Desde comienzos del milenio, y pese a la congelación de los precios en los últimos años, la inflación se ha hecho notar en todos los ámbitos del consumo diario. Sin embargo, las diferencias son notables entre los distintos bienes y servicios, incluidos aquellos que son básicos en el Estado de bienestar. Esto es lo que se desprende de los datos que ha publicado recientemente Eurostat. Según el portal estadístico, desde el año 2000 los precios de la educación –que incluyen los servicios de todos los niveles formativos– han crecido un 78,5% en España, cerca de 36 puntos más que el crecimiento general del IPC (42,85%) en el mismo periodo.

Una tendencia que también se ha repetido en la Unión Europea, incluso de forma más pronunciada. Si bien el aumento del HICP general –Índice Armonizado de Precios al Consumo, el indicador comunitario que usa Eurostat para medir la inflación de los precios sobre bienes y servicios– fue menor en el conjunto de los Estados miembro (36,5%) que en España, el precio de la educación a nivel comunitario se disparó en los últimos 17 años hasta registrar un crecimiento superior al 90%.

A nivel detallado, solo el alcohol y el tabaco han experimentado una subida más acentuada en sus precios, pero con una diferencia importante: mientras que en España el IPC de estos productos creció un 120%, en el conjunto de la UE lo hizo un 92%. Es decir, prácticamente al mismo nivel que la educación. Eurostat tiene en cuenta todos los grados formativos a la hora de evaluar y medir los precios de los servicios en este ámbito: educación infantil, primaria, secundaria y superior. 

Otros países del entorno que también han sufrido aumentos de precios en la educación, aunque de forma menos pronunciada que en nuestro país, son Francia (58,1%), Alemania (39,8%) o Italia (38%). Rumania (297,3%), Reino Unido (256,4%) y Bulgaria (214,5%) fueron, por el lado contrario, los países con mayor inflación en este ámbito.

En España, otros bienes y servicios cuyo precio ha aumento significativamente desde el año 2000 son aquellos asociados a la vivienda (principalmente alquileres y suministros), con un crecimiento del 63,5%; la comida y las bebidas no alcohólicas, que aumentaron el 52,9%; y el transporte y el combustible, con el 46,1%. Por el lado contrario destacan las telecomunicaciones, que han ido abaratando sus precios hasta situarse por debajo de lo que marcaban a comienzos del milenio. En España han descendido un 21,8%, mientras que en la UE lo hicieron solo una décima menos.

El importante aumento del IPC de los servicios educativos en los últimos años ha venido acompañado de un descenso muy importante del gasto público como porcentaje del PIB en este ámbito, que pasó de representar cerca del 5% en 2009 a apenas el 4,25% en 2016. Esto, unido a otros circunstancias como el encarecimiento de las tasas universitarias ha desembocado en que, por ejemplo, el gasto de las familias en educación haya crecido cerca del 45% entre los años 2006 y 2016.