Operación Triunfo, que se emitía después de Cárdenas, nos puso a los de Twitter y a los de Instagram a ver la tele. Una tele en abierto, quiero decir. Una tele pública. La de toda la vida.

Los hijos pródigos volvimos a la televisión gracias a un programa protagonizado por gente de nuestra edad y condición, un programa que nos está dejando cosas muy necesarias. Marina, concursante bisexual, besando en prime time a su novio trans. Amaia defendiendo sinceramente el derecho de las chicas a ir sin depilar, y predicando con el ejemplo. Multitud de reflexiones sobre el género y la sexualidad. Raoul y Agoney, dos hombres, interpretando una canción de amor.

La semana pasada, en Operación Triunfo, los concursantes María y Miki cantaron una canción de Mecano, Quédate en Madrid. La letra dice: “Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez”. María dijo que la expresión era homófoba, que no se sentía cómoda con ella. Su compañero Miki aceptó su tesis, no sin cierta cautela. Finalmente, José María Cano, autor de la canción, se negó a que se cambiara el término. Los concursantes lo aceptaron con una educación que da hasta rabia. La directora de la academia les dio las gracias por su reflexión.

La vanguardia tuitera quiso convertir el asunto en un conflicto generacional. Horror. El marco “conflicto generacional” es tóxico y da mucha pereza.

Hay unos cuantos señores que piensan que los jóvenes somos niñitas que se ofenden por mariconadas. No tenemos huevos. Nos faltan dos hostias. Ese es el núcleo del supuesto conflicto generacional. Bob Pop entiende la sutil violencia de la palabra “mariconez” en la canción de Mecano y no es millennial. Los chicos de Pantomima Full critican a los “ofendiditos”, y son millennials.

En fin, tampoco es la primera vez que en Operación Triunfo se fuerza a los concursantes a cantar algo con lo que manifiestan no estar cómodos. Aitana y Ana Guerra se agobiaron bastante cuando se les asignó la canción Chico malo para competir por representar a España en Eurovisión. Aunque siempre dijeron que la canción les gustaba y apoyaban su mensaje, ninguna de las dos quería dedicarse al reggaetón, y tenían miedo de quedar encasilladas en este género.

Pese a ello, entendieron que debían cantar la canción y se limitaron a proponer, de forma tímida, un cambio mínimo: eliminar las dos palabras en inglés. Solo les dejaron quitar una. La otra “era la gracia de la canción”, porque “así es como se habla en América Latina”. Lo aceptaron.

Un día, mientras los concursantes desayunaban, la directora Noemí Galera y el profesor Manu Guix irrumpieron en la cocina con cara de pocos amigos y empezaron a increpar a Aitana y Ana por expresar sus dudas sobre la canción. “Mostrad respeto por lo que se os ha dado”, exigió Guix. Galera dijo que llevaba un cabreo monumental. “Lo que seguramente lo va a petar este verano en las terrazas va a ser esto, y a quien se va a escuchar seguramente en las terrazas va a ser a vosotras dos”, vaticinó la directora de la academia. “Eso es lo que me asusta”, respondió Aitana, que tenía miedo de quedar vinculada a un género con el que no se sentía identificada.

“Si Universal, Televisión Española, Gestmusic, compositores internacionales… todo el equipo considera que esta canción es muy buena opción para que vosotras dos la hagáis, que acabáis de salir del huevo de vuestra casa y tenéis 18 años y no tenéis ni puta idea de la industria musical, creo que como mínimo deberíais confiar en nosotros”, soltó Galera, furiosa.

“Tened cuidado con cómo decís las cosas, porque se os puede interpretar una soberbia que es de guantazo”, sentenció Manu Guix. Y aquí ya se perdió tu game.

Aitana acabó llorando. Después se justificó por llorar.

Lo malo no sólo triunfó en las terrazas en verano, sino que inspiró multitud de pancartas en las manifestaciones del 8 de marzo. Aitana y Ana ya han grabado un remix. Las intérpretes del himno del empoderamiento femenino fueron obligadas a ello en un principio. Sin concesiones. Delante de nuestras narices.

El año pasado, Operación Triunfo censuró el tema Mayores de Becky G. Pidieron a la joven estrella estadounidense que, en su actuación en el programa, eliminara la parte del estribillo que dice así: “A mí me gustan más grandes, que no me quepan en la boca, los besos que quiera darme y que me vuelva loca”. Becky G la sustituyó por “a mí me gustan más grandes, que con un beso en la boca me hagan volar en el aire y me vuelvan loca”. El motivo, según Gestmusic, es que el programa tiene una redifusión en horario infantil. En ese horario se admiten mariconeces, pero no dobles sentidos.

Becky G, que también fue censurada en Telecinco, atribuyó el incidente al machismo de la industria. “Si hubiese sido yo hombre nadie habría dicho nada”, dijo la intérprete, que argumentó que está mal visto que una mujer exprese su deseo sexual. “Nadie puede decirme lo que me hace sentir sexy”, reivindicó. 

“A mí me gustan mayores, de esos que llaman señores, de los que te abren la puerta y te mandan flores”, canta Becky G. El tema, que ha llegado a considerarse feminista, fue compuesto por Jorge Fonseca, Mario Cáceres, Patrick Ingunza, Alexander Castillo, Servando Primera y Benito Martínez (Bad Bunny). 

El viernes, la Puma, que me quiere mucho, quiso quitarle importancia al penúltimo de mis fracasos. “Lo que pasa, tía” me dijo, “es que tú no eres del sistema, tú eres antisistema”.

Recordé sus palabras al día siguiente, mientras me dirigía a un concierto de Izal, Zahara y compañía con motivo del 40 aniversario de la Constitución española. 

Después del concierto, nos fuimos a comer unos tacos y le contamos a Bea que Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, y Nacho Vegas, cantautor anticapitalista, son pareja [si han roto lo ponéis en pasado]. Y que ella antes tuvo un rollo con el Jabois. Se le quedó la misma carita que se nos queda a todos. 

Esa cara también representa a nuestra generación.