos, que no es ni importante ni esencial. En la entrevista que menciono, que el autor concedió a Le Monde, lo de las resonancias, es decir, lo de decir lo que conviene decir sin verificar demasiado, puede percibirse, por ejemplo, en el consabido recurso a Unamuno, y al lamento de que en el momento de la transición democrática no se hubiese acudido a su pensamiento progresista. Citemos al gran filósofo al que hubiésemos salido tan gananciosos de leer más durante la Transición: "Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional."2 Del Molino es de la envergadura de otros grandes pensadores, como Elorza, que, en El País3, entiende elogiar a Coscubielas comparando al diputado del Parlament con el lúcido Rector de la Universidad de Salamanca. En otro momento de la entrevista, se refiere del Molino a la destrucción de los mitos nacionales españoles con un deje de nostalgia: "En Catalogne, mais aussi dans l’Espagne entière, toute personne ayant une sensibilité démocratique rejette les symboles et la mythologie nationale espagnols. Les mythes fondateurs du pays sont également remis en question. Bref, depuis quarante ans, des générations d’Espagnols se méfient de tout récit national. Etre patriote en Espagne, c’est rare, cela vous situe à la marge du spectre politique. (...) Les grands mythes que mon père a appris à l’école comme témoignages de la grandeur impériale espagnole sont remis en cause. Je pense à ces récits du XIXe siècle, aux mythes littéraires, comme le Cid Campeador [chevalier mercenaire, figure de la Reconquista face aux musulmans], mais aussi historiques, comme le catholicisme religieux, les rois de Castille, la conquête des Amériques, etc., qui furent exaltés par Franco. On ne les enseigne plus, ils sont considérés comme ridicules. La conséquence est qu’ils ont été remplacés par des mythes régionaux, en Catalogne, en Andalousie, aux Asturies, en Galice…"4 Yo no sé muy bien qué validez científica puede tener esta afirmación y desconozco si hay estudios serios que la sostengan o avalen, pero lo que me parece claro es que entra ella en resonancia con el lamento de García Carcel y sus amigos de la Fundación dos de mayo, Nación y Libertad, que recurren a la peregrina idea del agravio comparativo en la historia. Yo le planteé algunas preguntas sobre la cuestión al profesor García Carcel5, que me contestó diciendo que le habían encantado mis preguntas, pero que no tenía tiempo de contestar a las mismas. Por cierto, también le escribí al profesor Elorza6 por lo de Unamuno y Coscubielas, pero no me contestó. Espero con impaciencia los futuros artículos de del Molino, que continuarán sin duda explorando esta veta sui generis y prometedora que lo lleva a alimentarse tanto de la alergología -o la epidemiología- de bar como de García Carcel y de sus amigos de la Fundación dos de mayo. 1 http://www.lemonde.fr/idees/article/2017/09/21/l-espagne-en-manque-d-histoire_5189098_3232.html#SxVXmOJdqopSLEVw.99 2 Hablo más de esta gloriosa cita aquí: http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/24/carta-al-diputado-coscubiela-victima-de-los-halagos-de-elorza/ 3. https://politica.elpais.com/politica/2017/09/07/actualidad/1504811820_297650.html 4. Ibid 5. http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/?s=carcel 6. Ibid.

    Hace 7 años

  6. Sebastián Nowenstein

    Las notas han desaparecido, así que las pongo aquí: 1 http://www.lemonde.fr/idees/article/2017/09/21/l-espagne-en-manque-d-histoire_5189098_3232.html#SxVXmOJdqopSLEVw.99 2 Hablo más de esta gloriosa cita aquí: http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/24/carta-al-diputado-coscubiela-victima-de-los-halagos-de-elorza/ 3. https://politica.elpais.com/politica/2017/09/07/actualidad/1504811820_297650.html 4. Ibid 5. http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/?s=carcel 6. Ibid.

