El hacha
Antoine, no fueron cuatro, fueron cinco
Griezmann empezó la temporada ausente, pero ahora se está redimiendo con creces. Ha dado un paso al frente.
Rubén Uría 2/03/2018
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Antoine Griezmann no marcó cuatro goles al Leganés, sino cinco. Su quinto tanto llegó nada más rubricar una actuación espectacular, en los micrófonos de los medios de comunicación: “Me he podido equivocar en lo que haya dicho, pero nunca me he equivocado dentro del campo. Me equivoqué en mandar callar a la afición, pero ojalá tenga su cariño hasta el final”. Que el francés estuvo desafortunado en verano, es una verdad como un templo. Que su gesto –cargado de razón porque seguía instrucciones de su entrenador de guardar la pelota– mandando callar a un sector de la grada sobraba, es otro hecho. Que Antoine comenzó la temporada ausente, desconocido y por momentos, apático, es cierto. Tanto, como que Griezmann se está redimiendo de todo eso, con creces, dentro y fuera del campo. Clase y talento siempre ha tenido, alma de gregario para trabajar y sacrificarse en beneficio del equipo, también.
Habrá aficionados que no perdonen a Griezmann por sus palabras del verano, incluso por mandar callar a un sector del público, habrá quien crea que esa esa una afrenta pública que nunca debió existir. Y habrá quien sepa comprender que las personas se equivocan, que les honra reconocerlo cuando eso ha sucedido, y que sepan interiorizar que, como dijo Simeone, los problemas de familia se resuelven en la familia. El grupo le necesita, le quiere y le arropa. Y su entrenador, que sabe lo que aporta a este equipo, tiene meridianamente claro que, hasta que siga perteneciendo a esta familia, le va a defender a muerte. Una auténtica lástima para los que consideran que el Atleti debe ser siempre la casa de los líos y el bucle infinito del eterno conflicto. Para ellos, las palabras de Griezmann fueron la peor noticia de la noche. Para los atléticos, en cambio, las palabras de Antoine fueron el quinto gol de la noche. Si Griezmann se pregunta qué puede hacer él por el Atleti y no qué puede hacer el Atleti por él, nadie va a escatimarle un ápice de cariño. Nadie.
Con hechos y palabras, es innegable que Antoine Griezmann ha dado un paso al frente. En un Atleti con denominación de origen made in Simeone, el galo se ha liberado para ofrecer su mejor versión. Se siente más participativo, más feliz, menos tenso. Más liberado. Y en libertad, indetectable para las defensas contrarias, demasiado ocupadas con frenar la tormenta llamada Diego Costa, Antoine se torna letal. Si toca entre líneas mejora cada ataque, si parte en velocidad al espacio entra como cuchillo en mantequilla y si se asocia con Koke, demuestra una finura de artista. El puzle del Cholo, que se quedará hasta junio con apenas 17 jugadores de campo y dos porteros –a la propiedad parece no importarle demasiado, pero recen lo que sepan para que no haya una plaga de lesiones o varias sanciones–, empieza a ser de altos vuelos.
Las piezas encajan: las alas vuelven a desplegarse para dar amplitud –lo de Filipe Luis es impresionante–, Thomas saca la escoba para barrer, Saúl es un martillo pilón, Koke empieza a recuperar el buen tono, Diego Costa intimida y fija a la zaga contraria y Antoine es, en ese menú degustación, la guinda del pastel. Queda un mundo por delante y aunque ya saben que a Simeone no le gusta levantar la vista del partido a partido, y bien que hace, si este ecosistema perdura en el tiempo, al Atleti le espera un gran final de temporada. Con Antoine desencadenado, el Atleti vuela. Siguiente estación, Barcelona. La casa del mejor de todos los tiempos, Messi. Allí irá el Atleti con toda la humildad del mundo y con la voracidad intacta.
A este equipo le ha pasado de todo, ha tenido que jugar tres partidos fuera porque su campo no estaba listo, ha estrenado una casa nueva, ha sufrido una sanción FIFA que le impidió inscribir sus fichajes, ha sufrido una plaga de lesiones terrible, ha tenido que esperar 25 jornadas para que le pitasen un penalti a favor, se ha comido dos palos bestiales en forma de eliminación en Copa y en Champions y ahora, sobrevive con apenas 17 jugadores de campo. Y el Atleti sigue ahí. Han dicho que este es un equipo violento, que practica el antifútbol, que es muy feo porque gana de pelota parada y que aburre a las ovejas porque, por lo visto, está prohibido ganar 1-0. Pero el Atleti sigue ahí. Irá al Camp Nou, para morir o matar, pero siempre de pie.
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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