Tribuna
¿Ha muerto el eje izquierda-derecha en Catalunya?
No situar en el centro del debate la desigualdad o ignorar la confrontación izquierda derecha permite que disputen el espacio político proyectos de restauración revestidos de renovación e impugnación
David Cid 4/02/2018
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Las recientes elecciones en Catalunya con la doble victoria de Ciudadanos y Junts per Catalunya han provocado un claro giro en la correlación de fuerzas en el Parlament hacia posiciones conservadoras y de derechas. Sin embargo, sería un grave error considerar al grueso de votantes tanto de Ciudadanos o de Junts per Catalunya como gente de derechas.
En una sociedad como la catalana que, en las encuestas de opinión como la realizada por el Centre d’Estudis d’Opinió, se define como de centro izquierda, es evidente que esto ha sido posible por el marco en el que se han producido las elecciones. Estas han pivotado sobre un plebiscito alrededor de la relación de Catalunya-España, la aplicación del 155, el encarcelamiento de miembros del Gobierno catalán, y sobre la declaración unilateral de independencia y la posibilidad de continuar por ese camino.
Es cierto, como expresa bien María Corrales, compañera de Catalunya en Comú, en un reciente artículo en CTXT, que los votos tanto de Junts per Catalunya como de Ciudadanos han sido un voto de impugnación. Una respuesta de los olvidados. Una impugnación al gobierno del PP y a sus medidas, en el caso de Puigdemont y los suyos, y una impugnación al mainstream catalán, a la Catalunya oficial, en el caso de Arrimadas.
El voto a Catalunya en Comú debe ser también un voto de impugnación. Y lo debe ser a lo que son dos caras de la misma moneda, ciertamente con una correlación de fuerza claramente del lado del Estado y del Gobierno Rajoy, pero de impugnación a propuestas políticas que obvian, ocultan y ningunean problemas tan graves como la desigualdad, la precariedad, las graves dificultades para pagar el alquileres de miles de familias ante una nueva burbuja de precios, la contaminación y el cambio climático, la grave situación de la sanidad pública y la precariedad de las y los profesionales sanitarios, entre algunos de las urgencias que el nuevo gobierno debe afrontar, más allá del debate de nombres y mecanismos para elegir presidente.
El “procés” y el “antiprocés” están olvidando a miles de personas y sus problemas concretos.
A su vez debemos explicar sin complejos nuestra propuesta de relación entre Catalunya y España, y hacerlo a la ofensiva. Una Catalunya con más y mejor autogobierno y mejor financiación, con una relación bilateral con el Estado español, que debe ser auténticamente federal reconociendo su plurinacionalidad y la singularidad de Catalunya como ya hace con el País Vasco y Navarra. En definitiva, Catalunya como motor de cambio de España, de un verdadero estado federal. España será federal o no será.
Pero ser una propuesta de impugnación y de cambio en España no es suficiente. ¿Debemos renunciar a situar el eje izquierda-derecha en el centro de la política catalana? A mi modo de ver sería un error.
El “procés” y el “antiprocés” están olvidando a miles de personas y sus problemas concretos.
Son muchas las voces que consideran que el eje izquierda-derecha es el pasado, un cosa “viejuna” y poco sexy políticamente. No solo desde las filas neoliberales y conservadoras, claramente interesadas en ello, sino también desde propuestas transformadoras y de emancipación. Ciertamente pocas etiquetas están tan desgastadas como esta.
No seré yo quien niegue el acierto del relato de Podemos en su nacimiento hace ya hace cuatro años:, los de abajo versus los de arriba, la impugnación del bipartidismo y la confrontación contra la casta corrupta.
Pero la brecha abierta en el bipartidismo sin situar a su vez en el centro la desigualdad o la confrontación en el eje izquierda derecha permite que disputen el espacio proyectos de restauración revestidos de renovación e impugnación. Ciudadanos en España, pero también Grillo en Italia, con un discurso racista, o Macron en Francia, recortando derechos laborales y atacando al sindicalismo.
Solo desde las etiquetas no se va a conseguir nada. Pero si Junts per Catalunya y Ciudadanos son los máximos interesados en situar el debate en el marco nacional, en afirmar que no son ni de derechas ni de izquierdas, no deberíamos renunciar a dar esa batalla.
¿Si todos los proyectos conservadores, liberales y de extrema derecha en Europa coinciden en explicar que el debate izquierda-derecha es el pasado debemos nosotros obviarlo?
No tiene sentido repetir mil veces izquierda y derecha, pero sí que tenemos que conseguir que el debate político se sitúe en ese eje
Si Junts per Catalunya reniega de CDC y Pdcat no solo por la corrupción, sino por camuflar su proyecto político, no creo que sea un acierto contribuir a ello, cuando en la sala de máquinas de Pugidemont se sienta una buena parte del equipo de David Madí, y Jordi Turull, cara visible de CDC en la Comisión de investigación del caso Palau, parece llamado a altas responsabilidades en esta nueva etapa.
Debemos por tanto desplegar una agenda de cambio con políticas concretas que sitúen en el centro del debate la lucha contra la desigualdad, la defensa del medio ambiente o la lucha contra la violencia de género.
Y también debemos hacerlo con nuevos conceptos, y nuevos mensajes. No tiene sentido repetir mil veces izquierda y derecha, pero sí que tenemos que conseguir que el debate político se sitúe en ese eje, lo llamemos como lo llamemos.
En definitiva debemos trabajar para que la gente tenga como principales prioridades la mejora de sus propias condiciones de vida y la de nuestras vecinas y vecinos. Esta debe ser la gran batalla de las elecciones municipales del 2019. Las ciudades y pueblos, primero. Nuestros vecinos y vecinas, primero.
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David Cid esdiputado de Catalunya en Comú-Podem y coordinador nacional de ICV.
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