    Hace 7 años

  7. Sebastián Nowenstein

    ¿Habéis percibido, heroicos lectores de este agudo diario, el alcance ontológico de las razones del señor del Molino, habéis entendido sus poderosos resultados? Seguramente sí. Pero como son dichos resultados de tanto alcance y envergadura, vale la pena resaltarlos. Sería una pena que, de leer el artículo en diagonal, como dan ganas de hacer, como mucho, las primeras líneas, no percibierais tantos y tamaños logros como contiene. Uno de estos resultados es que se puede hacer un artículo más o menos con cualquier cosa. Se puede, por ejemplo, empezar con una broma -acaso mal entendida, es lo más probable- de un epidemiólogo amigo y terminar hablando de la necesaria jerarquización de los combates políticos. Una advertencia: escribir artículos tan sesudos como este que leemos debe de llevar tiempo: el amigo de del Molino, de epidemiólogo que era al principio del artículo, se vuelve, alergólogo al final del mismo. ¿Cómo movilizarse por algo, lo que sea, cuando hay causas más importantes? ¿Cabe, como lo ha hecho nuestro diario, reflexionar sobre la cuestión de si el 155 permite o no a Rajoy disolver el Parlament o sobre lo oportuno o no de reprimir la movilización independentista cuando hay hambre en el mundo y masacres en Siria? La respuesta, probablemente, sea no. Es indelicado, indigno o insultante hacerlo. Los debates morales rigurosos, la posibilidad de que se puedan aunar varios combates, -es así con frecuencia en el mundo real, como lo demuestra el caso de Zaragoza- son cosas difíciles que podemos, desde ahora y gracias a la demostración de del Molino, dejar de lado. Pero cuidado, lo brillante de estos resultados no debe llevarnos a soslayar lo que a nuestros ojos es todavía más importante: la bocanada de aire fresco que representa el demostrar que, retomando cualquier conversación de bar y las elucubraciones que a menudo las acompañan, se puede llegar a publicar un artículo en un diario tan exigente como ctxt.es. Yo tuve conocimiento por primera vez de los trabajos del señor del Molino leyendo una entrevista suya en Le Monde, en la cual otorgaba un significado particular al hecho de que no se cantase el himno español en las escuelas: « Ce qui a permis au discours nationaliste catalan de prendre de l’ampleur, c’est aussi l’absence de récit national. La dictature franquiste a abusé du nationalisme espagnol. A sa chute, en 1977, une manière d’ancrer la démocratie et de s’opposer à ce passé franquiste a été de rejeter tout symbole patriotique. Dans d’autres pays européens, il est normal de voir des drapeaux nationaux dans les rues. Pas en Espagne. On ne chante pas l’hymne dans les écoles."1 Yo no tengo ninguna duda de que del Molino sepa que el himno español no tiene letra y que, por ende, hasta al más ferviente patriota se le hará muy arduo y cuesta arriba el cantarlo. Quizás no sepa, sin embargo el ensayista, y es una pena que el periodista francés no se lo dijese, que en Francia no es costumbre cantar la Marsellesa en las escuelas o engalanar balcones y ventanas con el glorioso estandarte tricolor. Lo importante, lo que vemos con este artículo, es que no hay que molestarse mucho en verificar la exactitud de lo que se dice o escribe. Lo importante es que lo que se afirma tenga cierta resonancia con temáticas presentes en la sociedad. Es este un resultado cuyo alcance se refuerza cuando lo leemos en relación con la exigencia que manifiesta el autor de que aquellos que protestan o actúan contra la injusticia no nos distraigan de injusticias más importantes agitando cuestiones subalternas. Afortunadamente, ctxt.es no nos ha distraído mucho últimamente de los aseos zaragozanos, lo que nos ha permitido dedicarle tiempo al importante texto de del Molino, gracias al cual no perderemos tiempo con lo de los aseos y sus cartelitos, que no es ni importante ni esencial. En la entrevista que menciono, que el autor concedió a Le Monde, lo de las resonancias, es decir, lo de decir lo que conviene decir sin verificar demasiado, puede percibirse, por ejemplo, en el consabido recurso a Unamuno, y al lamento de que en el momento de la transición democrática no se hubiese acudido a su pensamiento progresista. Citemos al gran filósofo al que hubiésemos salido tan gananciosos de leer más durante la Transición: "Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional."2 Del Molino es de la envergadura de otros grandes pensadores, como Elorza, que, en El País3, entiende elogiar a Coscubielas comparando al diputado del Parlament con el lúcido Rector de la Universidad de Salamanca. En otro momento de la entrevista, se refiere del Molino a la destrucción de los mitos nacionales españoles con un deje de nostalgia: "En Catalogne, mais aussi dans l’Espagne entière, toute personne ayant une sensibilité démocratique rejette les symboles et la mythologie nationale espagnols. Les mythes fondateurs du pays sont également remis en question. Bref, depuis quarante ans, des générations d’Espagnols se méfient de tout récit national. Etre patriote en Espagne, c’est rare, cela vous situe à la marge du spectre politique. (...) Les grands mythes que mon père a appris à l’école comme témoignages de la grandeur impériale espagnole sont remis en cause. Je pense à ces récits du XIXe siècle, aux mythes littéraires, comme le Cid Campeador [chevalier mercenaire, figure de la Reconquista face aux musulmans], mais aussi historiques, comme le catholicisme religieux, les rois de Castille, la conquête des Amériques, etc., qui furent exaltés par Franco. On ne les enseigne plus, ils sont considérés comme ridicules. La conséquence est qu’ils ont été remplacés par des mythes régionaux, en Catalogne, en Andalousie, aux Asturies, en Galice…"4 Yo no sé muy bien qué validez científica puede tener esta afirmación y desconozco si hay estudios serios que la sostengan o avalen, pero lo que me parece claro es que entra ella en resonancia con el lamento de García Carcel y sus amigos de la Fundación dos de mayo, Nación y Libertad, que recurren a la peregrina idea del agravio comparativo en la historia. Yo le planteé algunas preguntas sobre la cuestión al profesor García Carcel5, que me contestó diciendo que le habían encantado mis preguntas, pero que no tenía tiempo de contestar a las mismas. Por cierto, también le escribí al profesor Elorza6 por lo de Unamuno y Coscubielas, pero no me contestó. Espero con impaciencia los futuros artículos de del Molino, que continuarán sin duda explorando esta veta sui generis y prometedora que lo lleva a alimentarse tanto de la alergología -o la epidemiología- de bar como de García Carcel y de sus amigos de la Fundación dos de mayo.

    Hace 7 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí