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Móviles, ordenadores, impresoras, lavavajillas… cada vez son más los aparatos electrónicos que utilizamos en nuestro día a día y que se amontonan en vertederos dañando el medioambiente y la salud de las personas. La denominada “basura electrónica” es el tipo de residuos que más rápido crece y aúna aparatos eléctricos y electrónicos o “AEE”: todos los aparatos que para funcionar debidamente necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos, y los aparatos necesarios para generar, transmitir y medir tales corrientes y campos.
El reciente estudio de la ONU El Monitor global de la basura electrónica 2017, señala que el volumen de basura electrónica ha aumentado en todo el mundo un 8 % entre 2014 y 2016. De hecho, tal y como se recoge en el documento, “en 2016 se generaron 44,7 millones de toneladas de basura electrónica, el equivalente a 4.500 Torres Eiffel”. Esta acumulación de residuos supone, aparte de un terrible riesgo para el medioambiente, un peligro para la salud cuando se trata inadecuadamente ya que este tipo de aparatos están fabricados con “componentes peligrosos”, como el plomo o el mercurio, “que contaminan aire, agua y tierra, poniendo en riesgo la salud de las personas”. El informe denuncia que, en 2016, el 76 % de los aparatos desechados fue a parar a vertederos o incineradoras, cuando lo correcto es llevar el dispositivo a la tienda en la que se va a comprar un nuevo aparato para que se hagan cargo allí o llevarlo a un punto limpio.
En cuanto al tipo de dispositivos, el informe afirma que los equipos pequeños (de aspiradoras a microondas, radiocasetes o juguetes electrónicos) fueron los más comunes (16,8 millones de toneladas), seguidos por los grandes aparatos con 9,2 millones de toneladas, equipos de frío y calor (7,6 millones), pantallas (6,6) y equipos de comunicaciones pequeños (móviles, tabletas, etc), con 3,9 millones de toneladas.
A pesar de estos datos, Europa es el continente con una tasa de reciclado más elevada (35%), claramente por delante de América (17%), Asia (15%) y Oceanía (6%), (en la clasificación no se incluye a África por falta de datos fidedignos). Lo preocupante es que el informe augura un fuerte incremento de la basura electrónica en los próximos años, con un aumento del 17% para 2021 y una subida per cápita hasta los 6,8 kilos. (actualmente se sitúa en los 5,5 kilos)
Aunque en este estudio no se dan datos de España, en 2015 el Countering WEEE Illegal Trade, con el apoyo de la UE realizó un informe que señalaba que cerca del 60% de la basura electrónica que se genera acaba en paradero desconocido. Dichos datos situaban a España entre los países europeos con más chatarra electrónica fuera de control, sólo superado por Chipre y Rumanía.
El informe de la ONU destaca, además de la importancia de reciclar los dispositivos para que estos se utilicen hasta el final de su vida, la necesidad de un compromiso por parte de los productores para aumentar la eficiencia de los dispositivos electrónicos y reducir las emisiones.
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